CAPÍTULO 17

Muchas preguntas sin una clara respuesta se formularon en su cabeza mientras observaba la entrada del orfanato. Las ganas de seguirla al interior del recinto no le faltaron, pero se detuvo a meditarlo unos segundos antes de, posiblemente, cagarla al seguir sus impulsos ciegamente.

¿En verdad era buena idea entrar?

Humedeció sus labios con lentitud, sopesando la idea y negó con el cabeza, cabizbajo.

— No le va a agradar verme ahí... — pensó en voz alta, imaginándose la posible reacción que tendría Emily al verlo paseándose por el interior del recinto.

La opción de hacerlo pasar todo como una agradable coincidencia no le parecía la mejor, ya que la posibilidad de que la chica se lo creyera era muy baja y no quería que se enfadara nuevamente con él. Además, de que mentir no se le daba de lo mejor. A HoSeok le gustaba mucho como estaban hasta el momento y, además, la última vez que ella se enojó con él no terminó de la mejor manera para el moreno y le faltaban ganas para querer repetirlo.

Frunció los labios en una mueca de disgusto dado que la situación actual, no le agradaba en lo absoluto.

Estar cerca de Emily siempre lo tenía con el corazón en la mano o carcomiéndose la cabeza con todas las preguntas sin respuestas que lo atormentaban durante la noche y, eso, se terminaba volviendo desagradable con el pasar del tiempo. Mantener las cosas bajo control siempre había sido de su gusto y estos días, pocas cosas salían como se lo esperaba o como realmente le gustaría.

Su móvil sonó animadamente en el bolsillo trasero de su pantalón y lo sacó, viendo el nombre de YoonGi brillando en la pantalla. HoSeok tenía intenciones de contestar y estaba a punto de hacerlo, hasta que una morena mano lo detuvo, colocándose sobre la suya e impidiendo que su dedo se deslizara por la pantalla.

Alzó la mirada velozmente, topándose de lleno con un par de gafas negras que ocultaban unos rasgados y profundos ojos color chocolate. Con solo observar por una fracción de segundo su rostro, HoSeok lo reconoció.

Se trataba de NamJoon.

Su cuerpo se tensó. Sus hombros se irguieron y sus dedos envolvieron con potencia el aparato que dejó de sonar por un momento antes de continuar, recibiendo otra llamada de YoonGi.

«Se va a cabrear si no le contesto»

— No creo que trotar le haga muy bien a tu recuperación — dijo el moreno, quien ahora poseía una brillante cabellera rubia. El chico no dijo nada, manteniéndose en silencio mientras de reojo notaba que NamJoon no se encontraba solo, sino que tenía un poco de compañía... Una compañía que le doblaba en fuerza muscular y que, en una pelea, lo harían tragar el polvo. Sus orbes volvieron a posarse en las gafas negras, mirando expectante al imponente hombre frente a él. — Bueno, de cualquier forma, es tú salud, no la mía — Se encogió de hombros y alejó su extremidad de Jung.

— ¿Qué es lo...?

— Que vengas con nosotros. WooBin-shi quiere hablar contigo — NamJoon se percató en como la duda se reflejaba en la expresión de HoSeok y las comisuras de sus labios se elevaron en una divertida y socarrona sonrisa. — ¿De verdad estás considerando la idea de escapar en tus condiciones?

Formó una delgada línea con sus labios y se sintió avergonzado de solo considerar la idea de querer escapar. Ellos eran cuatro hombres fuertes y él, un chico de universidad que aún se encontraba recuperándose de sus lesiones.

«No tengo posibilidad contra ellos» pensó, dejando escapar un pesado suspiro.

— No. Iré con ustedes.

— Genial. De cualquier manera, te hubiéramos dado cinco segundos de ventaja si nos los hubieras pedido — dijo Nam, consiguiendo que sus compañeros soltaran pequeñas risas nasales y que el entrecejo de Jung se acentuara.

— Pero que regalo — soltó con sarcasmo HoSeok, siendo guiado por ellos a una furgoneta negra con los vidrios polarizados que ya se le estaba haciendo familiar.


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Cruzó el umbral de la puerta del despacho con lentitud, siguiendo de cerca los pasos de NamJoon, quien anunció su llegada después de haber tocado la costosa y elegante superficie de madera que le brindaba la privacidad que WooBin adoraba y necesitaba al momento de trabajar. Sus ojos terminaron de leer la hoja ante él con tranquilidad mientras tanto HoSeok, se sentaba con inseguridad en la silla frente a su escritorio tras recibir la orden de NamJoon, el cual se posicionó a la derecha de su jefe con tranquilidad.

La mirada de Jung barrió el despacho con curiosidad y asombro al ver lo ostentoso que era todo. Tanto la habitación como parte de la mansión que consiguió ver en el trayecto al lugar de encuentro, desprendían elegancia en toda la palabra y eso, lo hizo sentirse fuera de lugar.

— Supongo que sabes por qué estás aquí. — WooBin se aclaró la garganta y guardó la hoja dentro de una carpeta de color negro para después, apoyar sus codos en el escritorio y entrelazar sus dedos.

— Tengo una idea.

— No veo avances, chico. Y eso no me gusta — Sus rasgados ojos brillaron con una emoción que HoSeok no pudo deducir en lo absoluto. Su afilada mirada no rompía el contacto con los orbes de Jung, consiguiendo hacerlo sentir pequeño y expuesto ante él. El universitario supuso que esa, era una de las tantas técnicas que el hombre utilizaba en sus negocios y debía admitir que era buena. Al menos, parecía funcionar con él. — Nosotros tenemos un trato, si tú cumpl...

