33. Aunque aún quiero que me ames en esta vida.
Morat - Once besos (0:15 - 1:17)
Al principio es breve y agradable, una introducción algo incómoda de algo que se ha estado retrasando por demasiado tiempo, pero luego, se vuelve algo más íntimo. Nuestros labios se mueven juntos. Jazmín empuja y yo tiro, y pienso que realmente deberíamos haber hecho esto hace mucho tiempo porque no recuerdo haberme sentido antes de esta manera. Tan ligera. Tan feliz y plena.
Casi me siento como si estuviera flotando.
Dejo que una de mis manos trace su mandíbula y la otra mano la coloco en su cuerpo cabelludo a través de aquellos mechones rubios que tantas noches soñé tocar así de esta forma, y es incluso más sorprendente de lo que jamás podría haber imaginado.
Hasta que ya no lo es y Jazmín se aleja.
—¿Drea?
No me atrevo a levantar la vista, debería, pero no puedo.
No estoy lista para tener ese tipo de conversación con Jazmín, en el que ella dirá que no puede hacer esto porque "tiene esposo" o peor aún, que no siente lo mismo por mí y es mejor olvidar este beso.
Aquello me rompería aún más mi corazón.
Por lo que elijo permanecer en silencio y casi me río de todo está situación. ¡La acabo de besar! Eso en realidad sucedió y Jazmín guarda silencio conmigo, parece saber lo que necesito. Solo me gustaría saber qué es lo que Jazmín quiere de mí, mientras aún estamos en este punto.
—¿Drea?
Intento recordar, pero no puedo precisar el momento exacto en que me enamoré de ella, pero ahora, al mirar hacia atrás, no creo que haya habido un momento desde que la conozco, en el que no la haya amado. Solo que ese amor se fue transformando con el tiempo hasta convertirse en esto.
La miro discretamente mientras me sigue hasta el balcón del hotel. El único sonido a nuestro alrededor es el que hace el viento al soplar suavemente y, por supuesto, el sonido del suspiro que sale de los labios de Jazmín.
—¿Por qué estás aquí, Jazmín?
Sigo sin atreverme a mirarla.
—¿Aquí en esta habitación de hotel o aquí en la gran cuestión cósmica de nuestro propósito en este planeta? —comienza y hay un toque seco en su tono, es una burla disfrazada con algo más— Dime, Drea, ¿qué es lo que quieres saber? Porque si me preguntas a mi si todo esto es una jodida broma cósmica o si hay un propósito detrás de todo esto, realmente no sabría que decirte. Pero ese es el enigma de la vida. ¿Verdad?
—Sabes lo que quise decir, Jaz.
Ella no parece querer ceder está noche.
—Entonces has la pregunta correcta.
—¿Por qué estás aquí y no en tu luna de miel con Spencer?
Puedo sentir sus ojos azules sobre mí, pero sigo mirando hacia adelante, sin estar segura de querer mirarla porque no sé lo que voy a encontrar en su mirada.
Ni siquiera sé que se supone que quiero encontrar.
—Estoy aquí porque mi mejor amiga se fue, de nuevo, sin ninguna explicación y quería saber si estaba bien —responde con cierto descaro en su voz.
Suspiro y paso una mano por mi cara.
—Como puedes ver, estoy bien, Jazmín. Así que puedes irte ahora.
—Eso no es justo. No puedes simplemente besarme así y luego... —guarda silencio y deja escapar un quejido lleno de frustración— ¡A veces en serio no puedo entenderte!
—Bienvenida al club.
Saltar desde el balcón empieza a parecer una idea muy atractiva
—¿Por qué no hablas conmigo? Dime, ¿de qué se trata todo esto? ¿Es un juego para ti? ¡Dime algo!
El tono de su voz me despierta de la bruma de pensamientos interminables y, por primera vez desde el beso, muevo mi cabeza para encontrarme con sus ojos, que están llenos de lágrimas no derramadas.
