4. Pareja ideal
Jotaro despertó en aquella fresca mañana, con su mirada recorriendo su habitación, sin buscar nada en particular. Con poco ánimo, se levantó, tomó una ducha y se vistió con sus ropas habituales.
Desayunó lo que le había preparado su madre, mientras ésta, con el comportamiento de siempre, lo saludaba y apapachaba con mucho cariño.
Luego de terminar con la comida, salió de casa, y tras caminar un tramo pequeño, se encontró al pelirrojo.
—Kakyoin, hola, no sabía que estarías aquí.
—Pasé a buscarte para que luego no digas que solo salgo con Reimi. Buenos días, ¿Cómo estás? —el joven pelirrojo le sonrió amistosamente, mientras comenzaba a caminar a su lado.
—Supongo que bien, ¿y tú?—preguntó el más alto de los dos.
—Bien, aunque con un poco de sueño —reía —y aburrido de la escuela. Lo único que quiero es salir de vacaciones y jugar todo el día mis videojuegos
—Lo sé, también estoy harto de ir a clases. Hoy será el día del proyecto sorpresa, ¿Crees que nos encargarán algo estúpido? —preguntó con una sonrisa hacia el nipón de flequillo largo.
—Siempre lo es —reía —no entiendo por qué le dicen "proyecto sorpresa" si nos avisan antes que habrá uno. Pero cuando estemos en la universidad estas cosas no van a pasar, sólo nos queda este año para aguantar —sonreía.
—Al fin —Jotaro simuló que se limpiaba gotas de sudor de la frente, sonriéndole al pelirrojo de vuelta. Su mirada se cruzó con la de Noriaki, y no pudo evitar mantener el contacto con el menor, pero desvió los ojos, mirando hacia el frente — no puedo esperar a terminar el curso —dijo con emoción.
—¿Seguirás siendo mi amigo aunque salgamos de la escuela, Jotaro? —preguntó con preocupación. No quería de ninguna forma perder contacto con aquel chico que tanto amaba.
Jotaro sonrió de nuevo para el menor, posando una mano en su hombro con confianza. Su mirada se llenó de calidez, estaba preocupado por el futuro profesional y personal que le deparaba, pero de algo estaba 100% seguro, y era de su amistad con Kakyoin
—¡Pero claro que seguiré siendo tu amigo!— afirmó sin dudarlo.
—Más te vale —le dijo sonriente el de ojos violeta —no sé si soportaría perder tu amistad — confesó, deteniendo su paso y mirando hacia abajo.
Jotaro también se detuvo tan pronto vio a su amigo hacerlo. Su mirada nuevamente se centró en el rostro del menor, con un brillo cálido en sus ojos.
A decir verdad, y ahora que lo veía con más detenimiento, las facciones del pelirrojo eran preciosas, aquellas líneas afiladas que componían su cara eran sumamente lindas si lo pensaba con cuidado.
—Yo tampoco lo soportaría, Noriaki... —musitó. Eran contadas las veces que Jotaro le decía así a su amigo, y ni notó que lo dijo en voz alta en ese momento.
«Noriaki». Jotaro no acostumbraba llamarlo por su nombre, y más por instinto que por decisión propia, puso una mano en el hombro del contrario, acercándose milímetro a milímetro, sobre aquellos labios que anhelaba besar hacía años.
—Jotaro... —susurró, sin propósito —yo...
Ambos jóvenes se encontraban a pasos de la escuela, por lo que al oír la campana de entrada, Jotaro despertó de aquel trance. Al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, sólo se ruborizó casi al tono del cabello de su amigo y dijo de forma apresurada "debemos ir al salón".
El pelirrojo por su parte, agitó la cabeza levemente, saliendo de aquel vicio que generaban los ojos de color pertenecientes a Jotaro Kujo. Desvío la mirada, sintiendo sus mejillas arder con un calor abrasador.
—¡Hola chicos! —escucharon por parte de una voz femenina. Se trataba de Reimi quien saludó sonriente como siempre, acercándose al pelirrojo primero —mi amor, buenos días.
