Capítulo 10 : Busca y captura

Por un momento, todo se quedó en un silencio sepulcral, hasta que por un sollozo de Hikari ese silencio se rompió, comprendía el dolor que estaba pasando Kaiba de alguna forma, perder a Anderson dos veces era algo lo cual sabía que le estaba rompiendo el corazón en pedazos.

-Ella solía hacer esto todo el tiempo...- dijo, mientras las lágrimas escapaban de sus ojos.
-Pero, siempre dolía igual...-

Ella intentó acercarse al contrario, para al menos darle ánimos pero, él ni siquiera la miró, simplemente, se fue...

-¡Kaiba, espera!- exclamó Yami, corriendo hacia él. -Tenemos que hacer esto en equipo, no te puedes ir así porque sí. Además, ella es de Doma, ¿o es que si acaso no recuerdas?- dijo él, con algo de furia.

-Si no entendeís a Marie, es mejor que no digáis cosas de ella.- dijo el castaño, mientras era seguido por Mokuba.

-Yo sí que la entiendo y, debo decir que, aún cuando ella no esté aquí, debemos seguir unidos...- dijo Hikari, mientras bajaba su mirada.

-¿Enserio crees que me voy a creer tus palabras? Marie estuvo viviendo en la calle por tu culpa.- dijo Seto, mientras se giraba a verla a la cara.

La pelirroja se quedó paralizada por un momento, mientras se le hacía un nudo en la garganta.

"Si hubiera sabido eso,¿hubiera hecho lo que hice?" Se preguntó a sí misma, mientras la culpa la abrumaba.

-Yo, lo siento...- dijo, mientras bajaba la mirada.

-Un "lo siento" no arreglará nada, Hikari.- dijo el castaño, con odio dirigido hacia la chica.

Pero, una alerta hizo que, todo dejara de importar, alguien había logrado destruir su corporación y él iba a pararla, le daba igual el supuesto Yugi en estos momentos.
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-¡Que sea la última vez que te vas sin mi permiso!- gritó Rosalie, mientras Marie yacía en el suelo, con varias heridas ya de por sí en su cuerpo. -¡No sabes cuanto dinero me hiciste perder, niña insolente!- gritó con odio, mientras la levantaba por el cabello mientras Anderson lloraba.

-¡Yo solo quería ser libre!- gritó, mientras cerraba los ojos, esperando el impacto del suelo en sus rodillas, el cual no tardó en llegar.

-Pues que esas ideas se te vayan quitando de la cabeza...- dijo Rosalie, mientras abandonaba la habitación, dejándola a oscuras.

Y, ahí fue cuando la rubia se desplomó en el suelo, notando como esa pequeña esperanza de ser libre por fin se esfumaba de su mente, todos los momentos que vivieron juntos ahora solo serán, eso, momentos los cuales por mucho que intente olvidar sabe que su mente no lo hará y, sobretodo su corazón tampoco lo podrá hacer.

Hasta que, vio un edificio en llamas, reconociendolo a través de la ventana, mientras la preocupación subía en su ser, algo estaba pasando ahí dentro y lo sabía, el caos abundaba la ciudad, los mounstruos corrían por todas partes y, ella tenía que ayudarlos, por muy culpable que se sintiera porque dentro de ella sabía que todo eso era su culpa, debía de hacerlo.

Además, Mai, Varon y Raphael no iban a quedarse de brazos cruzados y sabía que estaban cerca.

Así que, suspirando pesadamente, se puso su capucha de color morado sobre la cabeza, mientras se envolvía en una capa de color igualmente morado oscuro y, simplemente, saltó.

Debido a sus hilos, pudo amortiguar la caída, dándose cuenta de que, por su espalda también podrían salir, aún cuando se sintió doloroso de alguna forma,parecía haber comenzado a controlar sus poderes mejor de lo que pensó.

