35. Dime, ¿este es el final o nos queda un capítulo más?
Taylor Swift - Daylight (2:13 - 2:40)
La teoría del multiverso no es una teoría científica aceptada. ¿Por qué? Básicamente, es una hipótesis teórica porque no hay pruebas de que exista un multiverso. Además, es muy difícil probarla, ya que no hay una forma de observar o experimentar con un multiverso. Aunque no es una hipótesis aceptada, es una idea interesante que ha inspirado a muchos científicos y creadores de ciencia ficción.
Me ayudó a mí en mis peores momentos, ya que, en el hipotético multiverso, todas las posibilidades son posibles. Incluso podría haber un universo donde la gravedad no existe, o uno donde todas las plantas son más grandes que los árboles. O, ¿cómo si el agua no estuviera hecha de H2O? La lista de posibilidades es prácticamente infinita.
Y pensaba que había, justo en otro universo, una Drea que era feliz, y también pensaba, ¿qué había hecho diferente esa Drea? La cuestión, es que ya no tengo que hacerme esa pregunta y odiar a esas otras Dreas, porque son ellas las que deben estar odiándome a mí.
Soy yo, en este universo, quien consiguió su final feliz.
—Entonces, déjame ver si entendí bien —me dice Jazmín—. No solo pensabas que yo era heterosexual, lo cual es ofensivo, si no que todo el tiempo que he estado enamorada de ti, tú también estabas enamorada de mí. ¡Y peor aún! Cada vez que te dije que te amaba, pensabas que te lo decía como mejor amiga. ¡Tres años, Drea! ¡Tres jodidos años desperdiciados! Porque pensaste que mis declaraciones eran de una amiga.
Esto es inesperado.
No la forma en que los primeros rayos de sol entran por las enormes ventanas de mi habitación y rozan el hombro desnudo de Jazmín. No la forma en que sus dedos recorren mis mejillas. Ni siquiera la forma en que mi corazón se contrae y se expande al ritmo del suyo.
Es solo que hace unas semanas no estaba segura de que íbamos a terminar aquí. Así. Juntas.
—Oye, en mi defensa, tú no eras muy clara con tus declaraciones. Cualquiera se hubiera confundido. Especialmente yo porque nunca he tenido una mejor amiga como tú antes y creía que eso era muy normalito.
—Tienes razón, nosotras somos las reinas de un reino llamado Despistadas. Población: 2. Nombre de las habitantes: Drea y Jazmín.
Hasta antes de conocer a Jazmín, no sabía que amar y ser amado por alguien podía dar tanta felicidad. Que el amor puede ser un hecho en lugar de una lucha. O que las partes oscuras y jodidas que hay en mí, pueden ser amadas con igual intensidad que las partes buenas.
—No solo eso, sino que, todos sabían que sentíamos algo la una por la otra, menos nosotras. ¿Es así? Si, por supuesto que sí y en resumen nos hemos amado desde hace años y ambas somos idiotas —finaliza Jaz.
—Sí, pero tú eres mi idiota y yo soy la tuya.
Empezamos como amigas, pero ella no era una amiga como las que yo solía tener. Mis anteriores "amigos" siempre querían algo de mí. Siempre. Había algo falso y forzado en sus muestras de afecto, pero era un mundo tan solitario, que los dejaba pasar.
Era joven en esa época, aún no tenía tantas heridas que sangren todas al mismo tiempo, no estaba tan jodida y no era tan cínica. Era una época donde aún creía en las buenas intenciones de las personas, como, por ejemplo, Emilia. Era fácil dar en esa época y aún tenía más que suficiente, así que di, y seguí dando hasta que ya no me quedó nada que dar y ellos se alejaron.
—Ahora que lo pienso, tú y yo hemos hecho todo lo que hace una pareja: vamos a citas, vemos películas acurrucadas en el sofá. Dormimos juntas. Hacíamos todo menos besarnos y tener sexo.
Pensaba que todos, de forma eventual, se iban. Qué era algo inevitable, entonces, cuando Jazmín dijo: siempre estaré aquí para ti. No le creí. Dudé y esperé, me dije que pronto ella se iría.
Pero Jazmín no se fue. Incluso al verme en mis peores momentos, ella se quedó.
Y cuando dijo: No te voy a dejar. Encendí mi cronómetro, porque es lo que todos dicen justamente antes de encontrar una razón para irse.