—Oh, hola Reimi, buenos días —antes de saludar a Reimi con un beso en la mejilla, le lanzó una mirada incómoda al pelinegro, pues sabía que a éste no le agradaba mucho la pelirosa.
—¿Y mi beso de buenos días? —preguntó ella como una niña, indicando sus labios como punto al que quería que su novio le prestara atención.
—Oh, cierto, estoy algo distraído... —Kakyoin tomó a la chica curvilínea por la barbilla y le dejó un beso en los labios, sonriendo con calidez —Reimi, esta tarde la pasaré con Jotaro, tenemos algo que investigar para la clase de geografía de las tardes, ya sabes, para mejorar nuestro rendimiento en clases. Siento no poder estar contigo hoy, querida.
—Pero pensé que saldríamos a dar una vuelta hoy —respondió la pelirosa algo triste—ya habíamos quedado ayer.
—Kakyoin, está bien, si prefieres dejamos lo de geografía para otro día —dijo Jotaro, algo sorprendido. La verdad odiaba que Kakyoin saliera con Reimi, pero aquello que pasó unos momentos atrás lo dejó algo desconcertado y sin ganas de pasar por esa incómoda situación otra vez.
—Está bien, Jotaro, dejaremos lo de geografía para mañana ¿te parece bien? —Noriaki estaba nervioso, nunca había tenido que decidir entre su novia y su mejor amigo estando los dos presentes en el mismo lugar, y era algo duro de asimilar por el hecho de que odiaba tener que elegir.
—Si, no hay problema —aseguró el pelinegro —los veo en el salón —dijo para luego retirarse rápidamente.
—¿Jotaro está bien? se veía algo raro —destacó Reimi —quizá se molestó con lo de salir hoy conmigo, si gustas ve con él —ella no sospechaba que Jotaro no la tenía en la mejor simpatía, pero a veces sí sentía que quizá ponía a Kakyoin en aprietos a la hora de salir con uno u otro.
—¿Me permites dos minutos para hablar con Jotaro, princesa? —le pidió a su novia
—Si, claro amor, te espero —le sonrió de vuelta. Vaya que estaba enamorada de aquel pelirrojo.
Kakyoin le soltó una pequeña risa, para luego comenzar a caminar hacia donde había visto irse al moreno. Una vez perdió el campo de visión de la pelirosa, comenzó a correr hacia el joven de la gorra, una vez lo alcanzó, se acercó a él.
—Jotaro... —comenzó, inseguro.
—Kakyoin, ¿pasa algo? —Jotaro lo observaba confundido.
—Yo quiero...-
En ese momento el timbre para entrar a clases sonó, y poco a poco los alumnos ingresaron al aula. Noriaki se sentó al lado del de cabellera azabache, esperando que el maestro no llegase rápido, pero lamentablemente, así fue. El mayor enarcó una ceja sin entender nada y luego Kakyoin fue a sentarse con Reimi.
Ya casi terminando la clase, el maestro anunció aquel proyecto sorpresa que deberían hacer.
—Y, muchachos, en el proyecto sorpresa tendrán que idear una figura de pareja perfecta para ustedes, ¿que buscan en una chica o un chico? ese será el punto de esta investigación, es más para conocerse a sí mismos. Espero su trabajo para el lunes —puntualizó el hombre, llevando sus cosas al aula siguiente.
Ese día era viernes, por lo que Noriaki pensó que si pasaba la tarde con Reimi podría salir el fin de semana con sus amigos. Esperaba todo saliese acorde a sus planes.
Salieron así del salón, juntándose fuera de este Jotaro, Polnareff y Avdol.
—Que proyecto más estúpido —decía Jotaro a sus amigos —¿acaso no tiene otros temas más interesantes?
—Bueno, Jotaro, tal vez podemos ayudarte con el proyecto —indicó el egipcio, mirando de reojo al peliplata.
—¿Que es lo que buscas en una chica, o un chico? —preguntó con una sonrisa pícara el de tez blanca y cabello plateado.
—¿Y qué voy a saber? ¡Jamás he tenido novia o novio! no pienso en esas tonterías —se quejaba el azabache, molesto.