Dioses, como la amo.
—Drea, por favor, habla conmigo. No me alejes de esta manera.
Da un paso hacia mí y yo retrocedo dos pasos.
No hay nada de qué hablar, Jaz. Estamos bien, lo entiendo, tú lo elegiste a él y eso está bien. Todo lo que quiero es que seas feliz —quiero decirle, pero no encuentro mi voz y las palabras no parecen querer salir—. Tengo demasiados sentimientos dentro de mí y estoy lidiando con ellos. Pero mientras lo hago, no puedo seguir viéndote porque duele. Así que, por favor, dame algo de tiempo.
—Habla conmigo, Drea. Sea lo que sea, podremos solucionarlo. Pero por favor, dime algo. Me has estado excluyendo estás últimas semanas y solo quiero ayudarte. He intentado ser paciente, de darte espacio mientras esperaba a que estés lista para decirme que es lo que te pasa, pero en cambio, todo lo que has hecho es alejarte más y ya no sé qué hacer o decir para poder mejorar las cosas, porque cada día que pasa solo parece empeorarlo. ¿Y ahora este beso? Así que realmente me gustaría que me digas que está pasado porque no lo entiendo. ¡Ya no sé qué hacer, Drea! Me estoy quedando sin opciones aquí.
Siento que mi corazón se encoge ante el remordimiento, por el tono lleno de desesperación con el que Jazmín expresa todo aquello.
Tiene miedo de perderme.
—Eres mi mejor amiga, y sea lo que sea que esté sucediendo aquí, ya no lo podemos ignorar por más tiempo y esperar a que desaparezca. ¡No podemos! Porque te estoy perdiendo y eres demasiado importante para mí como para simplemente dejarte ir. Eres mi mejor amiga, eres... Drea, por favor, dime algo.
—Jazmín —es todo lo que sale de mis labios en un quejido lleno de impotencia.
—¿He hecho algo? —pregunta con preocupación.
Algunas lágrimas han empezado a rodar por sus mejillas y reprimo el impulso de estirar mis manos y limpiarlas.
Me siento demasiado culpable por causarle este dolor a Jazmín, por ponerla en esta situación.
—¡Por favor, Drea solo habla conmigo! Dime si hecho algo para que podamos solucionarlo. Porque si lo hice, me lo puedes decir. Lo arreglaré. Lo prometo, porque realmente quiero solucionar esto, pero no puedo hacerlo si no me dices que es.
Niego con la cabeza y las lágrimas se acumulan en mis ojos.
—¡No eres tú! —estallo. Mi voz está llena de agonía mientras paso una mano con desesperación por mi cabello— No eres tú. ¿Cómo podrías ser tú? Soy yo. Y sé que no me vas a creer, pero es la verdad, Jazmín. El problema aquí soy yo. Quien jodió las cosas aquí fui yo. Tú no has hecho nada malo, por el contrario, eres una amiga maravillosa y tengo tanta suerte de tenerte en mi vida —mi voz se quiebra en las últimas palabras, ya que las emociones se vuelven demasiado para mí y puedo sentir lágrimas acumulándose en mis ojos—. Tú lo eres todo y yo no soy nada. Lo único que soy es una cobarde.
Pierdo el poco control que me quedaba sobre esta situación y suelto un sollozo.
—Oye, no, no digas eso.
Jazmín se apresura a disculparse por presionarme demasiado y da un paso adelante para tomar mi mano.
Suelto otro sollozo, está vez, un poco más fuerte que el anterior.
No puedo hacer esto, no puedo, pero debo.
Está conversación es necesaria y no la podemos seguir posponiendo.
—Eso no es cierto, Drea. Tú lo eres todo y no sé qué pasó para que te sientas de esa manera, pero te prometo que eres maravillosa. Lo sabes y significas demasiado para mí.
