El Esposo

–Entonces ¿alguien va a atreverse a responder?–

Quien diría que los Cadianos podían ser tan reticentes a responder a la simple pregunta de un camarada; ¿cómo es tu pareja ideal?

La mesa del comedor al aire libre estaba en un silencio sepulcro en el que los cinco sobrevivientes del escuadrón "diamantina", uno pensaría que era por la pérdida de sus camaradas en la batalla que habían vivido hace unos días en la que quedaron sin sargento (por ende sin más trabajo en el frente) pero la realidad era más básica y hasta decepcionante.

–Creo que las mujeres del 34th Valhalliano son bastante guapas, no mentiré– uno de los presentes se atrevió a responder la pregunta inicial, un joven recluta con un implante biónico en el ojo derecho –no me importaría intentar algo con alguna de ellas...–

El soldado que tenía al lado le chasqueó la lengua, molesto que uno de los novatos fuese el primero en responder –Creo que tengo debilidad por pelirrojas– se llevó un pedazo de pan a la boca con molestia viendo al joven a su lado –¿qué? ¿quieren una historia extensa o algo?–

–Patético– el primer soldado que había hecho la pregunta suspiró con los brazos cruzados –Son Cadianos por amor al trono, se supone que digan su gustos y preferencias por mujeres, no están admitiendo haber cometido herejía– sonrió de lado al ver la expresión de molestia de algunos

–¡Ok, ok! Se ve que ustedes cobardes sin personalidad son incapaces de decir algo más que "me gusta esto"– la única mujer del grupo se levantó y con una sonrisa trono sus dedos –Que tal si alguien por lo menos dice lo que de verdad siente?–

–Por favor no-–

–¿Y a ti desde cuando te gustan las mujeres?–

–¿Quién dice que me gustan? Puedo admirar la belleza de mis camaradas perfectamente sin que me gusten– frunció el ceño dedicándole una mala mirada al joven quien fue el que preguntó aquello –no tomes tanta confianza novato, no te la has terminado de ganar–

–De acuerdo "belleza femenina"– el causante de todo esto mantenía su sonrisa al ver a su camarada –ilustra a estos pobres incultos–

Carraspeo y golpeó levemente su pecho inútilmente puesto a que aún llevaba su protección anti-metralla –Las mujeres del 86th de la guardia Mordiana, llevan la belleza y la disciplina al siguiente nivel, verlas pelear es como ver... ¿no se? Una de esas obras de arte a las que echamos un vistazo. Nunca he visto un regimiento femenino tan dispuesto y preparado. Entonces si tuviese que decantarme... y si fuese hombre claro, sin ninguna duda saldría con una de esa bell... de esas mujeres, si– finalizó con una sonrisa volviéndose a sentar

Para cualquiera aquello habría sido puro palabrerío sin sentido o propósito, pero siendo Cadianos estos entendieron el trasfondo de cada palabra, después de todo ¿no sigue siendo la mejor manera de ganarte a un cadiano regalándole un tanque Russ?.

El primero en hacer la pregunta estuvo en silencio unos segundos y solo pudo aplaudir –Bravo– estuvo aplaudiendo levemente a su camarada por unos momentos más –me callaste la boca y humillaste a estos dos payasos... aunque no te ayudaste a ti misma para nada–

–¡No me gustan las mujeres!–

–Lo que digas–

Las risas fueron contagiadas al resto del grupo, habían sobrevivido a un evento que en definitiva traumatizaría a cualquiera y habían perdido no solo a la mayoría de su escuadrón si no que de su regimiento pero en ese momento, solo eran cuatro amigos disfrutando sus vidas hasta la siguiente batalla, que podría bien tardar más de lo esperado.
Quistinus era un soldado inteligente, más que el promedio y esto era lo que lo había hecho sobrevivir por tanto tiempo, de cabello corto, negro y piel levemente bronceada quizás su único defecto era que no usaba su inteligencia para cosas de provecho más que cuando era estrictamente necesario. Caleb era el joven novato del grupo, un recién llegado al regimiento que por suerte o desgracia cayó en el escuadrón diamantina y en su primera misión perdió el ojo derecho, obteniendo un reemplazo mecánico por parte del mechanicus.
Caleb siempre estaba siendo vigilado de cerca por el veterano de Clovis pues este decía que el "jodido niño nuevo" terminaría matándolos si no le tenían el ojo en todo momento, Clovis era todo lo esperado de un soldado; corpulento, alto y leal hasta la médula. Loretta era la única mujer del escuadrón pues el resto estaban muertas, era una rubia latosa que siempre trataba de que sus amigos no estuviesen tan decaídos, a la vez que se infla el ego a sí misma.

