30. ¿Y si esta era nuestra última oportunidad?

P!nk - What About Us (0:50 - 1:22)

No registro mucho de lo que sucede después de lo que Remy acaba de decir, escucho a Lennox golpear el brazo de Colin y regañarlo por no decirle aquello de Jazmín y él responde que ella nunca preguntó, que de igual manera mi hermana pudo decirle que a mí me gustaba Jazmín y ambos llegan a la conclusión de que no se sentían bien revelando los sentimientos del otro.

No culpo a ninguno de los dos.

Todo esto fue una bola de nieve que nadie previno que llegaría a tomar un tamaño tan descomunal. Una bola de nieve que se empezó a formar desde que Jazmín y yo nos conocimos y que acaba de impactar contra mí.

Yo le gustaba a Jazmín —pienso—. Realmente tenía una oportunidad.

¿Ya no la tengo? ¿Ella realmente ya me superó?

—Entonces, ¿le dirás? —me pregunta Lennox, quien ha colocado sus codos sobre la mesa y me mira expectante y con ojos brillantes por la emoción, parece realmente feliz con la idea de que le diga a Jazmín mis sentimientos—. Ahora ya sabes que le gustas y obviamente a ti te gusta.

—Le gustaba —agrega Remy.

Y mi hermana le dice a Colin que se vaya despidiendo de su mejor amigo.

—Él tiene razón...

Remy salta de emoción.

—¡Por fin alguien sensato en esta mesa!

Pongo los ojos en blanco y continuo.

—¿Qué pasa si en serio ya me superó? ¿Se han puesto a pensar que ella puede simplemente aceptar que siente lo mismo porque soy su mejor amiga y no quiere perderme diciéndome que en realidad ya no le agrado de esa manera, y no dice eso porque no quiere arruinar las cosas entre nosotras?

Nadie en la mesa responde y yo sigo hablando.

—O, pero aún, ¿qué sucede si tiene miedo a estar sola otra vez porque está es la primera vez que siente que tiene una familia y que realmente pertenece a un lugar y por eso me sigue el juego aceptando mis sentimientos?

Es Katie, quien habla por primera vez desde la revelación de Remy.

—¿Cuánto tiempo has pasado inventando esos intrusivos y locos pensamientos llenos de pánico y miedo? —me pregunta mi hermana mayor.

Demasiado tiempo, aquello ha estado en mi mente prácticamente desde el primer segundo que supe que estaba enamorada de ella.

Lennox suspira ante mi silencio y pasa una mano por su cara.

—No sé qué hacer.

—Si no sabes que hacer, entonces no hagas nada—empieza a decir Katie, mirándome fijamente—. Tengo que decirte esto porque nadie más lo hará y te amo.

No entiendo exactamente hacia donde se dirige la conversación, pero creo que me puedo hacer una idea y no, no estoy lista.

—Lo sé, Katie.

—No, no creo que lo hagas.

Mis hombros caen de forma lenta, por la sensación de derrota que recorre mi cuerpo y mis labios se curvan hacia abajo en las comisuras.

Nos sentamos en silencio durante casi quince minutos.

—¿Cómo sabes que ella ya me superó? ¿Ella te lo dijo?

—Sí, lo hizo —responde Remy—. Le costó mucho, pero entre tu gira y tú estando lejos, ella empezó a compartir más con Spencer y bueno, ya sabes el resto.

Sí, terminamos aquí.

Él debe tener razón, ¿cierto?

—Espera, ¿cuándo él le pidió matrimonio ella aún sentía algo por mí?

La conversación en la terraza regresa a mi mente, su duda y la forma en que me miraba con tanto anhelo, pero, sobre todo, pienso en lo que dijo.

Solo dime lo que quieres —le pedí.

A ti —fue su respuesta.

Pero en ese momento no lo vi como una confesión, y ahora, deteniéndome a pensar, no lo vi de esa manera porque estoy tan llena de inseguridades que por mi cabeza, incluso aunque a Jazmín le gustaran las mujeres, no podía creer o considerar la idea de que le llegara a gustar yo.

¿Por qué le gustaría? —pensé.

Y es que, a pesar de todo, aún no me siento capaz de ser digna de una buena relación, de merecer un buen amor.

No me siento digna de ella.

—Sí —responde Remy sacándome de mis pensamientos—, por eso ella tardó tanto en aceptar. Quería estar segura y cuando finalmente lo estuvo, le dijo que sí.

Tiene sentido, porque a diferencia de cuando me dijo que se iba a casar, la noche que anunció su compromiso estaba sonriendo. Estaba feliz.