—Vamos Jojo, ¡Todos queremos a alguien en la vida! sólo piensa en lo que te gusta de cada persona que conoces, júntalo y ¡ya está! —exclamó el peliplata.
—Tiene razón —aventuró el moreno —digamos que te gusta que sea alegre como Polnareff, dulce como Kakyoin... no sé, ¿Que piensas?
«Dulce como Kakyoin»
Era cierto, su amigo pelirrojo era sumamente dulce ahora que Jotaro lo pensaba bien. Y no solo eso, sino que además, era muy amable y bueno.
—Que va— el pelinegro bufó —iré a preguntarle al profesor si puede cambiarme el tema del proyecto, no estoy para tonterías —dijo para luego retirarse.
—¡Hola chicos! —saludó el pelirrojo al moreno y al peliplata —¿y Jotaro donde fue?
—Bueno... —comenzó el francés con una sonrisa burlona —el señor "perras escandalosas" fue a preguntarle al profesor si podía cambiar el tema del proyecto.
—Jotaro no estaba nada feliz con el tema —añadió Avdol, alegre.
—Oh...—Kakyoin parecía algo triste al oír aquello —ya veo. Al parecer es cierto eso de que nunca se va a enamorar de nadie.
—Nah, Jotaro es solo un cabeza dura, pronto se enamorará de alguien, estoy totalmente seguro. Es cuestión de que encuentre a alguien que le interese, que no sea una "perra escandalosa" como siempre dice —dijo el francés, citando una de las frases de Jotaro.
—No lo creo, Pol... —el de flequillo se veía desilusionado ante la noticia, aunque no le extrañaba. Era inútil hacerse ilusiones con el mayor, aunque en la mañanita estuviese casi a punto de besarle —bueno, ¿le dicen que vine a despedirme de él? Reimi me está esperando.
—Claro —aseguró el moreno, mientras miraba a lo lejos a la chica de cabellos rosados esperando al pelirrojo —por cierto, recuerda que nos juntaremos mañana en la casa de Polnareff ¿piensas poder ir?
—Yo creo que sí, aunque le dije a Reimi que haría el trabajo de geografía con Jotaro, quería que salieramos mañana de nuevo —suspiró.
—Creo que esa chica te trae demasiado con ella, ¿no crees? date un descanso, relájate un rato con nosotros —sugirió el albino con una sonrisa.
—Me siento algo mal porque sé que ella está enamorada de mi pero yo... —se calló —en fin, nos vemos mañana, ¿si?
—Claro —afirmó Polnareff con una mirada algo extrañada. —¡Nos vemos mañana!
El moreno y Polnareff vieron al menor retirarse con la pelirosa de la mano, perdiéndose prontamente a la distancia.
—Pobre Kakyoin... —decía Avdol —¿notaste lo triste que se puso?
—Claro que lo noté, la verdad a mi también me daría tristeza que la persona que amo no se de cuenta y no quiera aceptar que puede ser cierto —correspondió Polnareff, poniéndose en el lugar de su amigo pelirrojo.
—¿Acaso estás enamorado. Polnareff? —preguntó el egipcio a su amigo, mirándolo con los ojos brillosos. Ninguno jamás le había dicho al otro lo que sentían, aunque era más que obvio.
—Tal vez —susurró el peliplata, con una sonrisa. Su mirada se cruzó con la del mayor, observando sus brillantes ojos oscuros —¿Y tú?
—Tal vez —respondió el contrario de igual manera, observándolo con una sonrisa
Antes de que cualquiera de los dos pudiese decir algo más, llegó Jotaro con los brazos cruzados y una expresión molesta en el rostro.
—El maestro no dejó cambiar la estúpida tarea, vaya mierda.
—¡Tendrás que esforzarte entonces! —reía Polnareff
—No es divertido, tendré que ver como hago para poder sobrevivir a la estúpida tarea —con el orgullo por los suelos, Jotaro subió la mirada hasta llegar a los chicos —¿Me ayudan? —soltó a duras penas.
—Claro que sí —dijo Avdol —si gustas podemos hacer la tarea tu y yo para que Jean Pierre no te este molestando —observó al peliplata.