Vuelve a intentar acercarse y la detengo, levantando mi mano para impedir que dé otro paso más porque mi espalda está por chocar contra la pared del balcón
La expresión de Jazmín cae y se tensa por mi rechazo.
—Por favor, no lo hagas —susurro casi suplicando—. Por favor, no me toques. No ahora. Eso solo me hará sentir mil veces peor.
Lo que encuentro en los ojos de Jazmín me preocupa. Por lo general, sus ojos son tan brillantes, tan llenos de luz, pero al mirarlos ahora no hay ni una pizca de esa luz dentro de ellos.
—Jazmín, ¿qué quieres de mí?
—Quiero que hables conmigo —espeta— Quiero que me digas que pasa. Eres mi mejor amiga...
—¡Deja de decir eso! ¿De verdad crees que es así de fácil? Pues no lo es, Jaz. He tratado de reunir el suficiente coraje para decir algo durante demasiado tiempo porque estos sentimientos que tengo me están matando y me han estado desgarrando por dentro desde que prácticamente sé de ellos.
Un profundo suspiro lleno de remordimiento sale de mis labios.
—Mira, pensé que... Yo simplemente. Dioses no sé cómo hacer esto.
Mi voz se quiebra y debo detenerme un momento antes de poder continuar.
—Está bien, tomate tu tiempo. No iré a ningún lado.
—Jazmín, no puedo mirarte, no puedo estar contigo porque me duele. De hecho, cada vez que te veo sonreír, siento como si me estuviera destripando de forma muy lenta. ¿Por qué verte con Spencer? Es un recordatorio constante y punzante de lo que nunca tendré.
Está vez, quien da un paso atrás es Jazmín, quien me mira como si la hubiera abofeteado.
—Debes haberte sentido así por demasiado tiempo —susurra—. ¿Por qué no me dijiste nada?
—No pude y no me malinterpretes, estoy feliz por ti o quiero serlo. Quiero ser la amiga que te mereces, pero en este momento, no puedo. Así que creo que lo mejor para nosotras sería no vernos por un tiempo. Necesito algo de espacio, por eso me he estado alejando.
Intento ignorar el dolor que siento al tener que decir eso, pero como me he dado cuenta, todo lo que tiene que ver con Jazmín me lastima con demasiada facilidad, y, a menudo, soy esclava de estas emociones oscuras.
Y parecen apoderarse de mí una vez más.
—¿Lo mejor para nosotros? ¿En serio? Bien, está bien —sisea Jazmín mientras aprieta la mandíbula con ira y dolor—. Si eso es lo que quieres, bien. Voy a dejar de buscarte y perseguirte, y... ¿Sabes una cosa? Me había prometido después de lo de mi ex y Colin, después de esos fracasos, que dejaría de correr detrás de personas que no están dispuestas hacer lo mismo por mí, que no quieren que las persiga, pero aquí estoy, una vez más corriendo detrás de ti, pero tranquila, ya no lo haré. Te daré el espacio que tanto quieres.
Me arrepiento de mis palabras al ver el grado de dolor en los ojos de Jazmín. Quiero decirle que no es lo que quise decir, estirar mi mano y pedirle que se quede porque no quiero perderla. Pero al mismo tiempo sé que necesito tiempo para superar todo este dolor.
La distancia podría ser buena para ambas. Creo.
—Si realmente es así como quieres hacer las cosas, bien, ¿quién soy yo para detenerte? —continua Jazmín— ¿Así que esto es todo? ¿Así es como quieres terminar una amistad que hemos estado construyendo durante tres años? Bien. Olvidemos todo lo que tú y yo hemos pasado juntas. Tiremos por este maldito balcón todo lo que hemos vivido.
—Jazmín, por favor, no es así. Eso no es lo que quise decir. ¡No es en absoluto lo que quise decir y lo sabes!
Mueve la cabeza.
