15.0

Jeon Jungkook

Una semana después.

Nari vive en el segundo piso, en un bungaló del tamaño de una caja de zapatos, que ha sido apiñado incómodamente entre dos apartamentos. Y a pesar del ajustado espacio y la pintura fresca, noto que ella desbloquea al menos cuatro candados antes de saltar por el pavimento hacia mi auto. Sabía que el tipo de porno que ella hacía pagaba poco, pero no me había dado cuenta de cuanto, y yo inmediatamente sentí una ola de extrañeza acerca de mi casa inmensa, colina arriba en Laurel Canyon e incluso del auto en el que estoy ahora. Es un Mercedes Benz, y mientras no costó tanto como la mayoría de los autos que yo veo en los Hills, aún estaría a un par de años de renta de un lugar como este. Pero no hay ninguna extrañeza en el rostro de Nari cuando ella abre la puerta y se desliza en el interior.

—Bonito auto —dice, con genuina admiración, recorriendo con su dedo el brillante tablero. Lleva el cabello suelto y arreglado en ondas surferas, cayendo sobre sus hombros y bajando hasta su cadera, y lleva puestos los pantalones más cortos que he visto, exponiendo sus piernas largas, bronceadas y tonificadas. Deslizo mi mirada hacia abajo por la longitud de esas piernas hasta sus sandalias planas de cuero, terminando en la elegante curva de su talón, y volviendo a subir hacia sus muslos, esas firmes curvas de músculo que desembocan en su jugoso trasero; el cual está apenas cubierto por esos pantalones cortos.

Veo el ligero tono de rosa en sus mejillas cuando ella se da cuenta que estoy mirando con expectación su cuerpo, pero no me detengo. De hecho, muevo mi mirada hacia su pecho, donde un pequeño top naranja apenas cubre su pecho. Ella está usando un sostén azul claro, el tipo de sostén que dice primera cita, él tipo de sostén que no anticipa sexo pero que tampoco desecharía la idea. Ella es el paquete completo de diversión, verano y sexo, de la vecina de al lado y la chica de mis sueños, y quiero sentarla en mi regazo y besarle el cuello, mientras ella se sienta a horcajadas sobre mí. Quiero enredar mis dedos en su cabello y dejar un camino de marcas desde su cuello hasta sus pechos, y quiero follarla hasta que esté temblando por la necesidad de correrse, y luego quiero dárselo… una y otra y otra vez. Me muevo en mi asiento, mi polla ahora dura y apremiante, y yo me resisto a la urgencia de comenzar a acariciarla a través de mis pantalones.

—¿Ves algo que te guste? —bromea.

—Sí, lo hago —respondo honestamente. Encuentro sus ojos sin el rastro de una sonrisa en mi rostro, y ese sonrojo rosa se profundiza, y de repente estoy de vuelta en la piscina de Alexa, desesperadamente deseando besarla y también sabiendo que yo tendría una gigantesca polla al hacerlo.

Contrólate, Jungkook. Esto aún es una escena, sin importar el poco sexo que tengas esta noche, así que actúa como un maldito profesional. No por primera vez desde que le conté la idea a Hanah, me pregunto cuáles son mis motivaciones aquí. Esta se supone que sea una escena, una fantasía, una cita falsa, y me dije a mi mismo que si realmente quería hacer que funcionara, necesitaba hacerlo con una mujer con la que tuviera química.

Pero, ¿y si estoy haciendo solo esto porque quiero estar cerca de Nari? Porque realmente quiero estar cerca de Nari. Mucho. Pero, ¿cómo puedo estar seguro que estoy realmente listo para eso, que no estoy detrás de Nari con motivaciones ocultas por despecho? Ella se merece algo mejor que eso. Merece a alguien que esté detrás de ella porque es perfecta, no porque odie a mi ex novia y odie la soledad que me persigue desde que ella se fue. Quiero darle a Nari lo que se merece. Solo que no sé si puedo hacerlo aún.

Concéntrate, maldición. La necesitas para que este proyecto sea asombroso y no la puedes espantar.