—¿Desde cuando me llamas Jean Pierre? —preguntó al moreno, sonriendo— Mohammed~
Avdol no notó que había dicho Jean Pierre al francés, pero le gustaba como se oía.
El azabache no pudo evitar soltar una sonrisa, mirando así a los jóvenes frente a él.
—Está bien, gracias Avdol —dijo el ojiazul —¿Quieres que iniciemos hoy la tarea? solo si tienes tiempo.
—Claro que si, vamos a mi casa —sonrió —nos vemos mañana, Jean Pierre —le volvió a llamar, sonriéndole con ternura al peliplata.
—Nos vemos mañana, Mohammed, Jotaro —el albino correspondió la sonrisa el nombrado, mientras sus ojos brillaban con calidez.
Jotaro bajó levemente su gorra, susurrando su típico «yare yare, daze». Sabía que entre aquellos dos había algo que no se querían demostrar.
—Por el momento no pensemos en el trabajo que hay que hacer —decía Avdol —¿qué me cuentas de nuevo?
—Casi nada —respondió el azabache, mirando a su amigo mientras caminaban. —¿Y tú, qué te traes entre manos con Pol? —insinuó, levantando una ceja.
—¿Yo? —preguntó el moreno, sonrojado —nada... aun
—¡Aún! —soltó Jotaro, sonriendo —dijiste aún, lo tengo grabado en la memoria para siempre.
—¡No es cierto, no dije eso!— exclamaba Avdol, avergonzado, pero mierda, si lo había dicho, que vergüenza.
—¡Ya se que vas a escribir en tu proyecto! —exclamaba el mayor.
—¡Cállate ya! —le pedía Avdol, ya que aun estaban cerca de la escuela —¡No le vayas a decir nada!
—Vale, vale —dijo, mas bajo el de cabellos negros —de todos modos, se nota a kilómetros lo que sientes por él.
—¿De verdad se nota tanto? —preguntó el egipcio, avergonzado.
—Si, bastante —respondió Jotaro, con una sonrisa —¿Pero qué tiene eso? ¡Al demonio quien lo note! sé feliz.
—A mi no me preocupa lo que diga el resto de la gente —destacó Avdol —sino que él sienta lo mismo que yo —suspiró —yo creo que sí, pero no estoy seguro de que esté enamorado.
Jotaro sonrió de nuevo mientras le daba un leve golpe con el puño en el hombro.
—¿Dudas de los sentimientos del gran Jean Pierre Polnareff? —el ojiazul imitó al peliplata, mientras hinchaba el pecho —obviamente también te ama, creo que son demasiado notorios sus sentimientos hacia ti.
—Eso creo yo también —suspiró el contrario—¿sabes? como en un par de meses es su cumpleaños, me gustaría hacerle una fiesta sorpresa, ahí planeo decirle lo que siento, ¿Irías?
—Por supuesto que iría —confirmó, mirando a su amigo. Poco a poco se acercaban al hogar del contrario.
—Ojalá Kakyoin también pueda ir —dijo el moreno mientras sacaba de su bolsillo las llaves —siento que esa chica consume mucho tiempo de él
—Dijo que ahora trataría de estar más despegado de ella —indicó Jotaro, recordando con cierto recelo como la joven lo apartaba a cada segundo. —me dijo que solo estaba así para quedar bien y tratarla de lo mejor mientras comenzaban su relación, algo así.
—¿Tú crees que él esté enamorado de ella? —Avdol abrió la puerta de entrada e hizo pasar a su amigo.
El mayor inclinó la cabeza, agradeciendo a la invitación y quitándose los zapatos en la entrada, como todo buen japonés, para luego sentarse en el sofá del living.
—No lo sé, ella se ve mas enamorada de él que él de ella, a decir verdad —dijo Jotaro, sincero.
—Pienso lo mismo —concordaba el egipcio, mientras se dirigía a la cocina —¿quieres algo de comer o beber?
—No gracias, estoy bien —dijo el azabache mientras veía a su amigo sacar una soda del refrigerador para sí mismo y luego volver junto a él.
—Yo sinceramente creo que el corazón de Kakyoin le pertenece a otra persona —Avdol le arrojó una mirada al azabache.