—No, creo que te escuché muy bien. Dioses, que desperdicio de esto, de esta amistad. Todo para nada. ¿Cuándo aprenderé? Pero, supongo que hemos terminado aquí Drea. Adiós.
Y luego se gira para salir del balcón, pero la detengo, no puedo dejar que se vaya así.
—¿Quieres que sea honesta, Jaz? Bien. Nunca he sido buena con las emociones y mucho menos con los sentimientos y me gustaste en el momento en que te conocí. ¿Cómo no podrías gustarme? Pero repito, no soy buena con las emociones. No sé qué son y cuando logro identificarlas, no sé cómo expresarlas. Demasiado asustada de salir otra vez lastimada o peor aún, de perderte.
Dejar salir todo esto se siente bien. Algo así. Me deja una sensación de vacío, como si mi corazón fuera una cueva, erosionado por las duras olas de las tormentas que Jazmín provoca, hasta que no queda nada dentro de mí.
El entumecido se extiende por todo mi cuerpo. Una calma helada que me desconcierta.
Me digo que está bien, que puedo soportarlo.
—La verdad es que no sé cómo amar —continuo—. Eres tan amable y brillante, y me miras como si todo en mi valiera la pena y fuera digna de ti y de tu amistad. No es algo con lo que haya tenido que lidiar antes y no dije nada porque pensé que estaba haciendo lo mejor para ti.
Trago pesadamente contra el ardor en mi garganta y aliso la máscara que coloco en mi cara que reservo para cuando debo separarme emocionalmente de mis decisiones.
—Y la cuestión aquí es que soy una cobarde. Esa podría ser la síntesis de esta historia. No fui valiente como para mirar a quien amo a los ojos y decírselo. No lo hice por miedo y sé que soy algo difícil, ese sería el eufemismo del siglo, y si, lo soy, a veces ni yo me entiendo, pero... realmente...
—No —me interrumpe Jazmín con una emoción que no logro identificar—. No lo digas. Por favor, no lo digas. No ahora. No está noche.
—¿Qué es lo que crees que voy a decir?
Hemos estado bailando alrededor de esto y llenándonos de confusiones que a este punto no lo sé.
—No puedes decirlo. Spencer...
—Lo sé, no te estoy pidiendo que digas nada, fui yo quien nos dijo que no primero y mira, nunca podré disculparme por lo del beso, no debería haberlo hecho porque...
Pero no tengo la oportunidad de terminar porque Jazmín me interrumpe.
—¿Estás enamorada de mi Drea?
Me permito olvidar que ella es mi mejor amiga, que se acaba de casar hace solo unas horas y que no debería estar diciendo esto y menos teniendo está clase de conversación con ella.
Me permito ser egoísta.
—Sí —respondo—. Sí, estoy enamorada de ti. Tan, pero tan jodidamente enamorada y pensaba decirte, pero entonces me dijiste que te ibas a casar e intenté olvidar esto que siento, porque mereces ser feliz.
—¿Cuánto tiempo, Drea?
Sus ojos brillan con lágrimas y sacude la cabeza de forma lenta.
Mierda.
—¿Importa? Además, creía que eras heterosexual.
Para mí sorpresa y confusión Jazmín se ríe. Ella en realidad se está riendo, sonando casi histérica como si toda esta situación fuera una broma para ella. Cómo si este hubiera sido el chiste final de un buen programa de comedia completamente sádico.
—¡Jazmín esto no es gracioso!
—Oh, eso lo sé.
—Entonces, ¿por qué te ríes?
Jazmín no responde, solo se acerca a mí, levanta su mano y golpea mi mejilla con fuerza.
—¿Por qué acabas de hacer eso?
—No —espeta y levanta un dedo de manera acusatoria hacia mi—. Tuviste tu oportunidad de hablar, ahora es mi turno. Puedes escucharme o dejarme ir.
La estudio un momento antes de asentir con la cabeza.
