Capítulo 8 : Desconfianza
Cuando Marie subió, lo primero que vio fue a Kaiba en el suelo, alertandola por completo y, despertando algo dentro suyo que no sabía que tenía, un aura salvaje e iracunda la transformó por completo y, eso era algo que no iba a calmar hasta ver a Amelda rogando pod piedad.
-¡Si tan solo no hubieras aparecido, Marie y yo seríamos felices! ¡Me quitaste a mi hermano y ahora a Marie, lo pagarás!- gritó el pelirrojo, fuera de si, pero, solo vio como la mirada del castaño se dirigió hacia alguien, ni siquiera se quiso girar, sabía quién era.
-Dejalo en paz, ahora.- dijo, con una voz amenazante y tenebrosa, mientras su poder salía a la luz.
-¿Y qué harás, Marie?- preguntó Amelda, girando su cabeza hacia ella.
La rubia lanzó una bomba de humo repentinamente, pensando que le había dado ventaja al enemigo, cuando era todo lo contrario, cuando menos se dio cuenta, el oji gris habíz caído al suelo, estando semincosciente debido al golpe que recibió por la patada de la oji negra.
-Ya me cansé de tus trucos, tengamos un duelo, ahora.- dijo, mientras se demostraba su otra cara de la moneda, la Marie que nunca había salido a la luz, ahora estaba en su máximo esplendor mientras una voz en su cabeza le repetía una y otra vez las mismas palabras
"Si lo pierdo a él, lo pierdo todo"
-Je, eso era lo que planeaba tener contra él, pero, si quieres dañar más a tu querido "stupid rich boy", acepto.- dijo, insinuando su derrota, cuando lo que no sabía es que, en menos de lo que pensaba él iba a ser el que iba a caer.
Los dos se alejaron, mientras los dos preparaban sus discos de duelo, y, Anderson sentía la adrenalina surgir de ella, un sentimiento que ya era característico en estas situaciones.
-Kaiba, porfavor, no te preocupes por mí... - dijo, mientras su mirada se veía vulnerable, a punto de llorar mientras una pequeña sonrisa de "estaré bien" se formaba en su rostro, una vida llena de mentiras era basicamente sonreire y fingir ante todos, pero, con el oji azul, eso le resultaba una tarea titánica y, sabía que aun así él no se iba a creer nada antes de verlo ante sus ojos.
-Las damas primero- dijo con algo de sorna Amelda, mientras una sonrisa de superioridad se formaba en su rostro.
-Bien, entonces invoco a "Marie la caída" en posición de ataque y, además, pongo dos cartas boca abajo- dijo, mientras intentaba recordar cómo era la deck de su adversario -termino mi turno.-
Marie la caída
ATK : 1700
DEF : 1200
-Mi turno, ¡robo! Invoco a "guerrero de rescate" en posición de ataque y, además le equipo "poder de los guardianes" -
-¡No tan rápido Amelda, activo tifón y lo utilizo para deshacerme de "poder de los guardines! Esto, además me hace poder convocar desde mi mano a "mago de la ilusión oscura" en posición de ataque- dijo, mientras dejaba a los dos hombres en el avión atónitos, aunque, ella sabía que el caos estaba a punto de llegar, algo dentro suyo se lo decía.
Guerrero de rescate :
ATK : 1600
DEF : 1700
Mago de la ilusión oscura :
ATK : 2100
DEF : 2500
-¡Vamos Marie!- exclamó de repente una voz en la habitación y,ese era Mokuba. La rubia por un momento lo miró, dándole una mirada de "tú no deberías estar aquí" mientras que, una sonrisa se producía en su rostro.
-Mi turno, ¡robo! Lo siento por lo que voy a hacer Kaiba, pero, es necesario...- dijo, en lo que pudo haber sido un susurro, mientras levataba la carta en su mano -el efecto de mi mounstruo se activa, otorgándome 200 LP. Y, además, activo la barrera de oricalcos...- dijo, mientras colocaba lentamente la carta alejaos, ahora...- dijo, mientras un dolor intenso en la cabeza hace que casi se caiga el suelo, ella se está excediendo y, lo sabe, pero, ahora mismo no quiere saber sus límites, solo quiere saber sus límites por el amor que le tiene...
Marie la caída :
ATK : 2700
DEF : 2200
Mago de la ilusión oscura :
ATK : 3100
DEF : 3500
-¿¡Por qué tus mounstruos subieron otros 500 de atk?!- gritó Amelda, iracundo, mientras veía tan solo una posibilidad.