—Joder... —susurró el nipón, mirando hacia otro lado totalmente ruborizado —Avdol, ¿Puedo contarte una cosa?
—Si, claro, dime —el aludido se sentó junto a su amigo en el sofá.
—Esta mañana, cuando iba con Kakyoin a la preparatoria, sucedió algo extraño —le costaba decirlo, pero decidió hacerlo de una vez y no darle más vueltas —creo que casi me besa —susurró, sumamente ruborizado.
—¿¡QUÉ!? —exclamó Avdol, sin poder creerlo —¿PERO CÓMO?
—¡NO SÉ! —Jotaro estaba confundido —¡SE ACERCÓ MUCHO A MI, NO PODÍAMOS MOVERNOS, JODER!
—Espera, espera, ¿acaso tu también querías besarlo? ¿TE GUSTA KAKYOIN? —exclamó emocionado el contrario, como una adolescente que veía a su ídolo por primera vez.
—NO, NO, NO, ESPERA UN SEGUNDO —el azabache sentía la cara ardiendo —¡NO SÉ QUE SUCEDIÓ!
—¡Pero Jotaro! —exclamó el egipcio—¡Dime ya! ¿Te gusta o no? ¡Porque si querías besarlo es porque te gusta!
—NO SÉ SI QUERÍA BESARLO O NO, ¡TODO SE DIO MUY RÁPIDO! —respondió exaltado —no sé que está sucediendo, hemos sido amigos por muchísimo tiempo, pero él tiene novia, No puede ser posible que yo le guste.
—¡Tu siempre le has gustado, Jotaro, es obvio! —decía Avdol —¿cómo no te has dado cuenta?
—Como es jodidamente posible...—se preguntaba en voz alta el ojiazul.
—Tienes que pensar bien las cosas, Jotaro —habló, comprensivo el moreno —no quiero molestarte con el tema, pero no tendría nada de malo que sintieras algo por él.
Jotaro estaba indeciso. No esperaba, que aquellos precioso ojos violeta lo miraran de otra forma, a pesar de que se lo habían dicho en más de una ocasión en el pasado. Su corazón comenzó a latir fuertemente ante las palabras del mayor.
—No sé que pensar en este momento —suspiraba el más alto —será mejor que me vaya.
—Espera, ¿no vinimos a hacer el proyecto? —preguntó su amigo.
—Creo que debería irme y hacer el proyecto solo, no estoy concentrado en la tarea ahora—miró al pelimarrón —gracias por ofrecerte a ayudar, Avdol.
—¿Estás seguro, Jotaro?
—Si, tranquilo, ya veré como lo hago —sonrió el pelinegro, mientras se levantaba del sofá y se desperezaba.
—Está bien —suspiró Avdol— ¿nos vemos mañana con los chicos en la casa de Polnareff?
—No estoy seguro, tengo que hacer el proyecto, pero trataré de estar ahí
—De acuerdo, nos vemos después entonces.
Jotaro salió de la casa del moreno con mil cosas en la cabeza. ¿Qué tal si algún día le llegaba a gustar el pelirrojo? ¿Y si algún día terminaban juntos siendo pareja? Aquellas ideas no paraban de florecer en su cabeza, estaba muy confundido al respecto.
Sin embargo, su método de bloquear esos pensamientos era mandarlo todo a la mierda. Si estaba pensando en que su mejor amigo podía llegar a ser algo más que eso estaba muy mal de la cabeza.
—Ya llegué mamá— avisó a Holly una vez entró a la casa.
—¡Jotaro! —se acercó su madre a él, y le dio un beso en la mejilla—¿Tienes hambre? ¡Preparé un rollo matsuri delicioso!
—Seguro, pero comeré en mi cuarto. Tengo una tarea que hacer.
—¡Está bien! —dijo su madre, con ánimos. Le entregó su plato, acompañado de un par de palillos —¿Té de algún tipo en específico, Jotaro?
—Rojo, gracias —pidió y recibió la cena. Se veía bastante apetecible.
—Si quieres comienza tu tarea, ahora te llevo el té —se ofreció su madre, sonriente —por cierto, ¿Qué tienes que hacer?
