XIX

El famoso “revoloteo de mariposas” en el estomago de Ji-Yong era algo que experimentaba por primera vez. A pesar de haber tenido tantas citas como pares de zapatos, en ninguna había experimentado tal sensación. Sus manos se movían a causa de su nerviosismo así como sus pies, ¿Dónde debía meterse ahora? Estaba en el baño, esperando a que su mareo bajara un poco y si debía volver el estomago, lo haría sin problema, pero sabía que saliendo del sanitario estaría el moreno esperándolo.

Después de haberse besado, el pelinegro sonrió mucho, debido a que era algo que estaba deseando desde ya hacía tiempo, pero su cuerpo comenzaba a reaccionar ante tanta bebida que se había tomado horas antes así que corrió y como toda una “Cenicienta”, dejó a su príncipe en la pista. Pero este príncipe fue tras él y lo esperó afuera del sanitario, no quería incomodarlo al estar en una situación embarazosa. El moreno, por su parte, sabía cómo lidiar con el alcohol así que no sufriría de ello por ahora. Después de unos minutos más, salió el pelinegro con una sonrisa en su rostro y se detuvo frente al moreno.

—   Gracias, por esperarme. – dijo un tanto apenado, el moreno pasó su diestra por el cabello negro del menor y con una sonrisa negó un par de veces.

—   No tienes qué agradecer, ¿te parece que volvamos a la pista? – no tardó en aceptar y caminaron de regreso con sus amigos. Habían cambiado de mesa, a una más amplia y al centro de donde habían estado ambos. Estaban más botellas de alcohol y sin tardar más, volvieron a beber otro poco.

Habían pasado más horas, habían bailado mucho más y poco a poco se comenzaban a dar cuenta de que ya era tarde y debían regresar. A pesar de no tener trabajo al día siguiente, querían ya irse. Pero el moreno y el pelinegro no querían, estaban bailando muy bien acoplados así que no querían perder esa magia aún, así que se quedaron un momento más.

Se dieron cuenta de que solo estaban ellos dos de sus grupos de amigos, la música cambió a una de los 80’s, SeungHyun sabía que grupo era y sin tardar más, se acercó a tomarlo de la mano y lo pegó a su cuerpo para comenzar a bailar juntos. Las mejillas de Ji-Yong se colorearon de un tono rojo al estar bailando cerca de él mientras el moreno comenzaba a tararear la canción cerca a su oído en voz baja y grave, haciendo que el pelinegro se estremeciera a tan cercano contacto y sobre todo a su voz. Cerró sus ojos y dejó que su cuerpo se acoplara al del más grande mientras bailaban lentamente. El pelinegro comenzó a imaginar cosas, de esas que sólo él podía disfrutar pero poco a poco estas comenzaban a desaparecer porque recordaba que en un par de meses se casaría. No dejó que aquellos pensamientos arruinaran el momento así que decidió seguir estando cercas de él. Sintió los suaves labios del moreno sobre su mejilla haciendo que su cuerpo se acoplara más a él y un ligero suspiro saliera de su boca.

Ambos no querían decir nada ahora, querían seguir así mientras la música seguía y pudieran disfrutar de las pocas horas que quedaban.

El sueño comenzó a apoderarse del cuerpo del menor, así que el moreno tuvo que llevarlo a su casa, de igual manera, durante el camino a casa no decían nada. Se estacionó frente del departamento y lo acompañó hasta el elevador, también subió a este y dentro de la caja no decían nada hasta que el pelinegro se decidió.

—   Creo que es primera vez que conocerás mi casa. – dijo vagamente, movió su pie y bajó su mirada de igual manera. El moreno sonrió y respondió de inmediato

—   Espero conozcas la mía también, creo que te gustará. – alzó un poco su hombro haciendo que tomara atención a él. Lo miró al instante y rió un poco al encontrarse con su mirada. Llegaron al piso donde vivía el pelinegro y ambos salieron, guió el menor al moreno hasta la puerta.

—   ¿Llegarás con bien a casa? – preguntó el pelinegro al voltearlo a ver

—   Si, es tarde pero si no llego se van a preocupar.- parecía que ya no habría de qué más hablar, pero el moreno se acercó nuevamente a dejar un corto beso sobre los labios ajenos y se separó, un tanto apenado por tomarlo desprevenido.

—   No quisiera que esto quedara así... No sé si disculparme o algo, pero no me arrepiento de haberlo hecho.- la sinceridad con que lo decía era lo que el pelinegro hizo sentirlo de mejor manera.