—Me amas —reafirma—, y ¿quieres saber lo jodido de todo esto? ¡Yo también te amo! Te amo, te amo tanto, Drea y que me besaras fue un sueño hecho realidad, pero no puedo disfrutarlo porque estoy con Spencer y no soy una tramposa. Cuando me comprometo con una persona, lo hago en serio y Spencer es un buen hombre, no merece que lo engañe, no importa cuánto te ame por encima de él. No es justo.
Incluso de perfil puedo ver la forma en que la frente de Jazmín se arruga.
—Nunca nadie me ha hecho sentir como tú y no solo eso, eres mi mejor amiga y, aun así, solía preguntarme qué pasaría si sintieras lo mismo que yo y Drea, tuviste tantas oportunidades para decir algo. ¡¿Por qué no dijiste nada cuando te dije que te amaba?!
Su cabeza gira hacia mí y hay tanta ira en su mirada.
—¿Sabías que cada vez que te miraba veía la posibilidad de un para siempre para nosotras? —me pregunta— Te he amado por años y... ¡Fue tu idea que empezara a salir con Spencer! Y te dije que te amaba, varias veces, ¿por qué no dijiste nada? Te di tantas oportunidades y, ¿eliges justamente este momento? ¿En serio? Te pedí que no me hagas la villana de esta historia porque no lo merezco y mira, eso es justamente lo que has hecho.
Mis ojos se llenan de lágrimas y casi me derrumbo frente a ella.
—Luego me besas y actúas como si yo no tuviera voz y voto en todo esto o como si no importara mi opinión en toda esta situación. ¿Por qué actúas como si fueras la única que sufre con esta situación? Yo también estoy sufriendo, porque te he amado por años y me obligué a querer a otra persona para no perderte y si, no lo quiero tanto como a ti, pero igual tengo sentimientos por él. ¿Y ahora finalmente te armas de valor y me dices que me amas? ¿Justo después de mi boda? ¡Tuviste tantas jodidas oportunidades!
Más lágrimas empiezan a correr por sus mejillas.
—Dioses, te odio tanto en este momento, Drea Taylor Reagan.
Esperaba otra cachetada de su parte —reconozco que la merezco—, incluso otro estallido de palabras e ira, lo que no esperaba es que Jazmín me atraiga hacia ella y me bese, este beso es mucho más duro que el anterior y pienso que podría desmayarme; mi mente está abrumada por tantos pensamientos y mi visión se vuelve borrosa antes que cierre los ojos y me pierda en el beso.
Es también Jazmín quien lo profundiza y quién lo termina.
—Todavía no puedo hacer esto —es lo primero que dice cuando nos separamos—. Lo siento es solo que estoy casada. No puedo engañarlo. No soy ese tipo de persona y ya he hecho suficiente para traicionar su confianza y realmente lo siento, Drea.
Asiento con la cabeza, porque lo entiendo y no estoy molesta con ella, solo con la situación en general.
—Solo desearía —empiezo a decir—, haber dicho lo correcto, haber hecho lo correcto y así poder hacer toda esta situación más fácil para todos los involucrados, especialmente para ti. Pero como verás, soy terrible en esto y no es escusa, lamento si suena así. Pero, Jaz, estoy dispuesta a darte lo que quieras de mí. Amigas o no. Si quieres que me vaya lo haré, si quieres que me quede me quedaré. Quiero estar para ti de la forma que quieras, solo pido que me des un tiempo para lidiar con estos sentimientos. Solo eso.
Tomo su mano con cuidado y la coloco contra mi pecho, justo dónde late mi corazón.
—Rómpelo si quieres, Jazmín, puedes romperlo en un millón de pedazos si eso deseas y te hace sentir mejor, de todas formas, es tuyo. Solo tuyo. Así que puedes hacer lo que quieras con él.
