13

Se me fue el alma en este capítulo. Apoyenlo y comenten mucho.

***

Narrador omnisciente:

Lauren y Camila tenían aproximadamente cuatro meses sin verse. Para Lauren era complicado viajar con el paso del tiempo por dedicarse a su verdadero deber y buscar que los hombres de la mafia confiaran en ella. No solo eran mafiosos sino machistas, se les hacía muy difícil ver que una mujer pudiera hacer el trabajo de ellos aunque solo se dedicaran a dormir, beber, vender la mercancía y de vez en cuando ir a los llamados especiales.

Y si, para ellos la mujer servía para satisfacerlos era raro si una quería entrar al negocio pero Lauren Jauregui o en este caso Michelle les estaba demostrando lo contrario.

La situación no era fácil, sus salidas a cualquier lugar eran monitoreadas de alguna manera. No podía salir sin que alguna persona -hombre- la acompañara. Trataba de hablar con Camila en las madrugadas cuando la morena podía. Los entrenamientos eran fuertes en la universidad y Lauren lo entendía, ella alguna vez estuvo en su lugar.

Camila por su parte sospechaba sobre la lejanía de su novia. En las llamadas las cosas estaban perfectas pero al colgar, Lauren desaparecía por mucho tiempo. No estaba la mayor parte del día, los mensajes eran en la madrugada y siempre objetaba que no podía viajar a verla por falta de tiempo y dinero.

Alejandro en una oportunidad le había comentado a Camila la proposición que le hizo a Lauren sobre prestarle el dinero para el boleto de avión por un fin de semana pero esta lo rechazó.

Allí fue donde las alarmas en la cabeza de Camila se hicieron presentes.

La situación no era fácil para Camila considerando que no podía salir del campus hasta las festividades de Navidad. Era el único respiro que les daban a los estudiantes y aún faltaba mucho tiempo, no se daría el lujo de perder a Lauren.

—Mila ¿Estás segura de lo que estás haciendo?— Ally preguntó preocupada mientras veía a su mejor amiga empacando varias prendas de ropa en la muleta amarrilla.— Nadie en Miami sabe que vas y puede ser un peligro.— Trató de hacerle entender la situación.

Camila miró por un leve momento a su mejor amiga con frustración. Sabía en que se estaba metiendo ¿No?

—Enana, no me quedaré miles de kilómetros lejos de Lauren sabiendo que algo pasa y acostarme a esperar que un día me llame y diga que lo nuestro no está funcionando. Lo correcto es que si ya no siente lo mismo me lo diga de frente. Aparte, solo era por una semana, creo que los profesores entenderán si les haces saber que estoy enferma.

—¿Con quién te quedarás cuando llegues? A tus padres no les gustará tenerte en épocas de estudios.

—Todo este tiempo estaré con Lauren, pretendo conocer donde vive. No habrá ningún problema.— Camila respondió tranquila terminando de guardar sus cosas y buscando su teléfono para verificar su vuelo en la madrugada.

—¿Y si tus padres o Sofi te ven en la calle con Lauren?

Ally trataba de convencer a Camila por todos los medios posibles de que no fuera a Miami.

Verán, desde pequeña siempre fue aplicada y obediente, mucho más cuando se trataba de los estudios. Cuando tenía catorce años, la última película de su saga favorita se estaba estrenando y no quería llegar al día siguiente y que sus amigas les contaran el final. Su madre no la dejó ir porque irían a una cena con unos amigos de la infancia y debían estar juntos como familia y no podían llevarla al cine esa noche. Ally rompió su alcancía y vio que contaba con el diferente suficiente para comprar la entrada y algunos bocadillos. Como consecuente, esperó a que su padre arrancara el auto después de dejarla en la entrada de su colegio y se fue a pie al centro comercial.

Lo que no esperaba es que su madre la buscaría temprano con la intención de comprarle un vestido acorde a la cena.

La señora Hernández preguntó por su hija en el salón de clases y se dio cuenta que nunca entró. Pero antes de alterarse y pensar que habían secuestrado a su hija en la entrada. Espero afuera de la sala de cine.

