XIV


— ¿Qué parte de la película te gustó más?- Preguntó el ojeroso a su hermano mayor al ir por los pasillos del cine. No habían dicho nada una vez terminada la película y cuando salieron de la sala hasta que el más menor preguntó aquello.

— Pues, me gustó toda la película- dejó salir una risa un poco escandalosa después de decir aquel comentario, el pelinaranja sólo hizo una media sonrisa al escucharlo.

— ¿Y a ti?- se acercó a preguntarle al peliblanco que iba a su costado

— Hmm... cuando utilizan sus móviles para hacer la linterna, eso fue muy práctico y fácil de usar- el ojeroso asintió y sonrió aún más, al parecer habían coincidido con el mismo gusto.

Al salir, las chicas se movieron a un lugar para tomarse fotos haciendo caras y gestos en estas, mientras el ojeroso atendía una llamada y el peliblanco regresaba al sanitario, el moreno miró a su acompañante que miraba divertido a las chicas.

— Ji, ¿vamos?- al momento que el pelinaranja volteo a verlo este ofreció su mano para que la tomara, este se sintió cohibido y sin saber qué hacer ante tal ofrecimiento. El moreno dejó salir una risa y negó un poco para acercarse y tomar la mano de este. El pelinaranja caminó al momento que fue jalado con dirección a donde habían ido anteriormente. La mente del menor comenzó a preguntarse a donde se dirigían, pero al notar lo locales que habían pasado, su curiosidad se esfumó, irían por el móvil que anteriormente habían ido a arreglar. No había sido tan malo después de todo, estaba tomando su mano en ese momento y no podía pedir algo más en ese momento.

El moreno se dedicó a preguntar por el móvil y cómo estaba, pagó y en unos instantes ya estaban fuera del lugar nuevamente. No tardó en encenderlo y ver que estaba como nuevo, eso lo hacía sentir satisfecho, dieron unos cuantos pasos y al estar cercas de unas bancas, tomó asiento, soltando la mano del otro para luego invitarlo a su lado, no dudó el pelinaranja en hacerlo y cuando menos se dio cuenta, el móvil estaba frente a ambos con la cámara frontal puesta.

— Sonríe Ji...- dijo el moreno, provocando que por aquel comentario en voz aguda le hiciera reír. Se enfocó a mirar la cámara y sonreír para las fotos que tomaría de ambos. Un par de fotos más bastaron para que hicieran muecas y caras graciosas en estas y terminar riendo juntos.

— ¡Hey, iremos a comer! – gritó el peliblanco al mirarlos tan felices en la banca donde ya tenían tiempo tomándose fotos. Se miraron por un segundo y después se levantaron de ahí para irse con los demás.

El centro comercial era uno de los más amplios, así que tardaron un poco en llegar a la área de comida, no sin ir acompañados de los chistes graciosos que el peliblanco decía a todos lo que iban con él. La decisión sobre qué comer fue aprobada por los demás al saber que las chicas escogerían ensaladas.

El lugar era amplio, lo típico y común de algún restaurante de comida rápida, no tardaron en pedir unas ensaladas de pollo y té frío para acompañar, en esos momentos el pelinegro trataba de contener un poco su emoción por el día que estaban pasando juntos, y más con el moreno que le miraba en algunos momentos con una sonrisa, provocando que se sintiera un poco nervioso ante todo.

Entre risas y comida, pasó el momento de la comida. Volvieron al auto del moreno para regresar a sus casas cada uno, mañana debían volver a sus labores cada uno. Pasaron a dejar primero a las chicas en sus respectivos hogares, al peliblanco y al final el moreno llevó al pelinegro a su departamento, el ojeroso se había dormido después de dejar al amigo de su acompañante. Ambos bajaron del auto y se detuvieron en la entrada.

— Te invitaría a pasar pero, no creo que quieras dejar a tu hermano dormido en el auto.- dijo entre risas haciendo que el moreno hiciera lo mismo negando un poco

— Ha sido un buen momento el cual pasamos juntos, bueno... todos, si, así que, lo mejor será que descanses bien para mañana.- dijo el moreno tratando de no notarse nervioso por el momento.