Esta noche se supone que sea nuestra primera filmación, nuestra primera cita falsa, y quiero que todo sea perfecto, quiero que todo se sienta real, pero tampoco quiero asustar a Nari con lo reales que las cosas son dentro de mí justo ahora. Aun así. Incluso sabiendo que nuestro proyecto va a conducir al sexo, que en algún punto de la próxima semana o la semana siguiente o la semana siguiente a esa, follaré con Min Nari, siento que mi piel está a punto de hacer combustión.

Concéntrate.

Extiendo la mano para tomar su cinturón, para colocarla en su asiento, el dorso de mis dedos rozándose contra su pecho y traigo el cinturón hacia abajo y lo encajo en su lugar.

Ella se estremece.

—No hemos comenzado a filmar aún, y ya estás comenzando con el juego previo —bromea ligeramente, tratando de frotarse la piel de gallina en sus brazos.

—Siempre estoy listo —bromeo de regreso, esperando que no pueda sentir el deseo conflictivo que está pulsando a través de mis venas. Me acomodo de nuevo en mi asiento, enciendo el auto y meto la primera marcha. Pronto, ya estamos de camino hacia el norte, manejando a través de la ciudad y hacia Pasadena.

—Entonces, ¿a dónde vamos? —pregunta Nari, inclinándose hacia delante para manipular la radio.

—Una película en el parque —contesto, un poco orgulloso de mí mismo porque ideé esta gran cita—. Una sesión doble de zombis: La noche de los muertos vivientes y el despertar de los muertos.

Ella arruga su nariz.

—¿No es la Noche de los muertos vivientes realmente vieja?

—¿Vieja? —farfullo —. ¡Creo que la palabra que estás buscando es clásica!

Se ríe ante mi indignación, y ha pasado, en verdad, mucho tiempo desde que he hecho a una mujer reír de verdad, y oh Dios mío, le dije que no iba a ver nada de sexo esta noche. ¿Cómo voy a contenerme con eso? Comienzo a hablar sobre películas para evitar decir o hacer algo estúpido (como confesarle que tengo esta cosa loca por ella y que veo su pornografía casi todas las noches). Y para el momento en que llegamos al parque, le he dado a Nari un discurso de cuarenta y cinco minutos sobre el género de películas de zombi, hablando de Romero a James Bond, y pasando por una pequeña joya llamada Zombie Strippers.

—Deberías abrir tu propia escuela de películas —dijo Nari, mientras estaciono el auto y saco mi cámara de la bolsa de atrás.

—No sé lo suficiente —admito —. Necesito ir a una escuela de cine.

—Entonces, ¿por qué no lo haces? —pregunta, dulcemente confundida, y me doy cuenta que, en realidad, no tengo una respuesta para eso. Además del dinero, la conveniencia, el miedo al fracaso y el hecho de que cuando eres bueno haciendo algo, es difícil dejarlo. Murmuro algo sobre no tener tiempo, y me alegra que no pueda ver mi rostro cuando bajo la mirada a la bolsa.

—Está bien —digo—. Voy a comenzar a filmar ahora, pero no te preocupes por lo que digas o hagas. Estaba planeando que esta noche termináramos con nuestro primer beso, pero no estoy del todo de acuerdo con esa idea, porque pienso que lo mejor es que la noche tenga su propio curso y ritmo y no se sienta forzada. Y recuerda, puedo editar cualquier cosa, así que no hay presión por hacerlo bien desdela primera vez.

—Creo que solo quieres llevarme a más citas —comenta y ríe, y Dios, espero no ser tan transparente. Porque quiero llevarla a más citas. Quiero llevarla a casa. Incluso quiero presentársela a mi jodida familia, y ella no puede saber eso, o pensará, con seguridad, que soy un acosador.

Así que solo le doy una gran sonrisa, y digo:

—Apuesto a que podría hacer que esas citas valgan la pena.

