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pov's jeon jungkook
Actualmente, existen estándares muy grandes en nuestra sociedad, los estereotipos que hay son tan fuertes que nuestra percepción cambia constantemente. Y por aceptación, cambiamos para encajar ante otras personas; sin embargo, yo siempre me mantuve en la misma postura. Nunca he sentido vergüenza de mi mismo por ser técnicamente huérfano, al estar junto a dos personas importantes, nadie se atrevió a molestarme por el tema. Ahora, al ingresar a la preparatoria, y estando en mi último año de la misma, me he dado cuenta de algunas cosas. Cosas que ignoré, o fingí que no existían.
Cuando llegue a la Mansión Shin era muy feliz, por más que hubiera pasado por otros hogares de clase social alta antes, este era diferente. Me acogieron rápidamente como uno más de la familia, todos excepto ella: Shin JiYu. Narcisista, egoísta, y una belleza de otro mundo; la tan apodada «gemela malvada», es quien me aborreció desde que pise por primera vez el suelo de su hogar. Con sus incesantes malas palabras y gestos desagradables es quien intento deshacerse de mí incontable veces, falló cada una, hasta el último momento. Porque me odiara con todo su corazón por deducir que era quien le robaba la atención, yo no sentía nada malo hacia ella.
Era pequeño e ignorante, porque caía ante sus juegos una y otra vez. Tratando de complacerla como su sirviente, jamás pensé que estaba mal, después de todo deseaba ser aceptado como su hermano.
Al llegar a la secundaria, pude ver como cada parte oscura de ella se desataba en los demás, demostrando lo manipuladora que era por su propia conveniencia. Había hecho un séquito detrás de ella, tenía a las personas que quería cuidandole la espalda, y si ya no los necesitaba, simplemente «Puff» desaparecían de su vista sin dudarlo. JiYu era dominante en más de un sentido, nunca se daba por vencido hasta obtener lo que quisiera, podía verte a los ojos sin pudor hasta hacerte arrepentir de cada acto cometido en tu vida.
Su angelical rostro no es nada cierto, solo hace falta conocerla para saber lo malvada que es. Mi vida ha sido un infernó desde que la conocí, me hace odiarla, pero sentir miedo de lo que haría conmigo. Gyeong-Hui es quien cuida de mi cuando estamos los tres juntos, me ayuda a poder dar la cara. Pero ahora, la gemela de sonrisa verdadera no está, ha salido con nuestros padres a una cita con el médico -de cada mes- dejándome completamente por mi cuenta. Mis manos sudan.
—¡JungKook! —su fuerte voz se escucha desde los escalones, me hace dejar de ver la televisión para subir la vista— ¡JungKook! —repite, bajando.
Apagué la TV y me levanté, quedando en posición rígida frente a ella. quien de brazos cruzados me observa.
—¿S-Si? ¿Qué necesitas, Princesa?
JiYu en verdad se cree superior a cualquier otro, por ello prefiere ser llamada con ese título de la realeza. Y yo soy denominado 'plebeyo', quien está obligado a hacer todo lo que ordene, hasta la más mínima cosa. Sude en frío cuando sus delgadas manos con uñas largas y rojas sostuvieron mi mandíbula, por más que fuera más alto, siempre me hará sentir pequeño.
—¿Dónde están todos?
—Gyeong-Hui tiene revisión hoy.
La más joven de las gemelas –nacida tres minutos más tarde–, padece de asma y neumonía, por lo que recurrente asistían con su doctor privado para tratarse. A diferencia de ella, JiYu era muy saludable. Esta me soltó, cuando pensé que volvería a su habitación para encerrarse fue que se dejó caer sobre el enorme sofá beige. Con una pierna sobre la otra y de brazos cruzados sobre el abdomen, tenía la vista en el frente.
—Quiero un jugo, plebeyo. ¡Ahora!
—Pero...
—¡¿Eres sordo?! —gritó— Ahg, que inútil. —su mano se extendió hasta tomarme de la playera, tiró de esta hasta hacerme caer a su lado, dejándome confundido— ¿Por qué no puedes hacer hacer nada bien? —nervioso, así estoy.
Sus labios carmín me sonríen con arrogancia.
—JiYu —formule, puede que tema de ella, pero también, sólo un chico, por ende, estas situaciones dejan cada parte de mi en colapso— ¿Qué haces?
—Me resulta maravillosa la forma en que tú, un chico de dieciocho años que mide casi un metro ochenta, siga temblando al verme gritándole. Es divertido como aún no te atreves a hacerme cara y recurres a mi hermana.—acaricio con gracia mi cabello castaño.
¿Por qué no puedo hacerle frente? Incluso aunque sea alguien que impone miedo, es más pequeña que yo en altura, e incluso en fuerza. Nada me detiene, excepto lo obvió, y es que, no quiero detenerla. Deje que siguiera con sus caricias, hasta que lentamente fue bajando cada vez más, mi corazón se acelera a cada instante, con su respiración más cerca, cerré los ojos cuando su mano comenzó a bajar por mi abdomen, con una única intención. Al permitir esto, solo dejo en evidencia como me vuelve loco la chica a quien he maldecido en sueños, y quien es mi hermana política. Un monstruo disfrazado de inofensiva niña.
El elástico de mi bóxer fue levantado, creí que lo haría, estaba preparado para eso, pero se detuvo. Al instante, las voces del resto de la familia se escucharon, habían llegado. Alarmado me senté correctamente en el sofá y encendí la televisión.
—¡Llegamos! —Gyeong-Hui caminó hacia mi lado, sentándose entre medio de nosotros con una sonrisa particular en su rostro— ¿Cómo están? Es extraño que estén aquí juntos, ¿JiYu te molestó? —me pregunto preocupada.
—A-Ah, no...
—¿Te crees que es una mosquita muerta? —la pelinegra se levantó, observándonos con desagrado— Este huérfano no vale nada, ni siquiera es merecedor de mi presencia.
—¡JiYu! —mamá la regaño, como siempre— Pídele disculpas a tu hermano.
Había sido incorrecto utilizar esas palabras, una molesta joven huyó de la situación, enfadada.
No me ve como un hermano.
—Ignorala, Kook. —mi mano fue sostenida por la tierna gemela— No te dejes afectar por lo que dice, tal vez muy en el fondo si te quiere.
En el fondo... sí, puede que sea cierto.
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