Tercera parte: 'Amar'
Yeonjun estaba a tres puestos de Soobin.
De los trece balines, que también contaban como puntos, Yeonjun acertó catorce.
Puntería perfecta siempre.
Con altivez, dejó caer el rifle en el barril que le pertenecía a su espacio y recargó su cuerpo en el muro cristalizado de este, cruzando sus brazos sintiéndose más que relajado gracias a su desempeño, mirando a su derecha a través de las separaciones transparentes de plástico acrílico.
Todos concentrados, seguían disparando, algunos fallando, otros apuntando, acertando.
Yeonjun solo lo buscó a él.
Contando desde su lugar, tres a la derecha... Eso sería ocho de trece.
Yeonjun sonrió bajando la cabeza.
Considerando que antes ni siquiera podía sostener el rifle, estaba orgulloso, bastante.
Soobin bajó el rifle, emocionándose al darse cuenta que había acertado más de la mitad.
Él sabía que lo estaba mirando, lo sentía.
Cuando al girarse conectó con su mirada, un calor incomparable lo llenó y una sonrisa de auténtica felicidad se formó como la espuma.
Sus ojos felinos y sonrisa coqueta de labios cerrados denotaban el orgullo que estaba sintiendo. Una burbuja de risa nerviosa ascendía en el pecho del menor.
Fueron menos de cinco segundos de contacto visual, pero les bastó a ambos para avergonzarlos, ya que nadie más que ellos sabía el significado de aquella mirada que decía tanto sin la necesidad de palabras.
Fue Yeonjun quien bajó la mirada sin deshacer la sonrisa. Todavía no podía creer del todo que lo que había ocurrido el día anterior en el dormitorio fuera real.
¿Muy bueno para ser cierto? A la mierda; era más que bueno y era jodidamente real.
Yeonjun apretó los labios formando una delgada línea para reprimir la sonrisa de idiota embobado.
Supuestamente, ahora que las clases de tiro habían finalizado, debían ir a los salones para retomar la siguiente, Matemática II.
La mayoría ya se había ido a sus respectivos salones, pero Yeonjun no movió un solo músculo porque sabía que Soobin iría hasta donde él estaba para ir juntos, le gustaba que lo hiciera.
Lo que no se esperó fue que apenas llegó junto a él, le dijera "Hyung, quiero saltarme clases. Quiero que ambos nos saltemos las demás clases" corrigió "Juntos".
Las cejas de Yeonjun se volvieron dos pronunciados arcos, dejó de recostarse en el muro y se paró derecho.
"¿Qué dijiste?" La petición era muy repentina, además que Soobin jamás le había sugerido algo así.
"No me hagas repetirlo. Vamos, no seas aguafiestas. Tu promedio perfecto no sufrirá ningún daño. Solo es por un día, ¿sí?".
Si Soobin estaba emocionado, entonces él también lo estaría, aún así no estuviera del todo enterado del plan.
"¿A donde quieres ir?" inquirió entre risillas.
"Tomaré eso como un 'sí' " ensanchó su sonrisa y empezó a caminar hacia atrás, balanceándose de un pie a otro, como un niño jugando "Tú solo sígueme".
Soobin sintiendo sus mejillas entumecidas, le dió la espalda sabiendo que lo seguiría, no sin antes dedicarle una traviesa pero inocente sonrisa que le sacó una carcajada de incredulidad al mayor; ese mocoso era tan impredecible a veces...
Yeonjun frunció el ceño cuando se dio cuenta de que Soobin lo guió hasta el "almacén", que en realidad era un pequeño cuarto con muchas colchas rotas, rifles en desuso y partes rotas de colchoneta.
Soobin miró a ambos lados para asegurarse de que no había nadie cerca, una vez estuvo seguro de que no habían muros en la costa, entró al lugar en un movimiento rápido. Yeonjun, desconcertado por la locación, demoró un poco más en hacer lo mismo.
"¿Aquí? Pero a-"
Soobin lo hizo callar con el simple gesto de poner su índice sobre sus labios, con otro gesto de mano le pidió que cerrara la puerta por la que habían entrado. Yeonjun aún sin entender porque Soobin querría estar en un lugar tan atestado donde ni siquiera podrían sentarse, terminó por hacerle caso por curiosidad.