Presiono un par de botones, manipulo un par de configuraciones, y luego salgo del auto y lo rodeo por el frente, abriendo la puerta de su lado. Tomo su mano y la ayudo a salir, y ella se ve tan hermosa bajo la luz tibia de la tarde, ligeramente bronceada y feliz. Mi polla, que se había dormido durante la sesión de Clase de Zombie de Jungkook, se despierta cuando ella se estira y su blusa se sube justo por encima de la cintura de sus pantalones, exponiendo un poco de piel dorada. Dios, esos muslos, con esos músculos tonificados, y esos pechos tan llenos, altos y firmes, al mismo tiempo.

Me golpea de inmediato lo joven que eso, solo veintiuno, apenas al final de su juventud. Hay algo fresco acerca de ella, tan inmaculada, y luego la recuerdo succionándome cuando ella tenía dieciocho; recuerdo como estaba pensando la misma cosa entonces. Que debería sentirse mal que yo sea casi una década mayor, que deberá de estar mal para cualquier hombre de mi edad, el sostener el rostro de una chica legal y llenarle la boca con mi polla, pero ayúdame, dulce niño Jesús, la inmoralidad solo lo hacía mejor.

Cuando finalmente hablo, mi voz tiene un sutil carraspeo.

—Nari —digo—. ¿No vas a decir hola?

Nari saluda con la mano, un poco tímida, lo cual es perfecto, y giro la cámara hacia mí.

—Soy Jeon Jungkook, y estoy aquí esta noche para llevar a esta dulce chica a una cita. Nos conocimos hace unos años, haciendo un trabajo juntos, y luego nosotros nos encontramos de nuevo… ¿dónde fue Nari?

Ella sigue el juego.

—En una fiesta hace un par de semanas. Saltaste a una piscina con toda tu ropa puesta.

—Bueno, estaba un poco ebrio.

—Estabas totalmente ebrio. Y luego te hablé sobre una constelación y no te dormiste, así que decidí que eras un buen tipo. Y té di mi número.

Me gusta esta versión de nuestro encuentro. No menciona nada sobre Lana y nuestro beso frustrado; lo hace sonar como si fuéramos dos personas normales con trabajos normales que van a citas de todas las formas normales.

Hablamos entre nosotros mientras descargo nuestras mantas y la nevera fuera de la camioneta, y luego busco un buen lugar con una buena vista de la pantalla, un poco de privacidad y sin abejas. (Soy alérgico, pero no se lo menciono a Nari; en mi experiencia, al minuto en que mencionas que eres alérgico a las abejas, las personas comienzan a ver esa escena de Mi Chica, y esa escena es un poco mata-erecciones, para ser honesto).

Hago que ella me grabe mientras extiendo la manta y arreglo nuestros cojines, y luego es la hora de que la película comience, así que apago la cámara por un rato.

—¿Te gustaría algo de champán? —pregunto.

—Sí, por favor.

Busco el champán y me pongo a trabajar, y luego tengo uno de esos momentos irreales, uno de esos momentos que se sienten perfectamente escritos y bloqueados que se ven como una película en lugar de la vida real. El sonido del corcho y el aburrido tintineo de las copas de vino de plástico que son en su mayoría silenciados por los murmullos de los espectadores y el viento moviéndose entre las ramas de los árboles y la hojas cubiertas de maleza. La pantalla frente a nosotros, donde la película en blanco y negro muestra a una chica rubia corriendo por un camino de tierra, para escapar de un zombi. El pesado sonido de la banda sonora escuchándose a través de los altavoces, y la brisa ligera de la tarde y la calidez de nuestra piel. La mano de Nari está suspendida en el aire, detenida en el acto de tomar la copa, su rostro girado hacia la pantalla, sus ojos amplios y sus labios abiertos, totalmente absorta.

La observo mirar la película, con una sonrisa en mis labios. Ella da un pequeño respingo de sorpresa cuando el zombi golpea contra la ventana de la casa de la granja donde la chica se ha ocultado, y luego me muestra una risa cohibida, mirándome con vergüenza.

