[02]
— ¡¿DETENCIÓN?! Pero... Pero, ni siquiera fui yo quien lo hizo. ¡Me han tendido una trampa!
Jimin observa completamente petrificado al director de la universidad, sintiendo la indignación presentándose. Casi tan rápido como el pánico que sintió al salir del salón de clases siendo halado de las orejas por su profesor se desvaneció, sintió unas inmensas ganas de gritar debido al coraje causado por la injusticia.
— ¿Esperas que te crea cuando el mismo profesor te ha atrapado con la tinta en manos? Jimin, la detención es lo mínimo que puedo hacer tomando en cuenta que no quiero tener problemas con los docentes aquí, ni mucho menos obligarte a un castigo mucho peor.
Jimin lleva su cabello hacia atrás, intentando que la frustración logre disiparse, a medida que su respiración y sus pensamientos cobran compostura y cree ser capaz de hablar de manera pacifica, piensa que realmente tiene oportunidad de que dicho incidente pase desapercibido.
— Estoy seguro de que debe haber otra manera...— Suplicó indirectamente —Por favor, director. Tengo proyectos que entregar, no podría soportar estar un minuto más aquí después de clases...
Jimin, quien a pesar de ser un alumno regular, dedicaba parte de su tiempo al repaso cotidiano. Había una frase repetitiva la mayor parte del tiempo en su cabeza: "Dar y recibir". La razón por la que no descuidaba sus estudios era la misma razón por la que sus padres no le privaban de seguir asistiendo a la academia de baile cada fin de semana.
Definitivamente Jimin no podía tener un distractor en este momento, ni mucho menos sus padres podían enterarse de este incidente si deseaba mantener una vida tranquila y sin reproches, tal como había estado manejándolo los últimos meses.
El viejo director le observó elevando una ceja, dejó caer sus codos sobre el escritorio, mirándole directamente a los ojos y con media sonrisa en su rostro tomó aire antes de hablar.
— Pensándolo bien, quizá exista otra forma...
(...)
Jung Hoseok mueve los pies con desesperación, esperando ver a su mejor amigo salir de las puertas de la dirección completamente ileso.
Durante el resto de la clase, el pelinaranja no había podido pasar por alto la ira que bullía tan efímeramente en el centro de su pecho al ver esa sonrisa burlona en el rostro de Kim Taehyung. Había pasado por alto el narcisismo existencial con el que se caracterizaba aquel chico, incluso ignoró su comportamiento asqueroso, su egocentrismo, hasta las acciones más deplorables que cotidianamente hacía en la escuela. Después de todo... ¿Quién era él para romper las ilusiones de su mejor amigo, quien a pesar de todo aquello seguía viendo a Taehyung como el amor de su vida?
No se preocupó demasiado en realidad, bastaba ver la clase de persona que era y el tipo de personas con las que se relacionaba, para saber que no había ni una mínima oportunidad de que él y su mejor amigo tuvieran una relación. Decidió apoyar el corazón palpitante de Jimin como debería hacerlo, sólo porque Hoseok estaba seguro que no pasaría de ser un amor unilateral.
Había estado bien de esa manera, sólo estando seguro de que Jimin estaría bien al menos viéndole desde la distancia, seguro de que de ese modo no saldría herido. Sin embargo, cuando observó lo de esa mañana, no sólo la sangre subió a su cabeza, sino también sintió una inmensa necesidad de golpear ese "lindo rostro", como su mejor amigo le llamaba.
Aunque en ese momento, al verlo levantarse de su silla tras el sonido de la campana, riendo a carcajadas con sus amigos como si lo hecho anteriormente no tuviera ni el más mínimo efecto de culpa en su ser, sólo dejaba en evidencia que su conclusión estaba muy lejos de ser realmente un error: Kim TaeHyung era alguien despreciable . Por supuesto, en ese momento no sólo estuvo seguro de que era un estúpido narcisista, sino que también, un imbécil.
Así que ahora, en un intento por no cometer una estupidez, simplemente esperó a Jimin fuera de la dirección. Le vio salir de la oficina del director con una cara de pocos amigos, aunque con las mejillas coloradas, supuso que la vergüenza también estuvo presente.
Hoseok se puso de pie al verle salir, su rostro mostró una preocupación palpable y por su mente sólo pasaba el peor castigo para él con sólo ver aquel mirar.
— Salgamos de aquí— Ordenó Jimin con la voz más fuerte que hubiese escuchado en él antes.
Jung ni siquiera se atrevió a preguntar que veredicto habían dictado para él, pero ante el aura que desprendía Jimin, simplemente imaginó lo peor. Ambos caminaron a su última clase, sin decir nada, como completos desconocidos. Ni siquiera en sus peores discusiones se había sentido tan incómodo, pero en ese momento, parecía que un millón de ideas pasaban por la mente de Jimin y sentía que en ese momento, si él hablaba, lo único que haría sería recibir un golpe o un grito, en el mejor de los casos. Así que decidió no hablar.