Antes de poder preguntar, vio que Soobin caminó con torpeza evadiendo las cosas regadas en suelo hasta llegar al fondo del cuarto. Lo vio hacer fuerza para empujar un estante viejo, y cuando por fin el objeto de madera astillada se movió, Yeonjun cambió su expresión confundida a una cara de sorpresa; se esperaba de todo menos una pequeña puerta que le recordara al libro que su madre solía leerle cuando era un niño, "Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas".
Soobin abrió la puerta de una patada y esta se abrió, se giró para ver al mayor, encontrando divertida su expresión maravillada.
"¿Vienes?" dicho esto, se escabulló en ella encorvándose para caber.
Yeonjun claro que fue tras él.
La impensada situación era excitantemente emocionante. Su sonrisa mostraba lo encantado que estaba.
"Jo-der. ¿Qué es esto?" preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.
¿Quien diría que al otro lado de esa pequeña puerta habría un pequeño pero cercado espacio verde?
No era demasiado amplio, era como su habitación, más o menos de ese tamaño en cuanto a extensión.
El pasto no estaba crecido en lo absoluto, incluso habían zonas donde solo había tierra. El pequeño lugar estaba cercado por unas mayas metálicas altas.
Era un cuadrado con poco pasto, tierra, enjaulado y recóndito. Nada especial o hermoso, pero daba ese aire de intimidad que Soobin buscaba para poder hablar sobre lo que quería, tranquilos, además que desde ahí las estrellas se veían espléndidas.
Soobin caminó hasta el centro vacío y tomó asiento cruzando las piernas, mirando al frente, como Yeonjun no tuvo una respuesta pronta, imitó su acción.
"¿Genial, no?" por fin habló Soobin, su mirada fija al frente.
Yeonjun asintió sonriendo ladino porque fue una sorpresa inesperada.
"¿Como descubriste esto?".
"Ese día que te busqué por cada rincón mientras tú tragabas en la cafeteria, no sé porqué vine aquí... El estante no estaba, vi la puerta y aquí estamos" giró la cabeza hacia su hyung y sonrió contagiando la sonrisa.
"Me gusta".
"A mí me encanta. Honestamente la primera vez que vine aquí estuve tan encantado que casi me quedo todo el día aquí".
"Hablando de encantos... Tú, pequeño mocoso, ¿en qué momento mejoraste tanto? Con total confianza podría decir que eres un alumno promedio ahora".
Las mejillas del menor se colorearon en un tono rojizo por el cumplido; era consciente de su mejoría, también lo era de su razón.
"Bueno... Tengo al mejor maestro".
Yeonjun sonrió más si eso era posible, inconscientemente recostándose hacia el menor por las súbitas ganas que le dieron de besar sus sonrosadas mejillas.
Solo cuando ya estuvieron a menos de ocho pulgadas, fue que Soobin reaccionó despegando su vista de esos labios acolchados que anhelaba volver a besar, pero no debía.
Dijo un claro 'no' volteándole la cabeza en un movimiento avivado.
"Hyung, necesitamos hablar" tajó, Yeonjun se enderezó relamiendo sus labios con algo de nerviosismo por lo que intuía sería la conversación. Se formó un breve silencio que fue roto por Soobin. "Lo que pasó ayer fue un... un-" sonaba mal decirlo así porque por un jodido infierno se sentía de esa forma, pero no hallaba otra palabra "un error".
Yeonjun arrugó el entrecejo casi de manera imperceptible. ¿Le dolió? Sí, llamarle error a ese momento tan especial que él había guardado en una cajita de oro, dolía terriblemente, incluso más de que lo que creyó cuando pensó en su rechazo.
"¿Por qué dices eso, Binnie?" su voz siempre tan firme no mostraba cuan afectado se encontraba. Buscaba sus ojos, pero Soobin no estaba dándoselos. En cambio, inhaló temblorosamente antes de tomar la fuerza mental suficiente para verlo a los ojos como él quería.
"Porque es enfermo, hyung. Está mal y-"
No.