Llegué tarde. Fui cobarde, no hice nada y llegué tarde.

Tal vez en otra vida, pero aquí en esta, ya no.

—Pero sí estuvo enamorada de Drea por tanto tiempo, tal vez aún sienta algo por ella —comenta Lennox—. Un amor así no se pierde de la noche a la mañana.

—No pasó de un momento a otro, le tomó meses a Jazmín dejarla ir, pero lo consiguió. Según ella —agrega Colin—. De todas formas, si quieres saber qué es lo que realmente siente ella, deberías preguntarle.

—¿Ahora? Mi hermana se va a casar y con un buen hombre, no me parece justo para ella después de todo lo que pasó, que Drea le cuento justamente ahora lo que siente y ponga sus sentimientos sobre los hombros de Jaz. Mi hermana ya hizo su elección, al igual que Drea.

Hay una pausa en sus argumentos, uno que se prolonga notablemente y levanto mis ojos hacia todos ellos.

—Jazmín no sabía que Drea era una opción cuando hizo su elección, debería saberlo —insiste Lennox.

—¿De que serviría? —pregunta Katie— ¿Haría alguna diferencia si lo hicieras ahora? Ella se va a casar.

Intento en vano luchar contra la conmoción que sangra en mi rostro, pero sé que fallo al ver la expresión de Lennox, Katie, por el contrario, pertenece imperturbable.

—¿Qué es lo que me estás diciendo? ¿Estás diciendo que no debería decirle lo que siento por ella?

—No vamos a tomar ninguna decisión por ti, lo único que hacemos es dar argumentos basados en lo que nosotros, desde nuestras propias vivencias, haríamos. Pero no somos tú, no hemos pasado lo que tú tuviste que pasar, no tenemos tus miedos e inseguridades, así que, al final del día la única que puede decirte que hacer, eres tú misma —finaliza Katie.

Retrocedo, recostando mi espalda contra la silla.

Los demás permanecen en silencio, parecen estar de acuerdo con el argumento de Katie y en el fondo, yo también lo estoy.

—¿Cómo es que no te diste cuenta que ella te amaba? No era sutil —comenta Remy—. Tú llamabas y ella dejaba todo por ir por ti, por verte feliz. Estaba muy triste cuando Lennox le dijo que tú habías sugerido la cita con Spencer.

Lo recuerdo y ahora con ese conocimiento, todo adquiere un matiz diferente.

Le causé tanto daño sin saberlo. Lo jodí todo por mis miedos.

Fui yo quien le pidió a Lennox que le presentara alguien a Jazmín y sugerí a Spencer. Creé mi propio efecto mariposa.

—Creo que elegí no verlo —confieso—. Porque tenía miedo.

Y duele, pero es un dolor que yo misma me provoqué. Estas son las consecuencias de mis decisiones.

Siento que mis mejillas se calientan por la molestia que va en aumento en mi pecho, solo por el aguijón del puro desconcierto.

—Pienso que tengo que decirle, porque si no lo hago, entonces nunca más podré hacerlo, pero al mismo tiempo, pienso que si le digo la perderé.

—Debiste haber dicho algo —está de acuerdo conmigo Remy—, mucho antes de que llegara a este punto. Sí, debiste decir algo, tiempo pasado. Ahora ya es demasiado tarde.

Niego con la cabeza, Lennox pone una mano en mi hombro, pero la aparto de forma apresurada.

—En parte Remy tiene razón.

—¿Por qué actúas así? ¡Eres mi hermana! Deberías estar de mi lado y decirme que luche por lo que quiero.

—Lo hice. ¿Acaso lo olvidas? Te dije que vayas y consigas a la chica, pero no lo hiciste, Drea. Y ahora ni siquiera sé exactamente qué quieres hacer, creo que ni siquiera tú lo sabes. Sea lo que sea que estés pensando, terminará mal y solo quiero evitar que salgas aún más lastimada.

Len interviene y dice que ya ha sido suficiente, pero ni Katie o yo queremos ceder ante la discusión que estamos teniendo.

—¿Quieres cargarla con el peso de tus sentimientos justo antes de su boda? ¿Y esperas a que ella te corresponda? —me pregunta Remy y entiendo su molestia, no estoy realmente enojada con él, porque solo está defendiendo la felicidad de su hermana.

—¡No espero a que ella corresponda! Solo creo que debe saberlo. No sé cómo lo va a tomar ahora, solo sé que debo decirle. Necesito decirle.