— Gracias por la invitación, SeungHyun, de verdad.- dijo de forma sincera

— No es nada Ji, gracias a ti por aceptar. Por cierto, ¿nos veremos mañana? .- preguntó curioso, el pelinegro pensó por un momento y recordó que debía hacer más cosas sobre el traje que estaba realizando

— Si, ¿tienes tiempo? – preguntó

— Todo el tiempo que necesites y quieras te daré, ¿a qué hora quieres que llegue?- el pelinegro no pudo evitar sentirse más nervioso

— Pues, si en tu hora libre puedes, acepto, no hay problema. Quiero hacer unas mediciones en lo del saco y pantalón, no creo que acabemos en un día.- respondió, el moreno hizo una sonrisa y asintió

— No importa, lo que sea necesario, mañana te veo, cuídate.- ambos caminaron, uno hacía la entrada del edificio y el otro se acercó a su auto nuevamente. Al momento de voltear, ambos coincidieron y levantaron la mano para despedirse así.

Entró a su departamento con una enorme sonrisa en su rostro, algo normal en él. Comenzó a hacer pasos de baile como si fuese ballet, cruzando la sala hasta su habitación, dejándose caer en la cama y haciendo que su gato que estaba dormido, diera un gran salto.

— Fue un buen día, Au. Veremos que tal nos va mañana.- dijo y el gato volvió a su lugar, pasándose por la cabeza de su dueño mientras maullaba.

— ¿Qué? No Au, sólo fuimos al cine y pasamos un buen momento, no hicimos más y mañana lo veré nuevamente.- dejó caer su mentón sobre la almohada y dejó salir un suspiro, el gato se subió a su cabeza y se sentó sobre esta después

— No me castigues así, no tengo la culpa de que él sea así, atento principalmente. Eso me gusta.- el gato maulló y el pelinaranja rió seguido de eso, el gato comenzó a mover sus patas sobre el cabello naranja del chico hasta quedarse acostado sobre este. Suspiró nuevamente y cerró sus ojos, haciendo que por un momento se quedara dormido.

El moreno siguió su camino con dirección a casa, comenzó a silbar una canción de esas que le gustaba escuchar, Jazz. Iba muy entretenido silbando la canción hasta que una ligera risa lo hizo ver por el retrovisor haciendo que arqueara su ceja.

— ¿De qué te estás riendo?- preguntó mirando por momentos a su hermano que ya había despertado y traía una sonrisa de oreja a oreja.

— Que estas cantando, silbando canciones. Eso hace la gente enamorada- respondió en tono de voz algo cantado, el moreno hizo los ojos en blanco y dejó lo que estaba silbando

— ¿Por qué te gusta arruinar las cosas?- preguntó en tono serio, haciendo que su hermano soltara una carcajada en ese momento.

— No lo sé, creo que es naturaleza mía, nunca lo sabré realmente- nuevamente acomodó su cabeza sobre el cristal de la puerta y miró por esta manteniendo la sonrisa en su rostro.

No tardó en llegar a su casa y estacionar el auto en la cochera. Algo le decía que ya estaría su prometida en casa y tenía pensado llenarla de besos y caricias en cuanto la viera, estaba decidido a eso y quizás y tendría suerte en que la chica se dejara llegar a algo más aunque haya dicho que hasta el matrimonio.

Abrió la puerta y solo pudo notar que no había nadie, suspiró derrotado al ver como su plan se había esfumado con la misma rapidez que lo había pensado. El ojeroso bostezó de forma escandalosa y entró estirando los brazos, dando un grito al finalizar su gran bostezo.

— ¡Te ganaré en la ronda de videojuegos!- le gritó a su hermano haciendo que este hiciera una media sonrisa

— ¿Me estás diciendo a mí, bastardo?- una sonrisa aún más grande apareció en su rostro haciendo que lo siguiera hasta la sala de estar y comenzaran a prepararse para una ronda de videojuegos.

Después de vencer varias veces a su hermano menor, decidió irse a descansar más temprano de lo usual. Le caería bien que lo hiciera para poder estar con mejor energía al día siguiente, así que apenas tocó la cama y se acomodó en ella, logró dormirse rápidamente.

