5. Segundo planeta a la derecha.
ABBA – Angeleyes (1:52 — 2:17)
Un fuerte y punzante dolor de cabeza me golpea con fuerza cuando me despierto, y la sola idea de abrir mis ojos provoca una oleada de dolores por todo mi cuerpo. Mi lengua tiene un extraño sabor y mi estómago se siente revuelto.
Siento como si me hubiera subido a una montaña rusa una y otra vez sin parar.
Abro poco a poco mis ojos y me maldigo en mi mente por tener la "brillante" idea de beber para solucionar mis problemas porque la resaca que tengo ahora no lo vale y es una de las razones por las cuales yo no bebo más allá de una copa de vino de forma ocasional.
—Buenos días, bella durmiente —me saluda Kelly.
Hago una mueca y arrugo mi cara ante el tono elevado de mi amiga.
Muevo mi mano en el aire para indicarle que haga silencio e intento, sin mucho éxito, sentarme en la cama, pero mi cabeza me está matando.
—Toma, esto seguro te hará sentir mejor.
Kelly me da dos pastillas en mi mano y con mucho esfuerzo y casi toda una botella de agua, logro tomarme las dos pastillas y me vuelvo a recostar en la cama.
Debo haberme quedado dormida porque cuando me despierto me siento mejor y me logro sentar en la cama sin necesidad de sujetar mi cabeza. Escucho un ruido en la cocina y asumo que debe ser Kelly. Yo camino hasta el baño para darme una ducha helada que me ayude con mi resaca antes de salir a la cocina.
—¿Qué están haciendo ustedes aquí? —les pregunto a Lena y Katie.
Katie está en mi cocina preparando lo que parecen ser panqueques y Lena está sentada en una de las sillas altas frente al mesón junto a Kelly, ambas estaban conversando sobre algo y se detuvieron cuando yo llegué.
Creo que está es la primera vez que tanto Katie como Lena, están aquí al mismo tiempo.
—Buenos días, hermana —me saluda Lena—. Bienvenida al mundo de los vivos. La tierra te dice hola, hermosa y brillante estrellita.
Kelly se ríe ante las ocurrencias de mi hermana.
—Tú nos llamaste anoche —explica Katie sin apartar sus ojos de lo que está haciendo—. Dijiste que querías pasar tiempo con tus hermanas. Creía que te habían secuestrado y nos decías eso como clave.
Si mi madre se entera que las llamé, sin importar las circunstancias, me diría que estoy confraternizando con el enemigo. Las madres de Andrew, Drea y Stefan pensarían lo mismo.
—Estuve a punto de llamar a la policía, los bomberos, militares, pero entonces volviste a llamar y te escuché pelear con Kelly por la botella de tequila —me cuenta Lena.
¿Bebí tequila? Eso podría explicar la terrible resaca. ¿Por qué creí que era buena idea pasar se beber vino a beber tequila?
—Lena llegó primero, yo llegué después y no te veías muy bien.
—Bailaste, cantaste y lloraste mucho, pero sobre todo bebiste demasiado, pero demasiado. Creo que te bebiste hasta el agua del jarrón.
Lena señala el jarrón que está hecho añicos y recogido con cuidado en una esquina. Me explica que lo tiré por accidente mientras bailaba alrededor de la sala interpretando el musical de Mamma mía, la película.
Cubro mi cara con mis manos para ocultar el sonrojo de vergüenza.
—Me golpeaste por quitarme la botella de tequila, aunque me dolió más el golpe por la botella de vino.
—Kelly lo siento.
—Está bien, amiga, solo recordaré que eres esgrimista olímpica la próxima vez que intente detenerte.
Recuerdos de la noche anterior empiezan a florecer en mi mente.
Kelly abre los ojos de forma cómica y suelta una risa al ver que bebo directamente de la botella y murmura que si mi madre me viera ahora le daría un infarto y que mi padre tendría un derrame.
Yo me río de forma amarga y pienso que sí, que es verdad, que para ellos es más importante este tipo de situaciones que la felicidad de su hija y entiendo porque, después de todo, yo siempre seré la hija que ninguno de los dos quería tener.
—Len, cariño, creo que deberías beber más despacio. No es una competencia.
—Kelly, sabes que yo no suelo beber, pero solo por esta noche, solo por hoy, déjame. Necesito esto. Necesito algo que calme por un momento este dolor que arde en mi pecho y no me deja respirar. Kelly, no puedo respirar y es su culpa.
Decir que me dolió verlos en esa foto, es quedarse corto. Fue devastador, tanto así que me quedé en shock por un largo momento tratando de procesar lo que habían visto mis ojos.