Ese día entraron a clases y por primera vez, Jung Hoseok vio lo que jamás creyó ser capaz de presenciar: Una mirada de desprecio, caras largas y a Park Jimin sentarse lejos de Kim Taehyung.
(...)
Esa tarde, Jimin no paraba de morderse las uñas y sólo podía ser consciente de una cosa: estaba lo suficientemente nervioso, que parecía un maldito adicto en el punto más crítico de la abstinencia. No había otra manera de llamarlo y esa idea permanecía aún más creíble cuando los minutos seguían pasando y él aún no se atrevía a siquiera tomar la perilla de la puerta del club de teatro.
Jimin tomaba aire consecutivamente, con la esperanza de poder tener la voluntad de entrar a ese lugar. Siempre había sido muy malo para hacer amigos, Hoseok era la gran excepción, por eso se mantuvo siendo su único confidente. Sin embargo, llegar a un lugar donde no conocía a nadie, era algo que le ponía los nervios de punta.
— Vamos, Jimin. Deja de comportarte como un maricon— Murmuró para sí mismo.
Quizá si no estuviera tan aterrorizado, se habría percatado de que alguien le escuchaba a sus espaldas, esperando a que por fin pudiera moverse de la puerta.
Una carcajada lo sobresaltó y cuando giró a sus espaldas, lo único que sintió después de su rostro colorado, fue un deseo bullicioso de que le partiera un rayo.
Claro estaba que no tenía tanta suerte, así que se limitó a enfrentar la burla de aquel chico de cabello rojizo.
— Oh, vamos... — Alargó el responsable de la risa— ¿Crees que el club de teatro es una especie de plaga?
Jimin se quedó perplejo, sin saber que responder, de pronto solo se sintió avergonzado, pensando en qué probablemente los había ofendido.
— No, no, no... Nada de eso, es sólo que...— Pero el chico alto le interrumpió.
— Oh, ya lo he captado...— Una picara mirada recibió de pronto— Vienes buscando a alguien, ¿No es así?— Le codeó el brazo un par de veces— Con ese lindo rostro no esperaba menos. Así que dime... ¿A quién buscas? Puedo llamarle si no te atreves a entrar.
Jimin suspiró, pensando en qué estaba demasiado frustrado como para responder y el chico parecía ser una persona exageradamente extrovertida. Ni siquiera tenía oportunidad de hablar, ni mucho menos de explicar su denigrante situación... ¿Cómo podría entender ese chico que el único motivo por el cuál no tenía las agallas de entrar era porque ni siquiera sé encontraba ahí por su propia voluntad?
— Nada de eso— Aseguró— Soy nuevo en el club.
La cara del chico que parecía tener muchísima confianza, cambió a la sorpresa total. Se encaminó hacia Jimin y le tomo por los hombros.
— Haberlo dicho antes, chico... JungKook te hará sentir como en casa.
Jimin fue tomado por sorpresa y a pesar de intentar detener el andar forzado por el que JungKook lo llevaba, tan rápido como un respiro agitado, se encontraba dentro del salón.
No supo cómo reaccionar, pues de manera drástica, lo único que pudo notar fue a un chico peliazul sentado frente a un piano, quién de inmediato los miró con cara de pocos amigos.
Tenía la piel más blanca que pudiese haber visto jamás y parecía como si fuese un objeto en única edición, pues no sabía si era el contraste de la luz del sol que golpeaba directamente su tez, que parecía tener un aura luminosa que era incapaz de ser perceptible para cualquier persona en su posición.
Tuvo que alejar esos pensamientos cuando JungKook gritó anunciando su llegada como “el nuevo juguetito”.
— Hey, YoonGi. Dale una cordial bienvenida— Le ordenó al peliazul.
El chico casi de inmediato elevó una ceja, mientras media sonrisa se dibujó en su rostro sin mucha gracia.
— ¿Cuántas veces debo decirte, Jeon JungKook, que para mí, los idiotas que vienen por detención nunca son bienvenidos?
Jimin se queda perplejo, con el deseo bullicioso de insultar a aquel chico que con suerte a penas y lograba identificar. No obstante, se ahorró de comentarios y se resignó a tomar el desprecio como algo mutuo, sin restricción o límite.
Después de todo, no era como si Jimin realmente estuviese deseoso de relacionarse con aquel peliazul. Así que asumió que el sentimiento era recíproco y que no había motivo alguno por el cual sentirse ofendido.
— Lo siento, él suele ser así todo el tiempo.— Murmuró Jeon, animando a Jimin con una mueca de disculpa.
— Descuida, tampoco tengo interés en relacionarme con tipos como él — Escupió sin filtros.
YoonGi soltó una carcajada sin humor y antes de desatar una pelea, simplemente se limitó a tocar las teclas del piano, sin el más mínimo interés de seguir con la pelea...
______________________________________
Tenía este capítulo escrito desde hace mucho tiempo y recién recordé que estaba aquí, JAJAJA. Perdón por eso unu
Creo haberlo hecho un poco largo, hoy me dieron el día en el trabajo y me entró una motivación enorme por subir esto. Así que espero que lo disfruten.
Las amo♥
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top