3. ¿Te hubiera encontrado en otra vida?

Morat & Tini - Consejos de amor (1:27 - 2:18)

Una de mis niñeras comentó una vez que nací en un hogar roto. Yo era muy pequeña y no entendía a qué se refería, tampoco me importaba mucho en esa época donde pensé que lo tenía todo, aunque ahora entiendo, que realmente nunca tuve nada.

Solía ver a mi madre, arreglarse para algún evento, me sentaba en su cama y la veía colocar maquillaje en su cara y le sonreía, esperando a que ella me regrese la sonrisa, pero no lo hacía. Nunca lo hizo. A pesar de eso, amaba esos momentos porque eran los únicos que compartía con ella.

Pobre niña nacida en este hogar roto —murmuro mi Nana número cinco.

Unos pocos años después, entendí que no solo lo dijo porque mis padres amaban sus trabajos más de lo que me amaban a mí, sino también por la forma en que vivíamos solo de apariencias. Fingiendo que éramos la familia perfecta cuando a puertas cerradas mis padres se odiaban y ni siquiera me dirigían una mirada.

¿Hay algo malo conmigo? —le pregunté a mi Nana número ocho cuando mi mamá empezó a cerrar la puerta para evitar que yo entre a su habitación mientras ella se arreglaba.

Antes de eso, mi mamá nunca me dio un beso de buenas noches o leía cuántos para mí antes de dormir. Tampoco me abrazaba, decía que los abrazos no eran lo de ella y por eso me regaló un enorme peluche porque a mí me gustaba abrazar a la gente.

Amaba ese peluche, lo llevaba a todas partes hasta que, al abrazarlo, empecé a recordar la forma en que mi madre me apartaba o como ignoraba cuando hablaba.

Mi madre me quiere —le dije a mi Nana número nueve—. A su manera, pero me quiere.

Porque mi mamá estaba ahí. A pesar de todo, ella estaba ahí. Papá no, él ni siquiera fingía que yo le importaba. Y un día solo se fue y jamás regresó, solo se alejó. Después de la forma abrupta de su partida tuve miedo a que mi madre haga lo mismo.

El miedo a ser abandonada empezó a crecer dentro de mí. Mis padres sembraron la semilla y me dejaron ahí, sola, viendo como germinaba dentro de mi cuerpo, echando fuertes raíces y apropiándose de todo. A su vez, de la mano, creció el miedo a que las personas me dejen de querer.

No me dejes, por favor, no me dejes —le rogué a mi Nana número doce—. Por favor, no me dejes.

Me empecé a esforzar mucho para que las personas no me dejen de querer, para que no me dejen. Tanto así, que empecé a ser una persona que no soy. Empecé a hacer las cosas que sabía que les gustaban a otras personas, incluso aunque yo no quería, solo para que no me dejen y es que estaba tan sola, me sentía tan sola y tan necesitaba de afecto, que cuidaba como un tesoro cuando alguien me daba el mínimo de atención.

Y un día, conocí a Colin Hayes, el mejor amigo de mi nuevo hermanastro. Colin tenía la sonrisa más brillante y genuina que había visto en mi vida. Era dulce, amable y me miró, a mí, no solo a la persona que fingía ser para agradar a mi madre, él vio a la verdadera Jazmín y le gustó esa Jaz.

Antes de Colin mis relaciones siempre fueron vacías —nunca tuve en si una relación con Colín—, debido a mi pasado, no podía conectar a un nivel más profundo y por ese motivo, de forma eventual, me dejaban.

Con Colin fue diferente, ambos entendíamos la soledad, el deseo de entender porque nuestros papás se fueron de la manera en que lo hicieron. Teníamos está conexión para hablar sobre películas, series y música. Sobre todo, música. Él solía traer todos los ingredientes necesarios y me ayuda a hornear galletas o magdalenas. Nada se sintió forzado, sé sintió natural, nuevo.

Ahora tienes un amigo que te respalda, Jazmín —me dijo, después de una discusión que tuve con mi madre—. No estás sola.

Y después de eso me abrazó. Él me abrazó. A mí, a esa niña que solía amar los abrazos y los cuales le eran negados por sus padres. La niña que creció solo con abrazos de su peluche y quien era su única compañía. Esa misma persona estaba siendo abrazada por un amigo. Fue un abrazo fuerte, se sintió como una eternidad. Como si con aquel abrazo él ayudara a pegar algunas de las piezas que se habían roto dentro de mí.

