29.0
Min Nari
El director grita detrás de mí, mientras huyo corriendo de la habitación.
—¡No puedes marcharte! Ya estás aquí. Ya estás desnuda. Solo haz la maldita…
Llego a la oficina y cierro la puerta. La voz del director se convierte en ruido amortiguado, y dejo escapar un suspiro de alivio.
No suelo tomar decisiones emocionales o sin pensar, pero me siento justificada. La lista de razones por las que no puedo hacer esta escena es comprensible y racional:
1. No me siento cómoda en este set.
2. No me siento segura en este set.
3. El director se negó a explicar lo que mi compañero de actuación me haría en la escena.
4. No confío en mi compañero.
Pero tan lógica y sensata como soy sobre esto, tan claramente cómo puedo expresar mis quejas, me miento a mí misma si no admito que la razón más grande para marcharme es Jungkook. Las otras razones simplemente hacen que sea más fácil seguir adelante con mi corazón en este caso.
Pisadas fuera de la oficina me impulsan a la acción. Eventualmente alguien vendrá detrás de mí, y prefiero estar vestida y lista para salir cuando lo hagan. Me dirijo al escritorio donde apilé mis pertenencias cuando me desnudé más temprano.
La puerta se abre tan pronto como me muevo de ella. Miro por encima de mi hombro para encontrar a Mark. Apretando mis dientes, finjo que su presencia meirrita más que ponerme nerviosa.
—Me estoy vistiendo aquí.
Ignorando la indirecta, entra en la habitación.
—Es una pena.
—Te estoy pidiendo que no entres aquí. —Doy un paso dentro de mis bragas y las hago subir bajo mi bata, deseando desesperadamente estar vestida.
Mark se me acerca.
—Cálmate, dulzura. Solo vine aquí para asegurarme que estás bien. —Extiende una mano y la apoya en mi brazo—. ¿Estás bien?
Dejo escapar un suspiro, deseando que mis hombros se relajen. Tal vez estoy siendo paranoica en lo que a él respecta. De lo único que Mark es culpable en este punto es ser un hombre en un negocio de hombres. Solo quiere hacer su trabajo, y aquí estoy jodiendo con eso.
—Sí. Lo siento. Simplemente no tengo la mentalidad adecuada para esto. Las cosas no me fueron presentadas con bastante precisión.
Tiro del nudo en mi cintura y accidentalmente lo hago más apretado.
—Jesucristo —murmuro, frustrada.
—Ven. Déjame ayudarte. —Agarra los extremos de mi cinturón y me arrastra hacia él. Inmediatamente me tenso, no estoy segura si debo ser cautelosa o no. Apenas respiro, mientras trabaja en el nudo. Cuando se afloja, empiezo a alejarme, pero él me empuja hacia atrás, abriendo mi bata completamente. Sus labios se curvan en una sonrisa diabólica.
—Te dije que esto no me impediría desnudarte.
Tiro de la bata, intentado cerrarla, pero Mark envuelve cada extremo de mi cinturón alrededor de sus manos, acercándome aún más a él.
Mi corazón está martilleando tan fuerte en mi pecho que, me pregunto si él puede oírlo.
—Detente. —Mi voz es tranquila y tensa—. Por favor. Quiero que te vayas.
—Oye, solo estoy jugando. —Suelta el cinturón, pero antes de que pueda alejarme, sus manos agarran mis caderas desnudas.
—No me toques. —Trato de alejarme nuevamente, pero sus uñas penetran en mi piel.
Sus ojos son oscuros y están llenos de avaricia, mientras sonríe.
—Dios, eres una jodida provocadora. En serio no es agradable cuando provocas como lo haces.
—No soy una provocadora. —Una vez más, intento alejarlo, pero Mark es más fuerte que yo.
—Lo haces. Te quitaste la ropa y me hiciste desearte. —Se inclina contra el escritorio y se coloca de modo que mis piernas quedan atrapadas en las suyas. Ahora tiene más libertad para mover sus manos sobre mí. Me empuja hacia delante para que mi pelvis choque contra su polla. Se presiona contra mí—. Siente eso. Tú hiciste eso.
Mi garganta se seca cuando de pronto me doy cuenta de la gravedad de la situación. Si no empiezo seriamente a luchar, hay una buena posibilidad de que esto pueda terminar conmigo inclinada y Mark consiguiendo hacer conmigo la misma cosa que estaba tratando de evitar cuando dejé el set. Ahora lucho en serio.
—Creo que deberías lamerlo.
