XIII

La música de fondo en todo el centro comercial no era fácil de disfrutar, puesto que se podía escuchar cómo la gente hablaba por todos lados. El fin de semana era un día de los pocos en los que las familias salían juntas a pasar el rato así como para poder ir de compras.

El paso del mayor no era apresurado a comparación de los que daba en la semana, al igual que el del pelinegro, esta vez iban caminando tranquilamente por los pasillos grandes del centro comercial. Ambos se dirigían a comprar un helado, el pelinegro aprovechaba cada paso que daban para admirar los mostradores de las tiendas de ropa así como darles un vistazo rápido a todo lo que exponían tanto de sombreros y bolsas. Por ir viendo a su paso, no tomó precaución y fue topándose con la espalda ancha del moreno que se había detenido frente a él. El pelinegro se sintió tan apenado haciendo que el moreno se volviera hacía él.

—   ¿Te lastimaste?- preguntó un tanto preocupado, el pelinegro rápidamente negó mientras una tierna sonrisa se asomaba en su rostro.

—   Estaba bobeando, ¿es aquí?- se movió un poco para ver el local donde vendían los helados. Este era espacioso y tenía muchas mesas con sillas para poder disfrutar del helado ahí mismo. El moreno asintió un par de veces e invitó al otro a caminar hasta el mostrador.

Frente a ellos estaba la tabla de sabores de los cuales se podían mezclar entre sí. El pelinegro hizo una expresión en su rostro la cual se le podía notar lo concentrado que estaba con el escoger el sabor, el moreno lo miró por un momento antes de pedir lo que el comería. Después de un par de minutos y antes de que le entregaran el que pidió, el pelinegro por fin decidió que comería. Ambos esperaron a que le entregaran el faltante, el moreno se apresuró a pagar haciendo que el otro se sintiera un poco frustrado pues no quería que lo pagara todo. Salieron de ahí juntos mientras disfrutaban de su helado y se dirigían al siguiente local donde repararían el móvil del moreno.

No había platica alguno, pues cada uno comía del suyo, hasta que el moreno se volvió al pelinegro mostrándole el suyo

—   ¿Quieres probarlo?- preguntó acercándolo hasta el otro, el pelinegro hizo una sonrisa y asintió, se acercó y dio una pequeña lamida a este, el sabor a vainilla era un tanto suave así que lo disfrutó lo poco que había comido. Acercó el suyo para que el moreno de igual forma lo probara

—   ¿Gustas?- preguntó haciendo una sonrisa en su rostro y acercando este al otro. El moreno se acercó y antes de que pudiera lamerlo, el pelinegro lo acercó de más para lograr embarrar la nariz y boca del mayor. Comenzó a estallar en risas al verlo así con helado en la cara, el moreno trataba de contenerse la risa pero le era inevitable, nadie le había hecho una broma de esa manera.

Ofreció una servilleta para que pudiese limpiarse y así fue, antes de llegar al local de reparaciones, ambos ya se habían terminado su helado. El moreno explicó al encargado de lo que había sucedido, el joven comprendió y le dijo que regresaran después, alrededor de dos horas, el moreno no tuvo remedio que dejarlo para que estuviese listo e irse a la función de cine después.

+

Mientras subían las escaleras eléctricas, el ojesoso miraba muy entusiasmado todo su alrededor, eso hizo que el peliblanco lo mirara curioso.

—   ¿Nunca habías venido a un centro comercial?- preguntó mientras el ojeroso se volvía hacía el con una sonrisa

—   En Seúl, hace mucho que no venía aquí, he  estado radicando más en Japón y China, así que quiero divertirme un poco estando aquí.- Respondió muy animado mientras llegaban al segundo piso. El peliblanco comenzó el paso hacía la primera tienda, es esta vendían principalmente, utensilios de cocina y uniformes para la misma. El ojeroso fue tras él y sin molestarlo, dejó que revisara cada uno de ellos.

Si algo hacia diferente a SeungRi de los demás, era por su habilidad de distraerse tan fácilmente y ese día no sería la excepción. Mientras el peliblanco miraba unos cuantos recipientes de acero inoxidable, un sonido de cucharas al caerse lo hizo saltar de su lugar, miró detrás de él y era el ojeroso que estaba en el suelo y las comenzaba a levantar. El peliblanco se acercó a ayudarle y a quitarle las cucharas de la mano para colocarlas en su lugar.

—   Lo siento, solo quería verlas.- se disculpó el menor, el peliblanco negó varias veces y volvió a donde estaba. No tardo en que nuevamente escuchara el ruido de algo caerse, el mayor soltó un suspiro y movió su cuello de un lado a otro al ver al menor levantar lo que había tirado. Nuevamente se lo quito de las manos y lo llevó tomando del brazo hasta la salida del local.

—   ¿Me dejaras ver las cosas en paz? No quiero que toques las cosas o algo, no intento pagar lo que rompas.- habló seriamente mientras lo tomaba del brazo de forma no tan fuerte, el ojeroso se dedicó a mirarlo con unos ojos de miedo, pero poco a poco esa mirada se fue suavizando. Tomó atención a las facciones del otro, el movimiento de su hablar y de la mirada que le daba en ese momento, antes de que el peliblanco terminara se sintió un poco confundido, pues la expresión del otro había cambiado en ese momento.