No quería soltarme de ese abrazo. No quería perder esa sensación de calidez

A ese abrazo le siguieron otro y otro, y muchos más hasta qué, al igual que otras personas antes de él, Colin también me dejó.

Y entonces, si él ya me dejó una vez, ¿por qué estoy aquí aferrándome a cosas que debería soltar? ¿Por qué sigo manteniendo aquel miedo a ser abandonada y me sujeto con fuerza a quien me da la mínima atención y afecto? Es tan patético.

—No crees que debería sentirme culpable por no querer ir a trabajar a ese lugar. ¿Verdad? No después de lo que sucedió —pregunta Colin y luce inseguro.

—Bueno, te diría que no le des ese poder. Que no dejes que gane y te quite el trabajo que tanto amabas y que te hacía muy feliz, pero Colin, es tu dolor y solo tú saber cómo lidiar con él. Si no quieres ir, no vayas.

Han pasado más de dos semanas desde que el mejor amigo de Lorna llamó a la radio y dijo en directo que Lorna le había sido infiel a Colin con él.

Vaya trágica manera de enterarse de una infidelidad.

Desde el día siguiente a eso, él vino a mi apartamento y se ha estado quedando aquí. Dice que no puede regresar a ese lugar.

—No puedo ir ahí, Jaz. Simplemente no puedo.

Se ve abatido, centrando su atención en la tarta de manzana que hay en el plato frente a él.

—¿Por qué siempre voy tras la chica equivocada?

Hay una pausa pesada y densa.

No sé exactamente cómo responder.

—Pensé que había aprendido la lección la última vez, pero no, de nuevo, vuelvo a ir tras alguien que simplemente... ¿Qué está mal conmigo?

Su voz tiembla y se quiebra de forma leve ante la última palabra, su frase casi vacila.

—Nada está mal contigo, lo que hizo Lorna, no tiene nada que ver con la persona que eres, si no con la clase de persona que ella es.

Aprieto los labios con fuerza por un momento antes de aflojar la tensión y mirar a Colin de nuevo.

—Eres una gran persona, una de las mejores personas que he conocido y estoy segura que un día encontraras a alguien que vea todas esas virtudes que tienes. Si Lorna no supo verlo, si no pudo valorarte, es ella quien pierde, no tú.

—Tal vez, pero justo ahora, soy yo quien se siente como un perdedor. Pero tú me entiendes, ya pasaste por esto. ¿Cómo hiciste para sentirte mejor?

Me encojo de hombros.

—Con tiempo y centrándome en mi trabajo. Fue difícil, porque me dolió no ver lo que todos veían y la forma en que él jugó conmigo, pero al mismo tiempo, no fue difícil dejarlo ir. No solo por lo que me hizo, sino porque no estaba enamorada de él, más que nada, amaba la idea de sentirme amaba. No lo amaba como...

Cómo te amaba a ti —completo en mi mente.

Jugueteo con mis manos y pienso que decir.

—No lo amaba como pensé que lo hacía —finalizo.

Dejé que Mark, mi ex, se acercara a mi porque me sentía sola y quería llenar el vacío que Colin había dejado en mi vida.

Y Mark tenía tantas banderas rojas que yo estúpidamente decidí ignorar.

Me mantengo de pie mirando la puerta tratando de tomar cada gramo de valor que pueda para entrar. Mis manos sudan y tiemblan un poco. Respiro hondo para intentar controlar mis emociones antes de entrar a hablar con mi madre.

Toco una vez y luego otra, eso es suficiente, mi madre detesta que toquen más que eso.

—Adelante.

Abro la puerta y veo a mi madre sentada detrás de su escritorio que está cubierto de papeles.

—¿De qué quieres hablar conmigo, Jazmín? Y que sea rápido, no tengo tiempo.

Jamás tiene tiempo para mí, es algo a lo que ya estoy acostumbrada.

Está bien, Jazmín —solía consolarme a mí misma—. El trabajo es importante para ella. Está bien, ya recordará el otro año tu cumpleaños.

Me acomodo en la silla frente al escritorio, con la espalda recta y mi mentón en alto.

—Conocí a alguien. No sé si tú lo conozcas, trabaja en el departamento de negocios internacionales, se llama Mark es solo un asistente, pero me gusta y creo que yo también podría gustarle.

Incluso sí no le gusto, al menos no me quedaré con la duda de lo que pudo ser. ¿Verdad? Al menos está vez estaré luchando por algo que quiero.