De nuevo, ella no se fue. Ella permaneció y cuando me dice ahora que me ama, le creó. Igual a como le creo cuando murmura que no se irá. Porque ya se ha quedado, porque se mantiene firme a mi lado.
—¿Qué estás mirando?
Estiro mis dedos y trazo las pecas de su rostro tal y como llevo tanto tiempo queriendo hacer, bajando por su cuello hasta su esternón y sigo moviendo mi dedo trazando los irregulares patrones que tiene por su pecho.
Ella se ríe.
—Tú —respondo.
Para mí, la confianza era similar a construir un castillo de arena cerca de la marea alta, pero, aun así, sin importar las veces que la marea se llevara el castillo, Jazmín se acercó a mí con una sonrisa y me dijo que lo podíamos volver a construir.
—Toma una foto, durará más, porque los dioses saben que yo tengo suficientes fotos de ti para toda la vida.
Detengo lo que estoy haciendo.
—¿Estás diciendo que me has estado tomando fotos mientras estoy distraída? Porque si ese es el caso, voy a tener que denunciarte por acoso.
Lleva su mano hasta su pecho y finge estar ofendida.
—¿Me acabas de llamar acosadora? Suena serio.
—Lo es y, ¿aún me sigues mirando así?
Las cosas, desde hace mucho tiempo, para mí, han sido una batalla entre lo que quería y lo que crecía merecer. Entre lo que Jazmín me ofrecía y las voces de mi cabeza que me gritaban que me iba a dejar, como todos los demás.
Pasé demasiado tiempo pensando que no merecía a Jazmín.
—¿Así como?
—De la misma manera en que yo te miro a ti —respondo—. Cómo si fueras el amor de mi vida. Porque lo eres.
Le cuento que nunca creí en el amor, ¿cómo podría con todos los ejemplos y referencias que tenía? Crecí pensando que las relaciones solo terminan en lágrimas y miseria —como la "relación" que mi madre tenía con mi padre—, y como no quería eso para mí.
Pero, ¿cómo podría suceder eso con Jazmín? Jaz que es la personificación del sol, quien ilumina incluso mis noches más oscuras y me pregunto si alguna vez me llegaré acostumbrar a la sensación de asombro y calidez que siento cuando estamos juntas.
—Había perdido la esperanza de tener algo así, de que las cosas sean de esta manera. No quería imaginar un futuro en el que tendría una relación con una mujer a la que adoro absolutamente y que me adora de la misma forma. Pero aquí estamos a pesar de todo lo que nos costó llegar —dejo un beso en sus labios y continúo—. El futuro siempre me pareció sombrío, pero tú me diste esperanza y amor, y Jazmín, durante años te he amado como mi mejor amiga, pero también he estado irrevocablemente enamorada de ti.
Algo tenía que ceder, romperse por completo para que pueda empezar una curación saludable. No del tipo superficial de curación que dejaba que los miedos de toda la vida se pudrieran, si no del tipo de curación que deja huesos más fuertes después de reconstruirse.
Cedí. Finalmente.
Me permito ser amada y amar tan profundamente a cambio.
—Nunca pensé que podría ser más feliz.
Jazmín inicia el beso, moviéndose hasta quedar sentada ahorcadas sobre mí, con su parte superior recostada contra mi cuerpo. Piel con piel.
Sus dedos vagan por mi cuerpo, como intentando grabarse exactamente un camino que tiene todo el tiempo del mundo por recorrer.
—Por más que disfrute esto, creo que debemos levantarnos para desayunar. Es tarde.
—Drea Taylor Reagan hablando de desayunar. Vaya. Cómo cambian las cosas.
Saliendo de la cama, me da un beso en la frente y se dirige al baño. Me levanto y busco algo de ropa y recojo mi cabello en una coleta algo desordenada. Cuando Jazmín sale del baño ya vestida con una sudadera y short que no sé de dónde sacó, le saco la lengua antes de entrar al baño.
Al salir, la encuentro revisando su teléfono.
—Quédate aquí está noche también —le pido.
Levanta su cabeza hacia mí.
—¿De verdad?
—Si, de hecho, deberías mudarte conmigo. Solo si quieres. Es solo que nos tomó tanto tiempo llegar hasta este punto que no quiero desperdiciar más. Quiero pasar cada momento posible contigo.
La escucho reír y veo como se levanta hasta quedar a centímetros de mí, pone sus brazos alrededor de mis hombros y besa mis labios.
Al separarnos murmura lo feliz que está de por fin poder hacer eso.