Veo a Katie abandonar la pretensión de que estaba comiendo aquella ensalada y levanta sus ojos verdes hacia mí.

Me quedo quieta ante su mirada.

—Ella lo eligió a él porque no sabía que podía elegirme a mí y yo... Solo quiero que ella sea feliz, ¿es tan malo que piense que puede ser feliz conmigo?

Katie niega con la cabeza.

—Por supuesto que no. Claro que no.

Deja caer mi cabeza contra la mesa y cierro los ojos con fuerza. Siento una mano en mi espalda y estoy segura que es Lennox.

El resto del almuerzo transcurre en un tenso silencio y nadie más dice o comenta nada.

Cómo la mayoría de los días, me permito sentirme patética, perdida en mí misma, con el rostro mojado por las lágrimas. Mis brazos alrededor de una almohada empapada con mis lágrimas y me quedo dormida así.

Y cuando me despierto, maquillo las ojeras, cubro los ojos enrojecidos y pongo una sonrisa falsa en mi cara. Funciona por unos días, incluso varias semanas, hasta que los preparativos de la boda se vuelven cada vez más reales.

A pesar del dolor en mi pecho observo como Jazmín mueve un tulipán amarillo entre sus dedos y lo acerca a mi nariz con una sonrisa y ojos brillantes.

—Me gustan los tulipanes amarillos —me dice—. Me recuerdan a ti.

Spencer no pudo venir con ella a escoger las flores porque tuvo una emergencia de trabajo y como su dama de honor, me pidió que la acompañe a elegir las flores para su boda.

Dijo que la pasaríamos de maravilla.

—¿A mí? ¿Por qué?

—Había comprado un ramo de tulipanes amarillos el día que te conocí, antes que me persiga la policía.

Sonrío y Jazmín hace lo mismo.

Al principio me parecía extraño verla sonreír y estar de buen humor todo el tiempo. Solía mirarla confundida por su entusiasmo y positivismo, pero no era su culpa. Solo era yo y la forma en que crecí.

Jazmín es tan diferente a mí. Ella suele perderse en sus pensamientos y reírse de ellos sin importarle con quién o donde esté, se pierde en un plano diferente e ignora a las personas a su alrededor y no lo hace adrede, es solo Jazmín siendo ella.

Aunque no es algo que haga cuando está conmigo. Cuando estamos solo las dos, todo lo demás deja de existir y ambas solemos prestar total atención a lo que dice y hace la otra.

—No puedes tener tulipanes amarillos en tu boda —le explico.

Levanta una ceja y su sonrisa desaparece de su cara y mueve su rostro hacia mí provocando que sus risos rubios salten un poco.

Aprieto mis manos en puño para evitar el impulso de levantarla y cepillar su cabello detrás de su oreja.

—Lennox me contó que los tulipanes amarillos simbolizan la amistad y un amor sin futuro. Se la das a un amigo que sabes que te ama, pero cuyos sentimientos tú no correspondes.

Aparta sus ojos de los míos y observa el tulipán en su mano, recorriendo con su dedo los pétalos y yo pienso en su declaración de antes, cuando dijo que le recordaban a mí, ¿aún sigue pensando lo mismo? ¿Los tulipanes amarillos le siguen recordando a mí? Probablemente sí.

—Si es así, nada de tulipanes amarillos.

Aún con una mirada lejana y una ligera mueca, le devuelve el tulipán a la florista que me mira algo molesta.

—Gracias por evitar que elija la flor equivocada. Tengo suerte de tenerte como mejor amiga, Drea.

Sigue a la florista hacia una siguiente opción, pero yo no me muevo, me quedo mirándola.

Me doy cuenta, que la parte más difícil ha sido perderla sin poder decirle como me siento. Aunque realmente no la perdí porque no puedes perder algo que nunca has tenido. Y aunque sé que la he perdido, no quiero dejar de sentir lo que siento.

No quiero simplemente superarla.

E incluso si quisiera, no creo que puedo porque es difícil detener algo cuando no sabes dónde comienza y dónde termina.

—¿Sabías que hace tiempo yo estaba enamorada de ti?

Hay un silencio entonces y mis ojos buscan los ojos de Jazmín, ella sonríe, pero tiene la cabeza baja, mirando sus dedos que juguetean con su anillo de compromiso.

Oh, dioses.

¿Ella realmente acaba de decir eso?

—Muy enamorada.

Me doy cuenta que un amor que no se dice te desgarra hasta el alma, y ese clavo se hundió en mi ataúd de forma profunda mucho antes de esta conversación.

