XXII



El frío suelo de su departamento era algo que adoraba. Su cuerpo estaba sentado sobre este pudiéndose recargar su espalda en la orilla del sofá en la sala. Todo estaba en silencio, su peludo amigo era dueño de la parte de arriba así que solo se limitó a hacer su cabeza hacia atrás y recargar su nuca en esta. Había pasado una semana pesada, Bom llegó sin avisar un día que Seung no llegó. Ella llegó pidiendo ver el vestido que en ese momento no se encontraba en su oficina, lo había llevado con SooJo para que le colocara aquellos detalles en las orillas. El berrinche que ella armó le duró al día siguiente cuando pudo verlo.

La cara de desagrado que hizo en ese momento le hizo molestar mucho al pelinegro. Miraba con cierto desprecio al maravilloso vestido que Ji-Yong había hecho, estaba en un 80% terminado, no podía darse el lujo de hacer otro en tan pocos días. No había sido el único que sufrió, ChaeRin y TaeYang sufrieron sus gritonerías y malos tratos, eso hizo molestar aún más al pelinegro. El viernes había estallado, así que cuando miró a la chica le respondió en un tono un tanto fuerte y alto.

- Mire, señorita Park. Usted aquí no está gastando ni una sola moneda, todo lo está pagando aquella organización de bodas. Usted puede decir cómo y qué quiere para su boda, no para que venga a tratarnos mal por la información que usted no supo dar. Así que le pido más respeto al personal y a mi persona, debería sentirse agradecida de que todo esté casi listo para su fecha tan próxima, otras casas de bodas no le hubieran aceptado su petición.- los amigos del pelinegro lo miraron sorprendidos, y es que era normal que en su desesperación actuara así. La castaña no tuvo opción más que tomar su bolsa y salir molesta de ahí.

SeungHyun le había enviado un mensaje, disculpándose por no haber ido esos días y por el inconveniente que ella ocasionó. El pelinegro solo leyó el mensaje y aventó el móvil para después tirarse al suelo. Comenzaba a hartarse de todo y todos, pero eso no le llevaría a nada bueno.

Más tarde, estando ahí sentado, su móvil había recibido un correo. El timbre era muy diferente al de llamada y mensaje, pesadamente, se movió de su lugar y arrastrándose se acercó a este, abrió el correo y comenzó a leer:

- Está invitado a la fiesta de inauguración de nuestro antro-bar, contamos con su asistencia así como la lista de los contactos que asistirán.- su ceja se alzó un poco, se lo había enviado SeungRi, revisó rápido la lista y se dio cuenta de que SeungHyun asistiría, una corazonada le hizo sentirse nervioso y ansioso, y sin pensarlo más aceptó. Era mañana la celebración así que todavía tenía tiempo de descansar.

Mientras tanto, el menor SeungHyun estaba dando brincos de alegría, su plan funcionaría y lo mejor de todo es que esa noche se decidiera todo. Avisó rápidamente al peliblanco sobre la respuesta de su amigo y ambos celebraron entre gritos, el moreno pasaba por ese momento cercas de su hermano y lo miró extrañado, esperó a que el menor colgara para preguntar.

- ¿Qué te sucede?- su rostro de preocupación era lo que hizo dar más gracia

- ¡Todo sale a la perfección! - se acercó a sacudir el saco del más alto haciendo que este de inmediato lo detuviera

- ¿Ya estás saliendo con el rubio aquel? - se detuvo al momento y sintió que se sonrojaba en ese momento

- Ah... no me refería a eso.- dijo, bajando la cabeza en ese momento

- Ri, si se gustan ¿Qué hay de malo? - levantó el rostro de su hermano con su diestra

- No soy de relaciones formales, y lo sabes.- su hermano hizo una sonrisa en su rostro y negó ligeramente

- Para todo hay una vez ¿no? - lo soltó para después despeinar su cabello e irse a su habitación. El ojeroso asintió sin que su hermano lo viera, ahora solo debía hacer las cosas bien.

Para el pelinegro, pasar el día en casa era una cosa demasiado aburrida, de no ser que su amiga ChaeRin lo obligó a que descansara y no se estresara, ya que lo más probable era que enfermara o recayera a consumir cigarro otra vez. Se dedicó a arreglar su casa y a ver series en la tv, más tarde se arreglaría para salir a la fiesta que había sido invitado.

Por su parte, el moreno estaba terminando unas piezas que le habían pedido en su trabajo, siempre quería hacerlas él mismo para evitar errores y culpas a los demás cuando él es el único responsable de todo. Su hermana apreció sin hacer ruido alguno pero el moreno ya sabía que estaba ahí.