—¿Y por qué crees eso? ¿Qué hay en ti que podría gustarle? Jazmín, hija mía, tienes una inteligencia extraordinaria que decides desperdiciar y una belleza común. No tienes ningún talento que llame la atención o algo que te haga sobresalir entre los demás. ¿Por qué alguien se fijaría en ti para algo serio? Y no estoy intentado ser cruel, solo estoy siendo honesta contigo. Alguien tiene que serlo para que dejes de soñar con cosas que no puedes tener. Ahora, vete y déjame seguir con mi trabajo.

—Pero, mamá...

—Sin peros, no vas a salir con un simple empleado que seguro lo único que quiere es un mejor puesto o tu dinero.

Mi madre me quiere —me repito en mi mente—. A su manera, pero ella me quiere.

—El tiempo ayuda —le sigo diciendo a Colin y aprieto de forma leve su hombro—, ya verás.

—Sí, estoy seguro, solo que ahora se siente como si este sentimiento nunca se fuera a ir. Y, he estado pensando, incluso ya lo hablé con mi hermana. Creo que lo mejor será irme de aquí.

Él se va. Me va a dejar.

—¿Te vas? ¿A dónde?

Tararea algo que no logro comprender.

—No lo sé.

No seas egoísta, me recuerdo, él está pasando un mal momento.

—Tal vez podrías ir a San Francisco, ¿no está ahí tu familia? Podrían ser el apoyo que necesitas.

Mi profundo miedo al abandono hace mella en mí y me dice que, si yo hubiera sido una mejor amiga, que, si lo hubiera apoyado más, él no tendría razones para irse. Aquellos miedos me gritan que no soy suficiente y por eso Colin se va.

—Jaz, no pongas esa cara, no me iré y me olvidaré de ti. No importa a donde vaya, seguiremos en contacto, te contaré todo lo que me suceda, lo prometo. Seguiremos siendo amigos incluso aunque yo esté en otro estado.

Eso dicen y al principio uno se mantiene en contacto, pero poco a poco eso se va deteriorando y al final, se vuelven extraños.

—Eres mi amiga, una muy querida e importante amiga, no podría olvidarme de ti.

—¿No solo se debe a que soy la hermanastra de tu mejor amigo?

Me sonríe y niega con la cabeza, toma una de mis manos entre las suyas.

—Por supuesto que no, es porque eres alguien especial y soy muy dichoso al tener tu amistad.

—Está bien, lo entiendo y te ayudaré en todo respeto a la mudanza. Lo que necesites, solo avísame.

Tomo su rostro entre mis manos.

—Déjame verte, así podré ver la diferencia cuando te vaya a visitar dentro de un tiempo.

Ambos nos reímos.

—Oye, si vas a San Francisco podrías conseguir el autógrafo de mi cantante favorita.

—Creí que tú cantante favorito era Hozier. Aunque a veces olvido que, en lo referente a cantantes favoritos, eres como Remy quien tiene un amor de su vida diferente cada semana.

Golpeo su hombro.

—No puedo creer que me estés comparando con Remy.

Empezamos a hacer planes para su mudanza, poniendo en hechos sus pensamientos. Lo ayudo a guardar algunas de sus pertenencias, a elegir apartamento entre las opciones que le manda su hermana y a practicar como realizará su trabajo de chofer que es el trabajo que le ayudan a conseguir.

No me siento listo para regresar a la radio —me contó—. Un cambio me viene bien.

Lo veo irse una mañana y me despido con la mano hasta que lo dejo de ver e incluso un poco después.

Cuando Remy llama, no le cuento nada porque Colin me pidió que no lo haga.

—Todo está bien —le digo a Remy—. ¿Tú cómo estás?

No debería molestarme o ponerme triste la soledad en la que estoy envuelta, porque en parte estoy acostumbrada a ella. También estoy acostumbrada a ver cómo las personas se van.

Mamá nunca dejó que ninguna de mis niñeras o personas que trabajaban en la casa, durarán más de un año. No importaba si yo me había encariñado con alguna de ellas, al año de su contrato, se marchaban. Así que me acostumbré a ver a las personas irse de mi vida.

Ahora no es diferente, y eso es lo que me repito por las siguientes semanas.

—Oye patito, ¿no vas a abrazar a tu hermano favorito?

Levanto la cabeza y sonrío al ver a Remy en la sala de mi apartamento.

Me quito el delantal y limpio mis manos antes de correr abrazarlo.

—Eres mi único hermano.

También es la única familia que se preocupa por mí.

—Por eso soy tu favorito.

Deja un beso en mi mejilla y levanta su cabeza para ver lo que estaba horneando.