—Ni siquiera sé cuándo sucedió, un día no podía dejar de mirar tus entrevistas y escuchar tu música, y al siguiente te besé en la acera para escapar de la policía y no podía dejar de pensar en ti.

Quita el tulipán amarillo de un hermoso arreglo y lo mueve en sus dedos.

—Realmente no sé en qué momento me enamoré de ti, pero una noche estábamos en la terraza y las luces te iluminaron de una forma que me hizo contener el aliento y fue ahí cuando lo supe. En ese momento entendí que ibas a destruirme lo quieras o no, porque nunca antes me había sentido así por otra persona, Drea. Solo tú. Nadie más que tú.

Es tan desgarrador escucharla hablar así de mí, de los sentimientos que tenía.

¿Por qué no dije nada antes? Dioses, si lo hubiera hecho ella estaría conmigo. Estaríamos juntas y esta podría ser nuestra boda.

Ella podría estar sonriéndome de la manera en que le sonríe ahora a él.

—Oh, vamos, Drea —dice en tono gentil y lento, dejando el tulipán amarillo entre mis dedos—. Quiero decir, ¿cómo podrías culparme? Pensaba que eras perfecta. Óbviame aún lo hago, porque algunas cosas no cambian, pero vamos, no finjas que no lo sabías.

La sola idea de que Jazmín haya estado suspirando por mí, de cualquier manera, anhelando lo mismo que yo, es más de lo que puedo soportar.

Me mira, de manera pensativa.

—No lo sabía —confieso en voz baja—. Realmente no lo sabía.

El surco entre sus cejas se profundiza, ella se inclina hacia atrás, algo vacilante y cautelosa.

—Drea, lo siento, no debí decir eso. No quería molestarte. De verdad, olvida lo que dije.

Su ceño se frunce y aprieta sus manos a sus costados mientras su rostro se arruga en una mueca tensa y llena de preocupación.

—De verdad no quería molestarte, eso fue hace tiempo, lo juro y ya lo superé. Lo prometo. Solo pensé que sería una historia divertida que contar dado el significado de los tulipanes amarillos y...

—No estoy molesta —la interrumpo—. Estoy bien.

La amo. Más de lo que he amado a nadie en toda mi vida y pensaba que no podía permitirme amarla porque ella amaba a otra persona, y que solo me amaba como a su mejor amiga y la broma amarga es que estaba enamorada de mí.

Tiempo pasado.

Dioses fui tan estúpida y cobarde.

Siempre me ha costado asimilar los sentimientos. Ya sea odio, amor o cualquier otra cosa, pero realmente debería haber hecho un esfuerzo por ella y expresarle lo que siento.

Ahora es demasiado tarde y estamos aquí.

—Solo desearía que me lo hubiera dicho antes.

Jazmín retrocede y parece casi ofendida.

—Lo hice. ¿Recuerdas? Varias veces y siempre dijiste que éramos mejores amigas. Nunca tomaste en serio ninguna de mis confesiones, pero está bien, lo entiendo. No pasa nada. Cómo te dije, lo superé. Seguí adelante y mira, me voy a casar.

El silencio se cuela entre el espacio que nos separa y nos envuelve con fuerza hasta que la dueña de la floristería nos llama para elegir el arreglo según las flores y colores que Jazmín le indicó.

Saliendo de la floristería, la lluvia cae de un cielo gris y opaco y tamborilea contra el auto.

Ninguna de las dos dice nada.

—¿Aún quieres acompañarme a ver los vestidos de novia? No tienes que hacerlo si...

—Por supuesto, vamos. Soy la dama de honor. ¿Cierto? Ese es mi trabajo.

Le sonrío, no estoy segura de sí mi sonrisa resulta convincente, pero Jazmín me la devuelve.

En el camino comenta que su madre quería elegir su vestido, pero que ella le dijo que no, que en la actualidad mantiene un contacto mínimo con ella porque no quiere dejarse afectar por los malos comentarios de su mamá.

Ya hay algunas opciones de vestidos esperando por nosotras cuando llegamos.

—Mira, creo que este te gustará este. Ya verás, Drea.

Su voz suena amortiguada por las pesadas cortinas y yo bebo lo último que queda del champán que me dio la asistente, para prepararme antes de verla.

Me recuesto sobre los suaves cojines con los ojos cerrados.

—Te verás absolutamente hermosa con cualquier cosa que decidas utilizar.

—Por eso eres mi favorita.

Jazmín saca un brazo pálido y la dependiente de la tienda desliza un montón de tela a través de la rendija.