De pronto el tiempo pasó de forma lenta y cada golpeteo de las manecillas traía una nueva emoción que llenaba mi cuerpo, pero al final, todas las emociones fueron drenadas y solo quedó el dolor, que recubrió cada uno de mis huesos y se enrolló alrededor de mi cuello quitándome el aliento y dejándome sin poder respirar con normalidad.
—Duele tanto, Kelly.
Ella no dijo nada y él tampoco me ha dado una explicación clara.
Al parecer a ninguno de los dos yo le importaba lo suficiente.
—Ven aquí —me dice Kelly mientras golpea el sofá junto a ella y yo me siento a su lado—. Vamos a trenzarte el cabello.
—¿Por qué?
Sus dedos empiezan a cepillar mi cabello y lo separa con cuidado con un cepillo que saca de su bolso junto algunas otras cosas.
—Bueno, mi abuela solía decirnos que cuando una mujer se siente triste lo mejor que puede hacer es trenzarse el cabello, porque así el dolor quedará atrapado entre los cabellos y no llegará hasta el resto de nuestro cuerpo.
—¿Y funciona?
—Tal vez, cariño.
Kelly deja un beso en mi cabeza antes de seguir trenzando mi cabello.
—¿Que más te decía tu abuela?
—Que hay que intentar que la tristeza no se meta en nuestros ojos porque los haría llover y también hay que evitar que no se meta en nuestros labios porque nos haría decir cosas que no queremos decir. No hay que dejarla entrar a nuestras vidas porque a la tristeza le gusta el sabor amargo.
Paso mis dedos por las trenzas en mi cabello que aún siguen en perfecto he estado. Pero hasta ahí todo está muy bien. ¿Cuándo las cosas empezaron a salirse de control?
—A parte de eso, no hice nada más. ¿Verdad?
—A parte de beberte hasta tu dignidad, tal vez solo otro par de cosas —responde Lena.
Los rasgos coreanos de Lena son muy marcados y cuando se ríe sus ojos desaparecen por completo.
Katie reprende a Lena con la mirada y Lena se encoje de hombros con una media sonrisa de disculpa.
—¿Qué más hice?
Katie y Kelly miran a Lena quien está saltando de emoción en su silla mientras busca algo en su teléfono.
—Te hiciste viral en TikTok.
¿TikTok? A mí ni siquiera me gustan las redes sociales, las considero una pérdida de tiempo y no sé cómo funcionan.
—¡Yo ni siquiera tengo TikTok!
Lena se ríe y busca su teléfono para poder enseñarme algo.
—Ahora sí lo tienes, te creaste una cuenta e hiciste el vídeo con la música de Olivia Rodrigo. Mira, te quedó perfecto. Los comentarios contra Niall son lo mejor.
Ay no.
Lena me enseña el vídeo y yo aparto el teléfono porque la vergüenza no me deja verlo.
—All the things I did. Just so I could call you mine —canta Lena con los ojos cerrados sintiendo la lírica de la música y diciendo que es una de sus favoritas—. Y ahí es cuando Lennox dijo: Te puse como prioridad y me empequeñecí para dejarte brillar, ¿y qué conseguí a cambio? No lo diré, pero tú sabes lo que hiciste.
Lena sigue contando la música y me dice que las personas están pidiendo contexto de mi vídeo.
—¿Por qué no me quitaron el teléfono? Tenían que detenerme.
—Lo intentamos —responde Kelly—, pero te encerraste en el baño de tu habitación y dijiste que no ibas a salir nunca jamás.
—Eres una borracha muy problemática, hermana.
—Lena.
—Pero es verdad, Katie.
Lena mueve su cabeza de forma afirmativa con mucho vigor y yo me pregunto, ¿cuántas tazas de café ha bebido hasta ahora?
—Eres una problemática y adorable borracha, hermana —finaliza Lena.
Cubro mi cara con mis manos y otro recuerdo viene a mi mente. Un recuerdo que empieza aclarar toda esta situación.
El vino se desliza por mi garganta y yo dejo la botella casi vacía junto a mí en el suelo de mi sala. No sé porque estoy sentada en el suelo en lugar de estar sentada en mi sofá.
—¿Len? ¿Estás bien? —me pregunta Kelly.
Creo que es Kelly porque suena como ella y es la única que está aquí conmigo.
Mi buena y querida amiga Kelly, quien siempre está a mi lado apoyándome en todo, sin importar nada.
—Estoy bien, Kelly Bell —murmuro casi arrastrando las palabras—. Aunque no puedo ver nada. ¿Apagaste las luces?