Tenía aproximadamente un par de horas dormido cuando comenzó a soñar, era ese sueño que había tenido la noche pasada, ese sentimiento de caer al vacío y de sentir como era rescatado por un ser de grandes alas, esta vez se dio la oportunidad de voltearse a verlo, y efectivamente era un ángel que lo estaba salvando de caer por el acantilado. Levantó su mano para poderlo tocar pero este se defendió de manera rápida, haciendo un gesto que se le había hecho familiar, pero ¿quién se mostraba nervioso de esa manera?, apenas si recordó quién era, el sueño se había terminado haciendo que despertara de forma rápida. Se sentó en la cama e inhaló y exhaló de forma pesada, se levantó después y se dirigió a su mesa, encendió la luz y buscó hojas así como un lápiz delgado. Comenzó a trazar líneas base para su dibujo, algo le decía que ese ángel que había soñado y al fin visto de frente, debía ser dibujado para recordarlo siempre, ya que reaccionaba como a alguien que conocía, como a Ji-Yong.

El sol entraba por su gran ventana, parecía que ya era tarde pero no era así, el cambio de horario mostraba que ahora el pelinegro despertaría con la puesta de sol a todo su esplendor. Su gato despertó justo antes de que la alarma sonara y subió a su cama, caminando de forma sigilosa sobre las sábanas hasta que la alarma sonó, el pelinegro la ignoró y a los minutos volvió a sonar haciendo que nuevamente la ignorara. El gato se acercó y se sentó sobre el rostro de su dueño haciendo que este ahora si despertara. Era el truco que servía para poderlo despertar todos los días.

Esta vez el levantarse de la cama, el ir a la ducha y arreglarse, lo hizo de un buen humor, canturreando canciones que se le venían a la mente y haciendo movimientos de baile. Terminó de sus deberes matutinos y salió de su casa con dirección a su trabajo. El clima era realmente bueno y no había mucho tráfico en las calles, todo parecía muy bueno para ser verdad.

Al entrar a la agencia se dirigió a su oficina con rapidez, no quería tardar mucho con sus labores y entretener al moreno que llegaría más tarde. JiSoo le pasó los recados pendientes y se adentró a su mundo de la moda, comenzando a terminar los folletos pendientes y bocetos de próximos modelos. Dara notó el ánimo de su jefe y decidió ayudarlo a mantenerlo así durante el día. Ella se mostraba de buen humor también así que tratarían de mantenerse así lo más que se pudiera.

Mientras tanto, el moreno despertó un poco asustado. Después de haber dibujado aquel ángel la noche anterior, volvió a la cama y se quedó dormido nuevamente, sin darse cuenta a qué hora había vuelto su prometida. Quitó las sabanas y se dirigió a su habitación, apenas se acercó a la manija de la puerta cuando fue tomado de sus costados y jalado hacía atrás con poca fuerza, rápidamente reconoció esas manos y se volvió hacía ella, le dio un corto beso sobre sus labios y le sonrió de manera amplia.

— Eres un oso dormilón, anoche llegué y te vi completamente dormido, no quise despertarte. Buenos días, corazón.- Habló con voz suave y manteniendo un mohín en sus labios, haciendo que el moreno se acercara a besarla nuevamente y llevándola a tenerla más cerca de su cuerpo para continuar con este. Ella terminó separándolo un poco para negar una vez

— Tengo trabajo y también tú, te veo en la noche. – lo soltó y dejó un muy corto beso sobre sus labios para después irse, moviendo las caderas de forma provocativa. El moreno suspiró y sonrió ampliamente, volviéndose a su habitación para comenzar a arreglarse y dirigirse a su trabajo.

Salió al auto y se sorprendió al ver a su hermano recargado en el auto, había olvidado por completo que el menor vivía en su casa y también había olvidado desayunar junto a él.

— Cuando gustes nos vamos.- habló sarcásticamente hacía su hermano, el moreno chasqueó su lengua y se acercó lo suficiente hasta él para tomarlo de la solapa de su chaqueta color verde militar

— Si quieres, puedes irte en autobús o caminando, a mi no me estés hablando así, Lee SeungHyun.- amenazó al final con su dedo índice haciendo que el menor realmente cambiara su expresión a una de asombro. A los pocos instantes, el moreno comenzó a reírse por su actuación, el ojeroso sacó aire de golpe y frunció la ceja

— ¡Me asustaste! Creí que hablabas en serio, ah.- movió la cabeza negando mientras abría la puerta del auto

— Nunca te hablaría así, estaba bromeando.- se a sinceró y entró al auto de igual forma. Durante el camino, no mencionaron nada, solamente el moreno se podía notar con una sonrisa, había comenzado el día de buena manera.