Ese día Ally no fue castigada porque en el fondo su madre entendió que merecía ver la película. Aunque igual no se salvó de ir a la iglesia y jurarle a Jesús que no cometería cualquier acto parecido.

Por eso trataba de que Camila no se escapara ya que tendría que mentir por ella.

—No creo que salgamos de su casa al menos que sea para tomar un vuelo de regreso. El 16 es nuestro aniversario.— Ally casi vomita cuando entendió las intenciones de Camila.

—Eso es tan asqueroso como la última vez que las encontré teniendo sexo.— Se quejó la rubia.

—¡Ay Ally! ¿Podrías ya olvidar eso?— Gruñó Camila dejando su teléfono a un lado.— De hecho, ese día te di dinero para que fueras a alguien lugar hasta que te enviara un mensaje de texto.— Objetó y Ally le lanzó una almohada que estaba cerca haciendo reir a la castaña.

—¡Eran las nueve de la noche y ya tenía sueño! Estuve esperando ese maldito mensaje por una hora. No es mi culpa que Lauren y tú decidieran tener un maratón de sexo.

Camila estaba riéndose muy fuerte, ya la última vez que se vieron estaban con muchas ganas. Lauren la convenció de darle dinero a Ally para que se fuera a varios lugares y tuvieran tiempo de estar solas. La castaña se dejó de reir cuando se dio cuenta que extrañaba a Lauren de tantas maneras.

—No maldigas o le diré a la señora Hernández y no creo que quieras ir a Texas solo para rezarle de nuevo a Dios.— Dijo y Ally abrió mucho los ojos recordando su episodio en el cine.— Cómo Sea, Allycat. Necesito tiempo con mi novia y nadie me lo impedirá. El vuelo sale en dos horas. Debo irme si no quiero retrasarme.— Le dio un beso en la mejilla a su mejor amiga y agarró su maleta.— Al regresar quiero que me cuentes como te fue con Trevor.— La rubia se sonrojó y asintió.

—Se supone que me vendría a buscar para ir a su apartamento hace unos minutos pero no ha llegado.— Frunció el ceño.

Ally conoció a Trevor en uno de los entrenamientos de la universidad como ayuda a conocer el medio ambiente y tecinas de supervivencia. Se mostroó amable y atento con las dos chicas y después de tanto cansancio en las montañas se ofreció a llevarlas a comer y al terminar las llevaría al campus. Tanto Camila como Ally fueron persuasivas con el hombre y declinaron la comida pero no el viaje al campus. Igual, ya sabían técnicas de defensas.

Con el tiempo se volvió mejor amigo de Camila y en el enamorado secreto de Ally. Un día en que Camila estaba en vídeo llamada con Lauren. Esta se mostró no muy contenta por los apodos que le daba el chico a su novia, Trevor le aclaró que estaba enamorado de Ally y que tenía planeado decírselo.

Lo que no planeó es una texana de cabello rubia abriría la puerta de su habitación escuchando su confesión. Ese mismo día se hicieron novios y casi nunca se despegaban, para mala suerte de Camila.

—Eso es porque le pedí que me llevara al aeropuerto, debe estar esperándome.

