O19
pov's jeon jungkook
—Dame una oportunidad, por favor. —la lata cae de mis manos en el momento que comencé mi humillante espectáculo— Podemos intentarlo, JiYu. Ser felices ambos, lejos de ellos. Tú podrías cumplir tu sueño, y yo podría irme, seríamos...
—¿Y entonces qué? ¿Tendríamos una familia feliz, JungKook? ¿Seríamos una pareja? No pretendas ignorar la realidad, ten la descendencia de al menos insultarme, menospreciarme por estos años que pasaron. ¡Tenme un poco de odio!
JiYu suena agitada al otro lado de la línea, sus gritos hacen que quiera desaparecer. Ahora mismo no tengo un plan en mi cabeza, más que dos ideas muy diferentes entre sí, tal vez pueda nombrarlas 'pan A, y plan B.' Lo único que quisiera es que ella entienda mis sentimientos, la forma en que me duele su rechazo, creí que lentamente ambos caíamos en algo llamado amor. Lo idealice.
Plan A: Conseguir que Shin JiYu me ame, y acepte mis sentimientos, conjunto a ello, nuestra huida de la ciudad, lo suficiente lejos como para que nuestros padres dejen de buscarnos.
—¿Odiarte? No, no podría.
—¿Por qué?
—¡Porque estoy loco por ti, mierda! Quiero tenerte todo el tiempo a mi lado, quiero que estés junto a mi ahora mismo, besarte y pensar que las cosas funcionarán al menos una vez en mi vida. Sentir que tengo el control de la situación.
Me sentí cohibido de repente, alarmado de haberlo dicho. Quedamos ambos en silencio, escuchando su respiración del otro lado, segundos después, unos sollozos frágiles. Mordí mi labio en modo de ansiedad, la sangre de este llevaba mi palabra pero no me importó en lo más mínimo, quería saber qué opinaba al respecto. Aunque ya no era necesario, sus lágrimas me lo dijeron.
Ella también está cansada.
Este tormento que nosotros mismos provocamos debería acabar de una buena vez. Y yo, me rehusó a decirle adiós. Nuestro padre jamás permitiría que JiYu se vaya, ella es su más preciado tesoro, el cual tiene un futuro marcado.
—Tengo miedo. —su débil voz hizo temblar mis manos. Me levanté de la hamaca, y caminé fuera del parque. Debería ir en busca de eso— ¿Y sí lo arruino? No soy estable, JungKook. Y tú tampoco.
—No me importa, nada de eso me importa. Quiero estar contigo a pesar lo que pueda suceder.
—No seas inconsciente...
—No lo estoy siendo. Ahora mismo es donde más honesto actuó, jamás he hablado tan en serio.
—JungKook, vuelve a casa. No nos arriesgamos a tanto. —suplicó, casi, casi, haciendo que dudara.
Plan B: Acabar con la farsa.
Y en despecho, vengarme.
( ... )
Llegué cerca de las cinco de la mañana, los guardias me observaron en la entrada y decidieron que no había porqué anunciar mi llegada al jefe. Supuse que era por mis años conociéndolos, y que yo jamás los trate mal como JiYu lo hacía, o con indiferencia como Gyeong-Hui. Sus palabras al verme fueron: 'Me alegra que estés bien.' Y me hicieron sentir especial por esos minutos. Pero, de nuevo, al entrar a la Mansión, mi mundo regresó a la monotonía que lo caracterizaba.
Deje la mochila en mi cuarto, y saque una de las maletas de viaje que tenía, la mediana. Guarde un poco de ropa, y lo más necesario, sin ser demasiada carga. A dónde vaya, no creí requerir mis bienes materiales, comprados injustamente con dinero sucio.
—Ahg, mierda. —murmure en lo bajo, mi portátil estaba algo dañado luego de haber pasado las últimas noches golpeando el teclado por mi incontrolable estrés.
Aún así pude hacer que funcione, entré a mi último archivo, y lo leí. Una sonrisa pícara se formó en mis labios al instante, cada palabra escrita, y los videos e imágenes puestas no eran más que la pura verdad. Tomé el usb que guardaba en el cajón al lado de mi cama, y pase todo allí, finalizados los veinte minutos me levanté de entre las colchas y cambié el uniforme de la escuela por ropa más apta. La cabeza me dolía con cada paso que daba fuera del cuarto, no caía en cuenta de lo que estaba haciendo, de cómo me despedía de todo este infierno. Por mis pisadas, una de las puertas del pasillo se abrió, y de esta, salió la pelinegra con mechas rojas. Sus brillosos ojos estaban algo rojos por el llanto. Con una expresión consternada me analizó.
—¿A dónde vas? —preguntó, bajando la mirada a la maleta, y luego, al usb en mi mano— JungKook... —negó— Por favor, no cometas una locura.
—No es una locura, es nuestra libertad. La tuya, la mía, y la de Hui. Podríamos despedirnos de ese loco.
—¡Es mi padre! —exclamó, las lágrimas volvían— No lo hagas, —rogó— por mí.
Sus trucos de manipulación siempre son efectivos, pero está vez, me negué a verla y caer en ello. Levanté mi barbilla, repitiéndome en la cabeza como esto sólo era para ayudarla, ayudarnos. Caminé escaleras abajo, pero no proseguí mucho hasta tener sus manos en mi pecho, me había tomado desprevenido.
Si, me gusta tenerla de esa forma, frágil y suplicando.
—JiYu... —cerré los ojos, suspirando—. Entiende, no hago esto para dañarte.
Aunque dije ello, la verdad, es que una parte mía necesitaba hacerle sentir lo que yo sufrí tantos años.
—Si lo haces, entonces nos quitarán todo. Puede que papá sea tachado de corrupto, la gente lo odiará.
No es algo de lo que yo pueda sentir lástima. Lo que sea de la vida de ese hombre ya no me interesa, sus falsas palabras y muestras de amor baratas me hacen revolver el estómago del disgusto.
—Subiré todo a Internet, y no hay vuelta atrás. —giré, queriendo verla. Tomé su mano y la pegue a mi corazón— Puedes venir conmigo, te protegeré.
—No te pido que me entiendas, JungKook. Por el simple hecho de que tú no tienes la idea de un padre como yo, o de una madre. Pero ellos son lo único que tú conoces como familia, y deberías al menos respetar ese recuerdo, no destruyas lo que nos queda a nosotras. No seas egoísta, Jeon.
—¿Egoísta? —reí, burlándome de lo dicho— Egoísta eres tú, tratando de salvarle el trasero a la persona que no te permite seguir con tu patético sueño. Comprende que ya está hecho, JiYu. Y al final podrás ver quién tenía razón
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