—Ni siquiera me has pedido que sea tu novia y debes hacerlo pronto. ¡Con un gesto muy romántico! Y realmente debes hacerlo pronto porque de todas formas les voy a decir a todos que eres mi novia, Drea. Especial a Emilia. Voy a disfrutar mucho ese momento.
Divaga, pero hay algo en la forma que dice todo aquello que me da a entender que no está bromeando, especialmente con la última parte.
Y me doy cuenta que ser amada por Jazmín es como despertar el primer día soleado después del peor de los inviernos.
Respiro profundamente y le dedico una sonrisa.
—Prometo tomar lo mejor de cada película romántica que te gusta y hacer una gran propuesta.
—Esa es mi chica.
Deja un beso en mis labios y se gira para caminar hacia la puerta.
—Entonces, ¿estás viniendo?
—Bueno, aún no, pero esperaba que eso se pueda solucionar después del desayuno.
Para mí diversión y sorpresa, Jazmín entiende el doble sentido en lo que acabo de decir.
—¡Drea!
—En mi defensa, no pensé que lo entenderías. Nunca lo haces, y prometo no hacerlas si te molesta. Honor de niña exploradora.
—¿Fuiste niña exploradora?
Ella me lo pone tan fácil.
—Debieras ver lo que puedo hacer con los nudos.
—¡Drea!
Levanto las manos sobre mi cabeza, pero no puedo controlar mi risa ante la expresión de Jazmín.
—Está bien, ese fue el último. Lo prometo
No es hasta que llegamos a la cocina, que ella se queda quieta y se gira hacia mí, poniendo sus manos sobre mis hombros y dándome una mirada seria.
La miro expectante a qué diga algo.
—Drea, resuelve una duda que tengo.
—Sí, por supuesto.
—Cuando nos vimos por primera vez en el apartamento de Colin y hablamos afuera de ahí, ¿estabas coqueteando conmigo?
Suelto una risa y Jazmín me regaña diciendo que esto es algo serio.
—Sí —respondo—, y solo te tomó tres años darte cuenta.
Intento mantener la risa ligera, pero su expresión lo hace muy difícil.
Me golpea el brazo y dice que va a empezar hacer el desayuno.
Me acerco a ella y le digo que la voy ayudar.
—Drea, te amo y me encanta la idea de pasar el resto de mi vida junto a ti, pero tengo una condición. Solo una.
—Bien, es justo. Dime, ¿cuál es?
De todas las cosas que esperaba que diga, esa no era una de ellas.
—No vuelvas a cocinar para mí. Nunca.
—¡Jazmín! No soy tan mala.
—Lo eres y no creo que pueda sobrevivir a otra de tus comidas. Repito, te amo, como una novia ama a su novia, no como mejor amiga, aunque obviamente también te amo como mejor amiga, pero, tú me entiendes. ¿Verdad? La cuestión aquí es, no vuelvas a cocinar para mí, porque si lo haces, te dejaré.
Me cruzo de brazos y suelto un pequeño resoplido.
La enfermo una vez y ella no lo supera. Ya no toleran nada. ¿Dónde se fue el amor que dice sentir por mí?
—Lo entiendo, no soy tonta.
—Los hechos dicen otra cosa y al menos por un tiempo, seré muy clara contigo. Hablo en serio, no quiero más confusiones entre nosotras.
Empieza a buscar ingredientes para empezar a cocinar, y mientras lo hace, me va contando cómo fue la discusión con Spencer. Me dice parte de lo que hablaron el día de su boda, después que ella y yo hablamos y como las cosas fueron terriblemente mal. Me cuenta la forma en que él se dirigió a ella mientras firmaban el divorcio y que no lo culpa, que tiene todo el derecho de actuar de esa forma.
No me da muchos detalles de las discusiones, porque algunas cosas son privadas entre él y ella, y yo lo respeto.
—¿Quieres que tomemos las cosas con calma? —le pregunto— Estaría bien con eso. No iré a ningún lado.
—No, ya lo hemos tomado con mucha calma, Drea. No quiero esperar otros tres años.
Niego con la cabeza.
—No tienen que ser tres, puede ser solo año y medio.
Me río.
Este momento se siente como un refugio a todo lo malo que hemos tenido que pasar. Para una vida llena de pérdidas y algunos fracasos. Este momento se siente lento, suave y nada apresurado. Es un hermoso sueño que no se va a transformar en pesadilla como todos los demás que he tenido.