- ¿Qué te parece? - preguntó el moreno sin mirarla, aún se dedicaba a dar los últimos toques

- Es lindo, muy decidido, además de guapo e inteligente.- el moreno se quedo quieto en ese momento, se volvió hacia su hermana la cual tenía una sonrisa en su rostro.

- ¿De qué hablas? - preguntó rápidamente el moreno mientras tomaba postura de nuevo

- ¿No hablábamos de Kwon? Perdón, me perdí entonces.- levanto ambas manos así como haciendo una cara graciosa, el moreno sonrió nervioso y llevo su diestra a rascar su nuca

- ¿Lo conoces?- preguntó después

- ¿Quién no conoce a Kwon Ji-Yong? Bueno, como no estás tan interesado en el mundo de la moda no sabes, pero quien supiera que él es el que te está vistiendo y dando tips, estarán envidioso de ti. - el moreno se sintió aún más apenado por lo que su hermana decía

- ¿Cómo sabes que nos hablamos?- preguntó el moreno, limpiándose las manos con una toalla especial

- Hm, sé que vas diario a pintar su pared, supongo que desde que está haciendo todo lo de la boda se han hecho más cercanos, te veo diferente y te noto feliz.- se acercó y colocó su mano sobre la del hombro de su hermano

- Me siento más feliz.- respondió el más alto, tratando de no verse nervioso

- Sólo quiero que hagas las cosas bien, ¿si?, piénsalo bien.- se acercó a dejarle un beso para después salir de ahí. Lo haría, estaba haciendo las cosas bien y quería que así fuera.

Cayendo la noche, cubriendo de oscuridad las calles y los grandes edificios de la ciudad de Seúl, fue cuando ambos salieron de sus departamentos con dirección al antro-bar del cual SeungRi era el padrino, estaría acompañado de TaeYang quien le dijo que debían salir más seguido.

Cada uno llego en su auto y no fue hasta estar dentro del lugar que se vieron. El pelinegro se había acercado a pedir algo de beber a la barra mientras el moreno se acercaba. De lejos podía observar los delicados gestos del pelinegro, le gustaba hasta la forma en la que pedía las cosas. No fue hasta que el bartender le sonrió coquetamente que hizo que el moreno se acercara con el menor.

- Deme uno igual al que él pidió.- ordenó al momento haciendo que el pelinegro se sintiera un poco fuera de si

- Hola, ¿cómo estás?- preguntó el pelinegro mientras el más alto se sentaba a un lado de él

- Estoy bien, ¿estás molesto conmigo? - la expresión que hizo en ese momento, derritió al pelinegro, haciendo que este negara al momento.

- No, no, simplemente no quería saber de nadie, perdóname, ¿si? Fue mucho estrés y todo y bueno yo... - se detuvo al sentir el dedo índice del mayor sobre sus labios.

- Te comprendo, no me asustes de esa manera ¿si? - el pelinegro se quedó sin saber qué hacer, cada vez el mayor lo sorprendía con cosas así. Ambos recibieron sus bebidas y dieron un apenas brindis antes de terminarse lo de sus copas.

La iniciativa del pelinegro era lo que más le gustaba al mayor, después de beber, se levantó y tomó al más alto de la mano para llevarlo a la pista. La música comenzaba a sonar de forma fuerte, no había quién saludar o hacer algo más, simplemente eran invitados y lo querían pasar bien. Una, otra tras otra canción bailaron, el moreno pudo ver lo mucho que le gustaba bailar al menor, el cómo se movía y como cantaba cada canción era especial. Su cuerpo comenzaba a darle señales interesantes que él no había descubierto antes, el sentirse nervioso, el latir de su corazón, la sensación de nauseas y el bailar, eran cosas que sólo con el menor sucedían.

Al igual que las canciones cambiaban, seguían bebiendo poco a poco, el alcohol era un gusto que compartían, no tardó en aparecer un cigarro que el mayor encendió y quiso compartir con el menor, este aceptó pero no quiso darle más golpes, quería mantener en su uso regular.

El ritmo se tornó a otro totalmente diferente, ambos estaban ya con un poco de alcohol y la cercanía que tenían ambos hizo que el menor fuera tras sus labios, lo tomó de sorpresa haciendo que el moreno respondiera al movimiento que este comenzaba a llevar. Sus manos se colocaron alrededor de su cadera para atraerlo más a su cuerpo y continuar con el beso. La forma que daban este era diferente cada vez más, podía sentir con total suavidad los labios del menor, aquellos que solo pudo disfrutar en un solo momento y ahora no se habían separado. Su cuerpo reaccionó haciendo que le menor se sonrojara, se separó un poco y al bajar apenas su mirada, vio que ambos se habían provocado.