—No te sientas mal —digo, entregándole la copa de plástico de champán—. Solo es una película de los años cincuenta y estás sentada en un parque a la luz del día con quinientas personas más. Cualquier persona sana tendría miedo en tu posición.

Me saca la lengua, juguetonamente e incitándome al mismo tiempo, porque recuerdo cómo se sintió esa lengua en mi polla.

—Ten cuidado al sacar esa lengua —le advierto bromeando—. Alguien puede intentar darle un buen uso.

Me arroja una mora y luego gira su atención de regreso a la pantalla, tomando un sorbo de champán. Unos minutos después, está jadeando y sobresaltándose del susto, sustos que son tan torpes y antiguos que en realidad no han asustado a nadie desde 1968, si es incluso entonces los asustaban. Pero Nari está completamente concentrada en la película, mordiéndose los labios a medida que los personajes principales fortificaban la casa de la granja, estremeciéndose cada vez que un zombi aparece en la pantalla. He visto esta película al menos quince veces en mi vida, pero verla de nuevo con ella es como verla por primera vez, y recuerdo verla como un niño de ocho años muy tarde en la noche, cuando mis padres estaban jugando a las cartas con sus amigos y me daban el reinado total del sótano con el VCR. Recuerdo el miedo, la ansiedad, la constante espera de que pudiera o no sobrevivir si el zombi llegaba y rodeaba la casa donde estaba.

—Sabes, todos los efectos de sangres fueron hechos con jarabe de chocolate —comento.

Ella agita su mano y hace un sonido para silenciarme. Y luego otro repentino ataque zombi sucede en la pantalla y salta justo a mi lado, sus dedos como garras en mi muslo. Envuelvo un brazo alrededor de sus hombros, divertido, y ella se relaja gradualmente, pero su mano permanece en mi pierna y su cabeza descansa contra mi hombro, el sol y el olor a canela llenando el aire. Está muy concentrada en la película, la tensión atravesando su espalda y sus brazos, pero estoy concentrado en ella. En la forma en que la tenue luz del sol ilumina su cabello castaño. En la forma en que se adapta tan perfectamente a mi cuerpo, dos mitades del símbolo ying y yang colocadas juntos.

¿De qué estaba tan preocupado antes? Me gusta Nari. De hecho, me estoy preguntando si me estoy enamorando de ella un poco mientras estamos sentados aquí viendo esta película de zombis en el parque, con el champán aun burbujeando en nuestras lenguas y su cabello derramándose sobre su espalda y mi brazo, rozándose contra mi cuello y rostro por la brisa.

Nunca me he sentido de esta forma, así de relajado, emocionado y nervioso al mismo tiempo, ni siquiera cuando estaba saliendo con Lana, y es como si el simple pensamiento de eso me quitara un enorme peso de mis hombros. Lo que siento por Nari es un punto y aparte de lo que sentí alguna vez por Lana… y mucho mejor.

Todas las cosas que me dije antes: que mi corazón no era lo suficientemente claro para comenzar a perseguir a Nari, que sería poco profesional dado que estamos en nuestra falsa primera cita, todo se aleja volando con la brisa.

En su lugar, solo me quedo con la cálida certeza, de este sentimiento como un globo que se expande en mi pecho. El momento de película aún está aquí, aun ardiendo, clarificando el presente, y la única cosa que debería ocurrir a continuación, que debe ocurrir a continuación, es besarla. Girando su rostro hacia el mío y encontrando sus labios, y besándola con el fondo de la película en la pantalla.

Me olvido de la cámara, del trabajo que se supone que tenemos que hacer, del hecho de porque razón le pedí a Nari hacer este proyecto conmigo, que era asegurarme de que cosas como nuestro primer beso tuviera química y que debería de asegurarme jodidamente de filmar esto… pero todo está olvidado, excepto el sentimiento de mi piel contra la suya, mientras alzo mi mano y la deslizo a lo largo de su columna, para colocarla en su cuello.

