3. Estar enamorado es...
Los días comenzaron a pasar, y Jotaro cada vez sentía más lejos a Kakyoin. Si bien se veían en clases y en los recesos (y, a veces en la casa de uno u otro), el pelinegro notaba como su amigo pasaba más tiempo con su novia que con él.
Todos le decían que era algo normal, que cuando él tuviera novia lo entendería, pero aquello no hacía sino enojar más al nipón. Odiaba oír una y otra vez las negativas del menor porque iba a salir con la de cabello rosado. En cierto sentido se daba cuenta de que aquella chica le había robado a su mejor amigo.
Pero ya alrededor de 2 meses saliendo, poco a poco las cosas se normalizaban. Kakyoin ya no estaba todo el día con Reimi (lo normal dado que ya habían pasado la "primera etapa" de noviazgo donde querían estar todo el tiempo juntos), dando paso a mayor contacto con Jotaro y por ende, en cierto sentido, recuperando su amistad.
Aquel día los dos amigos se encontraban en casa del pelirrojo, comiendo frituras y jugando videojuegos como solían hacerlo en los viejos tiempos. Kakyoin como siempre llevaba la delantera, como era de esperarse, le ganó al contrario, haciéndolo celebrar su victoria con gritos y cantos de emoción.
—Joder, Kakyoin, ya sé que ganaste, deja de presumir —decía con un tono algo molesto. Odiaba perder.
—Joder, Kakyoin, ya sé que ganaste, deja de presumir —imitó al mayor con una sonrisa. Sus manos dejaron el control suavemente sobre la mesa y miró a Jotaro, con sus ojos violeta brillando de felicidad —¿Otra ronda? —el pelirrojo bebió algo de soda, para luego pasarle la suya al pelinegro... vaya tarde.
—No gracias, ya me has partido el culo toda la tarde— rió y bebió de la cerveza que le había entregado Kakyoin.
—¿Sabes, Jojo? la verdad es que me siento aliviado de que todo vuelve a ser normal —comentó refiriéndose a que ahora ya no estaba junto a Reimi todo el tiempo.
—A mi también me alegra que ahora sí
tengas tiempo para tus amigos —lo molestó el mayor.
—Pues disculpa, solo quiero ser buena pareja para Reimi, sabes que es una buena chica a pesar de todo —dijo sonriente, y le pasó un brazo a Jotaro por el hombro— ¿Tu no piensas en tener pareja? seguro serás muy feliz, eres un imán de mujeres.
—No me interesan esas perras escandalosas y lo sabes —el aludido bebió otro sorbo de bebida —a veces creo que jamás tendré novia.
—¡Vamos, no seas pesimista! eres una persona genial, tienes mucho por vivir. Cualquier chica o
chico daría lo que sea por estar contigo... —dijo el pelirrojo, con un leve rubor en sus mejillas. Parecía que había bebido y realmente no llevaba ni una sola gota de alcohol en el cuerpo.
¿Chico? ¿acaso al decir eso se refería a él?
—¿Te refieres a alguien en particular? —le interrogó Jotaro, intrigado por la respuesta del contrario.
—¿Qué? —Noriaki sonrió de lado, simplemente mirando incómodo e inseguro al peliazabache. —n-no, solo decía por cualquier cosa, ya no se sabe que esperar hoy en día —mierda, se había puesto nervioso, le estaba dando indicios estúpidos a Jotaro.
—Ah, ya veo —por alguna razón, al mayor le habría gustado oír algo diferente, sólo para confirmar lo que todos le habían dicho respecto a los sentimientos de Kakyoin hacia él. Por un momento pensó en preguntarle directamente pero prefirió omitirlo, ya que iba a ser un poco incómodo para ambos sea cual fuere la respuesta —oye ¿va todo bien con Reimi?
—Si, si, todo bien con ella, pero Jotaro... —Noriaki volteó a verlo. Sus ojos denotaban tristeza y preocupación, mientras que jugaba con sus manos algo nervioso —¿tu estás bien?
—Sí... ¿por qué no lo estaría?— preguntó extrañado el pelonegro. La verdad es que el último tiempo se sentía algo dejado de lado por Kakyoin, pero no le gustaba admitirlo abiertamente.
—Mmh... —Kakyoin se acercó un poco a Jotaro y aspiró profundamente su aroma —hueles a mentira —dijo, algo juguetonamente — ¿Por que no me dices que es lo que sucede y buscamos una solución? deja de negarme, te conozco hace años.
—Eres un chismoso— lo empujó suavemente el mayor —la verdad es... —suspiró —que he extrañado vernos más seguido. Me es difícil que siempre estes con Reimi, pero por favor no pienses algo extraño, no es porque tu me gustes o algo así. Es porque estaba acostumbrado a verte todos los días y no sé, es raro ya no hacerlo —concluyó.
El menor abrió mucho los ojos, y por mas que quiso evitarlo, un leve color carmín subió rápido a sus mejillas. Desvió la mirada, se sentía culpable de estar dejando de lado a sus amigos, aun más a Jotaro al que consideraba su mejor amigo.
—Lo siento mucho —se disculpó el pelirrojo —admito que si estuve pasando demasiado tiempo con ella. Pero le gusta llevarme a todas partes, y acompañarla a veces es fastidioso —largó, con un deje de diversión en su voz— yo también te he extrañado, Jotaro, no creas que no. Extraño verte a diario y salir contigo y los chicos. ¿Qué te parece si planeamos algo para mañana y salimos con Pol y Avdol?