Es un final feliz que se siente como un comienzo.
—Sabes, cuando te vi en ese concierto pensé que tú apellido quedaba muy bien con él mío. ¿No lo crees?
—Así que incluso antes de que te conozca, tú ya estabas pensando en convertirme en tu esposa.
No puedo ocultar la sonrisa de mi rostro.
—Por supuesto, era parte de mi plan. ¿Recuerdas? —pregunta y no espera una respuesta de mi parte— Eres el Jack de mi Rose; El Damon de mi Elena...
—¿Por qué yo tengo que ser el tipo?
—Porque, como hemos establecido, soy yo quien tomaré tu apellido.
Finaliza apuntando la espátula hacia mí.
—¿Cuándo establecimos eso? ¿Eso también es parte de tu plan?
Me guiña un ojo y regresa a lo que estaba haciendo.
—Solo espera y verás, cariño. Solo espera y verás.
Jazmín cambia de tema y empieza hablar sobre una receta de tostadas francesas que estaba revisando porque mencioné que me encantan y me dice que intentará prepararlas mañana.
Y sonrío, porque mañana ella estará aquí, igual que los demás días.
Quizás está sea la vida que merecía desde siempre; dónde mis partes dañadas y rotas, ya no se debían de esconder bajo capas de maquilla y un personaje, si no que puedo hacerlas brillar sin la necesidad de reflectores.
Porque merezco ser feliz.
Merezco las cosas buenas que estoy viviendo.
—¿Por qué te gustan tanto los balcones? —me pregunta cuando sugiero desayunar aquí.
Ella se sienta en mi regazo y yo levanto una ceja, dejo un beso en su mejilla y acepto la fresa que pone en mi boca.
—Me gustan los balcones y las terrazas porque desde aquí arriba, sentía que todo eso malo que sucedía en mi vida, no me podía alcanzar. Todo aquel mundo que tanto odiaba, se veía insignificante desde el balcón del hotel, de mi casa o de aquí. Por eso me gustan mucho, me sentía aislada de todo lo malo que pasaba: Henry, las críticas, los haters, todo eso.
Jazmín tararea en respuesta y esconde su rostro en el hueco de mi cuello, se ríe de forma suave y deja un beso en mi frente antes de envolver sus brazos alrededor de mis hombros
—Me gusta cuando me abrazas así —le digo.
—Y a mí me encanta abrazarte así. Eres bastante pequeña. Se siente como abrazar a un pequeño gatito. Un gatito muy hermoso.
No llevamos ni un día de novias y ya quiere que terminemos.
Su risa no se hace esperar al ver mi expresión.
—No soy tan pequeña, solo soy unos centímetros más baja que tú.
No comenta nada y se acerca para dejar un beso en la parte superior de mi nariz.
Le digo que no voy a poder desayunar si ella está sentada en mi regazo, pero se rehúsa a moverse porque alega que tenemos mucho tiempo que recuperar.
Una vez que terminamos de desayunar, nos quedamos en silencio contemplando la vista.
—Cuando las cosas se ponen demasiado difíciles en mi vida, me gusta pararme en un balcón o una terraza de un edificio alto, porque los problemas se sienten más pequeños desde aquí arriba —comento de forma vaga.
Jazmín acaricia mi cabello, permitiendo que la tranquilidad de este momento nos invada. De forma delicada pasa su dedo por mi sien mientras tararea su canción favorita de Hozier.
—Te escribí una canción y la canté para ti en mi último concierto en Ámsterdam.
—¿Sí? ¿Cuál?
Su dedo baja hasta mis pómulos mientras yo empiezo a cantar, recorre mi mandíbula y deja un beso ahí y sigue trazando mis rasgos con su dedo y mi canto de fondo.
—Dije en ese concierto que estaba enamorada de ti. Ojalá hubiera tenido la valentía de decírtelo frente a frente.
—Oye, está bien. Ya estamos aquí y vamos a seguir así por el resto de nuestras vidas.
Peina un mechón de mi cabello y murmura que le gusta mi flequillo, que va acorde con mi rostro y realza mis facciones.
—¿Por el resto de nuestras vidas? ¿Eso es así?
Ambas compartimos una sonrisa.
—Sí —responde de manera solemne—. Y luego en la otra vida, y en todas las que siguen. Me aseguraré de que así sea, de que nos encontremos en todas nuestras siguientes vidas.