Yeonjun no pudo soportar escucharlo más y lo calló con sus propios labios, acunó su carita de bebé con una mano sin hacer presión, permitiendo que Soobin detuviera el beso robado si es que este no se sentía cómodo, sin embargo, no lo hizo hasta veinte segundos después de corresponderle suavemente.
Una vez roto el contacto, la mano de Soobin subió lentamente y se colocó encima de la del mayor con delicadeza. Sus ojos encontrándose con una deleitosa intensidad, Soobin apretando sus labios. Sentía que habían burbujitas recorriéndole el cuerpo entero.
Yeonjun acarició su mejilla con dulzura, sintiéndose aliviado de que Soobin no intentara huir de él. Pegó sus frentes juntas antes de hablar, y que Soobin se lo permitiera, se sintió igual de maravilloso que sentirle corresponder el día anterior. Un nudo se formó en su garganta desde la base de su órgano palpitante, asfixiando las palabras que estaban por abandonar sus labios.
"Estoy enamorado de ti, Soobin" le confesó mirando sus ojitos dudosos avellana, con miedo y ansiedad de por medio por el peso de sus palabras "He estado controlándome todo este tiempo, intentando negarlo, olvidarlo" negó con la cabeza "Estaba jodidamente asustado de tu rechazo, de que me odiaras, pero tú... ayer me demostraste que no soy el único que se siente de esta forma, entonces... ¿por qué ignorarlo?
El corazón de Soobin fallaba en hacer su función básica correctamente. Mientras miraba sus ojos suplicantes dilatados que le transmitían tanto, se preguntaba si en serio merecería recibir el amor de alguien tan perfecto.
"H-hyung, está mal" se lo tenía que seguir repitiendo en voz alta para convencerse, porque con cada segundo a su lado, aquella afirmación solo pintaba como una falacia en su cabeza.
"¿Que está mal, Soobin?" Yeonjun soltó su rostro y se separó para hablar con la seriedad del caso "¿Por qué dices que es enfermo? ¿Se siente mal? ¿Se sintió mal lo de ayer?".
Soobin negó con la cabeza a punto de llorar por la sobrecarga de emociones, el corazón doliéndole. No se sentía solo bien, era sublime cada maldito toque y segundo a su lado. Pero a pesar de esa sensación, algo parecía y se sentía incorrecto de todo aquello.
Yeonjun inspiró y empezó a hablar mirando al cielo estrellado, intentando tranquilizar a su pobre dependiente corazón.
"A estas alturas me importa un carajo que esto esté malquisto por la sociedad de mierda. Yo... Cuando estoy contigo, me siento más vivo que nunca maldita sea, la vida junto a ti es fácil, Soobin, y jamás había sido tan fácil y hermoso vivirla de ese modo, ¿entiendes lo que causas en mí?" dejó que su corazón hablara.
Yeonjun se alarmó un poco cuando al volver a ver a Soobin, vio lágrimas silenciosas en su rostro. Soobin estaba asustado, no podía presionarlo, tenía que hablarle con calma, entenderlo y respetar su decisión aún así no fuera la que deseara oír.
Tratando de ser mucho más dulce en comparación a minutos antes, buscó su mano por sobre sus piernas y la entrelazó con la suya, los ojos de Soobin agrandándose un poco más al sentir su piel sobre la suya.
"Yo sé que no esto no es enfermo, no me siento enfermo. Esto..." colocó ambas manos sobre su pecho donde se suponía que estaba el corazón, algo dentro de Soobin quebrándose con exquisitez gracias a la penetrante mirada del otro, sintiendo los latidos de Yeonjun descarrilados a causa suya en el dorso de su mano "Esto, no se siente mal, Soobin. Me haces tremendamente feliz".
Yeonjun sabía que era recíproco, no obstante, seguía viendo duda en esos ojos marrones temerosos cargados de infinito cariño recluido.
Soobin no quería estar enfermo, pero si ese fuera el caso, él lo amaba, estar enfermo así y sentir todos los jodidos síntomas por y junto a Yeonjun. Arruinarse juntos, se sentía bien, muy bien.