—Un ensayo estúpido, no tiene importancia —aseguró —iré a mi cuarto, permiso —y así se retiró.
—Está bien, cariño, en un momento te llevo el té.
El nipón llegó a su dormitorio y dejó su mochila a un lado, recostándose en la cama.
Vaya mierda de proyecto, pensaba.
Cerró los ojos un momento para despejar sus pensamientos por un rato, sintiéndose mucho más relajado.
Cinco minutos después, Holly dejó la taza en una mesita de noche que el joven tenía, sin hacer ruido, para no desconcentrarlo.
Luego de descansar un par de minutos, el pelinegro se sirvió la cena que su madre había preparado para él, junto con el té que le habían dejado en su mesa. Una vez acabó, se sentó frente a la computadora y comenzó a escribir en un Word su nombre, la materia, y después, el nombre del proyecto que debía realizar:
«¿Cual es tu prototipo de pareja ideal?»
El cursor titilaba sobre la pantalla mientras Jotaro buscaba qué escribir, y así se mantuvo por alrededor de 2 horas.
¿Cómo demonios iba a saber cual era su prototipo de pareja? ¡Jamás había tenido novia o se había enamorado, y menos se planteaba pensar en ello!
Pero como irremediablemente debía hacer ese trabajo, y siguiendo las indicaciones que sus amigos le habían dado en la mañana, comenzó a pensar en las cosas que le gustaban de las personas que conocía.
Tal vez de Avdol, su calma y su paciencia, de Polnareff, su sentido del humor, aunque a veces fuese algo pesado. De Kakyoin... no lo sabía, tal vez su amabilidad.
Bebió un sorbo de té, distraído en sus pensamientos. ¿Que buscaba en una pareja, realmente? quizá lo que más le molestaba de ese ensayo al pelinegro era tener que abrir sus sentimientos y expresarlos. No le gustaba hacerlo, y le avergonzaba siquiera pensar en plasmarlos.
Aun intentando pensar en cómo iniciar su ensayo, un mensaje sonó en su teléfono.
Chat:
Kakyoin: Hey Jotaro, terminé mi cita con Reimi, ¿Quieres ayuda con el proyecto?
20:34
Jotaro: No, gracias, estoy bien, ¿Cómo te fue?
20:36
Kakyoin: Supongo que bien, dando el hecho que casi caigo por una colina.
20:36
Jotaro: ¿¡Qué!? ¡Qué pasó!
20:37
Kakyoin: No te preocupes, íbamos caminando, tropecé y quedé al borde de un sendero escarpado, como los que hay por la casa de tu amigo... ¿Rohan, se llamaba el amargado de cabello verdoso?
20:40
Jotaro: Si, Rohan. Que bueno que no te pasó nada, ve con más cuidado para la próxima.
20:41
Kakyoin: Si, solo si no quiero romperme un brazo. Lo único bueno sería no asistir a clases.
20:42
Jotaro: Así podrías quedarte en casa descansando, haciendo el proyecto del "amor" ja.
20:44
Kakyoin: Que flojera con el proyecto, ¿Ya hiciste algo?
20:45
Jotaro: Nada, Avdol iba a ayudarme pero decidí hacerlo solo. El maestro no me dejó cambiar el tema
20:47
Kakyoin: Tal vez puedo ayudarte con algo por aquí...
20:50
Jotaro: No lo sé, aunque quizá si me dices que vas a poner tú pueda copiarte jaja
20:52
Kakyoin: La verdad no he puesto nada, estaba esperando ver que ponían los demás y "basarme" en ellos.
20:53
Jotaro: Estamos igual entonces, aunque para ti no debe ser difícil, basta con que describas a Reimi y tienes listo el trabajo
20:53
Kakyoin: No estoy seguro, Jotaro. Buenas noches.
20:55
¿Dije algo mal? pensó para sí el nipón.
Decidió no darle más vueltas al asunto y ver si podía hacer algo del trabajo...
... sin embargo siendo las 11 p.m aun no llevaba nada.
A la mierda con esto
Apagó su laptop y se acostó a dormir. Quizás al día siguiente tendría más inspiración.
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