Nos quedamos en silencio un instante, pensando en todo y en nada en absoluto. Mi mente está corriendo a una milla por segundo tratando de entender y asimilar todo lo que está sucediendo.
Porque son momentos de paz como este, los que me hacen dar cuenta que Jazmín, es todo lo que nunca supe que necesitaba, pero ahora que estamos juntas, sé que no puedo perder esto.
—¿Hay algo que te molesta, dulzura?
Pongo los ojos en blanco.
—Jaz, no me llames así.
—¿Pastelito?
—No.
—¿Azúcar impalpable?
La empujo fuera de mi regazo y ella se ríe mientras se tambalea un poco antes de sujetarse de la mesa para recobrar el equilibrio.
Recogemos y limpiamos todo antes de acomodarnos en la sala para ver una película.
Son cerca de las cinco de la tarde cuando nos llega un mensaje que hay noche de juegos en el ático de Lennox.
—Ellos solo quieren el chisme. Sabes eso, ¿verdad?
—Por supuesto, Drea, pero no me importa. Te lo dije, le voy a decir a todo el que me encuentre, que eres mi novia. Así que hazte la idea y acostúmbrate.
*****************
Todos ya están reunidos en el ático de mi hermana cuando llegamos, incluso está Stefan y Katie, quien está acomodando algunos juegos junto a Andrew, señala a Lena, que está hablando con Stefan, en respuesta a una pregunta no formulada de mi parte.
Lennox está muy lejos de Stefan, discutiendo con Remy porque según ella, Remy ofendió a Carlos, su gato y Colin está en medio de los dos.
No quisiera ser Colin en este momento.
Pero al sentir nuestra llegada, dejan de hacer lo que estaban haciendo y nos miran esperando a que digamos algo, quiero hacerlos sufrir, pero Jazmín es más rápida que yo.
—¡Estamos juntas! —grita— Somos oficialmente una pareja romántica, aunque aún espero que me lo pida de forma apropiada.
Toma mi mano entre la suya y la levanta con una sonrisa.
—¡Sí! ¡Gané! —grita Lennox y da un pequeño salto.
Tanto Jazmín, como yo, miramos a mi hermana.
—Es decir... Felicidades. Hacen una hermosa pareja.
—Lennox, ¿apostaste por nosotras?
Ella abre los labios y luego señala a Katie.
—Fue su idea.
—Sí, estaba aburrida —dice Katie—, e inicié la apuesta, pero fue Stefan quien la hizo más grande.
Quiero decir que me sorprende que hayan hecho eso, pero no.
—¿Pensé que no te hablabas con él?
—Y no lo hago —se apresura a responder Lennox—, pero una cosa no tiene nada que ver con la otra y lo importante aquí es que gané. ¡Gané! Yo sabía que debía tener fe en ustedes. Además, de todas formas, tenía un plan, yo aquí no iba a perder.
—Es bueno que la felicidad de tu hermana sea tan importante para mí.
Murmura que deje el sarcasmo y veo como estira la mano esperando a que todos... Esperen ahí, ¿todos?
Jaz parece tener el mismo pensamiento que yo porque pregunta:
—¿Cómo y quiénes están participando de esta apuesta?
Veo a mis hermanos, a Colin y Remy, compartir una mirada.
Y es Katie la que responde.
—Empezó cuando ustedes se acaban de conocer, Lennox dijo que las veía juntas siendo el juego final y yo dije que lo dudaba, así que le sugerí apostar.
—Pero pasó un año y nada, y una mañana mientras hablaba con Andrew, Stefan llegó y me escuchó, dijo que él creía que Jazmín se casaría con Spencer y que Drea no diría nada. Se sumó a la apuesta y también Lena, porque no podíamos dejarla afuera —me sigue explicando Lennox—. Y después que Colin y Remy supieron que te gustaba Jaz, ellos también se unieron a la apuesta. Pero recuerda, antes de enojarte conmigo, que fui yo quien tuvo fe en ustedes hasta el final. Todos los demás se dieron por vencidos, pero yo no.
—¡Por qué querías ganar! —espeto, aunque no estoy realmente molesta y ella lo sabe— ¿Hay alguien más que sea parte de esa apuesta?
La sala se queda en silencio y Jaz suelta una pequeña risa, parece divertida con toda esta situación.
Es Remy quien responde.
—La amiga de Lennox, Kelly y también Tom, el ex asistente de ella. Jeny, tu mamá...