"No se siente mal" admitió en un murmuro, mirando la tierra.
Los dedos del mayor sostuvieron su barbilla, con delicadeza levantó su cabeza; quería verlo, que lo viera, su seguridad, el amor en sus ojos.
"¿Entonces cual es el problema, mi amor?" acarició su pómulo.
El nuevo apodo cosquilleaba por todas partes.
"¿A quien le estamos haciendo daño con esto? ¿A quienes estamos perjudicando?".
Soobin empezó a llorar con más ímpetu, no soportó el peso de la mirada del mayor en su corazón, pero no quería rechazarlo ni darle a entender eso, por ello dejó que la mano siguiera acariciando.
"Bebé" hizo que lo mirara de nuevo. "No debería sentirse como un delito, no es un crimen. No le hacemos daño a nadie. No tengas miedo."
"Yo quiero esto..." se sinceró Soobin con voz llorosa "No tienes idea de como quiero esto, pero estoy asustado. Si los demás se enteran yo- " bajó la mirada.
Yeonjun le dio un besito tranquilizador en la frente. "Soobin mírame, mírame precioso" Soobin se obligó a volver a encontrarse con aquellos orbes que lo volvían loco de tantas maneras diferentes, esta vez ya cristalizados "Nadie más tiene que saber. Si para ti y para mí se siente bien, nadie más tiene que saber u opinar sobre lo nuestro. Quiero intentarlo, podemos hacerlo. Me basta con saber que tú eres mío y yo soy tuyo."
Las palabras persuasivas y cariñosas del mayor le brindaron una calidez tan sublime, que decidió dejar de cuestionarlo todo un momento y mandar a todo y a todos a la mismísima mierda por una vez.
Después de tanto, él ya merecía su final feliz, ¿verdad?
Soobin asintió suavecito sin poder quitar por completo aquella expresión dudosa y asustada. Si la reacción inicial cuerpo, naturalmente no le confirmaría a aquel Yeonjun desesperanzado e ilusionado su sentir, entonces lo harían sus acciones; llevó sus brazos a su cuello lentamente, aún algo inseguro, con la mirada y la cercanía pidiéndole un beso.
Beso que fue sello, beso que fue correspondido inmediatamente con una enorme sonrisa.
Beso que no fallaría en propiciarle paz y dichosas típicas mentiras de que "todo estaría bien".
♠
Mantener un secreto puede ser problemático, o... también puede ser asombroso.
Desde aquella noche que la verdad fue dicha y el miedo aplazado, esa pequeña área verde y cerrada se volvió su lugar especial, donde podían ser ellos mismos, sin miedo, sin prejuicios.
Las caricias por debajo de la mesa en la cafetería, las tomadas de mano por debajo de las sábanas, las miradas y enormes sonrisas que iban más allá de lo que todo el mundo creía. Todos aquellos toques sutiles pero necesitados eran desfogados en aquel lugar, donde podían abrazarse, darse mimos y besitos, sin miedo, menoscabo, prejuicio y punición.
Eran amor y libertad en su máxima expresión.
Al principio, Soobin todavía se tensaba cuando Yeonjun hacía algo, pero con el tiempo, ese sentimiento de infinita culpa fue desapareciendo.
Un lugar bautizado como santuario, un lugar del que no sabía nadie más. Era perfecto.
Esa noche, el cielo brillaba gracias a las tantas refulgentes estrellas esparcidas en el firmamento.
Soobin estaba recostado sobre Yeonjun y este recostaba su espalda en la reja metálica. Los brazos del mayos entrecruzados sobre su barriguita.
"¿Desde cuando te diste cuenta?" Yeonjun quiso saber.
"¿Hmm?" Soobin se giró un poco para ver a su novio.
"Ya sabes, ¿desde cuando te diste cuenta de que te gustaba?" preguntó en una risilla, genuinamente curioso.
Soobin lo pensó un poco, no demoró mucho en darle una respuesta confiada.
"Honestamente, me pareciste el chico más sexy que vi en mi vida desde que te vi por primera vez en la enfermería. Para serte sincero, siempre me gustaron los chicos, en especial tan guapos como tú".