Escucho la suave risa de Kelly.
—No. Solo intenta abrir los ojos.
Mis párpados se sienten pesados, pero hago lo que Kelly me dice, parpadeo un par de veces hasta que mi visión se aclara y miro a Kelly.
—Kelly, ya te puedo ver.
Kelly me dice que ya he bebido suficiente vino e intenta quitarme la botella y yo por evitar que aparte la deliciosa botella de vino, accidentalmente golpeo a Kelly.
Me disculpo con mi amiga por golpearla y ella sostiene un paquete de hielo contra su mejilla, pero me dice que está bien.
—Eres muy bonita, Kelly, muy, pero muy bonita —le digo a mi mejor amiga y toco su mejilla con mi dedo índice—. Ojalá yo fuera lesbiana, si fuera lesbiana tú y yo podríamos ser novias. Seriamos muy felices. ¿Verdad?
Doy un largo sorbo a la nueva botella de vino que le quité a Kelly y ella me dice que beba más despacio.
—Podríamos cariño, pero yo tampoco soy lesbiana.
—Pero Kelly, ¿no podrías ser lesbiana por mí?
Kelly sonríe y besa mi mejilla.
—Yo sería cualquier cosa por ti, Len —responde Kelly—. Y sí, cariño, seríamos muy felices.
—Y tú no me engañarías, jamás romperías mi corazón.
—Oh, Len, no, no lo haría, pero te aseguro amiga querida, que un día vas a encontrar a un buen hombre que va a valorarte como mereces y que va a cuidar ese precioso corazón que tienes.
Dejo la botella a un lado y miro a Kelly.
—¿Promesa de meñique?
—Si, Len, promesa de meñique.
Vuelvo a tomar la botella casi vacía y una idea viene a mi mente.
—¡Voy a llamar a mis hermanas! Así tendremos una noche de chicas. ¡Sí!
Busco mi teléfono por todo mi ático solo para darme cuenta que lo he tenido en mi mano todo el tiempo.
Busco el nombre de Katie y la llamó, ella contesta al segundo tono.
—¡Katie! Hermana querida, ¿qué estás haciendo? ¿Puedes venir a mi ático? Quiero tener una noche de chicas y pasar tiempo con mis queridas hermanas.
—¿Lennox? ¿Estás bien?
—¡Sí! Muy bien, mejor ahora que no estoy con el infiel de Niall. ¿Sabías que me fue infiel? Sí, lo hizo, pero te contaré todo cuando vengas. Ven, ven, ven y trae tequila o vodka. En realidad, cualquier bebida con alcohol sirve.
Por suerte solo las llamé a ellas y no a nadie más.
—Cuando llegamos nos dijiste que querías beber tus penas —me cuenta Lena—, que Niall te había engañado y que te dolía mucho lo que te hizo, pero que ahora estabas con Colin, tu chofer. Nos contaste toda la historia y detalles que hubiéramos preferido no saber y que deberé tratar con mi terapeuta.
—Sí, creo que todos podríamos vivir sin saber que te gusta que te ahorquen mientras tienes sexo —agrega Katie—. O que te va el tema de la sumisión ya que pasas todo el tiempo teniendo el control y te gusta cederlo de vez en cuando.
No creo que a estas alturas de nuestra conversación mi cara podría estar más roja y yo sentir más vergüenza de la que siento ahora, porque sí, es verdad lo que acaba de decir mi hermana, pero eso no quiere decir que yo quería que ellas o cualquiera sepa ese tipo de cosas sobre mí.
Niall nunca se sintió cómodo con ese tipo de cosas y yo jamás insistí sobre el tema, pero había muchas noches, más de las que me gustaría, dónde me encontraba de regreso a mi época universitaria o pensando en mi semestre en Europa, porque fue durante esa corta época dónde yo me permití ser libre, dejar a un lado el control y las expectativas que tenían sobre mí. Fue una época muy corta y cuando siento que me estoy ahogando en el presente, permito que mis recuerdos vayan ahí.
—Lo siento, hermanas. Prometo que pagaré sus terapias.
—Oye, está bien, fue muy divertido escucharte hablar sobre Niall y sus cinco minutos de gloria.
Katie nos sirve el desayuno y Kelly me pasa una enorme taza de té que, según ella, me va ayudar con mi resaca.
Lena pasa sus dedos por la sencilla cadena de castidad alrededor de su cuello que tiene una pequeña perla que simboliza la pureza. La cadena fue un regalo de su difunta madre y Lena decidió por elección propia mantener la promesa de castidad que le había hecho a su madre. Ella nos cuenta que no es difícil dado que pasa casi todo su tiempo entrenando.