—¡¿Mi mamá?! Esto no puede ser cierto. ¿Cómo mi mamá terminó en esa apuesta?
—Solo se sumó hace unas semanas, después de la boda de Jazmín cuando no te encontrábamos —me explica Lena—. Se me salió comentar sobre la apuesta, ella preguntó y dijo que quería participar.
Lennox maldice por lo bajo por tener que compartir ganancias con Jeny y mi madre.
—¿Es por eso que estabas tan empeñada en que me le declare a Jazmín?
—Ahora todos esos libros que me diste tienen sentido.
—Sí, Jaz y jamás captaste nada, y no me miren así, no fue trampa, pude haber puesto un letrero neón y ellas no lo verían.
Stefan y Len empiezan a discutir y revisan las reglas, porque por supuesto han tenido tiempo incluso de hacer reglas.
¡Fueron tres años! —espeta Stefan cuando hago ese comentario.
—Y yo que pensé que te preocupaba mi felicidad.
—Así es, te amo y me alegra que seas feliz. Ganar es solo un comodín.
Deja un beso en mi mejilla y corre abrazar a su gato y le dicen que han ganado, porque si, el gato también es parte de esa apuesta.
Katie, quien se acercado a nosotras, mira fijamente a Jazmín.
—Si lastimas a mi hermana, acabaré contigo y nadie jamás sabrá que te pasó.
—¡Katie! Soy tu hermana, dale una mejor amenaza que esa.
Jaz me golpea el costado con su codo y me quejo de dolor.
—¿Estoy siendo clara, Jazmín?
—Sí. Mucho.
—Bien. Bienvenida a la familia.
Le digo a Jaz en el oído que, si en algún momento piensa dejarme, debe recordar que Katie es muy ágil con los cuchillos.
Remy y Colin me interceptan cuando estoy por unirme al resto, después de revisar un mensaje de Davina que decía:
Davina: Recuerda que soy dueña de dos de los laboratorios más importantes que hay y que también soy muy paciente cuando se trata de vengarme. Tenlo presente, y felicidades. Conseguiste a la chica. Veremos por cuanto tiempo. Tic tac.
—¿Cuáles con tus intenciones con mi hermana?
—Amarla hasta que mi hora llegue y luego que me coloquen suavemente en la fría y oscura tierra ya que ninguna tumba podrá soportar mi cuerpo, porque me arrastraré a casa para encontrarla.
—Eso es... —empieza a decir Remy y luego se detiene— ¡Es la letra de una canción!
Sí, de Work song de Hozier. La música favorita de Jazmín.
Cuando nos casemos caminaré al altar con esa canción —me dijo anoche—. Y mi vestido será blanco con flores, como aquel que vimos esa vez. ¿Recuerdas? Llevaré mi cabello suelto y tú estarás esperándome ahí, al final y te diré si acepto, y todo estará bien porque será contigo, incluso sí no tengo nada de eso, seguiría estando bien, porque tú eres todo lo que necesito. Te amo.
—Recuérdale todos los días que es amada y no dejes que se deje llevar por los comentarios de su madre —me dice Colin—. Felicidades a las dos.
—Si lastimas a mi hermana...
—Katie no dejará que me toques ni un solo cabello.
Le saco la lengua y me alejo de ellos, busco a Jazmín con la mirada y la veo en el balcón de Lennox.
—¿Copiando mi amor por los balcones?
Pongo su abrigo sobre sus hombros y paso mi brazo por encima de ellos, atrayéndola hacia mí, dejando que descanse su cabeza sobre mi hombro.
Me muevo para besar suavemente la parte posterior de su cabeza.
—¿Sabes, Jaz? Estaba pensando en esa época donde estaba tan destrozada por dentro y tú estabas ahí cuando nadie más lo estuvo. Gracias por eso.
—No tienes que agradecerme, Drea. Después de todo, para eso están las amigas.
Sonrío.
—Somos mejores amigas.
—¿Cómo podría olvidarlo? Es la historia de mi vida.
Ambas nos reímos y pienso que, de todos las infinitas posibilidades y universos alternos, me gusta este.
Este universo es perfecto.
"Una curiosidad fascinante sobre las supernovas es que, durante su breve período de explosión, pueden llegar a irradiar más energía que el sol a lo largo de toda su vida. Durante este breve momento, una supernova puede brillar con una intensidad tan extrema que supera la luz combinada emitida por todas las estrellas de una galaxia".
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