Gracias al ruido del antro y de la gente que llenaba la pista, salieron de ahí juntos tomados de la mano hacía un lugar más tranquilo. El moreno deseaba poder hacerlo con él y el pelinegro también, desde hacía mucho tiempo. El moreno pudo ver que un pasillo daba hasta lo que querían, jaló un poco de su mano para guiarlo por este hasta que fue detenido por él. Miró hacía atrás, sorprendido por la forma en que detuvo lo miró y justamente en ese momento el menor lo tomó del cuello y lo atrajo hasta él en un beso largo, donde podía jurar el moreno que podía sentir la lengua del menor. Poco a poco se dejó llevar hasta que entraron a la habitación. Todo estaba oscuro y con cuidado se dirigieron hasta donde se pudieron detener, el menor se dio vuelta para que el moreno pudiera acostarse sobre la cama y así poder quedar encima de él. Los besos subieron más y más hasta que sus manos recorrían el cuerpo de uno y otro, buscándola forma de quitar las prendas que no les servía de mucho.

Una vez logrando quedar sin camisa, el menor se dedicó a besar cada parte del pecho del otro, los besos eran dulces y cortos, pudiendo dar atención a este y al par de puntos que se mostraban ya. Bajó hasta que llegó al borde del pantalón, el cual no tardó en bajarlo una vez desabrochado. La gran virilidad que se asomaba fue algo que sorprendió al menor, se sentía halagado y a la vez nervioso, no había conocido a alguien que estuviera tan excitado con solo un par de besos repartidos. Su trabajo comenzó, bajó la ropa interior de este y tomó el miembro ajeno para darle un par de masajes; el cuerpo del moreno se encorvaba un poco más cuando la velocidad era cada vez más rápida. Cerró sus ojos y dejó salir un gemido cuando sintió lo húmedo sobre este y el trato que recibía, era para morirse, no era nada comparado con lo que su novia le había hecho la ultima vez. Todo aumentaba de velocidad hasta que se detuvo, abrió sus ojos y en forma de suplica lo miró, el menor lo evitó y volvió a besarlo.

Esta vez, el mayor lo tomó para que quedara debajo de él, desde los labios hasta el cuello dejó un camino de besos repartidos por todo este, así como dándole atención a aquellos puntos marcados del pecho ajeno. Los ruidos que provenían de la boca del otro era algo que le fascinaba, realmente le gustaba escucharlo, poco a poco se despojó de la ropa del menor hasta poder ver su cuerpo; tenía muchos tatuajes en todo este, cosa que nunca se imaginó ya que solo le había visto los de la mano y brazos. Se dedicó a dejar besos sobre estos hasta que acercó más su miembro con el del otro, el movimiento que apenas había entre ambos cuerpos ayudaba a que se mantuvieran erectos ambos, su mano bajó a tomar el del menor y comenzó a darle movimientos a este, los jadeos del pelinegro podían ser fuertes pero no le importaba al moreno, él quería continuar. Una vez sintiendo el líquido de ambos, se separó un poco para poder colocarse el preservativo que traía en su pantalón. El menor se mordió el labio, llevo su mano a tomar un poco de su propio liquido y colocarlo en la entrada para que él pudiera, notó muy apenas que no sabía, así que lo guió a donde debía entrar, su cuerpo se relajó bastante y poco a poco se introdujo dentro de él. Cerró sus ojos y disfrutó tanto de cómo lo hacía hasta que estando ya ahí, decidió hacer apenas un movimiento para que sintiera un poco estrecho y el placer fuera para ambos.

Dejó su cuerpo llevar por el vaivén, se tomó de la cama y comenzó a moverse mientras sus respiraciones chocaban y repartía besos sobre sus labios y cuello. No faltaba mucho para que llegara al climax de todo, miraba al pelinegro y el tenerlo de esa manera, ver sus ojos, su piel roja y caliente así como esos labios hinchados de tanto besar era algo que le gustaba mucho ver.

¿Podía detener todo ahora y quedarse con él?

Eso iba a hacer.

+ Hola 7u7 Un encuentro corto para una situación de primera vez, creo que no estuvo tan mal, ¿no?

Tendrás más acción después, pero, ¿realmente podrá SeungHyun detener todo y quedarse con Ji?

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