—Entiendo, son las dos de la mañana, imposible que consigas un taxi por aquí.— Camila asintió.— Te quiero, Mila. Nos vemos la otra semana.

~~~

Lauren arreglaba unas cajas del depósito que le habían mandado de trabajo. David no era como tal el jefe pero si un encargado. Las cosas no estaban de lo mejor, se sentía una conejilla de indias y no era la mejor sensación del mundo.

Inconscientemente se apartó de Camila para no hacerle daño. Se estaba preparando para ser agente secreto y no creía que estaba preparada para contarle lo que pasaba. Quizás la castaña ya sospechaba de algo y tendría que hacerle frente algún día.

David es un hombre de treinta y tantos años de cabello rubio y ojos oscuros. Era corpulento y con una barba larga que por las buena era grandioso pero por las malas no.

Los ojos verdes de Lauren eran opacados por unos lentes de contacto color marrón desde que empezó las misiones y, hasta la actualidad Camila creía que era por la luz de aquella fiesta donde se vieron por primera vez.

Los lentes funcionaban para monitorear el estado de salud de Lauren y tenía minúsculas cámaras agregadas para tener las suficientes pruebas en caso de algún juicio corrupto.

—¿Me estás prohibiendo fumar? ¿Quién te crees, eh?— Habló un nuevo chico entró a la banda hace poco tiempo.

La realidad de la chica de ojos verdes era que deseaba tirar todas esas cajas al fondo del mar cerca del depósito. Sabía que contenían diferentes tipos de drogas nuevas traídas de otros países y las querían incursionar en Miami.

—David dijo que no se podía fumar. Pueden sospechar algo por el olor y estropear todo.— En el fondo era lo que deseaba pero la fuerza de voluntad era su amiga en esos momentos.

—¡Vamos nena! Si quieres te convido y vamos a mi casa un rato.— Volteó para ver al chico con enojo. Caminó a él con pasos rápidos asustándolo. Se le notaba lo medio drogado. Lo agarró con una mano de las solapas de su chemise amarillo pálido y lo estampó contra una pared mientras sacaba su arma escondida en la espalda. Le apuntó a su cuello de manera que si disparaba, le volaría la cabeza.

Lauren nunca disfrutaba darle miedo a las personas pero en ese preciso instante sí. Se rió un poco porque veía el sudor bajando por la frente del hombre.

—En primer lugar, no me llames nena y segundo, se nos dieron órdenes. No tengo tiempo aquí pero planeo estarlo.— Dijo con doble sentido.— Quiero hacer las cosas bien. Así que, si te apetece seguir jodiendo, lárgate.— Gruñó. Hizo presión en la punta de su arma en el cuello del hombre que por su expresión quería llorar.

—Le daré a este chico un castigo.— Los dos voltearon hacia la puerta del almacén y se encontraron con David de brazos cruzados y caminando tranquilamente a ellos.— Baja el arma, Michelle. No mereces ensuciar tus manos de sangre, no aún.— El cuerpo de Lauren se tensó antes las últimas palabras. Asintió y bajo el arma.— Bien, creí que serias un chico obediente. Tu padre dijo que serias bueno entrando al negocio pero eres una basura, James.

David tomó del cuello a James con una gran fuerza, logrando sodomizarlo y casi arrastrarlo por el piso a la salida del almacén.

—¡Por favor, tío. No le digas nada a papá!— Suplicó el chico pero David solo se enfureció más. Lo empujó contra e piso y le dio una patada en el estómago a su sobrino, el cual gimió de dolor.

—Se te dijo que cualquier regla se acata. Si te dicen que no fumes, no lo haces y lo más importante: Si tienes algún familiar aquí, no te crees con privilegios y jamás des a entender que se conocen. Necesitas más tiempo con mi hermano.— Le dio otra patada.

—Pe-pero acabas de decir que no mencionáramos a nuestros familiar y lo acabas de hacer delante de Michelle.— Miró a Lauren con desprecio.

—¡Maldita sea James! ¡Deja de hablar! No soporto las mierdas que salen de tu boca,— Terminó de decir David sacándolo del lugar.

James no tendría más de diecinueve años y Lauren comprendía que al venir de una familia mafiosa, sería el único oficio que aprendería. No todos lograban salir de ese mundo. En su mayoría se quedaban por gusto y otros por amenazas de muerte.

James era de la mayoría.

El mundo de las drogas no era nada fácil y las personas fuera de él no lo comprenderían. Dentro de este, muchas personas son obligadas a hacer cosas que no quieren, son sodomizados y llevados en contra de su voluntad.

Ninguna espalda era cuidada por mucho tiempo. Hasta el más grande podía caer de un día para otro. La confianza era algo prohibido en ese mundo.

—Disculpa las molestias causadas por James. Nunca creímos que se volvería adicto. Es una de las cosas que se prohíbe pero tampoco se puede castigar. Es extraño.— David volvió unos minutos después. Lauren solo asintió al escucharlo.— Nunca he tenido la oportunidad de hablar contigo. Después de que termines, búscame en los cuartos de recepción. Un amigo te quiere hablar.— Le sonrió y le dio una palmada en el hombro.

Para Lauren, era difícil confiar en donde estaba metida. No encontraba buenas razones de que ese hombre le quisiera ofrecer algo bueno.

—¿Puedo portar el arma?— Preguntó cuándo su cerebro le hizo volver al mundo real y sus pensamientos quedaron a un lado.

El hombre se echó a reír.