Mi teléfono suena en alguna parte de mi ático y Kelly comparte una mirada con mis hermanas.
—Por favor, dígame qué no hice nada más anoche.
Por supuesto que es Lena quien responde, a pesar que Kelly intenta evitar que lo haga, pero Lena es más rápida y se levanta, corre lejos de Kelly y responde:
—Llamaste a Niall, le dijiste que no sabes cómo duraste tanto tiempo con él porque cada vez que tenían sexo te dejaba preguntado si habías tenido un orgasmo, lo que se resume en que no, no lo tuviste.
Oh, santo Cristo. Al parecer mi yo borracha no tiene filtro.
—Él no estaba feliz con tu comentario —agrega Kelly—. Y la rata de dos patas tuvo la desfachatez de decir que sí su relación fracasó no fue solo su culpa a lo que tú agregaste que tiene razón, también fue culpa de su amante y del hecho que él sea un imbécil.
Bueno, eso suena bien. No me arrepiento de decirlo porque se lo merece.
Un aplauso por la Lennox borracha.
—Me tengo que ir, debo ir al puerto a conseguir algunas cosas para el restaurante —nos dice Katie y le hace una seña a Lena para saber si quiere que la lleve porque Lena no maneja y tampoco tiene auto.
Lena le dice que sí y también se levanta.
—Len, sé que solo nos llamaste porque estabas borracha, pero me gustó pasar tiempo entre hermanas. Espero que esto se pueda repetir. Por favor, llámame si tienes tiempo libre —me dice Lena antes de irse.
Me bajo del auto de Kelly y ella se baja después de mí.
Requiero de mucho esfuerzo de mi parte no mostrar la terrible resaca con la que amanecí y en este momento agradezco a la forma en que me educó mi madre porque puedo caminar con mis zapatos altos, mi traje de tres piezas hecho a la medida y las gafas oscuras cubriendo mis ojos luciendo tan fresca como una lechuga.
—Iré a preparar el contrato que me pediste con las indicaciones que me mandaste al correo —me dice Kelly cuando nos bajamos del ascensor.
—¿Crees que esto es una mala idea, Kelly?
Los grandes y redondos ojos marrones de Kelly me miran con cariño y comprensión.
—No lo sé, cariño. Ojalá tuviera una bola de cristal para saber que va a suceder, pero no la tengo, lo que te puedo ofrecer es estar ahí para ti sin importar nada. Pase lo que pase, estoy a tu lado. Yo tengo tu espalda, Len.
No soy una persona afectuosa, los Reagan no fuimos educados para ese tipo de demostraciones de afecto, pero después de las sinceras palabras de mi mejor amiga, no puedo evitar abrazarla y agradecerle por estar en mi vida.
Cuando las puertas del ascensor se abren nos encontramos con Stefan.
—Alacrán —lo saluda Kelly.
—Víbora —le devuelve el saludo mi hermano en el mismo tono seco—. Hola, Lennox.
Yo le devuelvo el saludo a mi hermano y Stefan ni siquiera mira a Kelly mientras pasa a su lado para subir en el ascensor, seguro para, al igual que Kelly, dirigirse al piso del área legal.
Me quito las gafas oscuras cuando veo a mi hermano mayor girar por el pasillo.
Genial, mi día no podría empeorar más.
—Miren a quien tenemos aquí, si no es nada más y nada menos que la nueva CFO de Reagan Corp y la estrella de TikTok, el equipo de RP te está amando en este momento —dice Andrew mientras se acerca caminando hacia mi—. Pero hablando sobre tu cargo de CFO, sabes que la junta directiva no lo va aceptar. ¿Verdad? Son de la vieja escuela y no van a querer a una mujer a cargo diciéndoles que hacer.
Ojalá su comentario fuera dicho con la única intención de molestarme, de dañar mi momento, pero hay una oscura realidad detrás de sus palabras, por qué sí, los viejos misóginos que conforman la junta directiva no estarán contentos con saber que una mujer joven estará a cargo del área financiera.
Eres demasiado rubia y bonita para ser inteligente —me dijo una vez un miembro de la junta—. Deberías dedicarte a otra cosa, tal vez podrías ser modelo.
Su comentario le ganó varias risas y otras burlas por parte de otros miembros de la junta. Y yo tuve que morder mi lengua para evitar soltar la respuesta que quería porque estaba recién empezando a trabajar en las empresas.
—Los hombres a veces se olvidan, que si tienen algún "poder" es porque nosotras las mujeres se los hemos dado. Y de la misma manera que le dimos dicho poder, se lo podemos quitar.