—No voy a lamer nada. Déjame ir.
—Vamos, Nari. Solo una pequeña probada. Lámeme. —Con su pierna enrollada alrededor de mí y una mano enroscada alrededor de mi cintura, intenta empujar mi cabeza hacia su entrepierna—. ¿Vas a hacer esto fácil? ¿O vas a hacer esto divertido?
Mis ojos están llenos de lágrimas ahora. Tengo la garganta cerrada.
—Voy a gritar.
—Divertido entonces. —Mark empuja mi cabeza de nuevo, esta vez con más fuerza. No puedo luchar contra él, es demasiado fuerte, pero lo intento de todos modos, agitándome y dando patadas.
Reúno mi voz para soltar un grito cuando hay un golpe en la puerta.
—¿Nari?
Mark se congela, y antes de que él pueda pensar en impedírmelo, grito:
—¡Adelante!
La puerta se abre, y Namjoon entra. Mark todavía tiene sus manos sobre mí, pero esta vez cuando me retiro de su agarre, él me deja ir. Me envuelvo la bata alrededor de mí, sujetándola firmemente en mi cuello y cintura.
El productor pasa su mirada de mí a Mark y de vuelta a mí.
—¿Todo está bien aquí?
Mierda. No. No está bien para nada.
Mark es quien responde primero.
—Pensé que podría ponerla un poco más cómoda antes de filmar. Eso es todo. —Levanta su mano para trazar dos dedos por mi mejilla—. Nos vemos en el set, Nari.
Me estremezco y envuelvo mis brazos más firmemente a mi alrededor. Mis labios están temblando y no puedo decir si estoy a punto de llorar o vomitar. Quiero salir de aquí más que nunca, pero no puedo moverme. No puedo hablar. Si Namjoon no hubiera venido detrás de mí, si él no hubiera interrumpido….
—Oye, ¿qué es esto que oigo sobre tú renunciando?
Apenas registro lo que dice, prácticamente llorando, mientras dejo escapar un trémulo suspiro.
—Gracias. Por venir cuando lo hiciste. Mark… él… él acaba de…
Preocupado, Namjoon da un paso hacia mí. Pero me estremezco cuando él extiende su mano.
—¿Qué pasa? —pregunta.
—Intentó sobrepasarse conmigo. No se iba a detener. —Estoy agitada, completamente inestable, y es difícil crear oraciones con mis pensamientos dispersos, así que me repito—. No se iba a detener. No se iba a detener.
Mi piel arde donde Mark me tocó, como si sus dedos estuvieran empapados en ácido, y siento la necesidad urgente de bañarme y restregarme, aunque tampoco quiero quitarme la ropa otra vez.
Namjoon deja caer las manos a los lados, y la mirada en su cara es cautelosa y perpleja.
—¿Mark Madden acaba de intentar sobrepasarse contigo? —pregunta lentamente.
—¡Sí! —Maldición, ¿no dije eso?—. ¡Después de que dije que no!
—Bueno, Nari. —Hace una pausa, como si estuviera a punto de dar noticias que piensa que no quiero oír, y ya puedo decir que tiene razón—. Estás aquí para hacer pornografía. ¿Qué esperabas que pasara?
Mi corazón se siente como si estuviera en mi garganta, y estaba golpeando tan fuerte que estaba segura que me magullaría las entrañas. Parpadeo ante Namjoon varias veces.
—Jesús, ¿me estás tomando el pelo?
Kim apoya su cadera contra el escritorio.
—Te iba a preguntar lo mismo a ti. Firmaste un contrato para hacer un cierto tipo de trabajo para mí, y ahora no solo te estás saliendo de ese contrato, ¿sino que estás quejándote cuando otras personas en mi set esperan que cumplas con lo que acordaste? No es así como funciona este negocio.
Su tono es sereno y razonable, y por una fracción de segundo creo que puede tener razón, que obviamente soy la que está equivocada, que son mis decisiones las que me han puesto en esta situación, que estoy siendo demasiado sensible. ¿Qué había hecho Mark Madden, de todos modos? ¿Tocó mi piel? Hoy vine aquí con la intención de dejarle hacer mucho más.
Pero entonces pasa el momento de la duda y toda una vida de lecciones de auto-respeto y derechos personales se apodera de mis emociones, convirtiéndolas en rabia ciega.
—Primero que nada —canalizo mi rabia en puntos de conversación—, me marcho porque los términos que acepté no fueron cumplidos. En segundo lugar, esta habitación no es tu set. En tercer lugar, incluso si lo fuera, todavía tengo el derecho a decidir lo que me pasa. El hecho de que haya firmado un contrato, no significa que renuncie al consentimiento. No es así como mi cuerpo, o la ley, funciona.
