||Tercera Parte||
La noche cae lentamente sobre la isla de Hawaii, nubes negras se adueñan del cielo y las pocas luces de la estancia en el que se encuentra se prenden tintineantes un poco antes de volver apagarse sin vida ni fuerzas mientras se arrastra por la oscuridad expuesta, su traje de camuflaje negro lo ayuda a deslizarse por las sombras mientras utiliza los binoculares infrarrojos. Steve ha tenido el suficiente entrenamiento como para moverse en campo enemigo sin ser detectado, tanto así como para ir solo con su arma y dos cuchillos estrategicamente ocultos en sus pantalones como defensa.
Aún puede sentir en su cuerpo los vestigios de la ira y la venganza, todo el aclamando con acabar con todos los que decidieron alejar a Danny de él. Si bien en un principio tomó la decisión de asesinar a Reyes de un modo sutil para despejar las dudas con respecto a él y lo que trama, ese plan de pasar desapercibido quedó atrás en el mismo momento en el que Victor secuestró a su amante. Si bien en más de una ocasión pensó en la idea de quitar del camino al hombre que es como un grano en el trasero, ahora no le cabe dudas de cual es la desición a tomar.
Luego de ésta noche, Reyes no tendrá dificultad alguna al suponer sobre los cambios de planes de Steve. Después de todo uno no salva a la persona que se supone que debe asesinar. La interrogativa cabria sobre si Wo Fat ayudará a Reyes a matarlo o simplemente hará la vista gorda a la espera de una masacre, solo estando allí para alzar la mano como buen anfitrión y estrecharla con quien fuese el vencedor. De cualquier manera, si Wo Fat decide a por unirse al bando de Reyes, Steve no se opondrá a asesinarlo; la vida de Danny y los niños están en riesgo, ellos son más importantes que cualquier vínculo que puede tener con el hombre de nacionalidad china. No puede haber tiempo para la vacilación, no ahora.
A pocos pasos de su ubicación actual, un sujeto camina mirando a su alrededor, y a pesar de que su mirada se enfoca por breves segundos donde Steve está en cuclillas su vista no acostumbrada a la oscuridad, no logra detectarlo siquiera. Gira sobre sí mismo y vuelve a caminar mientras hace guardia en solitario.
Steve utiliza eso a su favor, corre en línea recta mientras toma uno de los cuchillos por el mango y se posa sobre la espalda del hombre. Con una mano enguantada cubre la boca ajena para evitar cualquier sonido agónico y hunde la hoja afilada en su carótida, dejando fluir un río de sangre mientras el peso muerto del guardia cae en sus brazos. Steve lo toma de las axilas y lo arrastra hasta un rincón oscuro, donde lo resguarda de otras miradas mientras le roba su arma. Después de todo, no cree que el sujeto vuelva a utilizarla ¿Verdad?
Riendo por su propio chiste de humor sátiro, el mercenario se desplaza por la oscuridad cual fantasma hasta la entrada de una puerta de madera vieja y carcomida por el tiempo. La abre con un sin sonido antes de encontrarse cara a cara con otro hombre, que le mira sorprendido por verlo allí como si se tratase de una visita social. Antes de darle la oportunidad a defenderse, vuelve alzar el cuchillo aún cubierto de sangre por su primera víctima y la encaja en el ojo del tipo quien muere instantáneamente.
Ni siquiera se molesta en mover el cadáver, conociendo a Víctor como lo hace es probable que dentro de la instalación solo hubiese un secuas armado más y el propio Hesse. Aunque no lo culpa por la confianza impuesta, después de todo tienen cautivo a alguien importante para Steve y hará lo que fuese para protegerlo. Lamentablemente para Víctor, olvidó también la ira asesina que recorre la sangre de Steve cada vez que algo suyo le es arrebatado. No se detendrá hasta ver a Víctor muerto a sus pies y la cabeza de Reyes separada de su cuerpo.
Moviéndose por un estrecho pasillo cubierto por telarañas, el mercenario se hace paso con el arma en alto y los sentidos agudos fijos en cualquier amenaza que podrá salir en algún momento dado. La mayoría de las habitaciones de lo que alguna vez fue un sanatorio mental están vacías, el polvo acumulado por los años de descuido, colchones podridos, paredes descoloridas por el moho y los muebles viejos carcomidos es lo único que recibe cada vez que se asoma por sobre el marco de una puerta.
Tras un vestíbulo sin luz y cubierto de mugre puede oir voces distorsionadas en lo que podrían ser discusiones, gruñidos adoloridos y maldiciones por lo bajo, no duda en seguirlas con total cautela hasta lo que alguna vez fue un deposito cerca de la cocina. No le extraña que Víctor pudiese utilizar las vigas superiores para encadenar a Danny como si fuera un pedazo de carne para evitar que el hombre más bajo diera pelea o tuviera siquiera una opción para huir, aquel pensamiento lo hace gruñir de furia ciega.
Por la rendija de la puerta espía lo que da por echo, allí dentro con un foco apenas iluminado color naranja pálido está Víctor y otro hombre armado cerniendose sobre un Danny que no deja de maldecir a sus captores como si fuera hacer algo a su favor con ello, si no tuviera las manos encadenadas a las vigas es posible que incluso las estuviera moviendo de un lado a otro al ritmo de su perorata y maldiciones Steve no puede evitar sonreir con orgullo por lo fuerte y valiente que es su Danno, aún cuando está en desventaja y desarmado el hombre de Jersey saca a su detective interior para hacer frente a la amenaza.
De inmediato, el mercenario vuelve a su expresión fría y calculadora. Guarda el cuchillo chorreando sangre en su funda de muslo y verifica la carga del arma que robó del hombre de Víctor: el cargador se muestra lleno. Asintiendo para sí mismo, toma firme la culata y se endereza reuniendo toda su fuerza en una patada que derriba la puerta del almacén. Nuevamente ha caido en su yo predeterminado, el asesino experto y predilecto de grandes jefes en todo el mundo; el Steve amigo y conocido se ha arrinconado en un pequeño espacio de su mente para darle lugar a un animal enojado. Una parte de él odia la idea de mostrarle a Danny ésta versión oscura de su ser, pero prefiere recibir su miedo a saber que el rubio murió porque Steve no es lo suficientemente fuerte como para que salvarlo.
El moreno alza el arma y sin dejar de caminar hacia adelante, dispara contra el secuas de Víctor quien apenas tiene tiempo de apuntar antes de que las balas de Steve rompa su cuello y se ahogara en su propia sangre.
Víctor, el cobarde hijo de puta, se esconde tras el cuerpo colgante de Danny, quien lo mira con ojos azules impresionados, confundidos y aliviados de verlo allí como si fuera un superhéroe.
- ¡McGarrett! -grita Víctor con una sonrisa, como si ya se creyera ganador de su pelea- Ya me preguntaba cuando ibas a llegar con nosotros.
- Liberalo, Víctor -ordena Steve sin bajar el arma, a pesar de tener un tiro hacia Hesse prefiere no tener que llegar a la instancia de disparar con Danny de por medio- Ésto no te concierne. Asi que déjalo ir y prometo no tener que matarte.