Y el quinto, que no había prestado atención alguna por estar haciendo lo que debían hacer; comer.

–Oye Sanghin– Loretta que estaba a su lado le dio un golpe sin tanta fuerza en la parte trasera de la cabeza aprovechando que no llevaba casco –¿qué haces atragantándote? ¡Únete a tu escuadrón!–

El hombre cuyo nombre era Sanghin tosió su comida al suelo por lo imprevisto, y por genuinamente haberse atragantado por no haberse esperado ser sacado de sus pensamientos tan abruptamente

–Maldita disformidad Sanghin– Quistinus se resistía las ganas de reír pero le fueron en vano, al igual que sus otros dos compañeros –eres una jodida piedra... no, las piedras me darían una conversación más interesante–

–Muy bonito– tosió un poco más –si los... estoy escuchando, solo que no pensé que me fuesen a preguntar a mi–

–le pregunté a todos en general. ¿"Todos" ha dejado de incluirte?– dijo Quistinus cruzándose de brazos

–Bueno, bueno... ¿cuál era la pregunta?–

–Tu tipo de pareja ideal; ¿cuál es tu tipo de mujer, escritor de poemas?– Clovis dijo sonriendo con un leve tono burlón

La cara que puso el soldado con el nombre de un ángel era... curiosa –Pasó, no juego–

–¡Oh vamos!–

–¿Eso se podía?–

–¡No, ahora hablas poeta, quiero oír lo que tienes que decir!–

Sanghin levantó las manos al ver como sus amigos lo habían rodeado de forma amenazante –¡H- hey yo no tengo porque responder algo como eso!–

–¡Claro que tienes!– los tres respondieron al unísono

El hombre de cabello desarreglado suspiró con pesadez –¿Porque me hacen esto?– esta actitud de su escuadrón la conocía bien, pero no por eso le gustaba
–No puedo responderles porque no tengo un tipo, eso sería un insulto a mi esposa

Las risas pararon y fueron reemplazadas por incredulidad y una primera ola de incredulidad. Esposa era una palabra fuerte, para referirte a alguien con quien compartías tu vida y Sanghin la había usado para referirse a alguien... "¡¿Esposa?!"

–¡¿Te casaste?!– Clovis lo tomó de los hombros –¡hijo de un grox, ¿te casaste?!–

–¿Desde cuando?– Quistinus tenía la mano en la barbilla disfrutando el momento

–¡¿Y porque no dijiste nada?!– Loretta había comenzado a jalonear sus cabellos –¡¿somos tus amigos o no? Debiste decirnos, no es posible que nos hayamos perdido el gran día de nuestro amigo!–

Sin duda en ese momento parecía que lo querían matar por la sorpresa de la noticia, más parecían ser sus enemigos que sus amigos. Si un comisario pasase por ahí los reprendería brutalmente por "atacar" a un camarada de forma tan desvergonzada y unilateral. Aunque la presencia del comisariado sería más que bienvenida

–¿¡Qué creen que le están haciendo a mi esposo!?–

Los cuatro giraron sus cabezas; mujer alta con servoarmadura, cabello corto teñido de blanco, con la piel como la porcelana aunque levemente rosada y a la vez que poseía unos ojos dorados u ámbar que irradiaban una ira similar a la que se esperaría en el campo de batalla.

Oh dulce Emperador... ¿ese loco desquiciado se había casado con una hermana de batalla?

¡¿Ese bastardo hijo de la disformonidad había enamorado a una Sororita?!

Estaban muertos y lo sabían.



























"¡Disculpe! El pidió SIN pepinillo"

¿Cómo un ser tan pasivo que escribe poemas cómo Sanguinius (porque Sanghin es un apodo y forma que he creado para abreviarlo) pudo casarse con una hermana de batalla?

Eso lo veremos

Pd: esta historia es más soft y para confort que en lo "oh Dios que miserable es nuestra existencia, por favor por fin a todo" aunque si habrán elementos grimdark sutiles

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top