Andrew suelta una risa seca y sus ojos verdes musgos se achican mientras se ríe.
Pasa una mano por su cabello claro y mueve la cabeza de forma casi perezosa y aburrida.
—Y a los hombres como ellos, tampoco les suele gustar las mujeres con opiniones fuertes. Así que será mejor que cuides lo que dices —me dice él.
Ahora, quien se ríe soy yo.
—A las mujeres tampoco nos suele gustar los hombres que se sienten intimidados por mujeres que sabemos reconocer el valor y poder que tenemos, así como la fuerza de hacernos escuchar.
Andrew me toma del brazo y me jala lejos de los oídos de los demás.
—Hablo en serio, Lennox. Ten cuidado o no vas a durar mucho en ese puesto.
—¿Me estás amenazando?
—No, te estoy advirtiendo.
—Bien, me considero advertida. ¿Algo más?
Me cruzo de brazos y levanto el mentón, casi copiando su postura.
—No, nada más, hermana. Que tengas un agradable día y, por cierto, estoy deseando conocer a tu chófer —dice lo último en un tono burlón—. Que bajo has caído. Teniendo que salir con alguien a quien le pagas. ¿Cómo se le llama a eso?
—No sé, pero seguro que tú sí, después de todo, eso es lo que has hecho toda tu vida.
Le doy una sonrisa falsa y me alejo de él antes que pueda decir algo más.
La conversación con Andrew ha provocado que mi dolor de cabeza aumente porque el imbécil de mi hermano mayor tiene ese efecto en mí.
—Jefecita, estás aquí, pensé que te ibas a quedar en Montana, empezarías a usar camisas de franela y te volverías una ermitaña que corta madera y tiene un pájaro como amigo al que llamas Bobby y un día cuando Bobby no regrese perderías la cordura. Pero me alegra tanto que eso no haya sucedido —me dice Tom, mi asistente.
Tom deja unas carpetas en mi escritorio y me entrega mi vaso de té.
—Y ya me enteré de tu ascenso, felicidades, lo mereces.
Yo suelto una risa ante las ocurrencias de Tom, él se ajusta sus gafas y me empieza a contar todo lo que ha sucedido mientras yo no estaba en la oficina y los rumores que hay sobre mi partida, también me pide mi cuenta de TikTok para manejarla.
Yo le doy algunas indicaciones y le informo que me llevaré el trabajo a casa porque tengo un almuerzo con mi abuelo.
—¿Puedo hacerte una pregunta querida jefecita? Y no es porque yo sea chismoso, porque sabes que no lo soy, no, no, a mí no me gusta el chisme. ¿Chisme? ¿Qué es eso?
—Solo pregunta lo que quieras, Tom.
Tom salta de la emoción y me dedica una radiante sonrisa.
—¿De verdad estás saliendo con tu chófer?
—Sí, de hecho, estoy embarazada de él y nos vamos a mudar a Montana, para convertirnos en taladores de madera, con un pájaro llamado Bobby como mascota.
Él abre mucho los ojos y separa los labios sin saber que decir.
—¿En serio?
—Por supuesto que no. Sí, estoy saliendo con él, pero no estoy embarazada y mucho menos nos vamos a mudar juntos.
—Bien, bien. Colin me agrada, es muy guapo y su voz es tan sexy. ¿Te imaginas ese tono ronco en...?
—Alto ahí, no me imagino nada y deja de meter esas ideas en mi cabeza. Ahora ve y ponte a trabajar que no te pago para que estés soñando despierto con mi chofer.
Tom se ríe y yo me recuerdo que por este motivo siempre mantengo una línea entre mi persona y aquellos que trabajan para mí, pero a Tom no le importa mucho esa línea.
—¿Celosa?
—No.
—My jealousy, jealousy. Started following me —canta él mientras sale de mi oficina.
Busco algo que lanzarle, pero para su buena suerte no encuentro nada.
Abro mi laptop para revisar mis correos y veo que tengo un correo de Colin Hayes, dónde me ha enviado el documento que yo le envié anoche antes de estar demasiado ebria para saber quién soy.
—Esto debe ser una broma —pienso cuando leo sus respuestas.
¿Será muy tarde para conseguirme otro novio falso?
"Si Lennox no le hubiera pedido a Colin que finja ser su novio falso, si la respuesta de Colin fuera no, él pudo llegar atender la llamada de un viejo amor y serian ellos quienes hubieran reescrito su historia, si esa historia era feliz o no, bueno, esa ya no importa. Y esa es solo una de las tantas posibilidades que se fragmento con su decisión".
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top