Namjoon sacude la cabeza, incrédulo.
—Maldita sea, sabía que eras joven, pero no pensé que fueras tan ingenua. ¿Te das cuenta de lo que me has costado hoy? Ya he tenido que pagar al equipo por treinta minutos de holgazaneo porque llegabas tarde y ahora debido a tus dudas. Si no tienes cuidado, vas a tener una reputación de ser una diva, y esa no es manera de lanzar la siguiente parte de tu carrera.
Todavía estoy enojada, todavía indignada, pero Kim es un eco de las palabras de Lana más temprano, y mi baja autoestima me obliga a una disculpa que no quiero decir.
—Siento haber malgastado tu dinero. Esa no era mi intención.
—No importa cuál era tu intención. He perdido dinero y espero que ayudes a recuperar mis gastos.
Giro la cabeza bruscamente en su dirección y aprieto mis brazos alrededor de mi pecho, instantáneamente desconfiada de lo que él espera en forma de retribución. Agita su mano, pareciendo entender lo que supongo que está sugiriendo.
—Estoy seguro que das buenas folladas, pero incluso si tienes un coño de oro, eso no va a traducirse en dinero en efectivo a menos que seques tus ojos, te recompongas, y salgas a rodar esta escena. Dame una actuación sensacional, y olvidaré que tuvimos un comienzo difícil.
Se da la vuelta como si la conversación hubiera terminado, como si el asunto estuviera resuelto.
Estoy asombrada.
—Como el infierno voy a filmar cualquier cosa contigo. No me importa lo que te cueste. Me voy de aquí.
Aunque preferiría vestirme sin él en la habitación, ese deseo es secundario a la necesidad de irme. Me pongo los pantalones cortos y luego me alejo de él paraquitarme la bata y ponerme mi camiseta, dejando atrás el sujetador a favor de vestirme rápido.
Por primera vez desde que entró en la habitación, la voz de Namjoon se endurece.
—Sales de aquí sin hacer esa escena, y despídete de tu carrera.
Meto mis pies en mis chancletas y recojo mi bolsa de Ralph.
—Bueno, veamos qué pasa cuando le cuente a la gente lo que pasó hoy aquí.
—¿Decirle qué? ¿Quién, si quiera alguna vez, va a preocuparse de lo que tengas que decir? Ingenua, Nari. —Sus palabras golpean mi espalda, mientras me apresuro a salir de la habitación—. Tu agente estará escuchando de mí —grita detrás de mí.
Me las arreglo para salir de la casa y llegar a mi auto sin que nadie me detenga o me moleste, pero estoy en la carretera antes de que finalmente pueda respirar de verdad. Y entonces rompo a llorar. No sé a dónde ir. No sé qué hacer. No sé qué quiero o qué pensar, así que conduzco sin rumbo mientras el sol se va poniendo en el cielo, tratando de recomponer mis pensamientos. He pasado tres años en la industria erótica y nunca me había sentido tan violada. He escuchado historias de otras artistas, historias de abuso y acoso, y, aun así, siempre se sentía muy lejano a mí. Y estaba lejos de mí, porque había escogido cuidadosamente mis proyectos y productores, porque me había asegurado de que los trabajos que había tomado hubieran sido revisados por gente en quien confiaba.
Hasta ahora.
¿Y por qué? ¿Por qué tomé este trabajo sin hacer más investigación?
Jungkook.
Porque quería demostrarme que mis emociones por Jungkook no afectarían a mi trabajo.
En cambio, he demostrado todo lo contrario. He demostrado que me hace sentir lo suficientemente aterrorizada para ocasionar que ignore mis generalmente rigurosos estándares. He demostrado que estos sentimientos son fuertes, probablemente, lo suficientemente fuertes como para darles una etiqueta. Lo suficientemente fuertes como para llamarlos amor. Todavía estoy demasiado aturdida por todo lo que acaba de suceder para sentir por completo el impacto de esta comprensión, pero quiero sentirla. Quiero sentir algo que no sea este sentimiento sucio, terrible y de transgresión. Así que digo las palabras en voz alta, viendo si hace una diferencia.
—Amo a Jungkook. Estoy enamorada de Jungkook.
El reconocimiento ayuda. Todavía estoy fría y entumecida, pero hay una luz ahora, algo de esperanza, como la primera estrella en el cielo nocturno. Algo a lo que me puedo sostener para evitar hundirme en la oscuridad.
