Capítulo 2

Suspire fuertemente al entrar en el instituto, hoy era el primero de los tres días que debía presentarme para recuperar la asignatura de geografía y salir a vacaciones de verano. No sabía que era peor; estár en la escuela con el profesor James o estár en casa con mi madre durante el verano.

Comencé a encaminarme al aula del profesor que me correspondía. Se notaba a voces lo vacío del lugar, ya que solo se quedaban los pocos que debían recuperar alguna asignatura. Por supuesto, estaba sola, Yoko era de las mejores estudiantes, aprobando todo.

¿En que momento me quede tan sola? Recordaba haber tenido más amigos alguna vez, pero eso fue el año pasado, antes de que me cambiaran de colegio después de ese accidente. A Yoko solo la conocí por casualidad al sentarnos juntas en una clase y no es que seamos muy cercanas que digamos, dificilmente ella recuerda mi cumpleaños o yo sé que tipo de musica le gusta; solo somos amigas que de vez en cuando andan juntas.

-¿Vas con James?

Había olvidado por completo que Ajax también tenía que recuperar geografía. No sé si aquello me tranquilizaba o me fastidiaba más, aunque había demostrado ser una persona agradable el día de ayer.

Si, definitavmente me tranquilizaba.

-A donde, sino. -Le respondí con una sonrisa derrotada.

Entramos al aula donde James ya nos esperaba, inpaciente. Luego de regañarnos por "llegar tarde" nos explico como sería el plan de estudio para poder ganar su asignatura.

Nos dejaría un taller que comenzaríamos a resolver allí, el segundo día podríamos resolver nuestras dudas y para el tercer día él nos realizaria un examen con todo lo visto en el taller. Era sencillo, si estudiaba lo suficiente y eso me propuse.

Estuve ojeando el taller junto con Ajax, realmente no era tan complicado. Nos ayudabamos mutuamente para responder las preguntas, y el profesor James lo permitio, al ser los dos únicos estudiantes que habían perdido la asignatura.

—¿Muy complicado, Sinclair? —Pregunto James una vez que Ajax salio al baño.

—No, realmente. —Ni siquiera lo miré, estaba muy concentrada redactando mi opinión acerca de uno de los temas tratados en el taller. —Debí haber estudiado más durante el año... —Reflexione.

Escuche como soltó una risa ronca.

—Y gracias a Dios no lo hiciste... —Se atrevió a acercarse más y tomar con delicadeza un mechón de mi cabello. —Me sentiría muy solo sin ti aquí.

—También está Ajax. —Respondí rápidamente. Él negó con su cabeza.

—Él no es tan bonito como tú, Sinclair.

Su confesión me dejó muda. No estaba acostumbrada a los cumplidos, pero estaba segura de que era muy impropio viviendo de un profesor.

—Mírate... —Continuo. —Te conocí con a penas doce años, y ya eres toda una señorita.

Empezaba a sentirme intimidada, con su voz grabe, sus manos grandes aún tocando mi cabello y ese fuerte olor a perfume de hombre. Tal vez algunas chicas lo encontraban deseable, pero no era tan deseable cuando no querías ninguna de esas atenciones y menos viniendo de tu profesor.

Notaba como me miraba, como no me sacaba los ojos de encima, como en ocasiones sentía que no veía mis ojos sino mis labios, el ligero tacto de su pierna rozando con la mía hacia que mi piel quemara, y no era para nada placentero.

Mi corazón latía con fuerza mientras miraba como su mano aún jugaba con un mechón de mi cabello. No tenía la voz para decirle que parara ¿Qué me haría? ¿Perdería la asignatura si lo hacía enojar?

Rezaba a todos los dioses que conocía para que Ajax entrará por esa puerta.

Un grito se atoro en mi garganta cuando sentí un tacto frío en mi muslo delgado. Sus manos eran ásperas y el frío tacto de su reloj Casio en mi piel me hacían temblar.

Él poso su otra mano en mi boca, cuando noto en mi un atisbo de querer gritar.

—Quédate quieta y acabará rápido... —Susurro en mi oído. —Sino, le diré al director y a tu madre que intentaste seducir a tu profesor para poder pasar.

Las lágrimas empezaban a invadir mis ojos cuando su mano bajo hasta mi intimidad, aún encima de la ropa.