—   Lo siento, no lo volveré a hacer.- dijo de forma suave y un poco arrastrando las palabras. El peliblanco lo soltó y caminó a la otra tienda que estaba a un lado. Mientras caminaba, echaba un vistazo rápido hacia atrás para saber si el ojeroso venía y no estaba tomando algo que no debía. En un descuido del mayor mientras veía algunos uniformes de diseños no antes vistos, el menor tropezó haciendo que sonara unas ollas que estaban formadas en el suelo. El peliblanco trató de hacer como que no había visto y decidió continuar. El ojeroso sintió su indiferencia y decidió irse a sentar en la sala que estaba a sus órdenes para los visitantes. El peliblanco sintió menos presión y así terminó de ver lo que le interesaba y volvió por el menor, invitándolo a levantarse y salir de la tienda.

—   Lamento hacerte tus compras pesadas.- habló muy desanimado el ojeroso, el peliblanco se sintió un poco conmovido, pues no quería que eso pareciera un regaño para el otro, comenzaron a caminar un poco lento, el peliblanco debía hacer algo

—   Lo siento por hacerte eso, pero, soy muy obsesivo en ciertas cosas. ¿Te parece si vamos por un Ice? – lo empujó ligeramente mientras iban al paso, el ojeroso hizo una sonrisa y asintió

—   Bien, pero yo la pago.- dijo el menor y trato de inflar un poco su pecho sintiéndose un poco presumido, pero al ir caminando se tropezó con la orilla que sobresalía del piso, provocando una risa en el mayor. Los ojos pequeños de este y su enorme sonrisa hicieron que el momento de bochorno del ojeroso se fuera y se quedara admirando esa acción del otro. Mientras el peliblanco recuperaba la respiración y seguía su caminar sin percatarse de la forma en la que el ojeroso lo miraba.

Llegaron al siguiente local y pidieron dos bebidas Ice mientras las disfrutaban en su caminar de regreso al cine.

+

Mientras tanto el moreno comenzó a hablar con el pelinegro, tomando asiento en una de las bancas afuera del cine, ya faltaba poco para que la función comenzara. Así que decidieron quedarse cercas para evitar contratiempos.

—   ¿Y cómo vas con los preparativos?- preguntó el pelinegro, recordó que debía comenzar a trabajar en su traje y en el vestido de su novia para la ceremonia. Notó que el moreno estaba en otros pensamientos cuando le cuestiono

—   ¿Hm? Todo bien.- respondió sin más, el pelinegro solo asintió ligeramente volviendo su vista la frente, se sintió un poco culpable por preguntar eso en un momento no adecuado

—   Aunque siento que nos falta hablar más del tema. Por cierto, Ji. ¿Crees que un traje blanco quede en mi?- preguntó un poco más animado, el pelinegro volvió su vista al moreno y sin pensarlo más, respondió

—   ¡Claro que sí! A ti todos los colores te quedan, mañana deberíamos ver eso para finalizar lo del traje y comenzar a tomar medidas y hacerlo.- se sintió mucho mejor hablando del tema, en ese momento, el moreno comprendió lo tanto que le gustaba al menor hablar de moda y ropa.

—   Entonces mañana comencemos eso.- habló haciendo una sonrisa después, quería decir algo más antes de que el menor se volteara a otro lado pero no tenía idea de qué decirle. En ese momento aparecieron los demás, el peliblanco con el hermano del moreno y las dos chicas que cargaban con las bolsas de las tiendas departamentales. El moreno revisó su reloj y se levantó.

—   Vayamos, la función está por comenzar.- dijo y con la mano, invitó a todos a entrar de una vez.

El caminar por el pasillo para llegar a la sala hizo que se le hiciera un nudo en el estomago al pelinegro, se sentía nervioso y más cuando su vista se iba hacía el moreno entusiasmado de su lado. Abrió la puerta y pasaron los seis para dirigirse a sus lugares y esperar a que la función comenzara.

Los lugares que tomaron estaban muy bien calculados, el moreno estaba a un lado del pelinegro, el ojeroso se sentía feliz poder estar al lado del peliblanco y las dos chicas continuaron su plática al saber que estaban sentadas juntas.

La película que el moreno había pedido ver esa tarde, era una película de amor. Pero, ¿qué clase de amor?

Existen sentimientos hacía otra persona. No importa donde se encuentre, ese sentimiento por ella existe y se abre totalmente cuando es encontrando con su alma gemela. Haruka vive en Japón mientras que él está en Seul, y cuando existe esa conexión por medio de mensajes de texto de un teléfono que ella creía que ya no existía. La relación de ambos se vuelve verdadera hasta el punto de verse frente a frente y vivir juntos lo que tanto se texteaban.

Ji-Yong se sintió muy conmovido, ¿sería SeungHyun esa persona? ¿Sería aquella persona que todo el tiempo estuvo lejos y ahora está en su misma ciudad?

Estaba muy concentrado pensando en eso hasta que giró un poco su cabeza y darse cuenta de que el moreno lo estaba mirando con una media sonrisa en su rostro mientras la película terminaba, haciendo que el corazón del pelinegro, por primera vez en mucho tiempo, latiera de una manera rápida, desempolvándolo en ese preciso momento.

+¡YA SE ENAMORO! Xd

Debo empezar a escribir antes de que la depresión me gane:(

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