Mi teléfono empieza a sonar con el tono que le he asignado a mi agente, y gracia a Dios estoy parada en un semáforo con luz roja, así que puedo buscar dentro de mi bolso para encontrarlo.
—Mierda, gracias —digo, saltándome un saludo formal—. ¿La filmación con Namjoon? Jodidamente terrible. Era arriesgada, sin buenos términos para las mujeres. El director, todavía no sé ni su maldito nombre, me trató como alguien inferior. El vestidor no tenía cerrojo. Mark Madden entró directamente y quiso sobrepasarse conmigo. Juro que me hubiera violado si Namjoon no hubiera entrado. —Hablar sobre ello renueva mi enojo. Estoy temblando para el momento en que termino de contarlo todo—. Solo… estoy tan enojada, Nancy, estoy sin palabras.
—Respira profundamente —dice Nancy tranquilamente—. Ahora, ¿estás conduciendo? Estás enojada. ¿No deberías estacionar en un lado?
—Probablemente. Pero necesito seguir conduciendo. No estoy segura de dónde estoy. Hay lugares en los que podría estacionarme, una gasolinera, el estacionamiento de un McDonald’s, pero la idea de detenerme me asusta, como si Mark pudiera estar justo detrás de mí, solo esperando a que baje la guardia.
Nancy no intenta discutir.
—Entendido. Ten cuidado, ¿de acuerdo?
—Está bien.
—Ahora, primero que nada, ¿estás herida?
Sacudo mi cabeza antes de darme cuenta que no puede verme.
—No. Solo estoy alterada.
—¿Preferirías que te devuelva la llamada?
—¡No cuelgues! —No me di cuenta cómo de desesperada estaba por hablar con alguien hasta ahora—. Yo solo… puede que no sea muy coherente. Pero quiero hablar. Por favor.
—No me iré a ninguna parte. ¿Quieres contarme que sucedió con Mark?
—Me acosó. Me asustó. —Le cuento todo con tanto detalle cómo puedo reunir. Me escucho, mientras estoy hablando y sé que sueno melodramática. Empiezo a dudar de mí de nuevo.
Pero Nancy es comprensiva y reconfortante, tratando cada una de mis emociones como válidas y legítimas.
—¿Y Mark es la razón por la que renunciaste a la escena? —pregunta finalmente.
—No… espera. ¿Cómo sabes que…? —Intento recordar si mencioné lo de renunciar, pero no lo recuerdo.
—Acabo de colgar de hablar con Namjoon —explica.
Por supuesto que la llamó de inmediato. Probablemente ni siquiera había salido de la casa antes que hubiera marcado su número.
—Lo que sea que te dijera, son puras mierdas. Esa situación era cien por ciento inapropiada.
—Lo entiendo, y lo siento. —Pasa un momento antes que continúe—. Pero me dejaste un mensaje antes que siquiera llegaras al set, ¿cierto? ¿Diciendo que no podías hacer la escena?
—Oh, genial. También piensas que estoy siendo ridícula.
—No dije eso, Nari. Estoy intentando obtener una imagen clara de la situación así puedo sacarte de esto lo mejor que pueda.
—¿Sacarme de qué? No soy la que hizo algo de lo que necesita ser sacada. ¿Namjoon está intentando demandarme o…? —Me quedó callada, abrumada por la perspectiva de una batalla legal.
—Sí, quiere ser compensado por la pérdida de dinero. —Bueno, mierda. Ahí va mi apartamento—. Pero estoy bastante segura que puedo hacer que olvide eso, Nari. Estoy más preocupada por lo que hará con tu reputación en lo sucesivo.
—Puede joder mi reputación todo lo que quiera. No haré porno hetero. Pensé que podría, pero estaba equivocada. —Sé que no es justo asumir que todos esos sets son iguales, pero no estoy dispuesta a tomar una oportunidad de repetir la experiencia de esta tarde.
Y está la otra razón por la que no consideraré hacer porno hetero otra vez en un tiempo cercano. La razón que no tiene nada que ver con Mark o Namjoon y todo que ver con Jungkook.
Nancy se queda en silencio por un segundo.
—No solo son las escenas entre hombre y mujer sobre lo que estoy preocupada. Kim tiene mucha influencia en la industria. Me temo que también vas a ver efectos segundarios en tus trabajos regulares.
Mierda.
Mierda, mierda, mierda.
Muerdo el interior de mi mejilla y peleo con un nuevo flujo de lágrimas que amenazan con caer.