Víctor hace un puchero falso mientras acaricia el brazo tenso de Danny, Steve realmente debe contenerse para evitar jalar el gatillo, su dedo tiembla con la idea de ponerle fin a ello.
- ¿Qué no me concierne, Steve? Oh, eso es cruel viniendo de ti -dice Víctor, su tono de voz perdiéndose en la furia- Me concierne desde que por tu culpa Anton murió ¿No crees que ya es hora de que pagues por ello?
- ¿De qué mierda está hablando, Steve? -pregunta Danny exigente.
Steve no vacila en su postura pese a que deja tener un paso hacia la izquierda para un mejor ángulo y así ignorar la mirada de Danny sobre él, más tarde se dedicará a responder cualquier pregunta que carcoma su cabeza.
- ¿Pagar? Yo no tuve nada que ver con la muerte de tu hermano, Víctor -responde el mercenario- Pero ya me cansé de tener que hablar contigo por ello una y otra vez, no vales la pena. Ahora suelta a Danny. Él no tiene nada que ver en ésto.
- ¡Steve! grita Danny harto- ¡Respondeme, infeliz! ¿Qué diablos sucede aquí?
Víctor sonrie ignorando los gritos a su lado.
- ¿Nada que ver? Pero si esa es tu tarea ¿No? Matarlo -dice sobre el espacio personal del otro hombre. Danny guarda silencio- ¿No es eso maravilloso, Williams? Casi poético -se burla Víctor- Acostándote con el enemigo, pero no lo culpo ¿Sabes? Con un culo como el tuyo, supongo que cualquiera en el lugar de McGarrett hubiera querido follarte antes de matarte -dice con total sarcasmo- Supongo que Reyes...
Antes de que Víctor siguiera en su monólogo de villano Disney, Steve dispara a quemarropa.
La bala impacta contra el hombro de Víctor que lo obliga a salir del espacio de Danny, Steve aprovecha la oportunidad de avanzar varios pasos hacia el otro hombre y disparar en su dirección, Víctor gruñe salvaje y alza el arma para devolver el fuego cruzado antes de desplomarse como si se tratase de un muñeco al que le han cortado las cuerdas por el impacto de bala que Steve puso en su pecho. Hesse maldice como si se tratase de un perro rabioso y se retuerce contra el suelo antes de quedarse quieto con la mirada perdida en algún punto del techo, su pulcra camisa se ensucia de carmesí como proyección de la balacera y su destino final.
El brazo izquierdo de Steve arde como el infierno, crudo y punzante, cree que la bala que Hesse le ha regalado aún sigue dentro de su cuerpo por el dolor que cosquillea en la zona pero no tiene tiempo de preocuparse de su herida o ante la idea de que fuese a desangrarse en algun momento del camino hacia un lugar seguro. Se acerca a Danny rápidamente mientras saca los cuchillos de su funda, el rubio le envia una mirada desconfiada ante Steve y su cercanía, Una pequeña parte de él se siente dolido por la desconfianza hacia su persona ¿Pero quien puede culpar a Danny de eso?
El mercenario bufa incrédulo para aparentar que no lastimó sus sentimientos con su acción. Él es un mercenario rudo y despiadado después de todo ¿Verdad?
- Si hubiera querido matarte, Danny, hubiese disparado a tu cabeza mientras me enfrentaba a Víctor hace cinco minutos -comenta Steve mientras se alza en su altura, toma la gruesa soga con fuerza y comienza a cortar con rápidos tirones- No vine hasta aquí para hacerte daño.
Danny gruñe como si no le creyera.
- Hasta hace veinte segundos creí que eras un tipo común y corriente, Steven -gruñe Danny molesto, quejándose ante el ardor de sus muñecas y el daño ocasionado por la soga que lo aprisiona- Ahora resulta que vas a matarme.
- No, no lo haré -responde Steve de inmediato, no deseando que Danny creyera esa idiotez de que está dispuesto a hacerle daño cuando lo último que ha hecho en los días anteriores fue cuidarlo- Soy un mercenario, me pagan por asesinar objetivos y no eres uno de ellos. En realidad quiero protegerte.
Danny se queda callado antes de fruncir el ceño, girando la cabeza en su dirección y viéndolo directamente a la cara por largos y eternos segundos. Un Danny callado en realidad le preocupa mucho más que un Danny sobre él gritando a por una explicación, no puede evitar sentirse nervioso bajo su fuerte mirada.
- ¿Por qué?
Steve alza la mirada para enfocarse en él, hay pequeñas heridas en su mejilla, un corte superficial rosado en su labio inferior y sangre seca en forma de zigzag en su sien; tal vez de esa manera pudieron ser capaces de tomar a Danny. Golpeándolo cuando estuvo desprevenido en la calle y llevándoselo en una furgoneta, pues no cree que Víctor se hubiera arriesgado a un coche particular.
Lamentablemente para Hesse, el celular de Danny es tuvo activo el tiempo suficiente para que Steve pudiera rastrear el GPS desde la Casa McGarrett y sacar un rango de área antes de que fuese desactivado. Y con un gran edificio en ruinas en medio de calles vacías y una iluminación de pelicula de terror, en realidad no le fue difícil saber donde hallar a su amigo.
- Porque me importas, Danno -responde Steve, cortando la soga con fuerza y poniendo todo el peso de Danny sobre su propio cuerpo. Tener que estar colgado de las vigas ha puesto a Danny algo desequilibrado- Y sé que tienes preguntas, lo sé, pero ahora mismo debemos irnos ¿Si?
Danny le observa como si fuera estúpido.
- ¿Crees que no sé que tenemos que irnos, Steven? -pregunta el rubio con obvia molestia- Ven, ayúdame a salir. Aún no puedo sentir bien mis pies -dice, volteando la cabeza y mirando de reojo el cuerpo inerte de Víctor Hesse en el suelo sucio- Llévame a casa, Steve.
El mercenario asiente, ignorando los cadáveres en el lugar y sosteniendo a Danny a medida que avanza hasta que estuviera lo suficientemente estable como para caminar por su cuenta. Arroja lejos su arma, guarda su cuchillo y ambos se dirigen hacia la salida con cuidado, Steve aún espera a que alguien más salga de entre las sombras para atacarlo.
Ello no sucede. Steve cree que puede regodearse con un poco de buena suerte, aunque sea sólo por un rato.
[•••]
Llegar a la Casa McGarrett bajo un tenso silencio entre ambos es lo que espera Steve realmente de su noche tras matar, por fin, a Victor Hesse.
Está cubierto de sangre, hollín y su ropa huele al humo gracias al fuego que provocó para librarse de la evidencia que ha dejado tras su paso para rescatar a Danny. Ahora mismo, el cadáver de Hesse está ardiendo junto con sus aliados al igual que lo hizo Jenna Kaye y como lo hará Catherine una vez que pueda moverse con más libertad, cuando sus heridas dejen de punzar tanto y su cabeza deje de dar vueltas por la pérdida de sangre. Su brazo aun duele como una perra y el torniquete que ha hecho para detener la hemorragia no ayuda como lo espera, aunque no se extraña por ello. No es como si Steve fuera a detenerse en medio de su guerra personal para cuidar de la herida como es debido, "Oye, Danno ¿Haces un tiempo extra? Es que debo sacarme una bala, se amable y espérame junto al cadáver de quien te secuestró", no gracias. Por lo que dejarlo para más tarde es su única opción razonable en el momento.