— No lo haré. Ya no seguiré con esto.

Dejó caer la bomba sin pensarlo dos veces, valiéndose de una valentía que hasta a él mismo lo impresionó.

«Esto es por Emily. No pienso dañarla y no ayudare a este hombre para que lo haga»

Silencio.

Un repentino y profundo silencio fue lo que obtuvo como respuesta y, mientras WooBin procesaba sus palabras con una incredulidad enmascarada en una expresión apacible, las cejas de NamJoon se alzaron por unos milisegundos con divertida sorpresa para después, volver a la normalidad entretanto decidía sí el chico era valiente o estúpido por lo que acababa de hacer.

"Tal vez un poco de ambos" Se dijo a sí mismo, mordiendo la esquina de su esponjoso labio inferior, esperando en silencio la predecible reacción de WooBin.

O al menos, predecible para él, quien conocía al hombre como la palma de su mano y que, más que un jefe, NamJoon lo consideraba su salvador y confidente más cercano desde que tenía once años, cuando el hombre lo salvó de morir de hambre en las peligrosas calles de Daejeon en uno de sus tantos viajes de negocios por todo el país. Su madre lo había abandonado a él y a su padre, un alcohólico adicto, que no tardó mucho en perder lo poco que tenían en apuestas y quedar endeudado hasta el cuello con casi todo el mundo. No era una gran vida.

Ni siquiera una buena que recordar.

Tú... ¿No lo... harás? — cuestionó despacio. HoSeok vio como la manzana del hombre se movía al tragar saliva y, de un momento al otro, se colocó de pie de un salto y golpeó con las palmas de sus manos el escritorio en un ruido sordo. — ¡Teníamos un trato! — se quejó.

— Sí, pero ya no más. No pienso ayudar a que Emily vuelva con usted — Su mandíbula se tensó al recordar en su cabeza a Emily llorando y su corazón dolió. Él no quería verla llorar y, menos aún, ser la razón por la que esos hermosos ojos derramaran saladas gotas de agua. — Encontraré la manera de que mi hermana vaya a la universidad que ella quiera y de ayudar a mis padres sin su asqueroso dinero — le informó, intentado mostrarse lo más relajado posible.

No puedes hacer eso...

Claro que sí. Mejor pídale a alguien más que lo ayude, porque yo no pienso participar en esto.

— ¡¿Es que acaso no lo entiendes?! — gruñó encolerizado y con la sangre subiéndosele a la cabeza. — ¡Sí fuera tan fácil el pedirle a cualquier persona que traiga a Emily de vuelta jamás te hubiera necesitado! — Tomó una profunda y temblorosa bocanada de aire, intentado calmarse. — Que Emily se acerque a las personas es difícil. Es una chica muy retraída que tiene el corazón roto. No deja que cualquiera entre en su vida. Tú has logrado convertirte en alguien importante para ella y puedes conseguir que cambie de opinión... Que hable conmigo...

— JungKook también es cercano a ella — le dijo, recordando con desagrado al chico de grandes dientes.

Lo sé. Pero JungKook no es capaz de convencerla.

— ¿Y por qué cree que yo sí? — le cuestionó, frunciendo suavemente el entrecejo, manteniéndole la mirada lo mejor que podía utilizando la valentía que comenzaba aflorar en su interior.

No permitiría que WooBin lo intimidara, o eso tenía pensado.

— No estoy seguro de que lo logres, pero quiero utilizar todo lo que este a mi alcance para que Emily vuelva a abrazarme como antes... Para que ella me dirija la palabra...

— Usted no merece que ella vuelva a dirigirle la palabra luego de lo que hizo. Es un asesino y ese es su karma...

En cosas de segundos, todos los objetos que se encontraban en la mesa cayeron al suelo en un estrepitoso ruido que logró hacer que HoSeok se encogiera en su lugar, asustado por su repentino accionar. El moreno admiró las cosas esparcidas por el piso mientras se colocaba de pie para, a continuación, volver a ver al padre de Emily quien parecía estar en llamas.

— ¡¡YO NO LA MATÉ!! — vociferó en un rugido que le puso los pelos de punta a Jung, quien observó como WooBin apretaba los dientes con potencia. La vena de su cuello se realzaba dejando notar lo cabreado que se encontraba y sus puños, temblaban a los costados de su cuerpo de una manera leve pero notable. WooBin abasteció sus pulmones con oxígeno entretanto escuchaba como NamJoon les ordenaba a los demás hombres que abandonaran el cuarto de inmediato, dejándolos solos. El rubio era consciente de la conversación que se avecinaba entre ambos sujetos y no quería que simples trabajadores escucharan. No tenía porqué hacerlo. — Yo no maté a mi mujer.

— Emily me dijo que...

— Ella se equivoca. Emily desconoce toda la historia y es por eso que deseo hablar con ella. Quiero explicarle lo sucedido y que me perdone — Los orbes de WooBin se tiñeron de una profunda tristeza mientras se dejaba caer en su acolchonada silla en señal de derrota. — Lo que yo menos quería en este mundo era que SooYeon muriera. — murmuró, ocultó su cara entre sus manos por unos segundos que le parecieron eternos al universitario.

HoSeok se mantuvo en silencio, completamente aturdido con lo que estaba escuchando, sin saber sí creer o no es sus palabras y acciones.

«¿Qué diablos está pasandoaquí?»

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