—   No necesitas disculparte y... yo tampoco me arrepiento. Pero, no quiero arruinar tu futuro...- el moreno llevó su índice a colocarlo en los labios del menor para que guardara silencio.

—   Estoy trabajando en mi futuro, tú estás en él y yo soy el responsable de que estés o no, te aseguro que lo estarás. Nos vemos el lunes, comenzaré a pintar la pared de tu oficina, hasta pronto Ji.- había sido todo muy pronto para él, se limitó a despedirse de él y entrar a su casa justamente cuando él entraba al elevador nuevamente.

Corrió muy emocionado hasta su cama, se hundió en su almohada la cual abrazó con fuerza, su gato no tardó en aparecer y dar vueltas cerca de su cabeza hasta que se acostó a su lado.

—   Fui besado por un ángel, el ángel más sincero del mundo.- le dijo a su gatuno amigo mientras poco a poco el sueño lo hacía caer profundamente.

Por obvias razones, el moreno no pensaba llegar a su habitación, ya que lo más probable era que su chica lo estuviese esperando ahí, así que decidió irse a dormir a la habitación de su hermano el cual, no tenía más de tres horas ahí acostado. Lo empujó un poco y decidió descansar, teniendo el primer recuerdo en su mente y sonriendo bobamente al cerrar sus ojos.

El molesto calor que comenzaba a sentirse en toda la habitación era lo que ayudó a que el moreno despertara. Logró abrir ambos ojos y darse cuenta de que su hermano estaba tirado en el suelo y el tenía todo el cobertor entre sus piernas. Despeinó su cabello y bostezó ampliamente dejando salir toda esa pereza. Miró a su lado y en la mesa de noche había colocado su móvil la noche anterior, no lo recordaba con seguridad pero sabía que lo había hecho él. Abrió los ojos de golpe al ver que eran más de las 4 de la tarde, se zafó de las sabanas y salió rápidamente al sanitario a tomar una ducha con agua fría.

Mientras se duchaba, sintió cómo su cuerpo se destensaba y su estomago despertaba en ese momento, no había comido algo desde quién sabe cuántas horas y debía hacerlo cuando terminara su limpieza. Tomó dos toallas, una la enredó en sus caderas y la otra la utilizó para secar su cabello, salió de la habitación y caminó con dirección a la puerta, no sin antes pasar a patear a su hermano que seguía dormido en el suelo con la boca abierta, ante su golpe, este logró quejarse y moverse, abrió sus ojos y con la vista nublada pudo saber que era su hermano.

—   ¿Qué te pasa? – preguntó molesto, rascó su cabeza y se sentó al momento

—   Es muy tarde, date un baño y vamos a comer, ya pasan de las 4 de la tarde.- dijo, sin más, salió deprisa dejando ahí a su hermano mientras se dirigía a su habitación. Tenía el perfume de su chica, sus predicciones no habían sido falsas, se dirigió a su armario y comenzó a buscar ropa para cambiarse y salir a la cocina después.

Sobre la mesa del comedor, había una nota cerca al florero. El moreno cuando llegó ahí, la tomó y comenzó a leerla;

SeungHyun, fui a visitar a mi madre. Espero que se hayan divertido, nos vemos más tarde.

-       Bom

Suspiró largamente, lo más probable es que ella estuviera molesta ahora y por eso se fuera a ver a su madre. El moreno no tardó en apoderarse de la cocina y comenzar a cocinar algo para ambos, no se quebraría la cabeza con tanto, una pasta sería más que suficiente.

Mientras tanto, el pelinegro había despertado temprano, arregló un poco su jardín y decidió cocinarse algo para comenzar a ver películas en compañía de su gato, estuvo ocupado en ese sentido todo el día, sabía que mañana volvería a la presión de cada día así que debía relajarse mucho.

Más tarde, la chica del moreno apareció, parecía estar tranquila a pesar de ver a ambos hermanos jugar videojuegos en la sala.

—   ¡Amor! ¿cómo te fue? – se acercó a saludarla, ella correspondió al beso y sonrió ampliamente

—   Muy bien, ¿y ustedes? – miró a ambos, el ojeroso no respondió ya que seguía en el juego

—   Bien también, por cierto, ¿te gustaría salir conmigo el próximo fin de semana? – la tomó de ambas manos y con una serenidad en su rostro, logró transmitir tranquilidad a la chica.

—   Sí, me gustaría.- un ligero sonrojo fue más que suficiente para ambos, besó nuevamente sus labios y juntos se fueron a la cocina para preparar algo de cenar.