Danny entra en su hogar sin verlo a los ojos, ni siquiera parece querer tenerlo cerca y Steve en verdad desea darle su espacio, tiempo para que pueda tragar el mal rato que ha sufrido, pensar en todo lo que ha oído. Sabe que debe darle tiempo para adaptarse a la otra parte de la historia, la otra cara de la moneda, pero la otra parte de él solo quiere ir a Danny y suplicarle entenderlo, que todo lo que ha hecho fue para su bien. Que si bien guardó información suya celosamente es porque no quiere perderlo, porque es mejor así. Vivir en la ignorancia lo coloca en una posición segura. Que Steve está allí para protegerlo ahora, que lo cuidará incluso si debe morir en el intento.
Mierda.
No quiere arrodillarse para suplicar su perdón y misericordia, no. Pero en realidad está a un delgado hilo de hacerlo ahora mismo, de tomar a Danny y no dejarlo ir hasta que su amante vuelva a quererlo como antes de todo éste jodido desastre, a mirarlo a los ojos y prometerle que nada va a cambiar entre ellos ni su futuro juntos, ese que Steve planeó con infantil ilusión. Creado a partir de la soledad y una vida sin sentido.
Danny comienza a caminar en circulos frente a él antes de apuntarlo con un dedo acusador, negando con vehemencia mientras su mirada dura lo juzga sin antes escuchar su propia versión de los hechos. Steve se siente pequeño allí de pie frente al hombre de Jersey.
- ¡Eres un asesino!
Oirlo de los labios del rubio duele más que cualquier otra cosa que le han dicho en el pasado. Casi puede recordar cosas peores en su haber, palabras más denigrantes contra su persona que simplemente recordarle que es un mercenario. Pero las palabras de Danny lo destrozan, rompen cada recoveco que ha alzado estando en compañía de su amante, todo ello por lo que ha luchado y conseguido se derrumba en tres cortos segundos. Incluso está luchando contra las lágrimas que pican en sus ojos y amenazan con ser libres por sus mejillas, pero no cree que eso pueda ser de mucha ayuda, ya la ha cagado bastante como para sumarle el hecho de que se mostró débil ante el otro hombre. Llorar será como si fuese la gota que derramó el vaso.
- Danno, por favor...
- ¡No me digas asi! -vocifera Danny antes de que pueda calmar las aguas entre ellos- ¡No tienes ni un maldito derecho a llamarme asi! ¿Qué no te das cuenta de lo jodido que está todo? No voy a soportar que sigas mintiendo en mí cara y pretendas que todo sigue bien, Steve ¿Qué tan mal está tu estúpida cabeza? ¡Dime!
Sus crueles palabras caen en picada sobre su pecho, el latido frenético de su corazón amenaza con atravesar su piel en cualquier momento e incluso Steve cree que va a sufrir un infarto. Hay sudor frío corriendo por su nuca y las manos le tiemblan como si estuviera bajo un ataque de pánico.
- No, Danny. No es así...
- ¿Y como mierda debe ser, Steven?
- Por favor, déjame hablar... -ruega el mercenario. Diablos, siente el impetuoso deseo de sentarse debido al mareo pero resiste en su lugar con tal de poder hablar correctamente con quien aún considera su amigo- Primero, nunca te he mentido. Si, tal vez no te he contado la historia completa pero eso nunca fue mentirte ¿Si? Ni a ti ni a los niños, fuiste sincero conmigo asi que yo también quise serlo para ti -dice tomando una bocanada profunda de aliento. Oh Dios, el mareo es peor- En segunda, no puedo permitir que saques de contexto lo que Víctor dijo ¿Ok? Me llamaron para matarte, es verdad, pero nunca acepte tal cosa. Jamás podré hacer algo que te lastimara a ti, Grace o Charlie.
Danny alza las manos en un tiempo fuera con la respiración agitada y los nervios a flor de piel, haciendo que de inmediato Steve guardara silencio para darle a lugar a que pudiese preguntar lo que fuese. Después de todo le debe eso al menos, con lo que ha ocurrido ya no queda tiempo para otras cuestiones.
-¿Cómo que mis hijos?
Steve cuadra los hombros olvidando brevemente sus crudas heridas.
- Marco Reyes quiere que asesine también a los niños ese hijo de puta no va a sentirse satisfecho hasta que él crea que la deuda está saldada -responde Steve, no queriendo indagar más sobre el tema de Matt- Por eso acabé con Víctor y mi ex compañera, no puedo permitir que su gente ponga en riesgo mi vida aquí en Hawaii. Yo...
- Oh, Dios. -murmura Danny en un sonido ahogado- Los niños, debo ir por ellos. Tengo que verlos... -dice mientras comienza a caminar, Steve lo detiene antes que pueda salir de la casa- ¡Muévete, Steve! ¡Tengo que ir por mis hijos!
- ¡Danny! ¡Danny! Escúchame -pide el mercenario con firmeza- Ellos están bien, están a salvo -confirma pese a que Danny no se relaja entre sus brazos- Antes de ir por ti contacté a Kono y le pedi que vigilara a los niños, después llame a Chin sobre una actividad sospechosa donde Victor te llevó, es posible que ahora mismo él esté allí con el escuadrón de bomberos para controlar el fuego -dice Steve mientras Danny se aleja de él- También avisé a Grover para que fuera por tu Camaro. Créeme, la situación está controlada.
Danny ríe sin gracia alguna.
- ¿Controlada? -repite con burla y desprecio- ¿Crees que ésta es una situación controlada, Steve? Tus mentiras, los engaños y las verdades a medias -le reclama Danny- Ésto no es una situación controlada, solo es egoísmo.
- No, Danny, no es asi.
- ¡Claro que es asi! Lo único que te importa es no perder lo que crees que es tuyo ¿Pero adivina qué? -dice el rubio con una sonrisa cruel- Nada de ésto nunca fue tuyo, ni lo será jamás, Steve.
Un silencio desgarrador los envuelve a ambos antes de que Danny caminara evitandolo y saliera de la Casa McGarrett como si no hubiese arrancado el corazón de Steve y lo hubiera tirado al suelo para pisotearlo.
[•••]
Oscuridad.
No importa hacia donde viese o cuanto se esforzara para mirar más allá, cuanto hubiese usado su olfato para detecta algo más o cuanto hubiese agudizado sus sentidos con la esperanza de sentir más que sólo frío cruel, la oscuridad es lo único que logra percibir a su alrededor. Es la oscuridad su única compañia, aquí donde fuese en el que está sumergido. La única que siempre está allí, la única que siempre está presente en cada decisión que toma en su vida; fuese cual fuese. Pues no importase lo bueno que fuese como mercenario o cuanto daño puede hacer cuando hace el bien, sea cual fuere, la oscuridad es capaz de alcanzarlo sin darle la opción real de huir.
