O1O

pov's jeon jungkook

—Espera, JaeHyun. No se si ahora es el mejor momento...  —intenta removerse de su actual lugar.

—¿Te niegas? Por favor, JiYu. ¿Cómo una puta cómo tú tiene el valor de negarme un buen polvo? —reía— Vamos, chupa mi polla y tal vez te deje ir.

Cuando era pequeño y vivía temporalmente en casas aleatorias he escuchado infinidad de cosas, al estar en hogares diferentes puedes aprender cosas nuevas. Pero también, verás cosas que no te agradaran, recuerdo una vez donde lloré toda la noche, escuchando como el hombre que me dejaba estar en su hogar golpeaba a su mujer, y pronunciaba con arrogancia «Si chupas mi polla tal vez te deje ir.» Siendo solo un niño comprendía bien la situación, por eso, aunque en ese momento no pude hacer nada, ahora es donde algo en mi interior pide que reaccione hacia la persona que obliga a otra.

No me considero un justiciero, solo... esto es algo que necesito hacer. Mi puño impacta contra su mandíbula, haciéndolo caer de culo al suelo, había avanzado por el pasillo solo para llegar a donde estaba acorralado a la gemela, lo tomé por sorpresa e impacte con toda mi fuerza la furia que tenía contenida. Sus grandes ojos marrones me ven desde abajo, tocando su herida, no dude nada en tirarme sobre él cuando seguía sin mostrarse arrepentido.

—¡JungKook! —cualquier palabra externa no era pida solo quería escuchar sus lamentos, que pudiera perdon por ser un bastardo toda la vida. Me sentía cegado por la adrenalina, burbujas en mi interior, nada hace que quiera parar mis acciones, con mis puños manchados de su sangre.

Estaba seguro de que seguíria hasta matarlo, pues su rostro impregnado de golpes morados y nariz rota no me hacían sentir lástima. EunWoo me sostuvo por atrás, alejándome de la supuesta víctima en esto. Una agitada Gyeong-Hui observaba la escena con su boca abierta. Mientras que yo, quien tenía la cara roja por el enojo, solo quería soltarme para seguir esta estúpida pelea donde él no podía defenderse. ¿Qué puedo esperar? Asisto a boxeo profesional, un tonto jugador no puede igualarse. En su cerebro sólo hay aire, nunca soltara una palabra inteligente o algo con coherencia.

Levanté la vista hacia la pelinegra de mechas rojas, la sorpresa del momento es desagradable, no sabe como actuar bajo los instintos naturales. Baja la vista a JaeHyun, y luego a mi, cuando desvie mi cabeza sin intención de verla, se acerca al contrario, comprobando sus signos vitales. Es obvio que no lo he matado.

—¿Q-Qué acaba de pasar? —pregunta Hui, sin entender. Su hermana no dice palabra, saca su móvil y hace una llamada, alejándose unos pasos— JungKook...

—¡Mierda, Hui, deja las preguntas! —con molestia me liberé del agarre de mi amigo, la chica frunce su ceño, al instante me arrepiento, la frustración me hace actuar como un idiota— No, Gyeong-Hui, lo siento...

—¡Sólo quiero saber porqué actuas tan raro! —grita— ¡Golpeaste a un chico de la nada, JungKook! —cierro mis ojos con fuerza, contando hasta el diez.

La imprudencia es mala...

Pasos acercándose nos hacen detener toda discusión formarse. La directora Jung llega, con sus mismos ojos ve todo.

—¡Dios mio! —se acerca a su hijo, exaltada, se coloca de cunclillas para ver su herido rostro que antes era decente— ¡¿Quién fue?!

Entonces, JiYu se acerca, al parecer su llamada terminó hace rato.

—Jeon JungKook. —un dedo me señala— Él lo golpeó.

( ... )

Por más que intentará, no lograba buscar una razón por la cual la Shin me acusó, si es que la había ayudado a librarse de ese imbecil. De todas formas, no me sentía arrepentido de haber hecho lo que hice en la mañana, la furia de la Directora se desató contra mi, alegando que si no fuera por una llamada que recibió su hijo hubiera agonizado en los pasillos de la escuela por mi culpa, un delincuente sin clase. Me resultaba estúpida su forma de actuar, aprovechando estos momentos para desatar años de odio, no bastó mucho para que yo fuera dado en suspensión por dos semanas. Y si papá no hubiera hablado con ella, yo estaría expulsado de esta maldita Academia de niños ricos.

En casa, por más que intentará estar en mi habitación pensando sobre mis actos, así como pidieron que hiciera, nada más que JiYu recorría mi cabeza. Es una tortura, ella lo es, estar loco por una persona que no daría nada por ti... sé que su forma de amar es insulsa, ama ver sufrir a los demás, la llena de emoción. Quería darle una lección, un poco de lo que ella me da.

Me levanté antes de que fuera la hora de cenar, caminé hacía su cuarto y abrí la puerta por más que estuviera prohibido, mucho más para mi. Su ceño fruncido y grito me dieron la bienvenida.

—¡¿Qué haces?! —la pantalla de su móvil se vuelve negra cuando me nota— ¡Vete de aquí, imbecil!

—Comienzas a colmar mi paciencia. —avance, teniendo la cabeza con un gran dolor— Te comportas como una perra desalmada.

—¡Tú también lo piensas entonces! —su boca se frunce con dolor— Todos me llaman de esa forma, se creen que no puedo escucharlos.

—No defiendo a nadie que te acose, pero si actuas como una arrogante no esperes que la gente sienta cariño por ti.

—¡Es absurdo! Te crees con el derecho de decirme que hacer y como actuar, no porque haya dejado que me folles permitiré que ahora finjas ser mi Príncipe de Cuentos, ¡Sigues siendo el mismo desde que llegaste para mi!

En su retorcida mente es quien tiene toda la razón siempre, y yo, solo estoy equivocado. ¿Por qué fue que intente ayudarla? ¿Por qué quise imaginar un futuro con ella? Desde siempre ha sido de esta forma, solo alguien egoísta.

—Tal vez por eso estas sola, sin verdaderos amigos.

—Tengo amigos...

—¿Segura? —con una pizca de inseguridad atravesando sus ojos es que me ve— ¿Qué harás, JiYu?

—¿A-A qué te refieres?

—Cuando me vaya, ¿Serás igual de feliz que haciéndome sufrir?

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