—¿Crees que hice lo incorrecto al salirme del set?
—No. —Deja salir un pesado suspiro—. Pero hay reglas en esta industria. Reglas con las que no estoy de acuerdo, pero están ahí a pesar de todo. Incluso son poco éticas e ilegales, pero poca gente toma en serio a los trabajadores sexuales. Si no vas a hacer ninguna alegación formal, entonces tenemos una mejor oportunidad de salir de ello, pero será difícil no señalar con el dedo hacia algo si estamos tratando de evadir tu obligación contractual con la compañía de Kim Namjoon.
Muerdo el interior de mi mejilla más fuerte, asimilando lo que está diciendo. Nada aquí es una revelación. Conozco el tipo de mundo del que soy parte. No soy así de ignorante.
—La jodí en serio, ¿cierto? —Y no me refiero a abandonar el trabajo sino a presionar para obtenerlo en primer lugar. Al quedarme en este negocio, en lugar de resolver lo que realmente quiero hacer con mi vida. Porque, ¿en realidad esto es lo que quiero estar haciendo dentro de cinco años? ¿En diez? ¿El porno es mi pasión? ¿Todas estas tonterías valen la pena?
¿Y no fue esta mañana durante mi filmación con Lynne que pensé que podría hacer esto para siempre?
Bueno, tal vez podría haberlo hecho si no la hubiera jodido.
—Oye. No te culpes a ti misma por esto. Deberíamos ser capaces de rescatar tu carrera, aunque podría ser buena idea enfocarte solamente en los trabajos impresos por un rato.
—Lo que creas que es lo mejor. —Yo no estoy tan segura. Ya no estoy tan segura de nada.
—Por curiosidad, ¿hubo una razón en particular por la que estabas recelosa antes de llegar al set? —Hay una parte de mí que quiere contarle sobre Jungkook, sobre cómo me he enamorado de él, sobre cómo en este momento solo quiero tener sexo con él.
Pero si pensé que sonaba ingenua quejándome sobre Mark, solo puedo imaginarme cuán ingenuo sonará declarar que estoy enamorada de una estrella porno.
Así que digo:
—Solo tenía un mal presentimiento. Eso es todo.
Si Nancy siente que estoy reteniendo algo, no lo dice.
—Suena como que tienes muy buenos instintos. Pero probablemente sea mejor que no mencionemos que tenías algunos problemas antes de que llegaras. Debilita el argumento del inapropiado ambiente de trabajo. Encontrémonos la próxima semana, y podemos preparar un registro formal de queja como refutación contra la acusación de incumplimiento de contrato de Namjoon.
—Está bien. Pero, ¿Nancy? Si Kim intenta negociar… como, incluso contratar a un nuevo equipo o cambiar las reglas del comportamiento en el set, no quiero hacer una reprogramación.
—Entiendo. —Y aunque puedo decir que en realidad lo hace, también puedo decir que esto sería mucho más fácil si solamente acordara hacer otra filmación. Afortunadamente, no dice eso—. No pienses demasiado en esto, esta noche, Nari. Estate orgullosa por pelear por tus ideales. Se necesita valor. Muchas mujeres no hubieran sido capaces de hacer eso.
Le digo que intentaré enfocarme en lo positivo y acuerdo que la llamaré en uno o dos días. Colgamos y estoy de vuelta a donde estaba antes de su llamada, perdida y a la deriva. Necesito una ducha. Pero no quiero ir a casa, necesito no estar sola. Necesito estar en algún lugar donde me sienta segura y apoyada.
No estoy segura cuándo o si de hecho decido a dónde voy, pero en algún punto mi conducción se vuelve de sin dirección a tener un propósito, y no mucho tiempo más tarde estoy estacionándome en su entrada y usando la llave debajo de la planta suculenta para dejarme entrar en su casa.
Jungkook está extendido en el sofá de su sala de estar. No lleva nada más que jeans; sus pies desnudos están cruzados a la altura de los tobillos frente a él, mientras edita algo de material en su laptop.
Se endereza, sorprendido, cuando entro en la habitación, pero entonces creo que debe verme bien, y sus rasgos rápidamente se arrugan con preocupación. Al instante, está de pie.
—¿Qué pasó?
En lugar de contestarle, caigo entre sus brazos abiertos y dejo salir un ronco:
—Te necesito.
Porque la verdad es que, en este momento, envuelta en el capullo de su calor, su aroma, su toque y su persona, la respuesta a su pregunta es “nada”.
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