El frío que la misma oscuridad genera a su alrededor se cuela dentro de su piel hiriendolo, endureciendo cada parte de su cuerpo de manera cruel; a veces cree que debe estar acostumbrado a su duro tacto, tan familiar en ocasiones. Su respiración se vuelve pesada, siente que se ahoga en un pánico negro y su pecho se aprieta. No puede hacer nada, no puede defenderse.
- Steven...
Oh, allí está aquella voz otra vez. Rondando por sobre su cabeza, trayendo consigo más paz del que ha conocido y logrando apartar el miedo que amenaza con hundirlo y convertirlo en nada.
Esa voz cálida, suave y reconfortante relaja su ser como nada lo ha hecho. Es casi de un tono mágico, eso no lo duda, con tanta luz propia que todo demonio a su alrededor huye con su sola presencia, dejándolo libre de la oscuridad. Aún sumido en el más profundo mar, tan frío y oscuro, gélido, es capaz de oír su llamado. Y Steve, como el idiota que es, se siente atraído a él como la polilla al fuego.
Su bestia interior, aquella que es puro instinto y rabia, ronronea feliz y sumiso de solo oírlo, loco por la idea de ir solo con esa dulce voz. Volviéndose un animal moldeable entre sus toscos dedos y ¿Para qué fingir indiferencia cuando eso es lo que más desea? Lo único que quiere es ir a su encuentro y no irse nunca más.
- Steve...
La voz suena insistente, como si demandara por su atención
¿Porque alguien querría su atención?
¿Porqué alguien lo querría más allá de obtener algo a cambio, algo más allá del sexo o su capacidad de tomar un arma y acabar con cualquier objetivo que se le pusiera enfrente?
Tal vez solo una persona.
Un hombre.
Danno...
Abre los ojos con cansancio, sintiendo que su cuerpo no ha descansado lo suficiente como para permitirse siquiera el levantarse de su mullida cama, en realidad no se opone a la idea de quedarse allí y dejarse llevar para dormir un poco más. Su cabeza duele como los mil demonios y su brazo pulsa latente con una herida que siente a carne viva, su boca se siente pastosa y tiene sed de tal manera que cree que no ha bebido en años, además tiene hambre a pesar de que el dolor no le permite pensar en ello.
Con un gruñido, Steve hace un movimiento lento logrando solo que su brazo duela peor. Deja escapar un gemido adolorido, casi como un animal a punto de morir, antes de sentir dos manos en su pecho que le impiden moverse más de la cuenta. Y como si fuese hacerlo, ya suficiente dolor tiene en su cráneo como para añadirle el del resto de su cuerpo.
- ¿Eres idiota o también te han entrenado para ser uno? ¡Demonios, Steve! -dice una voz sobre él, no le es difícil reconocerlo una vez más- ¿Para eso vine? ¿Para verte adoler? Porque déjame decirte, Steven, que no me es muy grato realmente -gruñe molesto mientras sus manos se retiran de su cuerpo- Por mucho que quiera darte un puñetazo ahora no es muy divertido.
Aquel dulce parloteo incesante casi lo adormece y por mucho que desee volver a cerrar los ojos para dejarse llevar por el sueño, quiere verlo una vez más, asegurarse que quien está allí con él es real y no una simple alucinación de su mente solitaria y ser agonizante.
- ¿Danno? -susurra Steve mientras se esfuerza para abrir los ojos.
Danny resopla molesto y frustrado, más no se aleja de donde se encuentra postrado como si se tratase de su lecho de muerte, Steve cree que no está muy lejos de la realidad, siente como si lo hubiera aplastado un camión de camiones para luego ser alcanzado por un rayo y no, prefiere no caer en la literatura poética trágica, gracias. Suficiente tiene con su miseria como para pensar en algo melodramático barato.
- Si, idiota ¡Bien hecho! Me alegro que la pérdida de sangre no hubiese daño tu vista y oidos... -responde Danny con sarcasmo y una sonrisa falsa, Steve cree que es hermoso aún así- Pero a pesar de eso no estás en condiciones para levantarte y aunque casi entiendo tu impulso de estupidez, está vez debo ser la voz de tu conciencia y ser quien te obligue a quedarte en cama ¿Ok?
Steve frunce el ceño y parpadea varias veces con gesto perdido y muy dolorido, mierda ¿Condiciones de levantarse? ¿A que se refiere con eso? Porque Danny...
Oh.
Claro. Ahora lo recuerda.
El fuego, la sangre, su rescate y a Víctor Hesse. Recuerda el odio y el miedo de perder a su amante sin que pudiera hacer nada para salvarlo, recuerda contarle por fin toda la verdad y como Danny se había ido después, con el aire cargado de tensión y palabras hirientes. Y no como si pudiera culparlo de haberlo abandonado en medio de una guerra, sabe que se lo tiene merecido y más, pero el que Danny simplemente cruzara el umbral de su hogar para jamás volver le habían roto el corazón. Porque por mucho que quisiera protegerlo, también desea que sea suyo y mantenerlo a su lado como si nada más importara.
Ahora, sin embargo, allí está. Con una mano sobre su pecho y una mirada cálida pero lejana; Steve sabe cuanto debe costarle a Danny quedarse allí con él después de todo lo que ha ocurrido en tan pocos días.
- ¿Qué sucedió? -pregunta Steve confundido y todavia mareado, su estómago está en la misión de querer hacer un lío en su alfombra pese a que su cerebro se niega a vomitar frente a el rubio.
Danny suspira y se acomoda mejor en su silla junto a él, Steve casi cae en la tentación de hacerle un lugar en la cama y pedirle que se acueste a su lado para que esté más cómodo, pero resiste de ello pues no cree que sea bien bienvenido su pedido.
- Después de que Hesse quisiera jugar a El Padrino conmigo y me fuera tras tu acto de sincericidio, estuve ocupado con mis hijos y tratando de darle sentido a mi vida lejos de todo éste desastre, lo que cualquier otra persona con sentido común haría, ya sabes... -dice Danny cruzándose de brazos y su tono cargado con descontento- Intenté fingir que todo había sido una pesadilla y que nunca te había conocido, que despertaría un día y tú nunca hubieras existido -agrega, Steve siente que se le rompe el corazón con eso. No lo culpa- Pero una semana después de todo éste desastre y las pesadillas sobre Hesse y Matt, tu amigo me llama para hablar sobre ti y como tu estado no había mejorado.
¿Amigo? ¿Cuál amigo?
Antes de que pudiera preguntar sobre lo que ocurre, y asi evitando querer tocar el tema delicado que es Matt Williams y la muerte de Víctor Hesse, a estas alturas cree que Wo Fat sabe lo suficiente sobre lo que ha hecho Steve a sus espaldas y su desicion para con Marco Reyes, Freddie entra en la habitación aún a oscuras con una sonrisa pequeña y un café negro que le entrega a Danny junto a un toque en su hombro, para su sorpresa el rubio dice un gracias sincero.