—¿Quién soy para negártelo?

Dos horas pasaron y fueron totalmente desagradables para Lauren. Al terminar, se dirigió a los cuartos de recepción.

Esos cuartos eran utilizados para las máquinas de energía. Su funcionamiento era medir los volteos y receptividad de todo el almacén y que no hubiera riesgos de daños. Los antiguos dueños así lo quisieron y David no los cambió porque era divertido ver los números subir y bajar.

La ojiverde tocó la puerta dos veces y esta se abrió por dos guardaespaldas de James.

—¡Déjenla entrar! Es mi invitada.— El hombre se rió mientras el humo con un olor peculiar a marihuana inundaba la habitación.

Lauren entró con cuidado y por la señal que le dio su ''jefe'' al frente de él, visualizó dos muebles y se sentó en uno de ellos.

—Ustedes dos dense una vuelta por el lugar y cuando yo desee lo llamo.— Ninguno de los dos hombres que cuidaban a David protestaron y se fueron.

—No sé por qué estoy a solas contigo pero si he hecho algo malo, espero que me despidas como un trabajo normal. Soy nueva.— Dijo cansada por la situación.

Solo había participado en casos de encubierta por dos horas como máximo. No hacia contacto con nadie, cuando se le anunciaba por micrófono que actuara, lo hacía. No necesitaba acostumbrar a ser llamada por otro nombre.

Deseaba viajar y conocer finalmente a su segundo sobrino, charlar con su madre, besar a Camila.

A su Camila.

—En realidad,— David se levantó de su asiento y comenzó a deambular por la habitación.— deseo que esto termine lo más pronto posible pero estoy muy drogado como para explicarte. Te tardaste mucho y estoy ansioso.— Caminó perdiéndose detrás de las máquinas y apareció con un hombre a sus espaldas.

Lauren lo conocía perfectamente.

Shane, hijo de puta. Pensó Lauren.

—Estaba en una llamada con mi jefe de la policía, discúlpenme.— Guardó su teléfono en uno de los bolsillos de su traje a la medida y se sentó al lado de la ojiverde.— Hago negocios con David desde hace un par de años. Es el encargado del patrimonio de su familia. Algo que él considera asqueroso.— Vio a David y este asintió.— Fue obligado por su hermano después de que este se volvió más posesivo con su mujer y de manera directa decidió abandonar el negocio. Su hermano ha estado tratando de joder mi efectivo y no lo voy a permitir. David quiere hacer su vida lejos de aquí y construir una familia fuera de este negocio. Es muy raro que la mafia busque tu vida pasada cuando por algo te piden seudónimos, a ellos no le interesa que hiciste o cuantas multas le debes al estado, solo le interesa que vengas.

—¿A qué quieres llegar, Shane?— Aprovechó para preguntar cuando el hombre tomó aire para seguir hablando.

—Su hermano me está jodiendo los negocios. David quiere salir de esta vida y tú quieres largarte de todo este problema. Aunque no lo creas, afuera tienes problemas. Le asignaron el caso a Alejandro Cabello y cuando menos te lo esperes; vendrá a darte una visita y querrá darte nuevas órdenes.

Alejandro Cabello no sabía sobre la profesión de Lauren. Entre Sinuhe y ella acordaron contarle toda la historia a Alejandro y a Camila cuando la misión terminara con éxito. La relación con el padre de su novia era muy buena, hablaban de cualquier cosa e iban a la terraza a tomar cervezas hasta que Sinu lo obligara a dormir y llevara a Lauren a donde ella lo necesitara. Lamentaba que desde los últimos meses no los podía visitar.

Tanto como la relación con su suegro era armoniosa. La relación de su suegro con Camila lo era más. Si Alejandro se daba cuenta que Lauren estaba en la misión, tendría a una Camila enojada en Miami y probablemente arruinando todo.

Porque cuando Camila Cabello se enojaba, no medía las consecuencias.

—Dime que has tratado de hacer algo, por favor.— Suplicó Lauren y Shane asintió.

—Estoy aquí por el bien de los dos. Necesito sacar del mapa al hermano de David y tú necesitas que tu relación siga a flote ¿Cierto?— Lauren asintió.— Prepararé el golpe final, ya tenemos todas las pruebas donde el hermano de David sea el único culpable. En los últimos días tendrás la información y también se la haré llegar a Cabello.— Se levantó de su asiento. Abotonó la chaqueta de su traje y miró a una Lauren preocupada.— He retrasado las carpetas que pidió Cabello exigiendo saber los activos en la misión. Necesitamos ejecutar todo en los próximos días.

Lo menos que deseaba Lauren era que todo en su vida personal se echara a perder. Las cosas en ese aspecto iban de maravilla y deseaba hacer su trabajo perfectamente sin afectar el otro lado.

—Muchas gracias, Shane.— Se levantó rápido de su asiento y lo abrazo. Shane le devolvió el abrazo con un poco de incomodidad pero hizo lo posible para no empujarla lejos de él.

—Recuerda que me debes una, Jauregui.— Bromeó deshaciéndose del abrazo.

—Debería ser yo quien diga eso pero te lo discutiré apenas salga de aquí.

—Oigan, agradézcanme por no ser una mierda como mi hermano y querer salir de esta vida lo más rápido posible. Si fuera por él, la chiquilla estaría mutilada desde hace meses.— David, quién estaba en otro mundo recostado en una de las máquinas, se acercó a los dos agentes.

—Cómo sea.— Shane dijo.— Debo irme. Regreso en unos días.