—No, en serio creo que te va a gustar —sigue diciendo ella—, porque lo escogí pensando en ti, para que combine con tu vestido de dama de honor. ¿Ya viste el diseño que te envié?

Pienso de forma distraída que ahora me vendría bien un cigarro o dos, pero aparto aquel pensamiento.

Esta misma mañana me desperté con una resaca por todo lo que bebí anoche en una forma poco sana de prepararme para este día.

—¿Drea?

La dama que está ayudando a Jazmín me lanza una mirada mordaz y me mira de pies a cabeza con aparente disgusto.

Pero, ¿quién se cree esa mujer? Si me da la gana compro toda esta tienda, incluida a ella.

—¿Drea? Mira, ¿qué te parece? —pregunta mientras sale de detrás de las cortinas.

No estoy en absoluto preparada para ver a Jazmín con un vestido de novia.

Oh, dioses benditos.

Si no lo supiera antes, este sería justo el momento donde me daría cuenta que estoy enamorada de ella. Tan, pero tan jodidamente enamorada.

Y siento como se humedecen mis ojos al verla.

—¿Te gusta?

El momento persiste como un sueño, algo confuso, pero embriagador y demasiado adictivo, y siento el deseo de estirar mis manos y tomar los brillantes hilos de gasa que arrastran la felicidad casi visceral de Jazmín.

Me mira a través de sus largas pestañas, con algo similar a la timidez y sus mejillas teñidas de rosa mientras hace un leve giro para mostrarme mejor el vestido

Se ve radiante.

El vestido baja de forma etérea y suave por su cuerpo, envolviéndose alrededor de su figura de manera encantadora. Ella se ve tan irreal y al mismo tiempo tan tangible.

—¿Drea?

Pienso que podría mirarla para siempre, y estoy casi segura que es en todo lo que pensaré más tarde o mañana, y los días que le siguen.

—¿No vas a decirme que opinas?

Agacha la cabeza de forma tímida y veo que mueve sus manos de esa manera que tiene de hacerlo cuando está nerviosa.

Pero yo no puedo hacer esto. Tengo que irme ahora.

Esto es demasiado para mí y mi, ya de por sí, adolorido corazón.

—Tengo que irme —es lo que sale de mis labios y me pongo de pie, porque realmente necesito irme.

Porque puedo sentir como el aire se vuelve espeso a mi alrededor y como mi corazón se acelera ante esta situación. Mis manos empiezan a sudar frío y mi cabeza se siente pesada.

Llevo mi mano a mi pecho porque lo siento pesado y sé que es, pero de todas formas busco por si hay algo que lo está oprimiendo y no, no hay nada, es solo está situación que se ha salido de control.

—Lo siento mucho, Jaz, pero ha surgido algo en la disquera y no me puedo quedar.

Puedo verlo en su rostro, ella no me cree, me conoce lo suficiente como para saber que miento, sobre todo, porque ni siquiera me estoy esforzando en ocultar que es una mentira.

—Por supuesto —me dice en voz baja y la sonrisa ha desaparecido de su rostro al igual que la emoción de hace un momento—. Entiendo, de verdad, no te preocupes.

Nos quedamos mirando por un largo momento, ninguna de las dos se mueve, ella porque no sabe que es lo que realmente está pasando y yo porque no sé si pueda.

Al final, logro dar un paso hacia atrás y luego otro.

—Lo siento, de verdad lo siento, Jaz.

La miro y solo un pensamiento viene a mi mente:

La voy a querer en silencio hasta que mis sentimientos desaparezcan.

—No te preocupes Drea, entiendo —hay un toque de nostalgia en su tono—. Lo sé, ya le compensarás después.

Siempre he sido su favorita y pude ser la elegida, si tan solo le hubiera dicho a tiempo como me siento.

Entonces, sin decir más, salgo casi corriendo lejos de la tienda tratando de alejarme lo más rápido que pueda porque no creo poder seguir sosteniéndome en pie un poco más.

Todo duele.

Duele demasiado.

Y no me siento capaz de llegar hasta la boda. No creo poder soportar verla caminar hacia el altar, no puedo. Simplemente no puedo.

"La característica sorprendente del entrelazamiento cuántico es que esta correlación cuántica no se ve afectada por la distancia entre las partículas entrelazadas. Incluso si las partículas están separadas por enormes distancias, un cambio en el estado de una partícula afectará instantáneamente al estado de la otra, lo que desafía nuestra intuición clásica sobre la información y las interacciones".

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