- ¿Sabes? Creo que dejar una bala dentro de ti, incendiar un distrito abandonado y huir con tu novio fue una de las peores ideas que se te ha ocurrido jamás, Steve. De verdad -le regaña Freddie molesto, como si lo necesitase ¡Ja! Como si no tuviera suficiente con Danny para ello.
- Freddie estaba preocupado y me llamó para que pudiera verte y hablarte un poco entre sueños, pero me negué hacerlo. No quería saber nada de ti -responde Danny con una mirada perdida en su taza- No iba a venir, Steve, de verdad pero Freddie llegó a mi casa una tarde cuando los niños no estaban allí y me obligó a escucharlo.
Frente a él, Freddie ríe bajo, ni siquiera mostrándose culpable por su parte en la historia.
- Necesitaba que Williams viniera a verte, parecías más muerto que vivo apenas ayer, Steve, asi que le dije la verdad... -dice encogiéndose de hombros- Reyes, Williams, sobre Jenna y su prometido.
Danny niega con seriedad por sus palabras.
- Ahora sé que no apretaste un gatillo sobre mi propio hermano, Steven, pero eso no quiere decir que te he perdonado por lo que has hecho o que estoy aquí para ignorar todo y seguir adelante como si nada hubiera ocurrido en el pasado o ahora, porque no será asi y tal vez nunca volvamos a ser como antes del secuestro de Hesse -dice Danny con determinación y la mirada tan viva como si estuviera en llamas- Pero puedo darte una oportunidad en ésto y sólo porque tuviste la intención de proteger a mis hijos del fuego cruzado, incluso si eso te hubiera mentido en proble más y lo aprecio mucho... -dice mientras aprieta con fuerza la taza entre sus manos- ¿Quieres redimirte de lo que nos has hecho, a mí y a mi familia? Bien, te daré la oportunidad, Steve -agrega Danny mientras lo mira a los ojos- Me ayudarás a matar a Marco Reyes.
[•••]
Dos semanas, ese es el tiempo que ha pasado desde que asesinó a Víctor Hesse para salvar a Danny y nadie ha llegado a Oahu para pedir por su cabeza; y no como si alguien realmente quisiera reclamar venganza por lo que ha hecho. Víctor no era precisamente de la devoción de nadie en ningún lado, ni siquiera cuando su hermano estuvo vivo para retenerlo, pero la calma tras lo sucedido no lo tiene tranquilo precisamente, Wo Fat no se ha contactado con él en meses, ni siquiera lo ha hecho Reyes después de lo de Jenna y eso lo tiene alerta. Después de todo no acabas con un buen mercenario para rescatar a tu (ex) amante a quien te ordenaron matar y esperar salir airoso por la puerta delantera.
Este tipo de tratos suelen salir mal.
En éste período de tiempo, Danny apenas le ha dirigido la palabra o una mirada en su dirección, Steve no se siente valiente como para pedirle una noche para ellos para hablar sobre su relación o la falta de contacto que lo está volviendo loco; a pesar de todo lo que ha ocurrido, extraña como ha nada a su mejor amigo. Su entera comunicación estuvo mediante Freddie quien ha pasado los días vigilando a la familia Williams esperando a que Reyes hiciera su jugada, que saliera de entre las sombras para atacar. La calma a la espera de la tormenta nunca ha sido algo que Steve disfrutase, y no comenzará hacerlo ahora que tiene la pelota en su cancha.
Ya viene siendo hora que el mercenario comenzara a jugar como sabe hacerlo, como lo ha hecho desde que era joven. Es hora de terminar lo que ha comenzado hace años atrás cuando metieron el cuerpo muerto de Matt Williams dentro de un barril viejo.
Es hora de ir hacia Reyes y terminar el trabajo, por el bien de la familia Williams.
[•••]
El arma cargada se ajusta y desbloquea mientras Steve la guarda en su funda de muslo sin dejar de ver la puerta del bunker en el que Reyes se esconde tras la muerte de Víctor. La sucia rata ha pasado sus días contactando a Sang Ming de contrabando en Halawa para huir de Hawaii tras la desaparición misteriosa de Wo Fat y sus nulas posibilidades de poder pasar desapercibido del ojo de Steve, gracias a Five-0 su red de contactos se había disminuido haciendo a Reyes vulnerable a ser encontrado. Y no como si los amigos de Danny supieran quien es el realmente, después de su secuestro y que Freddie se quedara en la isla, el hombre de Jersey ha decidido no decir nada. Para lo que concierne a Kono, Chin Y Grover, Danny pasa sus noches con Steve románticamente y no tramando un plan para asesinar a un lider colombiano.
Steve no quiere creer que Danny lo protege de caer en manos de la policia y lo que será varias cadenas perpetuas en el peor pozo de la muerte, después de todo no merece tal cosa. Pero el hecho de que el rubio aún siguiera a su lado en ésta travesía sangrienta le da una idea de que tal vez pueda irse de la isla con la vana sensación de que ha hecho las pases con Danny Williams y su familia.
A su lado, el rubio está ocupado con su propia arma como para prestarle atención. Steve se permite éste pequeño tiempo para contemplarlo con adorable anhelo y adoración, luego de ésta noche, si es que sale como se planea y logra proteger a Danny, se irá para siempre; tal vez esconderse en América del Sur o huir a Nigeria. La idea de no volver a ver a Danny, a los niños o su hogar lo mata por dentro, pero no tiene permitido tal cosa.
Él es un mercenario, un asesino. No merece ser feliz, mucho menos con alguien tan maravilloso como lo es Danny.
Pasando saliva y desviando la mirada de su amante, Steve se decide que ya es hora. En su mente se ha grabado cada fina porción de piel del otro hombre, cada expresión de su rostro firmemente en su mente para las futuras noches solitarias, en noches caóticas donde lo extrañe como a nadie. Noches donde lo extrañe como a nadie. Noches donde lo piense y anhele volver a tener en sus brazos.
Le espera un largo y oscuro futuro.
- Bien, creo que es hora -dice Steve bajo el silencio de la furgoneta rentada tras usar el nombre falso de Alexandre- Tenemos a Freddie en linea ante cualquier problema, si las cosas salen mal él tomará a los niños y se irá de la isla, Sang Ming lo llevará con su familia al continente, estarán a salvo.
Danny vuelve la cabeza hacia él mientras también guarda su arma mientras asiente sin mirarlo a los ojos. La idea de que Grace y Charlie estarán a salvo si es que Reyes se sale con la suya es un vago consuelo para ambos, sabe que hay un régimen de peligro que puedan ser encontrados pero sabe que Freddie los mantendrá fuera del radar los años que hagan falta.
A pesar de lo que ha ocurrido entre ellos, Steve siempre sentirá una conexión con los niños, sin importar qué.
- Bien... -dice Danny, respirando hondo y queriendo salir del camión para terminar ésto que ha iniciado con su hermano- Hora de irnos.