~~~

James esperaba a Lauren en una de las casas escondidas en un terreno no muy cercano a las calles concurridas de Miami. Era común que vivieran en ese tipo de lugares para que no fuera tan fácil localizarlos, de alguna manera se veía como un entrenamiento a los que se consideraban nuevos.

James era el menor de dos hermanos y perteneciente al segundo matrimonio de su padre.

Susan, la madre de su hermano mayor, murió en un atentado entre bandas. No era difícil saber que fue por culpa de su padre. Era al único que buscaban.

El remordimiento de conciencia mataba a su padre todos los días a medida que su hermano mayor crecía, por lo cual, el hombre decidió que lo mejor era sacarlo de esa vida como favor a su difunta esposa.

Meses después de mandar a su hijo a un país cualquiera de Europa con unos señores que deseaban ser padres de alguna forma; se casó por despecho con una mujer que conoció en los Alpes Suizos.

Se suponía que sería de una noche pero aquella mujer lo atrapó como nadie en mucho tiempo -claro, después de su difunta esposa-. El padre de James le aclaró que no deseaba más hijos, sus negocios eran más importantes y sería estúpido arriesgar otra vida.

Lo gracioso del caso: Al hombre le enojaba usar condones. Cuando su esposa le anunció que estaba embarazada desapareció por una semana. Al final aceptó a su segundo hijo por los principios de su familia y la imagen que representaría para los socios.

El hermano mayor de James se reunía con ellos en vacaciones en cualquier otro lugar que no fuera Miami. La primera vez los presentaron como primos, después como hermanos.

La relación entre hermanos era nula y se debía a James y su padre. El hombre le daba atención a sus negocios estando en casa y de vacaciones se la daba a su hermano mayor.

Actualmente, mientras James caía en las drogas y se esforzaba por estar en el negocio y mendigar un poco de atención de su padre, su hermano era un apuesto ingeniero en Europa con alta demanda.

Unos tenían elección, otros no.

James inspeccionó el lugar donde se encontraba Lauren y al no encontrar algo con que joderla, se enfureció más.

Regresar a casa de su padre no era una opción y menos de la mano de su tío. David era un gran familiar pero al igual que su padre, era una mierda cuando de negocios se trataba.