Pensé en sus palabras ¿En serio le creerían aquello? Tal vez si, pero yo era la menor de edad, y todos me conocían como una chica reservada y responsable, nadie creería aquello.

Esperaba que así fuese.

Sollose cuando James desabrocho mi pantalón, intentando aventurar su mano dentro de ellos. El frío de la piel de aquel hombre contra la mía hacia que mi piel se pusiese de gallina, pensando lo peor, pensando en si me haría daño, en si alguien entraría a salvarme.

Pero no pasó. Nadie llegó, nadie se asomo, ni siquiera alguien pasó por ahí.

Ni siquiera Ajax, como si el retrete se lo hubiese tragado.

No podía caminar, seguía en shock. Las partes de mi cuerpo donde él dejó marca ardían, como si me hubiesen tocado con algún fierro ardiendo. Las mordidas en mis hombros dolían.

No pude si quiera pronunciar palabra cuando me levanto de mi siento, tomando él mi lugar y sentandome sobre sus piernas. Cuando comenzó a frotarse contra mi.

Nunca había experimentado algo así, y me daba miedo. Mi corazón latía con fuerza, asustada, al sentir las manos ajenas recorriendo mi cuerpo con inquietud, incapaz de quedarse quieto.

Era como una bestia, gruñendo por lo bajo, frotándose contra mi cada vez más rápido, apretando mis senos sin delicadeza, mordiendo mi piel y susurrando sobre esta.

Al salir del aula, donde James se despidió con un beso que pretendía ser tierno, me vi a mi misma parada en medio del pasillo, totalmente en shock, viendo a los pocos alumnos que allí caminaban riendo y charlando como si dentro de aquella aula no hubiese pasado nada.

Mi único pensamiento acertivo fue ir a casa, ya nada tenía que hacer en ese lugar.

Al recorrer el pasillo, mi mente divagaba sobre lo que debía hacer, sobre lo que paso.

¿Qué debía hacer en una situación así? Nunca me habían hablando sobre la posibilidad de ser abusada. Contarle a mamá no era una opción totalmente fiable, no confiaba en que haría algo al respecto, o que de plano me creyera.

¿Contarle a algún maestro? No había ninguno por aquí ahora, la jornada había acabado. Debía esperar al siguiente día.

Me sobresalte cuando me tomaron del brazo. Grite, pensando lo peor, en que sería James buscándome. Pero mi sorpresa fue algo... ¿Grata? Al saber que sea Ajax.

—¡No sabes lo que acaba de pasar! —Dijo riendo.

—No, Ajax. No lo sé.

—¿Puedes creer que me quede encerrado en el baño? —Confesó al mismo tiempo que soltado una carcajada. —Al parecer el conserje tenía instrucciones de cerrar el baño a cierta hora y lo cerró cuando aún estaba dentro.

Me dieron ganas de llorar, pensar que él pudo evitar todo lo que pasó. No le echaba la culpa, como podría. Pero solo imaginarme el que Ajax hubiese vuelto del baño con las manos de James sobre mi, todo hubiese sido diferente.

Él pudo notar que en mi no había ni un atisbo de gracia y dejo de reír.

—¿Te pasa algo, Enid?

Hice una mueca, indecisa en si contarle o no.

—¿Qué harías si te pasa algo... Vergonzoso, pero no quieres contarle a nadie?

Él se quedó pensativo.

—Si me diera mucha vergüenza, bebería para olvidar la mayor parte de lo que paso.

De entre tantas personas, no sé porqué pensé que pedirle un consejo a un adolescente de dieciséis años sería adecuado para esta situación.

—Deberías venir conmigo a la fiesta en casa de Xavier. —Propuso. —Yoko estará allí.

Lo pensé, juro que lo pensé. Pero, como ya dije, nadie me había dicho que hacer si me veía envuelta en tal situación como ser abusada, solo quería ir a mi casa y llorar hasta quedarme dormida. Pero pensé demasiado el consejo de Ajax ¿Y si funcionaba? ¿Y si lograba olvidar lo que pasó por medio de la bebida?

No perdía nada con intentarlo.

No lo pensé dos veces antes de aceptar y en unos minutos ya me veía a mi misma junto al chico camino a la casa de su amigo.