Yeonjun rió algo avergonzado, escondiendo su nariz en el espacio de su cuello, también afirmando más el agarre sobre su cintura. Soobin rió también porque sabía que Yeonjun amaba recibir cumplidos, le gustaba verlo tímido, cosa que no sucedía muy seguido.
"¿Y tú?".
Yeonjun soltó un profundo suspiro antes de hablar.
"Ah, vaya... Lo mío fue más un proceso. Nunca tuve novia o algo así porque no me interesaba, pero jamás me pasó por la cabeza que tal vez me gustaran los chicos. De hecho, no me gustan".
El menor frunció el ceño girándose un poquito de nuevo con una sonrisa burlona y una ceja alzada.
"¿Y yo soy una vaca?".
Yeonjun soltó una carcajada.
"No mi amor, eres la excepción" besó su mejilla haciendo sonreír a Soobin.
"Pero me refiero al momento en el que supiste que pasaba algo más, ¿me dejo entender?".
"Oh, en ese caso, pues cuando dormimos juntos por primera vez, después de tu pesadilla. Estaba tan nervioso... Sentía que el corazón se iba a salir de mi pecho de un brinco, pero al mismo tiempo me sentía feliz y aliviado. Me hiciste pasar por mucho, niño tonto " apretó entre sus dedos suavemente su nariz, arrugando la suya.
"Tú a mí también" se quejó mirándolo por sobre su hombro como fastidiado, proporcionándole un codazo no tan brusco "No te creo del todo eso que no te van las mujeres. Cuando ayudaste a Arin ese día que se perdió, cuando la sacaste de los dormitorios y la defendiste de los pervs, se te quedo mirando casi babeando".
"¿Y eso es mi culpa?" preguntó con diversión "Solo estaba ayudándola, cariño".
"Sí, y tú tan lindo le hacías ojitos de vuelta, ¿no?".
Yeonjun vio a su novio unos segundos atentamente en silencio, reteniendo una risa.
"Choi Soobin, ¿estás celoso?".
"¡Já!" se acomodó de nuevo en la posición inicial, evitando su mirada "Y-yo no estoy celoso, ¿por qué estaría celoso? Deberías ba-bajarle a tu ego" refunfuñó.
"Soobin" llamó divertido.
Al segundo llamado, el menor se rindió resoplando.
El mayor admiró a su chico unos segundos antes de agacharse para pedirle un besito, el cual el menor correspondió de inmediato con una sutil sonrisa. Es así como Soobin terminó casi echado sobre el regazo de Yeonjun, mientras un beso suave y cariñoso por largos largos minutos, se convirtió en el mejor testigo del brillo vibrante de las estrellas.
Mientras estuvieran fuera de su lugar preciado, trataban de disimular, pero miradas y sonrisas estaban siempre, cómplices.
A Soobin dejó de parecerle tan malo conforme pasaron los días. La culpa desapareció dejando paso a una inefable e inmensurable felicidad que jamás en la vida había sentido. Lo mismo para Yeonjun.
Soobin, esta vez, recostado junto a Yeonjun en el césped picoso del lugar, Soobin apoyado sobre su hombro como si fuese una cómoda almohada, la mano del mayor sobando cariñosamente la espalda con sus nudillos.
"Sigues mejorando Soobin, hoy quedaste décimo de veinticinco".
"Lo sé... Es tan emocionante no sentirse un inútil por primera vez".
"No eres un inútil" defendió ceñudo, él detestaba que Soobin se menosprecie de esa forma "Estabas en proceso de aprendizaje, lo sigues estando y lo has estado haciendo muy muy bien".
"Gracias" sonrió orgullosos de sí mismo, Acarició su pecho con la palma su mano, observando el movimiento atentamente "Todo es gracias a ti" dijo de pronto "Si no fuera por ti, si no te hubiera conocido, estoy seguro de que mi vida hubiera sido una mierda".
Tal vez ni vivo.
"Quiero pensar que es el destino" Yeonjun apretó su cuerpo más junto al suyo "¿Sabes? Sueño en el día en el que podamos salir de aquí juntos, graduados. Siendo grandes en todo esto..."
