Día 1: "Welcome to Limbos".
El camino en la camioneta del padre de Millie se hizo algo corto porque veníamos cantando a todo pulmón, y como siempre dicen, las horas pasan más rápido cuando te diviertes y más lento cuando te aburres, ahora eso estaba haciendo función.
Me emocioné y solté un chillido al ver la valla de "Bienvenidos a Limbos", más abajo y en letras muy pequeñas decía "el pueblo rodeado de NADA" se veía un poco debajo de la línea que la tachaba, escrito con sprite rojo seguramente por algún vándalo, estaba la palabra agua.
-¿Viste eso? ¡Se llama vandalismo! -exclamó Caleb con desespero, y yo rodé los ojos con fastidio.
-Por Dios Caleb, el vandalismo existe en casi todo el mundo, si es que no está en todo el mundo -excusé tranquilizando un poco la tensión que provocó.
-Wow que gran bosque -comentó Noah mirando por la ventanilla, yo imité su acción.
-Parece infinito -mencionó Sadie.
-Y eso que dice ser un pueblo pequeño -dijo Gaten-. Pero si es parte del pueblo, es más bosque que pueblo.
Noté que por la emoción estaba apretando la huesuda mano de Finn, y muy fuerte, lo miré y estaba sonriente mientras miraba nuestras manos. Él me encanta, y su sonrisa, su sonrisa de ángel lo es todo para mí.
Luego de 20 minutos llegó lo que parecía ser el final de un bosque extremadamente largo y el inicio de la "población". Cinco cuadras muy específicas, conté cinco porque la casa que rentamos quedaba justo al final de la quinta cuadra. De cinco manzanas se diría que vivían aproximadamente... 5 casas por 4 calles de una manzana, quiere decir 20, y esas 20 casas por 5 manzanas, en total 100 casas, y si decimos que en cada casa vive mínimo una persona, hay al menos 100 personas aquí ¿no es así? En fin, había una biblioteca, un supermercado mediano, una panadería, una carnicería, un centro policial y una pequeña, muy pequeña tienda de ropa, era impresionante.
Al bajar en la casa me emocioné aún más y miré el al rededor, parecía estar en calma el ambiente, pero sentía un escalofrío, quizá solo era la emoción, pero no se sentía bonito. Saludé de forma alegre a la vecina, una mujer con muchísimas canas para aparentar tener solo 30 años, ella me miró con fastidio y yo bajé mi mano lentamente, quizá no estaba de buen humor.
Tocamos la puerta de la casa y no pasaron ni dos segundos cuando un hombre viejo y con mala cara ya nos había invitado a pasar. Era el típico viejo gruñón dueño de la casa, que, parece estar muy solo para tener una casa tan grande.
-Si tienen alguna queja el teléfono de la pared tiene marcado mi número telefónico a un lado -indicó el hombre, era extraño, hace mucho que no veía una casa con teléfono de pared.
-Está bien, muchas gracias señor... -hablé esperando a que dijera su nombre.
-Harry Roseman -completó y yo asentí con la cabeza lentamente.
-La otra mitad del pago queda para el final del mes -dijo Gaten mientras le entregaba la primera mitad.
-¿Algo más? -preguntó Roseman.
-No, gracias de nuevo -dije, el viejo asintió, le dio las llaves a Caleb y salió de la casa rápidamente.
Fuimos a bajar las maletas, las metimos en la casa y comenzamos a instalarnos en habitaciones distintas cada uno, no miento con lo de que la casa es enorme.
-¡Oh my gash en este pueblo no hay señal! -exclamó Millie con desespero.
-Es porque estamos al fondo, probablemente en el centro habrá señal -tranquilizó Gaten.
-Esto es extraño, no hay ni un adulto cuidando de nosotros -comentó Sadie viendo por la ventana como la camioneta que nos trajo desaparecía de la calle.
-¿Ya papi se fue? -preguntó Millie.
-Sí -respondió Noah.
-Rayos Millie, no te pudiste despedir de él -hablé de forma comprensiva.
-Como si me importara -dijo ella rodando los ojos con fastidio.
Al menos ella tiene papá.
-¿Y qué haremos primero? -preguntó Noah.
-No lo sé, quizá, conocer el pueblo -respondió Caleb.
-¿Saldremos a verlo? -preguntó Sadie.
-No, la mejor manera de conocer un pueblo es yendo a la biblioteca a leer su historia -dije emocionada.
-Ugh, que aburrido -comentó Millie.
-¿Qué tal si por hoy nos quedamos en casa descansando? Y luego tendremos suficiente tiempo para conocer el país entero -propuso Sadie, Finn me miró esperando la respuesta.
-Estoy de acuerdo -accedí.
-Yo igual -agregó Finn.
-Y yo -dijo Caleb.
-También yo -esta vez fue Gaten.
-Yo solo quiero señal, iré sola entonces -comentó Millie.
-No puedes ir sola no es seguro -dijo Gaten, Millie rodó los ojos, ya era algo evidente-. Yo te acompaño.
-Como sea -dijo Millie-. Buscaré mis cosas.
-Yo no dije que me quedaba -dijo Noah captando la atención de todos.
-¿Y te irás? -preguntó Finn.
-No, tengo mucho sueño -respondió Noah yéndose a su habitación.
Dramático.
Luego todos se fueron a su habitación también, pero yo no iba a descansar, yo quería asegurarme de que fuera seguro el lugar donde nos estábamos quedando, o más bien el lugar donde los traje, sentía que eran mi responsabilidad.
Bajé con cuidado al sótano, era grande y tenía muchísimas cajas, todas estaban selladas hasta el máximo, y si alguien intenta abrirla el dueño se daría cuenta muy fácilmente. Caminé como si estuviera en un laberinto entre los pilares de cajas, llegué a una esquina en el fondo y algo en la pared captó mi atención por completo, me agaché y pasé los dedos lentamente sobre unas palabras tal vez, estaba escrito en un idioma muy extraño, constaba de letras y número mezclados, quizá simplemente era la clave del Twitter del viejo Roseman, pero me daba escalofríos, era un mal presentimiento.
Un ruido en el techo me hizo correr a la salida como primer impulso, subí las escaleras que rechinaban, estaban podridas, si subo rápido de nuevo es posible que mi pie atraviese la madera ya hecha añicos.
La puerta se abrió antes de que yo la abriera, empujándome hacia atrás, mandé todo a la basura y me dejé caer ya que no podía evitarlo, iba a rodar por las escaleras pero me detuvo una mano tirando de mí hacia adelante, caí sobre él.
-Finn -susurré sobre sus labios.
-Kamzi, ¿qué hacías metida allí? -susurró con la voz ronca sobre los míos.
-Curiosidad -respondí, ninguno se movía.
-Bueno, la curiosidad se limita cuando se trata de algo peligroso -dijo, yo rodé media vuelta a la derecha sobre Finn y caí a un lado junto a él.
-¿Y tu qué sabes sobre los límites de la curiosidad? -pregunté, mientras ambos disfrutábamos de la simple vista del techo sucio y las respiraciones aceleradas.
-Nada, pero sé sobre lo que está bien y lo que puede tirarte por las escaleras -respondió, yo me acerqué un poco más a él arrastrándome y recosté mi cabeza en su pecho.
-Te quiero Finn -dije, obviamente esperando la respuesta. Pero pasaron minutos y Finn no decía nada, subí la cabeza y ví que se había dormido.
Quizá otro día.
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He aquí por fin el primer capítulo, espero que les haya gustado tanto como a mí y que me acompañen esta historia :) ♥.
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