—No sabía que ibas a venir, pero estoy haciendo pie de limón.

—Y por eso eres mi favorita.

—¿Acabas de llegar?

Tararea una afirmación mientras revisa los gabinetes de mi cocina en busca de comida chatarra. Encuentra una bolsa de sus frituras favoritas que compré especialmente para él y la abre con entusiasmo.

A veces actúa más como un niño, que como el adulto que es.

—Sí, hace solo una hora, vine primero a verte y después pienso ir a visitar a Colin. Ni siquiera he podido hablar con él en este tiempo. Con los ensayos, conciertos y cambios horarios tenía el tiempo justo para hablar contigo y eso porque eres un ave nocturna.

Muerdo mi labio y bajo la mirada, Remy se da cuenta y se acerca.

—¿Qué pasa, Jaz?

—Colin no está en New York.

—¿Se fue de viaje? ¿Cómo así?

Se que Colín me pidió que no le cuente a Remy, pero eso era cuando estaba de gira, ahora está aquí y de una u otra forma se va a enterar.

—Lorna engañó a Colin con su amigo, Mike y este Mike llamó a la radio justo en el programa de Colin y contó en vivo sobre la infidelidad de Lorna y como ellos "celebraron" el compromiso de Colin y Lorna. Después ellos discutieron, Lorna le dijo que se estaba conformando con Colin, le dio el anillo y ahora está casada con Mike o eso escuché. Colin se mudó aquí por dos semanas antes de mudarse a San Francisco. Y eso es todo. Vaya resumen. ¿Cierto?

—¡¿Que?! ¿Y no pensaste mencionar nada de eso en alguna de las llamadas que te hice? Decir algo como, oye Remy a tu mejor amigo le rompieron el corazón, por cierto, ¿cómo está el clima en Francia?

—Si te pregunté cómo estaba el clima en Francia. Dos veces.

Abre la boca para decir algo y la vuelve a cerrar, coloca la bolsa de frituras sobre el mesón y saca su teléfono para hacer un par de llamadas.

—Colin me pidió que no diga nada. Lo siento.

Su postura se relaja y se gira para mirarme.

—Él no quería que te preocupes, estabas de gira y sabe cómo eres —sigo explicando—. De verdad lo siento. No quería ocultarte algo.

—Lo sé, Jaz y no estoy enojado contigo. Bueno un poco, pero es pasajero. Jamás puedo enojarme contigo por mucho tiempo.

Deja un beso en mi frente y me sonríe.

—Ahora, lamento que esto sea una visita corta, pero tengo que ir a visitar a mi mejor amigo y ver cómo sigue.

—Lo entiendo. Ve y avísame como está, no he hablado mucho con él.

Al principio si, después, como supuse, lo mensajes dejaron de llegar.

—Te quiero y te llamaré cuando aterrice en San Francisco.

—También te quiero.

Deja otro beso en mi frente y se despide de mí, llevándose la bolsa de frituras con él.

Me quedo sola en el apartamento mirando la puerta por dónde él acaba de irse y algo dentro de mi pecho duele un poco porque me hubiera gustado que se quede, aunque sea solo unos minutos más. Que pregunte cómo estoy y me cuente cómo le fue en su viaje. Me siento egoísta por querer aquello. Es entendible que Remy quiera ver cómo está su mejor amigo.

En la lista de prioridades de Remy, Colin está por encima de mí y lo entiendo, no es una sorpresa. Hasta ahora, jamás he sido el número uno en la lista de prioridades de nadie.

—Soledad mi única amiga.

Regreso a la cocina, me vuelvo a colocar el delantal, enciendo la radio y sigo horneando.

Esa es mi rutina por los siguientes días y semanas: Me levanto, voy al trabajo, regreso, enciendo la radio o la televisión para no sentirme tan sola y me pongo a hornear. Me gusta el suave y dulce aroma que envuelve el apartamento cuando estoy horneando algún postre.

A veces es parte de mi rutina recibir un mensaje o llamada de Remy.

Es una rutina tranquila, a la que me estoy acostumbrando, pero también, me llena de esa sensación de insuficiencia. Esto no debería ser toda mi vida. Quiero más, merezco más.

Pero, entonces, ¿por qué no hago algo para cambiar esto?

—Oh, Jazmín, ¿por qué eres tan tú?

Enciendo la televisión y cambio de canales hasta que uno llama mi atención.