Estábamos ya casi en la entrada de la casa, y ya se podía escuchar la música a todo volumen. No era una fiesta tan alocada, solo unos cuantos chicos bebiendo, hablando y jugando.

Ajax me llevó hasta su grupo de amigos, donde se encontraba Yoko. Se sorprendió al verme allí y rápidamente tomó lugar junto a mi.

—De entre todas las cosas, nunca pensé que verte por aquí, Sinclair...

Y es que yo también estaba tan sorprendida como ella, pero las... Circunstancias me empujaron hasta aquí.

—Mientras más, mejor. —Dijo uno de sus amigos. —No importa que no hayas dado dinero para comprar las bebidas. —Dijo a modo de chiste y todos rieron, yo también alcance a sonreír.

—Ignoralos y vamos por una bebida.

Yoko me tomo de brazo y tomamos camino rumbo a la cocina.

—Ya dime ¿Por qué viniste? —Me interrogó una vez nos encontramos solas, ella agregándole refresco a la cerveza que me sirvió. —No te creo que hayas venido por gusto, no creo que seas así.

Mordí mi labio, pensativa ¿Era tan obvio que este no era mi ambiente? ¿Tan extraño parecía verme por allí?

Y la verdad es que si, hasta yo me daba cuenta.

—Ajax insistió mucho... Sabes como es él, y no puse negarme.

Si, fue una maldita canayada, pero era la excusa más creíble, no creo que sea lo mejor gritar a los cuatro vientos que fui abusada por mi profesor. Lo que menos quería era armar un escándalo, aun cuando ni siquiera yo sabía que hacer al respecto.

—Ese idiota... —Lo maldijo. —No quiere aceptar que no le gustas. Incluso tiene las esperanzas de que surga algo entre ustedes...

No quise responder a eso, no sabia como sentirme con respecto al chico; no sentía nada por él, pero al mismo tiempo aprendí que era una compañía agradable cuando no era tan insistente con algo.

Dimos por terminada la conversación, creímos que era hora de subirle a la música y animar la fiesta.

Ni siquiera sabía bailar, pero de la mano de Ajax pude intentar hacerlo, aunque solo saltabamos y reíamos junto con los otros.

Me acabe mi vaso... Y el segundo, y el tercero. Había perdido la cuenta de todo lo que tomaba después del cuarto vaso. Me sentía fuera de mí, tan ligera y tan relajada que rozaba lo entorpecida. Por suerte, tenía a Ajax para sostenerme.

—Es mejor que descanses. —Dijo, sentándome en el sillón.

Mientras bailaba pise en falso y casi caigo, pero él me sostuvo y decidió que era suficiente baile por el momento.

En medio de mi ebriedad, lo abrace. Me sentía en deuda con él, no recordaba nada antes de llegar a esa casa, solo recordaba que él estuvo allí conmigo.

Él correspondió mi abrazo.

—Gracias, Ajax.... —Dije con dificultad.

—No hay que agradecer.

—Si... Debo compensarte todo.

Al decir eso, en él creció una sonrisa casi malvada. Se apoyo más contra mi, como si quisiera qiesar sobre mi. Coloque mis manos en sus hombros intentando alejarlo.

—¿Vas a compensarme?

Quede muda, estaba ebria y dolida, no era consciente de nada. No podía responderle, mi lengua parecía ser de papel.

Él comenzó a besarme con desesperación, con brusquedad. Me tomaba del menton, para que no pudiese apartar mi rostro.

Un tiempo fue así, creí que debía corresponderle el beso como pudiera, estaba ebria y a eso se le sumaba que no sabía besar. Comenzó a tocarme y para ese punto comencé a forcejear. No sé cómo lo tomaba él, pero no se inmutaba, sólo seguía en lo suyo.

¿En serio nadie se percato de nosotros? ¿O solo nos ignoraban?

Comencé a llorar y él debutó su beso para mirarme.

—¿Por qué lloras? ¿Acaso no dijiste que ibas a compensarme? ¡Hazlo! —Exclamó con veneno. Pero luego me aparto bruscamente. —Mejor vete a tu casa, tus lágrimas echaron a perder el momento...

Seque mis lágrimas y como pude salí de allí sin cruzar palabra con nadie ¿Con quién lo haría? La única que conocía aparte de Ajax era a Yoko y no la veía por ninguna parte.