Mientras esperaba dentro de la casa y miraba por la ventana, se dio cuenta que la ojiverde llegaba en una motocicleta de colección. Llevaba unos jean negros rasgados, suéter de lana gris y un beanie del mismo color.

No hizo reparo en esconderse. Nunca se movió de donde estaba. La puerta sonó y Lauren entró apresurada. Al ver la silueta cerca de la ventana, se puso en alerta y apuntó su arma hacia el individuo. James no hizo nada más que reírse –esta vez sin necesidad de las drogas- y levantó los brazos en señal de rendición.

—¿Qué mierda haces aquí, James?— Lauren gruñó.

—-¡Vengo a decirte que probablemente arruinaste mi vida!— Gritó sin contenerse.— ¿Sabes lo que pasará si vuelvo con mi padre mañana? No aguantaré más mierda de su parte.

—No es mi culpa que no siguieras órdenes.— Bajó el arma y la guardó en la parte de atrás de su pantalón.— Al fin y al cabo es un trabajo. Lárgate de mi lugar y asume tus problemas como cualquier adulto hace.— Caminó hasta él. Lo empujó hasta la salida y cerró la puerta de un portazo.

No se dio por vencido y se quedó a un lado de la casa, específicamente en las ventanas de la cocina. Planeaba hacerle la vida miserable a Lauren.

Cortarle los frenos sería buena opción pero no sé cómo funciona una maldita motocicleta. Pensó.

—¿Camz? Hola mi amor.— Escuchó la voz de la mujer por la cocina y se asomó sigilosamente para ver.

Lauren caminaba de un lado a otro desesperada hablando por teléfono.

—¿Dónde estás?— Pausó.— Son casi las cuatro de la madrugada ¿Por qué lo hiciste? Sí, también te extraño. No, te iré a buscar. Dame unos minutos. También te amo.— Colgó la llamada y dejó el teléfono en la encimera de la cocina y subió al segundo piso de la casa.

James aprovechó la oportunidad y entró por la ventana. Revisó el aparato de la pelinegra y rió al darse cuenta que no tenía contraseña. Entró en las llamadas y procedió a enviarle un mensaje al número más reciente.

''No puedo buscarte, mejor toma un taxi a la dirección que te adjuntaré.''

Sea quién sea, es importante para ella. A cualquier persona no se le dice mi amor y menos te amo. Pensó James para sí mismo.

Borró el mensaje, dejó el teléfono como estaba y salió por la ventana.