Steve casi desea dejarlo ir, casi quiere bajar del automóvil y fingir que no le rompe el corazón su indiferencia disfrazada de desprecio. Casi desea disfrazarse en su modo de mercenario y acompañar al otro hombre en su venganza ¿Pero cual será el caso? Tal vez ni siquiera salga vivo de todo ésto.
¡Al demonio! Ruge en su cabeza.
Toma a Danny del antebrazo y lo acerca a su cuerpo, dejando que parte de su compañero quedara sobre la caja de cambios del auto. Antes de que el rubio pudiera defenderse de su ataque, Steve se apodera de sus labios en un beso húmedo y lascivo. Cuando lo deja ir aún siente sus labios hormiguear.
- Por si muero... -se justifica el mercenario en voz baja. Son palabras pobres a cambio de un beso, pero Steve siente que no tiene nada que perder ya. Desde el lugar en el que se mire, es un hombre muerto.
Antes de que pudiera terminar y alejarse, Danny es quien lo toma del cuello de su polo y lo jala para otro beso lleno de lengua y gemidos. Steve no se resiste a ello.
- Si sobrevives, tendré sexo contigo en el asiento trasero de la camioneta... -susurra contra sus labios, una sonrisa despiadada y ojos oscuros por el deseo, antes de irse.
Steve pierde la cabeza con ello.
[•••]
La puerta del bunker es vieja, creada durante la Segunda Guerra Mundial, se encuentra oxidada y las manchas del tiempo se ensimismaron con ella. A pesar de la gran vegetación que casi se come por completo el complejo, la irregularidad y el estado de la misma dejaron en evidencia la invasión del hombre como prueba de la estadía de Marco Reyes.
Primero: la manija y bisagras están limpias de telarañas y mugre, por lo que el uso constante de ellas las liberó de su suciedad añeja. Segundo: el suelo lodoso muestra erregularidad, pequeños huecos no naturales sobre el piso, como si alguien de gran peso se hubiera parado allí mismo. Y tercero: Los arbustos, las plantas y césped a su alrededor y perimetro están maltrechos y/o cortados, como si en su andar hubieran querido despejar camino hasta un lugar seguro.
Con Víctor y Jenna muertos y quemados sin dejar evidencia, no le parece ilógico que Reyes hubiera huido a la primera oportunidad. Con Wo Fat desaparecido y Sang Ming tras las rejas el hombre no pudo arriesgarse a volver a Colombia; el aeropuerto Internacional de Honolulu tampoco fue una opción viable, no con Steve teniendo amigos en el HPD y buscándolo para matarlo. Al parecer, Reyes también parece subestimar la capacidad de Steve a la hora de tomar una misión. Pues no parece algo que el mercenario hace, eso de abandonar un objetivo sólo porque no puede dar con él.
Entrar a la antigua base militar tampoco es un problema para Steve, quien lidera el camino bajo la oscuridad. Danny detrás de él se pasea cual sombra, teniendo en cuenta cuanto disfruta el tipo hablar y discutir con él con gran efusismo y movimientos de manos, es una gran sorpresa verlo moverse en un silencio sepulcral. Steve, a pesar de la circunstancia que lo rodea y la posibilidad de muerte, una pequeña parte de él disfruta éste acercamiento diferente entre ambos, una más allá de los secretos y la doble vida. Ver al policía que Danny alguna vez fue es algo que quiere ver un poco más, algo emocionante.
Ambos se mueven con destreza y sincronía, como si lo hubieran hecho muchas veces en el pasado. Steve no puede evitar preguntarse que hubiera sido de ellos si se hubieran conocido en diferentes circunstancias. Si es que él no hubiese sido un jodido mercenario o si Danny no fuese un buen tipo.
Sus cavilaciones son interrumpidas cuando un hombre de Reyes tiene un encontronazo con su propia cara, su sorpresa es evidente en sus facciones al ver allí de pie. Claro que no duran demasiado, Danny no duda en levantar la mano y disparar. El cuerpo cae duro contra el suelo en un rebote pesado, sus extremidades esparcidas en una posición graciosa.
Steve se encoge de hombros mientras mira a Danny.
- Ok... -dice, volteando hacia el tipo muerto- Allí se va nuestra visita y ataque sorpresa ¡Muévete! -ordena mientras empieza a correr.
No duda en que puede haber otras salidas, conductos inesperados y hombres dispuestos a morir con tal de ganarle tiempo a Reyes para que pueda escapar, tal vez tomarse un barco de mala muerte con tal de huir de Hawaii, incluso si eso significase tener que caer en el maldito Bangladesh.
- ¡Mierda! -grita Danny, moviéndose tras él sin dejar ni un parche de espacio entre ellos. No pide disculpas por el desliz de haber disparado en un espacio reducido con el obvio riesgo de producir un efecto en cadena con el eco de la bala, de todos modos Steve tampoco las pide, no cree que a su (¿ex?) amante pudiera caerle en gracia.
Mientras tratan de llegar a la habitación principal,
un salón de guerra tal vez debido a la época en la que fue construida, se encuentran con varios sujetos armados en menor medida. Hombres sin nombre que caen muertos como animales de carnada ante la destreza de Steve a la hora de disparar a quemarropa, la mayoria son sus balas, no va a permitir que Danny se quedara sin su recompensa al final por tener que ir desperdiciando munición en objetivos que no valen la pena, eso tampoco evitar que Danny quisiera cubrirlo cuando un moreno de tamaño medio no cae a la mera oportunidad y abre fuego a Steve con un disparo a la cabeza.
Siente que sus oídos resuenan debido al ruido sordo de un disparo, Steve cree que nunca va acostumbrarse a tal sensación duda en que alguien pueda hacerlo. Aún así, a pesar de la incomodidad generada, la adrenalina conocida y el retumbar acelerado de su corazón, sigue adelante tras cada paso apresurado en dirección a Reyes, usando su propio cuerpo como escudo para evitar que pudieran lastimar a Danny. No hay herida de gravedad alguna en ellos, un rasguño allí y una quemadura allá. La mayoría de los hombres caen muertos antes de que puedan siquiera disparar. No hay preguntas ni tiempo para vacilar, ante cualquier rostro que no sea el de algunos de ellos el gatillo se dispara sin remordimiento alguno.
Un sombra salida de la nada teclea a Danny enviándolo contra la pared.
La visión de Steve se torna roja y la furia envuelve sus sentidos, antes de que pueda lastimar a su compañero el mercenario toma al hombre por el cuello, haciéndolo rodar y alejarse de Danny. El sujeto se tambalea ligeramente unos pasos y hace un pobre esfuerzo por soltarse del agarre de Steve moviéndose como un desquiciado, claro que no logra su intención de librarse. Steve lo aferra a él con fuerza antes de darle una patada a la cara interna de sus rodillas, obligando a caer, dejándolo en desventaja para que Steve tomara de su cuello y lo partiera en tal ángulo que su rostro quedara en dirección contraría.
El desagradable chasquear de los huesos y la sangre saliente de su boca abierta obliga a Danny a fruncir la nariz en señal de asco.
- Eres un animal -dice el rubio hacia él, quejándose como siempre.