Revise mi celular, eran las once, demasiado temprano para irse de una fiesta, pero muy tarde para mi. No quería llegar a mi casa, a sabiendas de lo que me esperaba.

—¡Ahí estás! —Grito con amargura mi madre cuando cruce la puerta. —¿¡Donde estabas!? —Me tomó fuertemente del menton para interrogarme.

—Me lastimas...

—¡Oh! ¡Ahora la mala soy yo! —Seguía gritando. —¡Pero la señorita puede ir a donde quiera sin importar nada!

Negué rápidamente con la cabeza.

—No actúes como si me tuvieras miedo... ¡Si lo tuvieras no hubieses hecho tal estupidez!

Sin previo aviso, comencé a llorar. No por los gritos de mi madre... Sino por todo, por todo lo que se me venía encima, literalmente había sido abusada dos veces en el mismo día y no sabía a quién recurrir.

Mi madre era una opción, pero en ese estado jamás me haría caso.

—¡Ahora la niña quiere llorar! ¡Perfecto!

Se burlo con severo sarcasmo.

—¡Tu no lo entiendes, mamá! —Dije entre lágrimas, sintiendo como cada palabra raspaba mi garganta.

—¿¡Qué es lo que no entiendo!?

—¡MI PROFESOR ME TOCO, MAMÁ! ¡ME TOCO Y NADIE SE DIO CUENTA!

Grite sin poder contenerme más, sin poder evitar que los sollozos que rozaban los gritos salieran sin permiso de mis labios.

Pero mi madre... Ella solo hizo una mueca, soltando mi mentón con brusquedad.

—Yo no crié a una puta.

—¿Dis... Disculpa?

—¿Qué querías? ¿Qué todos se dieran cuenta de que habías seducido a tu profesor? Eres muy estúpida si crees que alguien te va a felicitar por eso.

No lo podía creer. Mi propia madre era incapaz de creerme, como si yo fuese una niña pequeña echándole la culpa a su amigo imaginario de su travesura.

—¿¡Es una broma!?

—¿¡Es que como no vas a provocarlo!? ¡Mírate! ¡Vestida como una cualquiera!

—¡Pero-! —Intente protestar.

—Hueles horrible, Enid... Mejor ve a bañarte y reza porque al profesor no le de por abrir la boca.

Hice caso a su petición, alejándome de ella lo más rápido posible y cerrando con seguro la puerta.

De a poco, me quite la ropa mientras observaba mi cara en el espejo frente a mi. Una vez desnuda me contemple en el espejo, como cualquier adolescente solía hacer antes de bañarse.

Pero esta vez fue diferente. No poseía ninguna marca en mi piel, pero me sentía sucia. Aún podía sentir las manos de ese hombre sobre mi piel y los labios de Ajax besando los míos con brusquedad.

Volví a llorar, sintiéndome impotente y completamente sola. El eco de mi llanto retumbaba en las frías paredes del baño. Era irónico como la habitación más fría de la casa era el que muchos consideraban refugio para ir a llorar y soltar sus más cálidas emociones.

Mi celular comenzó a sonar, era Yoko.

—Te me escapaste... —Río entre dientes desde el otro lado de la línea.

—Si... No me sentía muy bien. El alcohol pudo más que yo. —Intente parecer normal, me daba profunda vergüenza contar todo lo que había pasado ¿Y su mi única amiga pensaba que era una fácil como lo decía mamá? ¿Y si me acusaba de ser mala con Ajax por no ser buena con él después de todo?

—¡Te falta practica, chica! —Dijo riendo. Yo también reí un poco.

De pronto, una idea totalmente estúpida e irracional se cruzo por mi mente. Una de la que seguro me arrepentiría, pero estaba totalmente desesperada.

—¿Recuerdas lo que me dijiste sobre la oujia?

—Si... Espera. —Pensó un segundo. —¡Lo leíste y me dejaste en visto, perra!

—Ven a mi casa mañana, jugaremos a esa mierda. —Dije ignorando sus protestas.

Tal vez, solo tal vez, podría comunicarme con mi padre. Comprobar que seguía a mi alrededor me daría esa pizca de esperanza que necesitaba.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top