Será divertido.

~~~

Lauren corría por el aeropuerto buscando a Camila. La castaña la llamó para decirle que estaba en Miami para sorprenderla por su aniversario. Aunque las cosas estuvieran un poco tensas porque ahora su suegro tomaba el caso, estaba tranquila por tener de alguna manera a David de su lado.

Esa noche estarían en el lugar donde se quedaba pero por la mañana le presentaría su apartamento. Era el momento adecuado, confiaba en Camila y quería que estuviera presente en cada aspecto de su vida. Se la imaginaba bailando en su apartamento o que la esperara allí por cualquier cosa.

Las imágenes que se proyectaban en su imaginación eran sencillamente hermosas.

Escuchó muchos regaños de viajeros y trabajadores del lugar pero por ninguna parte veía a su novia. Esta le dijo que la esperaría en la entrada pero no la encontró.

Lauren, resignada, salió hacía el estacionamiento desilusionada.

Tal vez fue a casa de sus padres. Pensó.

Prefirió no ir a casa de los Cabellos, dejaría descansar a Camila y más tarde les visitaría, igual y ya era tiempo de verlos.

Fue rápidamente al estacionamiento y salió a la casa donde se estaba quedando. Al llegar nunca se preparó para escuchar y ver la escena frente a ella.

No se preocupó en estacionar el vehículo, saltó de la motocicleta sin importarle el daño y corrió a las escaleras de la casa.

La escena era aterradora, Camila estaba forcejando con James mientras este le decía asquerosidades en su oído y trataba de besarle el cuello. La castaña gritaba desesperadamente pensando en donde estaba Lauren y por qué la había citado en un lugar donde no estaba y con ese hombre.

—¡Ya cállate!— Gritó desesperado.— Acepta tu destino. Te vendieron. ¡Eres mía!

—¡Eres hombre muerto!

Lauren lo empujó con tal fuerza que Camila se tambaleó y casi cae contra la tierra. La mayor comenzó a golpear al hombre sin importarle de quién era hijo. Gritaba para que lo soltaran pero no estaba en los planes de Lauren hacer tal cosa.

Camila seguía en shock, miraba a la nada pensando en lo ocurrido. El sonido de una arma siendo accionada la trajo de nuevo a la realidad, viendo a su novia a punto de dispararle al hombre que intentó violarla.

Principalmente, no contaba con que tuviera un arma.

¿Por qué la tendría?

¿Quién era su novia?

Era una de las muchas preguntas que rondaban en su cabeza.

—¡Lauren no!— Corrió hasta ella y trató de quitarle el arma pero la ojiverde la sostenía con ganas.

Su expresión corporal no era la mejor, la mujer estaba temblando, su cara pálida se transformó en una muy roja.

No parecía Lauren.

—No puedes matarlo, es una mancha en tu vida. Por favor, dame el arma.— Intentó Camila entre sollozos.

—¡Ha tratado de matarme todo el día!— James se justificaba pero fue callado por una patada frustrada de Camila.

—¡Cállate imbécil! Lauren, por favor— Suplicó.

—¿Lauren?— James preguntó confundido. — ¡¿También eres una hija de puta mentirosa?!— Camila vio a Lauren confundida.

—¿De qué habla?

—De nada, no le hagas caso.— Respondió la ojiverde entre dientes.

—Tienes que escucharme. Le di una buena cantidad de dinero por una chica. Me dijo que estaría aquí e cualquier momento y tú no te dejabas. Es mi paga.— Comenzó a recrear su historia falta, aunque con un poco de dificultad por los golpes que Lauren le propinó.

—¿Es ci-cierto? ¿Por eso el mensaje?— La castaña preguntó entre sus propias lagrimas sin importar limpiarlas.

Lauren miraba entre James y Camila. Quería ver a su novia, consolarla y explicarle todo pero también no podía dejar que el hombre se escapara.

—¿Cuál mensaje?

—Es lo de menos, dime la verdad. ¿Es cierto?

—Claro que no, Camz.— Trataba de explicarse pero la mente de Camila se había cerrado por completo.

—No quiero verte nunca más, Lauren.— Dijo la ojimarrón. Corrió hasta la motocicleta, la levantó y como pudo intentó manejarla para irse.

—¡Camila, no! ¡Espera!— Escuchó la voz de su ahora ex novia y la risa del hombre que intentó abusar de ella.— ¡Maldito seas James!

Y justo en aquel lugar se escuchó un disparo a las cuatro y cuarenta y seis de la madrugada.

~~~

Camila:

Mientras iba por la autopista pensaba lo que había acontecido minutos atrás. En el aeropuerto había recibido un mensaje de Lauren pidiendo que nos viéramos en una dirección. No fue fácil encontrarla pero con ayuda del taxista pude.

Aquella casa estaba desolada, solo estaba un hombre no muy menor a mí. Cuando le iba a preguntar sobre Lauren, se me abalanzó.

Luché con todas mis fuerzas. Sentí que estaba perdida hasta que mi ángel llegó.

O lo que pensaba que era mi ángel.

La sensación de sentirme sucia y desbalijada no se iba de mi cuerpo a pesar de haber escapado.

Lauren me vendió.

No me amaba. Nunca lo hizo.

Las lágrimas se escapaban de mis ojos con prisa e intentaba quitarlas al mismo tiempo que estaba al volante.

Lauren no me merecía, me engañó de mil formas y aún como una estúpida enamorada la esperaba en Nueva York.

Estacioné en el único lugar donde jamás me harían mal. No tenía llaves, las dejé en la universidad pensando que no estaría en este lugar. Todo el vecindario estaba en silencio y lo probable era que ellos estuvieran dormidos.

Toqué. Unos minutos después la puerta se abrió, dándome la vista de la mujer que más amaba y apoyaba en la vida.

—Mami...

***

Besitos.

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