Steve frunce el ceño, ajustando su arma firmemente en su mano.
- Salve tu vida, Danny. Así que de nada -responde él, evitando querer rodar los ojos.
Aún riesgo de morir, Danny no puede dejar de lado su personalidad.
Esquivando el cuerpo ahora deformado del hombre que atacó a su compañero, Steve se impone otra vez en la cruzada, no dejando que el rubio tomara la delantera por temor a que otros también puedan salir de entre las sombras para disparar hacia ellos. Oye claramente a Danny gruñir un siempre controlándolo todo, pero decide ignorarlo a favor de prestar sus sentidos en otra cosa.
La oscuridad es mayormente predominante allí, pero Steve no se queja de ello, después de todo lo ha tenido peores y Danny es perfectamente capaz de seguir su ritmo a pesar de que pasó años desde que dejó la fuerza de la ley.
Su mente perversa le regala una imagen sugerente de Danny en un uniforme policial, con esposas en la mano y diciendole que ha sido un chico malo y que su deber es arrestarlo. Claro que Steve se dejará arrestar con gusto ante un Danno provocativo y en uniforme. Mierda, tal vez éste no es un buen momento para dejarse llevar por sus fantasias.
Aclarando su garganta de forma pesada, Steve le regala una mirada directa a Danny quien, gracias a Dios, no lee los pensamientos. El rubio frunce el ceño confundido pero sigue caminando a su lado, Steve niega para hacerle entender que no es nada importante -a pesar de ser todo lo contrario- y siguen hasta la última compuerta viable que les queda.
El hombre de piel negra allí de pie los recibe con balas a ambos, una de ellas golpea el hombro de Steve que lo obliga por instinto a retroceder y golpear a Danny en el intento.
No es una zona vital ni sufrirá daño permanente, la herida cicatrizara sin imponerse sobre el resto de su brazo izquierdo o su movilidad. En cambio, su ropa negra se humedece rápidamente con la sangre, volviendo la tela pegajosa y el olor del hierro invadiendo su nariz ¿Cuantas otras veces ha olido su propia sangre fresca?
A pesar de que la herida de bala duele como una hija de perra, tanto el mercenario como el rubio disparan al tipo para sacarlo del camino; uno entre los ojos -Danny- y otra bala en el cuello -Steve-. El pesado hombre de color cae duro, su frente calva golpeando el suelo duro cual muñeco.
Danny empuja a Steve hacia adelante para avanzar, su compañero evitar querer tocar su brazo izquierdo pese a que la adrenalina del momento no le permite sentir dolor alguno. Aquel simple significante gesto calienta el corazón de Steve. Pues a pesar de estar enojado en su total derecho y despreciarlo, eso no evita que Danny pueda dejar de lado que en el fondo hay una parte de él que se preocupa por el mercenario.
Sonriendo como un lunático, Steve avanza y abre la puerta de hierro hacia el salón de guerra.
Allí, en solitario y sentado frente a una mesa simple, se encuentra Marco Reyes. Con el rostro hundido en furia y miseria, los ojos fijos en Danny como si fuera a matarlo con la pura fuerza de su mirada.
Danny sale de la protección de su cuerpo y se en frenta a Reyes cara a cara. Steve, a pesar de que sus instintos le gritan a que tome a Danny y lo esconda tras la protección de su cuerpo, deja que se haga cargo de la situación. Después de todo un Williams debe acabar con ésta historia que se inició en el mismo momento en el que Matt creyó que era buena idea jugar contra Marco Reyes, eso que tanto dolor y miseria trajo a una familia que no mereció tal cosa.
Un Williams lo comenzó. Un Williams lo termina.
Reyes finge una sonrisa apretada que oculta muy bien su debilidad, la rabia de su desventaja y el miedo.
Steve no lo culpa, a visto la furia en los ojos de Danny en carne propia y a diferencia de su última vez, en ésta ocasión el hombre de Jersey posee una pistola en la palma de su mano. Pobre de quien estuviera en posición de Reyes.
- ¿Qué? ¿Ahora me sermonearas? ¿Un diálogo de cruenta venganza hacia tu querido hermano muerto? -pregunta Reyes en una burla que no parece afectar a Danny en ese momento, pero Steve sabe que eso le provocará pesadillas luego- ¿O me dirás cuan mejor que yo eres, llevándome ante la justicia? ¿Les contaras a tus amigos de mí? ¿De lo que he hecho? ¡Adelante! Llévame.
Danny niega suavemente, Steve llega a oir una risilla de su parte.
- No. No, nada de eso.
Luego, Danny dispara.
La bala impacta en la cabeza de Marco Reyes, quien se desploma contra la mesa sin vida.
Y a pesar de todo, Steve no lo siente como un cierre, un saldo de cuentas. Tal vez no pueda serlo mientras él siga vivo.
A pesar de ello, Danny se voltea en su dirección, acorta la distancia con cortos pasos para abrazarlo con fuerza, hundiéndose en su pecho. Steve lo recibe con la misma ferocidad, prometiéndose estar siempre a su lado, protegerlo aún cuando la sombra de Reyes parece haber desaparecido. Estará con Danno hasta pagar su deuda, incluso si eso significase entregar su vida a cambio, es lo que debe hacerse, lo que hará a partir de ahora.
Steve pasea la palma de su mano, aquella con la que no sostiene el arma aún, contra su espalda en un gesto reconfortante a pesar del escenario lleno de sangre en el que se encuentran los dos, la herida de su brazo le incomoda pero no deja que interfiera contra el apoyo que le ofrece a Danny. Soportará peores infiernos con tal de estar con Danno, siempre
- Ésto... -dice una tercera voz masculina a sus espaldas- Se ve feo.
Ambos se separan al mismo tiempo con firmeza y alzan sus armas hacia el intruso: Wo Fat.
- ¿Qué haces aqui? -pregunta Steve sin bajar la pistola, no recuerda realmente si es que le quedan balas- Llegas tarde para salvar a tu amigo.
Sin inmutarse por el hecho de ser apuntado no sólo por una, sino por dos armas con sujetos que han podido eliminar un escuadrón resguardado, Wo Fat avanza en la habitación.
Es casi insultante su rostro inexpresivo, de hecho.
- ¿Marco Reyes? No me importa -responde el otro hombre- Vine a buscar algo que me pertenece.
Sin respeto por el cadáver de Reyes, Wo Fat lo hace aún lado para abrir un cajón y sacar un CD que lo guarda en la parte interna de su traje costoso.
- Creí que te interesaba Reyes -comenta Steve, bajando el arma y obligando a Danny hacer lo mismo- Ya sabes. Mejor cliente y todo eso.
Wo Fat se encoje de hombros.
- Negocios, McGarrett. Simples negocios... -el hombre saca algo de su bolsillo y lo arroja en dirección a Steve que lo toma antes de que el proyectil pudiera dar con su rostro- Me tomé el atrevimiento de tomar tu camioneta y pasear por las calles, cualquiera que pueda reconocerte sabrá que estuviste toda la noche en una pequeña gira... -dice, mirando a Danny- ...con tu novio con mucha suerte.