Su trayecto hacía la oficina era algo que no le importaba tanto, sabía que este día, SeungHyun iría a comenzar con los primeros trazos en su pared. Una vez llegando a la oficina, decidió enviar los diseños de los trajes que le había hecho, cada uno para alguna ocasión especial y otros más para vestir casual, así mismo, envió correos a la casa de modas de Karl para que conocieran de los gastos realizados.

Comenzó a realizar el diseño de las piezas de ropa, quería probar que tan resistente era la tela para el vestido, si las manchas más comunes se podían quitar con algún líquido que no dañara la tela así como qué tipo de pedrería o algún  otro tipo de material para la decoración. El velo y arreglo para el cabello también debían pasar por esas pruebas antes de elaborarlo a gran escala. Dara se había tomado la libertad de prepararle el café y ayudarle con las creaciones de prueba. Llevaban ahí casi medio día hasta que la puerta sonó y se abrió, mostrando a JiSoo con una gran sonrisa.

—   Sr. Kwon, el señor Choi está afuera.- anunció, el estomago del pelinegro se revolvió, pero de una manera que le mostraba que estaba nervioso, ansioso y feliz de verlo otra vez.

—   Que pase, por favor.- la chica asintió y se levantó de su asiento para recibirlo. El moreno apareció con una gran sonrisa, saludó y dejó que sus ayudantes entraran a dejar las pinturas en el suelo así cómo comenzar a despejar el área que utilizaría, también, colocando aquella manta para evitar pintar el suelo. Aprovechando que los chicos hacían eso y Dara ayudaba un poco, se acercó a saludar al pelinegro. El menor sentía que nuevamente sería besado, pero dadas las circunstancias no se podría.

—   Me da gusto verte de nuevo.- dijo el moreno haciendo que el otro se sintiera lleno de vida

—   Lo mismo digo.- apenas si se acercaron un poco cuando los chicos avisaron que estaba todo listo. El moreno agradeció con un gesto y miró todo estando satisfecho.

—   Les llamaré cuando termine, ¿les parece? Muchas gracias.- los chicos asintieron y el pelinegro agradeció también. Se acercó al perchero y dejó su saco ahí colgado dejando ver que usaba en ese momento una camisa muy casual, el pelinegro se sorprendió un poco al verlo así, pues no era muy usual. Se acercó a tocar la pared, dio un par de golpes a esta y se acercó a las pinturas que tenía ahí.

Ji-Yong podía quedarse a mirarlo desde donde estaba y ver como comenzaba a pintar la pared, pero lamentablemente debía terminar todos sus deberes. Dejó que se concentrara e hiciera su trabajo y así pudiera él terminar lo suyo.

—   Ji, tengo la tela lista en el salón de confección, por si quieres comenzar con las bases.- dijo Dara, el pelinegro terminó sus apuntes y se levantó.

—   Estaré aquí a lado, por si necesitas algo.- le dijo al moreno quien, ya había sacado su móvil y buscaba algo de música, este asintió y le sonrió, el menor sentía desvanecer cuando él hacía eso.

—   Me parece muy bien, gracias.- dijo sin tardar. El pelinegro desabotonó su camisa en la parte del cuello y mangas mientras se dirigía al otro lado.

Durante su carrera de diseño, se había destacado por tener una perfecta costura en sus trajes y vestidos, pues, su abuela solía coser en maquina de las antiguas así como aprender a bordar a mano, a escondidas aprendió las tácticas que su abuela usaba y fue así que las llevó a cabo cuando cursaba su carrera. Quería asegurarse que las mangas del vestido fueran cosidas con precisión así como los bordes no se mostraran sus orillas. Pretendía coser todo el vestido, pero le llevaría mucho tiempo hacerlo, sabía que tenía a una de sus mejores brazos derechos, SooJoo era una de ellas; ella se encargaba de que las prendas fueran unidas con precisión, justo como a Ji-Yong le gustaba.

No se había dado cuenta de cuánto tiempo llevaba ahí, Dara no estaba y lo más seguro era que se había ido a comer algo. Un aroma inundó su nariz e hizo que dejara de hacer sus confecciones, levantó la vista y vio al ángel que lo había besado la noche anterior, este, con una seña, lo invitó a que se levantara y fuera a ver lo que había hecho. La silueta de un ángel estaba ahí, el pelinegro podía jurar que era el moreno que estaba ahí. Sabía que lo cuidaría siempre de ahora en adelante.

+ Gracias por los 1k ❤️

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