Siento como traga contra mi mano, y luego lentamente gira su cabeza hacia mí, sus ojos marrones se encuentran con los míos y mi mano se mueve para sostener su rostro. Sus pupilas son como unas grandes piscinas negras bordeadas de dorado, y sus labios comienzan a separarse.

—Jungkook… —suspira.

Inclino mi rostro más cerca del suyo, mi corazón latiendo rápidamente.

—¿Sí?

Nunca me enteré de lo que iba a decir porque su teléfono comienza a vibrar ruidosamente en la esquina de la nevera portátil, bzz, bzz, mientras la metálica y digital voz de Rihana comienza a cantar las líneas iniciales de “Work”.Nari se sonroja profundamente y luego alcanza su teléfono, apartándose de mí y dejando mi cuerpo ardiendo con la repentina ausencia de su toque. Unas cuantas personas, situadas sobre mantas alrededor de nosotros, nos miran con desaprobación mientras Nari lucha por silenciar su teléfono.

—¿Work? —pregunto, con una ceja alzada, mientras ella finalmente logra silenciar la llamada. Sin embargo, su pantalla sigue iluminada y justo cuando consigo vislumbrar con una mirada el nombre en la pantalla, Sinner´s Playpen, ella me contesta:

—Es mi tono de llamada para asuntos de negocios. Mi agente, otros actores y personas como esas. Oye, ¿estás bien?

Me mira interrogadoramente, su teléfono aún iluminado en su regazo, asiento y me aclaro la garganta, mientras me aparto con el pretexto de tomar más champán, pero realmente dándome a mí mismo más espacio. Sinner´s Playpen es uno de los estudios de web más grandes que hay ahora, y si ellos están llamando a Nari, entonces debe significar que o bien están interesados en ella, o bien su agente les ha hecho saber que ella está interesada en ellos, lo cual solo es significativo porque Sinner´s Playpen se especializa en porno duro.

Porno heterosexual duro. Ella realmente se está moviendo más ampliamente en su carrera, no solo conmigo.

Devi pronto va a ser follada por otro hombre. Y al momento en que vi el nombre en la pantalla, mi sangre se calentó con los celos más intensos imaginables, celos como ácido consumiendo mis venas. Y al momento en que reconocí los celos, siento como la pena, la lástima y la lógica me recorren. ¿Quién demonios soy yo para que me importe qué otros trabajos tenga Nari? Ya sabía que estaba pensando en alejarse del porno lésbico, y fue por eso por lo que sentí que debía pedirle que hiciera este proyecto conmigo, y estaría más allá de lo poco razonable (sería raro y loco) asumir que nuestro proyecto sería el único que ella haría. Después de todo, tiene cuentas que pagar, e incluso aunque tengamos algo, nunca esperaríamos que el otro dejara de trabajar. Lana y yo nunca desaceleramos nuestras carreras por el otro cuando estábamos saliendo; si salías con otra estrella porno, ambos tienen que respetar el trabajo. Nunca diría que era fácil de hacer, pero ¿había otra alternativa? ¿Abandonar una carrera que disfrutas y de la que has hecho una forma de vida? No sé si alguna vez conoceré a alguien que valga eso.

Excepto.

Excepto, excepto, excepto.

Excepto justo ahora, cuando no puedo forzar fuera la adrenalina llena de enojo de mi sangre, cuando no puedo hacer que mi respiración regrese a la normalidad, no como el estado de hombre de las cavernas. Nunca había sentido este grado de celos solo por la posibilidad de una chica haciendo una escena, y todo lo que quiero hacer es llevarla a una cabaña de playa donde podamos vivir para siempre sin que algunos de los dos toque a otro ser humano jamás…¡Contrólate, Jungkook!

Tomo una gran respiración. Estoy siendo un total y completo hipócrita. Si sacara el calendario de mi teléfono justo ahora, vería escenas puestas para casi todos los días de la semana. ¿Cómo es que tenía el valor de estar celoso de Naritrabajando, cuando yo estaba planeando follar a siete mujeres diferentes en los próximos cinco días?

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