—Sí, me parece bien —sonrió el azabache— oye, si no te gusta ir con ella a todos lados, díselo. No creo que se enoje porque no salgas con ella a diario, ¿o sí?
El menor pelirrojo le devolvió la sonrisa, Jotaro ahora parecía más tranquilo. Se relajó, mirando a los bellos ojos azules del contrario.
—Tienes razón, Reimi es algo sensible, pero no se molestará por algo insignificante como eso —afirmó Kakyoin.
—Se nota que te quiere, ¿tú estas enamorado de ella?—preguntó el contrario.
—Si, o al menos eso es lo que siento... —respondió el de ojos violeta —¿tu no estás enamorado de nadie, entonces?
—No— respondió sincero el mayor —y si lo estuviera no lo sabría identificar, no sé lo que se siente al estar enamorado.
—Se siente como... —Kakyoin entrecerró los ojos, mirando a la nada— como que, cada vez que miras a esa persona especial, te lanzan un puñetazo al estómago. O algo así siento yo, no tengo idea.
—¿Puñetazos? —Jotaro comenzó a reír —vaya, eso parece doloroso, no me dan ganas de enamorarme.
—Nah, no es tan malo como crees, Jojo. Enamorarse es, preocuparse por la felicidad ajena sobre la propia, sentir que nadie más importa cuando estás junto a esa persona, emocionarte cuando te mira... —Kakyoin estaba reflexionando aquello profundamente.
—Quizá algún día me enamore —suspiró Jotaro—por ahora no está en mis planes —se levantó de su lugar —iré a buscar más refrescos, ya vuelvo.
Mientras el joven se retiraba, Kakyoin se recargó en su silla, de forma que quedase mirando el techo. Comenzó a pensar en sus palabras, ¿era muy obvio ya lo que sentía, incluso cuando Jotaro no lo había notado desde hacía años? era obvio que todo eso que dijo respeto a lo que se siente estar enamorado, no eran precisamente por Reimi.
En el momento en que Jotaro lo defendió de aquellos malvados que lo atormentaban, su corazón comenzó a latir por el azabache, un sentimiento tan fuerte, y a la vez sumamente doloroso.
Quería a Reimi, eso era cierto, pero Jotaro era diferente. Jotaro no era como nadie que hubiese conocido, y cada día que pasaba sentía que el amor que sentía por él iba a desbordársele del pecho.
Tal vez Noriaki no es el tipo de persona que Jotaro necesitaba a su lado, y quizá lo hubiese averiguado hacía mucho si hubiese tenido la valentía de demostrarlo o simplemente de comunicarlo, como lo habían hecho sus demás amigos... pero cada vez que pensaba siquiera en la posibilidad de confesarle su amor, Jotaro decía algo que lo hacía echarse para atrás. No de manera intencional, ya que este no sabía del amor de Kakyoin le tenía, pero siempre solía decir que no le gustaba nadie, que no se enamoraría nunca, y eso lo hacía acobardarse aun más. Y lo que menos quería el pelirrojo era que, al decirle la verdad, Jotaro se enojara y se alejara de él para siempre. Era su mejor amigo, la persona que más amaba en el mundo, y no iba a soportar perderlo solo por confesarle sus sentimientos.
Prefería vivir así, tranquilo, ocultándole su amor y teniéndolo a su lado que arriesgarse a perderlo para siempre.
—¿Kakyoin? —se oyó por parte del ojiazul, quien había llegado hace unos instantes con los refrescos. Había llamado a su amigo un par de veces para notificarle que ya había vuelto, pero este parecía estar absorto en sus pensamientos.
—Oh, lo siento, Jotaro —se disculpó el menor —estaba pensando en una tarea que tengo que hacer. Gracias por los refrescos —abrió una lata y tomó un sorbo, tratando de despejar su mente acerca de los sentimientos encontrados esa noche, pero no podía. Sentía la necesidad de hacer algo contra sus pensamientos, o declararlos, o guardarlos. Y la segunda opción le parecía la más viable.
—Por nada —Jotaro se sentó nuevamente a su lado —oye, ya son las 10... ¿te quedarás o vendrán por ti?
—Supongo que me iré solo —dijo, con una sonrisa. Miró su teléfono, pero no habían indicios de su padre o madre— iré solo, no te preocupes.
Se levantó de su lugar, mirando a Jotaro bobamente, pero agitó la cabeza para que no se notara y juntos comenzaron a caminar hacia fuera de la casa.
—¡Hasta pronto, Noriaki!— se despidió Holly desde la cocina
—¡Hasta pronto, Holly-san! —soltó el chico para luego cerrar la puerta tras de sí.
—Hace tiempo no veía a Kakyoin por aquí —dijo Holly a su hijo una vez el pelirrojo se fue —ha de estar muy ocupado con su novia.
—Supongo que si, pero no me importa mucho, todas son igual de escandalosas si les pones atención o no —le dijo Jotaro a su madre, con un tono frío como siempre —me iré a dormir, hasta mañana, mamá.
—Descansa, querido —besó la mejilla del ojiazul —¡te quiero!
—Yare yare, descansa madre...—soltó groseramente, pero al ir caminando hacia su habitación, no pudo evitar soltar un "yo también te quiero".
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