Sería tan fácil acercar a Jazmín hacia mí y dejar que nuestros labios se vuelvan a encontrar, pero no puedo hacerle esto. Pero es lo que quiero hacer, besarla. Besarla como si nada más en el mundo importara, y bueno, no, nada más que ella me importa.
Estoy dispuesta a dejar que el mundo arda a mi alrededor si puedo tener a Jazmín; se lo que pasará si dejo que eso suceda. Lo consumirá todo y no quedará nada más que corazones rotos.
—Oh, Drea. Sabes que no puedo. Jamás te haría eso.
Aprieta mi mano antes de llevarla a sus labios, deja un beso en mi dorso y la suelta.
—Lo siento —susurra—. Lamento que haya tenido que ser así para nosotras, pero no puedo hacer esto. No seré esa persona. Solo... Dame tiempo. Por favor, dame tiempo.
Son sus últimas palabras antes de salir de la habitación, cerrando la puerta con una finalidad ensordecedora.
Porque cuando la puerta se cierra, mi mundo cae y todo se desmorona a mi alrededor, y yo también lo hago. Caigo al suelo como si todos mis huesos hubieran sido arrancados de mi cuerpo y todo lo que quedara fuera un saco de piel vacío.
La noche siguiente, después de casi dos botellas de vino y demasiados pensamientos sobre Jazmín, decido regresar a mi pent-house, tomando un momento para ir a caminar un poco y tomar algo de aire fresco.
Siento que mi teléfono vibra varias veces, pero no reviso quien es.
—Te dije que estaba bien —le dice Katie a Lena y Lennox cuando llego a mi Pent-house—. No era necesario enloquecer así.
Unas pisadas familiares llaman mi atención y muevo mi cabeza hacia la cocina para ver a mi mamá preparando te.
Coloca todo en una bandeja y regresa a la sala ofreciéndole las bebidas a mis hermanas.
No es que no hayamos convivido todas antes, lo hemos hecho, pero solo de forma falsamente cordial, ahora parece genuino. Lo cual me extraña.
—No me mires así —me dice mi madre—. Estaba preocupada por ti y ellas también. La preocupación por ti nos unió. Ahora dinos, ¿qué pasó?
Lennox parece querer decir algo y comparte una mirada con Lena, pero Katie la detiene.
Suelto un suspiro y Lena me cuenta que Jeny les dijo que no debían preocuparse porque estaba bien, pero que de todas formas les asustaba que no atienda el teléfono.
—Fui al hotel que suelo ir para alejarme de todo, Jazmín llegó y la besé. Después del beso, hablamos de forma muy acalorada. Ambas estábamos con los sentimientos a flor de piel y se dijeron varias cosas. Le dije que la amaba, ella me dio una cachetada y después dijo que también me amaba. Me gritó y me volvió a besar, se dijeron más cosas y ella se fue, y aquí estoy, dos días después.
—¿Eso es todo? —salta Lennox— ¿Y ya? No, no. Yo necesito más que eso. He estado en este barco desde el inicio y no me pueden hacer esto. No voy a dejar que este barco se hunda.
Katie pone una mano en la rodilla de mi hermana y le dice que se tranquilice, Lennox se deja caer contra el sofá con los brazos cruzados y una mueca de molestia en sus labios.
—¿Y qué pasará ahora? —me pregunta Lena.
—No lo sé, solo me queda esperar y ver.
Esperar para saber cuál es el desenlace de esta historia, lo bueno de todo esto, es que parece que cada vez estamos más cerca del final. La pregunta es, ¿será un final feliz o un final triste?
Solo el tiempo lo dirá.
Pero creo, que, si hemos estado prestando atención, ya sabemos cuál será la forma en que va a terminar esta historia.
"En resumen, el proceso que lleva a la colisión de dos estrellas puede ser complejo y variado, involucrando transferencia de masa, pérdida de energía orbital, formación de envolturas comunes y, en última instancia, eventos cataclísmicos como la fusión o explosión de las estrellas involucradas".
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