"Me tienta la parte de salir de aquí contigo" su comentario hizo sonreír al mayor "Aunque para eso, lamentablemente falta demasiado" fantasear con ello era lo único que podía hacer.
Fuera, fuera de todo aquello con Yeonjun.
Podría invitarlo a pasear por las calles de la capital, a tomar algo en un bonito café elegante, podrían ir a bailar a uno de esos bares extravagantes, podría invitarlo a su casa...
Su sonrisa desapareció tan pronto como apareció y Yeonjun se percató de ello.
"¿Qué pasa?".
"Nada".
"Mi amor... por favor".
Pensó en su padre, ese había sido el problema.
Maldiciendo por dentro, Soobin resopló antes de responder.
"Es solo... que ya sabes, lo que estamos haciendo y- " exhaló no queriendo gastarse.
Yeonjun, un poco triste por aún oír duda de su parte después de tantos meses, se recostó sobre su codo y lo observó cuidadosamente.
"¿Sigues con eso?".
Ahora Soobin se sentía mal por ser el responsable de esa expresión triste y ese puchero disimulado.
"Lo siento, ya sabes, la crianza de papá y todo... Pero no importa, se me pasará, ¿sí?".
Soobin vio que Yeonjun no quitó su expresión ni aunque estuviera asintiendo a lo que dijo. Entonces para quitarle la duda, fue él quien se acercó a besarlo con seguridad.
El beso fue dulce y apasionado al mismo tiempo, de esos que logran transmitirlo todo; felicidad, deseo, amor
Cuando se separaron en busca de aire, ambos ya sentados y con las frentes juntas, con la mano de Soobin delineando su definida mandíbula, Yeonjun también quiso darles seguridad a ambos.
Sabía que no sería fácil luchar contra la marea, contra las estigmatizaciones, contra la sociedad y contra sus propios principios. Pero hay personas por las que vale la pena hacerlo todo. Ellos iban a intentarlo.
"Olvídate de todo, de tu papá, de las personas, de los prejuicios... Te amo, te amo mucho mi niño" Apretó su nariz tiernamente arrugada contra su mejilla haciéndolo reír "Y eso es lo que importa, ¿no?".
Soobin lo miró embobado unos segundos antes de sonreír cálido, regalándole sus hoyuelos que recibieron un beso por parte del mayor. Con sus manos acariciando su cuello, dijo más seguro que nunca esta vez, mirando a aquellos ojos que le hacían ver las estrellas de día "Yo
también te amo, hyung".
♥
El amor puede describirse de numerosas formas, puede pintarse con millones de tonalidades diferentes, puede doler, puede curar, puede devolver vida, puede quitarla, puede romper un corazón, o puede reconstruirlo.
El amor es complicado dicen muchos.
Y puede que lo sea, puede que sea efímero, puede que sea duradero, puede que sea unilateral o puede que sean emanado de dos corazones diferentes bajo la sintonía de un mismo latido.
El amor es misterioso, el amor es frágil, el amor es consistente, el amor puede ser tantas cosas...
Nos hace enfrentar nuestros mayores miedos, también nos hace huir de ellos.
El amor es freno, pero también motor.
El amor es tan confuso como una neblina fogosa y otras veces tan claro como el agua.
El amor ciega, el amor te abre los ojos.
El amor... Joder, sí que es complicado.
Pero ¿sabes?, no tienes porque asustarte, que cuando la persona correcta llega, no podría sentirse más imperfectamente perfecto, ¿y lo mejor de todo? Fácil.
♪
"Cariño, no quiero que se desaparezca.
Hay cosas que sé que podrían arruinar en el camino.
Pero no quiero decir adiós.
Y creo que podríamos hacerlo si lo intentáramos"
——Sofia - Clairo
♪
Nota:
Sé que fue un poco largo, lo siento por eso, lamento también si se me pasó algún error ortográfico, no tengo ni tiempo para bañarme (excusa de cochina, no mentira JAJAJAJAJAJA la universidad termina con mis ganas de vivir omg).
Espero que les haya gustado, tengan una hermosa semana, actualizaré esto en un par de semanas. Besitos. ( ˘ ³˘)♥
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