A su lado, Danny gruñe frustrado. Steve lo ignora a favor de Wo Fat.
- ¿Tú que se supone que harás? -pregunta el mercenario- Sabes que no pienso volver contigo.
Wo Fat ríe sarcástico.
- Eres el mejor, lo admito, pero tengo otros para reemplazarte -responde mientras rodea el viejo escritorio- Además, desde que volviste a Oahu te has vuelto blando -ahora es el turno de Steve de reírse- Me deshaceré de la evidencia aquí, con tantos muertos tras tus pasos será imposible que el gobernador no quiera investigar el caso.
Steve asiente.
- Entonces es la despedida... hermano.
Wo Fat sonríe.
- Adiós, hermano.
Steve toma a Danny del antebrazo y lo guía hacia la salida, ignorando cada cadáver que puedan encontrase en el proceso de huir cuanto antes de allí. Si Wo Fat planea quitar la evidencia de que alguna vez Marco Reyes estuvo en Hawali, no querrán estar allí antes de que todo se convirtiera en la entrada de un infierno.
- ¿Hermano? -pregunta Danny incrédulo junto a él.
El moreno no se digna en mirarlo antes de responder, solo siguen caminando
- Larga historia -responde- Wo Fat pronto reducirá todo ésto en cenizas y nosotros tenemos que estar lejos.
Cuando salen fuera del bunker con el aroma de la sangre tras ellos, el Silverado los espera apacibles allí entre la maleza.
[•••]
Dentro de la cabina del Silverado, el calor ávido del sexo empaña los vidrios del gran vehículo que se mece al son de dos cuerpos sudorosos, cubiertos en menor cantidad de polvo y ligera sangre seca por uno de ellos, aunque eso no parece importar en lo más mínimo; al menos no de momento. Para quien pueda preguntar libremente, ambos dirán que no importa, no con la noche tras su paso.
Danny, con la cabeza echada hacia atrás y sus facciones cansadas desfiguradas por el placer, monta la polla de Steve con ahínco, sus pesadas manos apoyadas sobre el vientre de éste para darse peso mientras que con una pierna se da impulso para deslizarse arriba y abajo. El ritmo rápido y las maldiciones susurradas no parecen menguar el estado de ánimo de su amante, que toma al otro hombre desde su cadera izquierda mientras que con su otra mano masturba a Danny insitandolo a correr su esperma en su pecho.
- Steven... -canturrea Danny, feliz y satisfecho por las atenciones, hundiendo sus uñas en la piel con horrendas cicatrices.
- Vamos, Danny, vamos -dice el mercenario, aún con la espalda apoyada sobre el asiento de su camioneta, la respiración agitada y su vientre bajo apretado ante el inminente orgasmo- Correte para mí, vamos.
Danny gruñe, después de todo el hombre sabe cuanto odia tener que obedecer algo dicho por él. Steve sonríe guasón, todo dientes y malicia a la vista, correteando sus dedos por el pecho cubierto de vello dorado hasta uno de sus pezones dónde Danny es sensible a pesar de que lo negara hasta la muerte.
Su amado amante gime su nombre en una melodia dulce, su polla erguida orgullosamente se sacude levemente antes de lanzar finas cortinas de chorro blanco que pintan el pecho de Steve.
El interior de Danny se aprieta y Steve embiste dos, tres veces antes de correrse él también en el interior de su amante, llenándolo con su semen ante la obvia falta de un condón entre ellos; es la primera vez que tienen sexo sin protección. El rubio suspira ante el hecho de verse lleno, con una mano suave paseándose por su barriga hasta la unión de su cuerpo con el del asesino.
Steve cierra los ojos un instante, cayendo deshuesado el asiento del Silverado
Danny aún sobre él y con su polla suavizandose en su interior, se mueve levemente, inclinándose contra la ropa de ambos, antes de apoyar el filo de un cuchillo sobre la garganta de Steve, quien abre los ojos para ver al otro hombre usando su propio cuchillo contra él.
- ¿Danny? -pregunta en voz baja, no obviando su desventaja hacia el rubio.
Danny no sonríe, ni siquiera regodiandose ante el hecho de lo fácil que será mover el arma y abrir el cuello en un tajo rápido.
- Tú ayudaste a matar a mi hermano ¿De verdad crees que olvidarlo iba a ser tan fácil? ¿Qué ayudarme con Reyes iba a lograr salvar tu conciencia? -pregunta Danny con seriedad- ¿De verdad crees que iba a perdonarte por ésto?
Steve tarda tres segundos en responderle, viéndolo directamente a los ojos mientras no hace nada para alejar la navaja que presiona contra la frágil piel.
- No.
Desde el mismo momento en el que recordó la muerte de Matt Williams, Steve siempre tuvo presente el hecho de que el perdón no vendrá por parte de Danny y su familia.
- Tu vida es mía, Steve McGarrett -dice Danny con determinación y la mirada resplandeciente en rojo, un infierno atrapado en sus orbes- Tu vida me pertenece a cambio, yo decido si vives o mueres ¿Queda claro?
Steve, tal como es, sonríe para su amante.
- Perfectamente claro, Danno.
El rubio se limita a fruncir el ceño pese a que retira el cuchillo y lo arroja sobre la caja de cambios del Silverado. La piel en el cuello de Steve se muestra enrojecida debido a la amenaza de Danny, pero no se ve sangre.
- Bien... -replica Danny, saliendo de Steve no incomodo por su estado de desnudes. Aunque si arruga la nariz cuando el semen de su amante sale de su interior y se desliza obscenamente por sus muslos, Steve sonríe ante las vistas y su polla se sacude interesada- Ni se te ocurra -advierte redundante- Ahora mismo iremos a tu casa, me daré un baño y por la mañana me llevaras con mis hijos ¿Entendido? Aún hay mucho de que hablar.
Steve frunce el ceño cuando Danny usa su camisa para limpiar su cuerpo, aunque admite que sigue siendo sexy pese a que su hombro vuelve a doler por la herida de bala, el torniquete que ha hecho con tela vieja no ayudará demasiado.
- ¿Hablar? -pregunta mientras se pone la ropa interior.
Danny le regala una sonrisa cruel.
- Hay ciertos enemigos mios aún dado vueltas de mis años en la policía, no quiero que mi vida en ésta maldita isla infestada de piñas se vuelva peor -dice, Steve cree detectar cierta burla.
Aún asi, sonríe feliz por complacerlo. Bien sea calentando su cama o llenando sus manos con sangre. Mercenario por siempre y todas esas estupideces ¿Verdad?
- Nunca perdonarás a Hawaii ¿Verdad, Danno?
Danny, a pesar de todo, ríe sincero.
- No, créeme que no.
El mercenario asiente y, sintiendo el ardor de la amenaza de su amante aún en su cuello, suspira mirándolo a los ojos.
- Bien. Estoy a bordo.
Danny pierde la sonrisa mientras pasa sobre la caja de cambios del Silverado y se sienta en el asiento del pasajero.
- Bienvenido al infierno.
Fin.
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