-Porque, debido a que hay otra piedra de los oricalcos cercana a mí, gracias a mi poder puedo controlar las mentes de los usuarios de diferentes formas y, esta es una de ellas...- dijo, lentamente, mientras intentaba recomponerse
-Marie, no...- dijo Seto, mientras observaba aquella piedra brillar en su bolsillo, mientras Mokuba se quedaba atónito y con miedo por la rubia al mismo tiempo, ella no podía controlar aquello. Y, menos con un jet el cual se podía caer en algún momento, haciendo que Mokuba corriera hacia el rescate de eso, pero, parecía colapsado...
-Kaiba, no te preocupes de mí, porfavor, sé lo que hago...- dijo, mientras intentaba sonreír, eso no funcionaba para él, no le valía, ella estaba sufriendo,sus mentiras no podían verse cuando estaba junto al castaño, ella era un libro abierto para él.
-Marie, no intentes engañarme, sabes que no funciona, para.- dijo, mientras un nudo se le formaba en la garganta, ella se veía tan débil y vulnerable, algo en dentro suyo le gritaba que fuera hacia ella, pero, esa maldita barrera lo impedía y, toda la situación parecía descontrolarse por minutos.
-No voy a parar, esto será nuestra victoria...- dijo, mientras pasaba a su Battle Phase, la cual no funcionó como ella quería.
Las cosas cada vez se descontrolaron más, llevando a Anderson a estar acorralada, Amelda le había negado el poder tener magias en el campo y, sabía que en cualquier momento las de trampa serían las siguientes si tan solo pudiera tenee una carta en su mano...
Ella cada turno le costaba más moverse o siquiera pensar, aún cuando las magias fueron negadas, parte de la barrera siguió estando gracias a la otra piedra, algo lo cual hizo que la culpa inundara por dentro a Seto. Él estaba siendo el causante del sufrimiento de Marie, y, de todas formas, las cosas no se solucionaban, el pelirrojo estaba dispuesto a matarse.
Pero, entonces, en un momento, al castaño se le ocurrió una estrategia la cual no tenía que ver con las cartas si no, que esta vez su arma serían las palabras.
-Por tu culpa tu hermano está muerto- cuando Amelda escuchó esas palabras, entró en furia total, intentando destruir aquella barrera, Marie solo pudo verlo atónita ante las palabras recién pronunciadas, pero, ni siquiera dijo nada, estaba más concentrada en no caerse al suelo.
Y, después de aquello, la rubia pudo aprovechar el estado de su contrincante para al menos intentad ganar y, así lo hizo y, justamente consiguieron llegar sanos y salvos.
Y, sin siquiera pensárselo dos veces, el castaño fue corriendo al rescate de la contraria, la cual se cayó al suelo con una lágrima recorriendo su rostro, mientras su cuerpo temblaba. Acababa de robarle el alma su ex...
-Yo, simplemente, lo maté...- dijo, mientras unos brazos la sujetaban, aunque, sus vociferos y susurros no duraron mucho, no antes de colapsar en los brazos del contrario, en los cuales, rapidamente se acomodó inconscientemente, habían deseado tanto ese contacto...
Aún cuando ella se veía devastada y, rota de alguna forma, ella seguía viéndose hermosa ante los ojos del contrario. Como una figura de cristal la cual tratas con todo el cuidado posible.
Pero, lo que no se esperó es que fuera lo recibieran los amigos de Yugi y el mismo "Yugi" aunque, él ya no estaba presente de alguna forma...
En lo primero que se fijaron fue en quien llevaba en brazos, mientras que, su nueva amiga, Hikari, comenzaba a llorar, ni ella supo el por qué, si de la impotencia, de la tristeza o, felicidad.
-Hikari, ¿estás bien?- preguntó Anzu, girándose hacia ella, mientras que los otros solo miraban al castaño con asombro, cargando a una de las integrantes de Doma en sus brazos, sin siquiera molestia en su rostro...
Pero, lo peor para la pelirroja fue ver el cuerpo de su hermano el cual, no parecía vivo.
-No, no estoy bien...- dijo, totalmente sincera, mientras la ira llenaba su ser.
-Así que tú supuestamente fuiste la mejor amiga de Marie...- dijo Kaiba, notandose el rencor hacia ella, de alguna u otra forma, ella tuvo la culpa de que Anderson tuviera que escapar y esconderse por semanas de todos.
Pero, juró que, esta era la última vez que se le iba a escapar de las manos la rubia...
O eso creía...
-Señorita Rosalie, encontramos el paradero de su hija.-
-Perfecto, traedla cuanto antes posible...
Esa niña, no sabe lo que te espera.-
Continuará...
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