Hay una nueva entrevista, Drea está sentada en un sillón similar al anterior. Incluso la decoración es similar. ¿Todos los Talk show tienen el mismo diseño de escenario? Creería que es la misma entrevista si no fuera por la ropa de Drea.

Se ríe de algo que dice el presentador y cuando deja de reír, luce cansada.

—Eso es porque soy un producto —responde a la pregunta que le hizo el presentador y no alcancé a escuchar—. Esa es una de las primeras cosas que aprendemos en esta industria, tú deberías saberlo. Has estado en esto por años. El público no nos ve como personas, si no como un medio de entretenimiento. Tenemos que ser lo que ellos quieren que seamos. Es cansado.

Y sí, ella se ve cansada y tiene esa misma mirada vacía y lejana que tenía aquel día en el escenario.

Parece ser una mirada habitual en ella, incluso cuando su expresión cambia y adquiere un toque burlón y hay cierto brillo en su mirada, sigue estando vacía.

—Eso es una manera divertida de verlo. Oye mírame acabo de romper con mi novia, pero daré las declaraciones que quieran solo para satisfacer su curiosidad sobre mi vida privada que ustedes creen que les pertenece —comenta el presentador en un tono sarcástico y burlón que divierte al público y lo hace reír, Drea no se ríe, solo sonríe—. Sí, entiendo de lo que hablas.

—Exacto. Dicen, ella luce agotada, pero no preguntan la razón y en su lugar me preguntan, ¿cuándo será el siguiente concierto? ¿Cuándo sacarás un nuevo álbum? ¡Mi álbum acaba de salir! Dame un respiro, por favor.

Lo comenta en un tono ligero y con un toque de humor, podría pasar solo como una broma en un programa, algo olvidado y que nadie prestará atención, pero entiendo que hay algo más ahí, que hay un toque de verdad detrás de todo lo que dice.

Oh, ¿tal vez estoy proyectando mis problemas en ella?

Puede ser. Estar sola podría estar afectándome.

—Parece que odio está industria. ¿Verdad? Pero no es eso, es solo... ¿Has visto The Truman Show? —pregunta y el presentador responde que sí—. Es mi película favorita y es la mejor forma que tengo de representar como me siento. Yo soy Truman.

El público y el presentador vuelven a reír, aunque no veo la diversión en lo que ella acaba de decir.

—¿Y hay algún protagonista en aquel Show?

—¿Esa es tu forma de preguntarme si estoy en una relación? Una manera nada original, pero no. No entiendo por qué me preguntan eso en cada programa al que voy. La respuesta a esa pregunta siempre será no.

Hace un gesto con la mano y se gira hacia el público para guiñarle un ojo.

—¿Siempre será no? ¿Estás segura?

—Sí, no estoy interesada en una relación romántica, como puedes ver en las revistas y en internet, las relaciones casuales son más lo mío. Soy joven y quiero divertirme.

—Con hombres y mujeres por lo que podemos ver.

Ese comentario se gana una risa por parte de Drea.

—Sí, no soy tan egoísta, no puedo negarles algo de esto ni a los hombres, ni mucho menos a las mujeres. A los hombres por capricho y a las mujeres por deleite.

—Vaya buena vida la que llevas.

La sonrisa de Drea flaquea un poco, se cae en una esquina, pero logra mantener una sonrisa torcida que le juega a favor.

Sus ojos verdes se dirigen al presentador.

—Si, podría decirse. Solo sé que la vida es demasiado corta para quedarnos con las ganas de hacer lo que queremos. ¿No lo crees? Un día estamos aquí y mañana no sabemos, ¿por qué entonces no hacemos eso que llevamos tiempo queriendo hacer?

Soy consciente que ella no me está hablando directamente a mí, pero sus palabras me hacen dar cuenta que estoy jugando a lo seguro. No estoy elevando mis apuestas porque tengo miedo a varias cosas, entre ellas al fracaso.

Me levanto del sofá y busco mi laptop para empezar a escribir mi carta de renuncia porque no puedo seguir haciendo lo mismo día a día esperando diferentes resultados.

—Es momento de hacer algo para conseguir mis sueños.

Gracias, Drea.

Incluso aunque no lo sepas, de nuevo, me has ayudado.

"Antes de que dos estrellas colisionen, se produce un proceso de inspiral. Esto significa que las dos estrellas comienzan a orbitar cada vez más cerca del uno al otro por el atractivo gravitacional. A medida que se aproximan, la gravedad les hace perder energía, lo que aumenta su velocidad de rotación. El impacto final es el resultado de toda esta energía acumulada".

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