Al llegar a su oficina, comenzó con terminar un trabajo pendiente que tenía. Debía pintar unas líneas en un trozo de papel especial, así que no era demasiado lo que haría. Una vez terminado su trabajo, decidió sacar de su gran portafolio de cuero, su carpeta y de ahí el dibujo que había hecho anoche, comenzó a darle toques finales y al tenerlo listo, lo levantó un poco para que la luz le diera y se mostrara de mejor manera. Sonrió satisfecho al tenerlo listo y lo guardó nuevamente en su carpeta, sacó su móvil y llamó al pelinegro, estaba listo para irlo a ver nuevamente.

Ji-Yong estaba concentrado en un diseño, este era especial al igual que los que había hecho el día de hoy. Dara se había encargado de los últimos toques de los pendientes de su jefe así que él se encargó de hacer lo demás. Había escogido sacos casuales y pantalones de vestir con diferente corte a los que se utilizan normalmente, camisetas con botones y mangas fáciles de doblar, por si algún día necesitaba subirlas cuando estuviera realizando sus trabajos diarios, todo esto iban combinados de mil maneras, por si le gustaría usar una camisa de diferente color u otro saco. Estaba terminando el tercer conjunto cuando fue interrumpido por el teléfono, no despegó la vista de su boceto y respondió por el auricular

— ¿Sí? – preguntó al momento de levantarlo

— El señor Choi SeungHyun está en la línea, señor.- habló JiSoo y en ese momento el pelinegro dejó el lápiz y aclaró su garganta para evitar que saliera alguna letra mal formulada.

— Adelante.- inhaló y exhaló rápidamente antes de que la voz grave respondiera

— ¿Ji-Yong? Soy SeungHyun...

— ¿Qué tal? ¿Cómo va tu día?- preguntó un tanto nervioso, tomó su lápiz para darle vueltas y así poderse distraer y evitar sonar nervioso en la llamada.

— Todo va perfectamente, ya voy a verte y con algo que te gustará, hasta al rato...- terminó la llamada de forma repentina, dejando al pelinegro pensando en qué sería eso que el moreno llevaría a su oficina. Sus manos comenzaron a sudar de manera desmedida y a mover su pie de los nervios. ¿Qué sería?

— ¿Todo bien? – preguntó Dara al verlo ansioso, él asintió varias veces haciendo una sonrisa

— Sí, supongo... Yo, ah... iré al sanitario.- se levantó de la silla y se dirigió a la puerta de la oficina, con rapidez entró al sanitario y lavó sus manos con agua fría para después llevarse una mano a la frente y sentir lo frío de esta en su piel. Arregló su cabello e inhaló profundamente tratando de relajarse, quizás no era algo por lo cual se pusiera así.

Volvió a su oficina y antes de entrar, sintió una mano posarse sobre su hombro, haciendo que diera un ligero brinco. Se volteó al momento haciendo que el ajeno riera por la forma en la que reaccionó.

— ¿Tan feo estoy que te asustas?- preguntó bromeando al verlo, el pelinegro negó, avergonzado rió y apretó un poco sus labios antes de hablar.

— No, nada de eso, me tomaste de sorpresa. Ven, vamos adentro.- se movió apenas un poco y logró empujar la puerta dejando que entrara primero y después el moreno. Dara se levantó de su asiento, tomó todos los bocetos y los colocó en otra carpeta. El moreno saludó a lo que ella respondió y salió de la oficina para dejarlos solos.

— Te he traído algo, ¿recuerdas que un día te dije que pintaría algo en la pared? Bueno, ya tengo el dibujo perfecto.- habló lo más tranquilo posible, levantó su portafolio y lo abrió, sacó una carpeta y lo colocó sobre la mesa, apenas y sacó un par de hojas hasta lograr dar con el dibujo. Lo tomó con cuidado y lo colocó sobre el escritorio.

— ¿Qué te parece?- preguntó mirando el dibujo y después al pelinegro, el cual se mostraba sorprendido al verlo

— Yo... yo he soñado con él...- dijo en voz baja, el moreno tosió un poco y lo miró

— Yo también, ¿no crees que sea una señal?- el pelinegro alzó la vista para encontrarse con la ajena y sonreír de manera sincera y amplia.

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