03.- Cuando no es lo que parece.


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Creo que yo merezco más que esto...

Y no me importaba la manera de conseguirlo, en el fondo estaba bien, era para eso justamente... para mí.

Y no me iba a importar, yo lo iba a tener solamente para mí.

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03.- Cuando no es lo que parece.

Las cosas parecían no ser buenas para Guillermo, pues se había dado cuenta de que con el paso del tiempo, Javier se veía distinto.

Aparentar algo que no es, no acaba bien.

Pero parece que ese dicho no aplicaba para Javier, quién se había estado saliendo con la suya y estaba llamando la atención de aquellos chicos a los que quería impresionar. Pues así había logrado mantener su mentira durante el primer año de la preparatoria.

— ¿Es en serio?.— Giovanni Dos Santos, un amigo de ambos chicos se había enterado de la situación.

— Si... pero lo que me preocupa más es otra cosa.— Suspiró Memo.

— ¿Qué cosa?

Ambos estaban jugando fútbol y mientras se pasaban el balón conforme hablaban, Guillermo había sacado el tema de su hermano, pues Giovanni era un gran amigo de ambos desde que eran niños.

— Creo que...— Ochoa habló con lentitud.— Javi se a visto, deslumbrado por lo que ve en la escuela, pero me inquieta que eso le haga daño y también...— Se quedó callado.

— ¿Qué?.— Pregunto.

— Y que así, pueda dañar a mis papás...

Pues también estaba ese pequeño pero importante detalle. Sus padres.

No quería que sus padres notarán lo cambiado que estaba Javier, y más cuando Guillermo comenzó a notar que de repente, su hermano les pedía dinero extra.

"Lo necesito para la escuela".

"Es para comprar materiales que nos piden".

No era verdad.

Ahorrando de ese modo, Javier había comprado ropa nueva, ropa mejor. Y Guillermo tenía miedo que de un momento a otro a Javier se le haga fácil tomar dinero ajeno en casa de su familia... Llegar a robar por querer algo que no puede costear, era algo que le preocupaba bastante.

— No se...— Analizando un poco la situación, Giovanni mencionó.— Eso deberías decirle a tus papás, así no van a darle dinero de más.

— Tienes razón...— Aunque también eso no quitaba que estuviera preocupado.

Las clases ese día habían finalizado cuando Memo noto como Javier se iba con un grupo de chicos.

— ¿Tienes tiempo ahora?.— Comentó una de las chicas.— Hay una cafetería y queríamos ir a tomar algo allí.

— Me encantaría...

Javier los había seguido, sin siquiera voltear a ver a Memo, este solamente suspiró y sujeto sus cosas para irse a casa. Ya vería que excusa le decía su hermano por no llegar juntos a su hogar; al principio Memo ponía uno y más pretextos cuando Javi se iba con sus amigos, pero eso acabo por cansarlo y dejo que los problemas de su hermano los resuelva solo.

Aunque con todas esas salidas, el dinero que a mentiras Javier había recibido durante esa semana no le iba a durar lo suficiente para mantener su mentira. Sus nuevos amigos eran demasiado presumidos y exigentes en el aspecto de comprar cosas. Un simple café en aquella cafetería era más de lo que podía Hernández costearse.

Necesitaba conseguir más.

— Deberías dejar de pedirles dinero de ese modo.

— Memo no estoy de humor.

Al caer la tarde antes de merendar, Memo finalmente había confrontado a Javier y le dijo lo que pensaba respecto al dinero.

— Si tanto quieres dinero, ponte a trabajar.— Explicó.— No quiero que al rato hagas algo peor para tener ese dinero que quieres.

Era una idea que podría funcionar...

Solamente que no quería cualquier trabajo.

— No mames Javier, no es como si fueras a encontrar un trabajo que te guste así nada más.— Lo vio molesto Guillermo.— Los trabajos no son así... no siempre es accesible.

— Tampoco es como si quisiera hacer cosas que no me gustan.— Renegó Javier.— Nada de cosas como limpiar de sirviente o así.

— Todos los trabajos son honestos cuando se hacen bien.— El comentario de su hermano a Memo le había ofendido un poco.

Así eran todos los jóvenes seguramente, que piensan que iban a ganar mucho y teniendo cero experiencia. Pero la realidad era que Javier ya se estaba acostumbrando a esa vida de lujos que no iba a poder tener fácilmente.

Y con la escuela y las cosas extras que tenía por ello, un trabajo era algo complicado. También debido a la edad pues aún no cumplía los 18 años como para poder trabajar en algo más estable.

Pero no imposible.

Finalmente había conseguido empleo de fines de semana debido a la preparatoria. Era de mesero, en un restaurante-bar, pero, no del todo familiar.

Eso no importaba, era dinero que fácilmente Javier iba a poder conseguir.

"Cuando tengas los 18 años podremos ofrecerte un puesto mejor".

Y claro, más accesibilidad para seguir con sus estudios.

— ¿Y ese trabajo está bien para ti?.— A Memo le sorprendió que tuviera un trabajo relativamente sencillo.

— Pagan bien y no tengo que hacer muchas cosas...

— ¿Es seguro?

— ¿Seguro de qué?.— Respondió Javier.— Es un restaurante y está bien.

— Si pero...

— Y mis papás ya lo saben, deja de pensar tonterías.

Eso no era suficiente para Memo, pero si así deja Javier de pedirle dinero a sus papás y además ellos sabían de qué estaba trabajando en sus días libres, todo iba a estar bien.

Sin saber que ciertas cosas no son lo que parecen haciéndose como se dice 'por bajo la mesa'.

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