Corrió rápido, obviando un grito de su madrastra el cual casi le perfora un tímpano, no había tiempo de pensar, no quería, aún cuando su estado debe de ser desastroso a muchos niveles, ahora mismo, eso le da completamente igual, cuando su mente se centra en tan solo una cosa, es imposible quitársela de la cabeza.

Hasta que, vio explotarla pero, al ver como dos personas aterrizaban, fue suficiente calma como para saber que estaban bien, intentó ir corriendo hacia ellos, hasta que, una cabellera de color marrón conocida para ella la agarraba, tumbandola al suelo.

-¡Suéltame!- gritó, pataleando, por la fuerza supo que no se equivocaba, ese era sin duda alguna, Varon.

-Chicos, la tengo- dijo a través de un intercomunicador, del cual brotaron la voz de Mai y Raphael, mierda...

-¡Eh, tú!- gritó una voz a sus espaldas, intentó girarse a verlo, pero, por mucho que lo intentara no podía y, por mucho que intentara utilizar su magia, no funcionaba, debido a que sus manos estaban con un fuerte agarre que le impedí mover por completo sus manos.

-Déjala en paz, ahora.- gritó otra vez la misma voz, la cual parecía pertenecer a un hombre, el cual se acercaba a paso tranquilo hacia ellos. -El problema es entre tú y yo, no metas a Anderson en esto...- y, cuando lo tuvo cerca, lo supo, era ni más ni menos que Jounouchi(o eso pensó).

-¿Por qué estás aquí?- preguntó algo furiosa la rubia, mientras enarcaba una ceja. -Pensé que no os agradaba...- dijo, bajando los ojos hacia el pavimento.

-Porque si no Kaiba nos partirá el cuello a todos.- dijo el rubio, dejándola atónita, mientras un sonrojo se formaba en su rostro.

-Ahg, está bien, la suelto, pero, con una condición : si antes de que termine nuestra lucha viene alguno de mis compañeros, nada podrá hacer nada para que le roben su alma.- dijo Varon, mientras veía como Marie tomaba una bocanada de aire. -Y ni siquiera intentes escaparte, Marie- dijo, mientras la chica se quedaba sin opciones, aún cuando sus hilos eran útiles, controlar una sola mente la desgastaba por completo y, teniendo a tres personas yendo a por ella, era su fin.

¿Así es como ella iba a terminar? Sola, sin nadie a su lado que la quisiera, mientras alguien seguramente llore por horas...

-Con tan solo activar alguna de tus cosas, podré robar tu alma al instante, ¿entendiste?- dijo el pelicastaño ahora, tenían ese poder por parte de Dartz, debido a que se le había considerado como alguien peligroso y una traidora en toda regla.

-¿Así es como tratáis a vuestros amigos, como simples objetos que creéis poder desechar?- dijo Katsuya, mientras le hervía la sangre la actitud que ellos parecían tener a quienes ellos llamaron compañeros o siquiera amigos.

-No lo entenderías, Jounouchi y, ahora, ¡que comience el duelo!- gritó, mientras su disco de duelo se activaba, y, Anderson solo sabía que, daba igual lo que hicieran, ella estaba acabada de cualquier modo, no quedaba otra, haber luchado tanto no había servido de nada.

-Neh, Katsuya-kun, dile a Seto que lo amo, porfavor...- dijo con una sonrisa dulce en el rostro la chica, mientras las lágrimas comenzaban a caer de su rostro, mostrando su lado más sincero y, ahí fue cuando el oji marrón notó como ella no parecía ser tan malvada ni despiadada, quizás aquello solo era una fachada.

Quizás el amor que le tenía Kaiba hacia la chica estaba justificado, haciéndole recordar a Mai, el como él pareció ser el único que la entendía.

Mai...

Ella era algo que simplementese fue y volvió peor que nunca y, aún se juraba dentro suyo que la salvaría de esta horrenda organización que tanto daño hizo.

Y, quizás por primera vez en su vida, entendió la motivación del castaño por encontrarla...

Continuará...

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