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pov's jeon jungkook
Mi cuerpo se siente pesado, eran al rededor de las tres, afuera el cielo solo se ilumina con escasas estrellas, mi habitación está a oscuras y mi mente repleta de pensamientos. Tales como, ¿Qué es esto que siento? Desde hace días no puedo parar de imaginar escenas malas, de ella y yo juntos, cuando la veo, todo en mi se pone en alerta. Ya no es como antes, que me paralizaba del miedo, ahora, mis mejillas se sonrojan por recordar todo lo que sueño. No quiero cerrar los ojos porque se que la veré, estará viéndome de esa forma tan oscura, advirtiéndome que debo obedecerla cueste lo que cueste.
Con sus curvas, labios rojos, y sonrisa blanca. Con esa inesperada manipulación que ejerce... me encanta.
Tock Tock. Escuché golpes en la puerta, rápidamente me levanto de la cama, caminando hacia esta, la abro sin ver quien es antes, tal vez es Gyeong-Hui que tuvo una pesadilla, suele tener miedo en las noches debido a que la Mansión es muy grande y silenciosa.
—¿Qué soñaste está v...? —iba a recibirla de brazos abiertos, pero entonces, fui empujado hacia el interior del cuarto— E-Espera...
Cerró la puerta, estando frente a mí, con su corto pijama rosa, me observa con una clara intención. Sonrió ladinamente para volver a empujarme, pero esta vez, a la cama; caí en esta sin objeciones, dejando que se colocará por encima con sus muslos a los costados de mi cintura. Temblé con nervios al tener que verla fijamente, me hallaba tan nervioso, ¿Por qué actúa de esta forma justo ahora? Me confunde. Mi corazón se aceleró cuando lentamente pasó una mano por su propio abdomen, levantando los bordes de su camisa hasta así quitársela, dejando expuesto la falta de ropa interior. Unos pechos medianos rebotaron a centímetros de mi rostro cuando se inclinó.
Tragué saliva con todo el cuerpo congelado, excepto una parte conocida. No tengo la culpa que reaccione, pues ella es quien viene aquí y me muestra sus pechos, sabe que deseo verla en cada posición. La erección que se forma entre mis pantalones es dolorosa por la poca estimulación que recibe, siendo que no puedo actuar por mi cuenta.
—JungKook, JungKook...—mi nombre sale de sus regordetes labios rojos, provocando más espasmos en mí— ¿Por qué no puedes dormir? ¿Acaso temes soñar conmigo? ¿No deseas masturbarte con mi cuerpo en mente? —seductoramente baja el cuerpo hasta dejar su culo sentado en mi bulto, un débil jadeo escapó de mis labios cuando sus movimientos dieron por comenzados—. Ah, que débil eres.
Sus manos se adentran por mi camisa, acariciándome el abdomen, involuntariamente mis pectorales se tensan al sentir sus largas uñas rozar cada área. La cabeza se me hizo hacia atrás cegado del placer cuando los movimientos contra mi entrepierna aceleraron, rogaba porque actuará más como ella misma y no se contuviera sólo por tratarse de mi. Un adolescente de dieciocho años, a punto de los diecinueve, que jamás ha tocado una mujer. Mi miedo a ellas nace desde que llegué a esta casa y la conocí, al peor ser humano existente, a JiYu.
Con la respiración acelerada decidí tomar valor para quitarme la playera, dejándome expuesto frente a la pelinegra, con una malévola sonrisa en sus labios, detiene sus movimientos, se quita de sobre mí, pasando al costado. Gatea en la cama hasta detenerse donde antes dormía, entre las almohadas, pasa sus delicadas manos por los costados de su short y al quitárselo, entendí que venía preparada. No llevaba ningún tipo de ropa por debajo, la humedad de su vagina era notoria, estaba excitada desde antes de venir a mi habitación.
—JiYu, esto está mal.—dije, acercándome, tuve la obligación de bajar el pantalón del pijama, ahora estando ambos igual de desnudos.
—Estas erecto, JungKook. ¿Crees estar pensando bien? Vamos, los dos queremos esto hace años.
Me tomó por el cuello, acercándome a ella, no vi exactamente el momento que sus labios chocaron con los míos, estaba en el ápice de la pérdida de cordura. No aguantaba más, se convertía en una necesidad poder tenerla. Con cada chasquido, con cada roce de nuestras pieles expuestas ante el otro, nuestro deseo crecía sin cuestionarse si es moralmente correcto, después de todo hay unos papeles firmados que dicen que somos hermanos. Ante la ley esto está mal, pero en mi cama, es correcto.
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