O14
pov's jeon jungkook
—El Señor Shin quiere hablar con usted, amo Jeon. —fue lo que dijo una de las chicas de limpieza en la hora del desayuno, con su mirada en el suelo.
Tragué mi última tostada y me levanté en silencio, observando a las gemelas metidas en sus cosas, sin darme atención.
—Esta bien, iré ahora mismo.
—Dile que necesito su tarjeta, traemela cuando vuelvas.—metida en su móvil, había dicho YiJu.
Grande fue mi sorpresa cuando Hui no le replicó nada, mayormente ella la regañaria por darle un tan mal uso al dinero de su padre, y le aconsejaría una que otra cosa para ahorrar –pese a que no lo necesita–, de esta forma ambas discutirán. Pero ahora, las dos quedan en silencio sin decir nada al respecto, observé a a gemela menor sin creerlo. ¿Qué le sucede? ¿Estará enferma? ¿Ella... esta enojada? Aún atónito salí del comedor principal, caminé por el pasillo hasta llegar a la escaleras que llevan al tercer piso, donde se encuentra su despacho.
El Señor Shin tiene un importante cargo político en nuestra sociedad, llevándolo a estar casi todo el día ocupado aquí o en sus oficinas ubicadas en el centro de la ciudad. Debido a su importancia social, nosotros siempre hemos tenido que mantener un perfil bien portado ante las cámaras, se convirtió en costumbre ir a algún acto benéfico aparentando ser 'perfectos.' Por supuesto, es una familia disfuncional, aunque a diferencia de otros hogares donde pasé, aquí es mucho mejor. ¿El problema? Sé que hay secretos, y apariencias.
Mis padres adoptivos buscan en mi algo, ¿Qué era? La aceptación que el resto del país podría darles. '¡El Primer Ministro adoptó a un pobre niño! ¡Que buen hombre! ¡Y sus hijas lo quieren mucho! Son tan humildes.' Yo era la carta ante el triunfo, podría servirles para generar empatia, y así, años futuros, cometer su propósito.
Una buena cara ante las cámaras. Y en la oscuridad de su despacho, la ilegalidad lo hace llenar sus bolsillos con dinero sucio.
—JungKook. —tras tocas la puerta y recibir su permiso de pasar, ingresé cohibido. Los lentes de su rostro fueron retirados y me indicó que me sentará frente a él— Lamento molestarte a esta hora, es muy temprano.
—No te preocupes, padre.
—Ah —suspiró, sonriendo—. Siempre tan bien portado, eres un orgullo. —sus expectativas están puestas en mi, añora mi triunfo— En fin, no te traje para una charla motivacional, va más allá de eso.
—¿De qué se trata?
—Bueno, he conseguido el papeleo para tu traslado a Japón el próximo año. Decidí alargar un poco más la fecha debido a mi postulación, no falta mucho para las elecciones y tengo planeado forjar un partido prometedor. Para eso, necesito demostrar algo, y es que darle una segunda opción a niños como tú ha sido lo que mejoró mi imagen en el país. Si demuestro que puedes llegar lejos, ellos no dudarán en votarme con la idea de un mejor futuro. ¿Qué opinas?
Era gracioso teniendo en cuenta que el dinero para las organizaciones beneficas que tiene bajo su nombre, siempre es desviado egoístamente.
—¿Sería ponerte del lado de los pobres?
—¡Exacto! —chasqueo sus dedos, no borraba la sonrisa de sus labios— JungKook, eres la prueba de que incluso el niño de la calle más pobre puede convertirse en alguien de la alta sociedad. Hay que darle esa ilusión a los demás.
—¿No es... un engaño?
—¡Claro que no! Es más bien... una promesa a futuro. Con mis esfuerzos podría llegar a suceder, tal vez. —desvíe mi vista, confuso. No quiero engañar a las personas, si he llegado tan lejos es porque me dieron una bandeja de oro en mis manos para alcanzar la cima. Pero esos niños no pueden llegar a esto si no tienen las mismas oportunidades, y no sé si se las darán— Jeon —el tono autoritario que forzó me hizo volver la mirada al mayor, se levanta de su silla y deambula al rededor de la habitación— ¿No fue siempre tu sueño conocer tus raíces? ¿Saber quienes son tus padres? ¿Poder demostrarle a todo el mundo tu potencial?
—S-Sí...
—Entonces sigue el plan, hijo. —coloca sus manos sobre mis hombros, a mis espaldas. Comienzo a sudar de los nervios, la ansiedad carcome mi estómago débil— De lo contrario, en solo un chasquido tu volverías a comer basura con las ratas.
—Me preocupan las gemelas, en especial Hui, yo crecí muy unido a ella, ¿no se tomaría muy mal mi ida?
—Ella lo aceptará con el tiempo si es que quiere ver a su padre ser Presidente, nos beneficia a todos aquí. —por mi silencio, soltó su fuerte agarre— Ahora puedes irte, ten un buen día.
Rápidamente me levanté— Igualmente, papá. —me fui de allí con la imagen de su sonrisa amigable en mi cabeza.
Bajé las escaleras aún nervioso, pensando en como había para sobrellevar la situación. Las gemelas no saben del plan de su padre, de como planea deshacerse de mi. Acepté esto pensando que sería lo ideal para un mejor futuro, de esta forma podría buscar tranquilamente las huella de mi familia, la verdadera. De la cual quiero saber lo más mínimo, pero ellos nunca me lo permitieron.
—Hey, ¿estas bien? —en medio del pasillo unos brazos me sujetaron. Enfoque la vista en la persona frente a mi, JiYu frunce el ceño sin comprender porque estoy sudado y acelerado— JungKook...
—¡Sí, joder. Estoy perfectamente bien, siempre lo estoy! —la fachada del hijo perfecto se desmorona muy lento frente a mi mayor miedo.
Ella. Nunca quise verme susceptible, o frágil, supongo que las fachadas a veces se adueñan de mi propia vida generando dudas de... ¿Quién soy en verdad? ¿Cuál parte de mi es honesta? Volví a reaccionar cuando sus frías manos sujetaron mis mejillas, me obliga a inclinarme un poco hasta estar más cerca.
—No trajiste la tarjeta, inútil. —gruñó, para luego besarme de pico— Ve a descansar, no vayas a la escuela hoy.
—N-No, no debo.
—Es una orden, JungKook. Ve a descansar, no pareces bien.
—¿No me dejaras tranquilo, cierto? —asintió, orgullosa de ella misma. Yo suspiré, aceptando mi derrota— Bien, supongo.
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