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Lauren:
Al llegar a casa lo primero que hice fue quitarme la incómoda ropa de oficina. Mi torso dolía un poco gracias a que tenía el escudo anti-balas y siempre se apretaba un poco más de lo usual.
Aun pensaba en lo que había pasado hoy. Mi miedo al ver al hombre apuntar rápidamente a Camila disparando sin reparar su puntería. La castaña pensó rápido y se alejó lo más que pudo. Me encantaban sus reflejos. Aunque el hecho de que Camila muriera en una de esas misiones me aterraba por completo ¿Qué sería de mí si perdía a la persona que amo definitivamente? Puede que no estemos juntas pero ella estaba viva.
Lo segundo es en lo que más pienso. Sus reclamos en la mañana y como me asusté. Todo ese tiempo pensé que si la castaña tuviera un arma guardada en su ropa me dispararía en algún lugar mientras despotricaba en mí las cosas que hice mal. Afortunadamente no la tenía por llevarme la contraria cuando le decía que por su seguridad debía llevarla.
Camila estaba notablemente celosa. Se equivocó en una parte y es que no tenía ningún tipo de sentimiento sexual o afectivo hacia Katherine. La mujer al día siguiente de haber llegado se dio cuenta de lo celosa y enojada que estaba mi ex novia y propuso sacarla de su cabales y que se diera cuenta de cuánto me ama y tuviéramos un felices para siempre.
Lo que no sabía Katherine es que Camila no me ama. Ella ama a Agustín.
Mis pensamientos movilizaron mi cuerpo llevándolo hasta la cocina y destapar una cerveza. Era viernes y los de nuevo turno estarían el fin de semana para encargarse de cualquier documento o trámite que tuviera que hacer mi piso al mando.
Antes de que pudiera sentarme en el sofá, el timbre sonó poniéndome en alerta y tomé mi arma para cualquier movimiento en falso.
—¿Quién es?— Pregunté.
—Es Camila y está haciendo frio.
¿No debería estar en casa de sus padres? Miré el reloj digital que estaba pegado en la pared y eran casi las nueve de la noche.
—Te tardas tanto en abrir una puta puerta ¿Estás con alguien o qué?— Preguntó enojada mientras pasaba libremente a la sala sin dejarme responder. Sonreí. Era increíble.
—Pues no. Estoy cansada como para estar con alguien en este momento.— Levantó una ceja y me rectifiqué. —Digo, en la cama. Teniendo relaciones sexual-
—Sí, sí. Te entendí a la primera.— Rodó los ojos. Nos quedamos en silencio viéndonos un rato hasta que me lanzó una carpeta amarilla que casi no pude atajar por la cerveza que cargaba en mi mano izquierda.
—Avísame para la próxima cuándo me lances algo. Estoy cansada y bebiendo. Tuve suerte.— Reí para después dale un trago a mi cerveza y abrir la carpeta.
Mierda. La carpeta contenía casi todo mi historial personal y policial. Nombre de mis familiares directos, mis padres, hermanos, misiones perdidas, ganadas, ascensos, traspasos y casos... Especiales.
Camila me había investigado.
—¿Cómo conseguiste esto?— Golpeé la mesa con la cerveza dejándola ahí para acercarme a Camila mientras apuntaba la carpeta.
—Fácil. Soy agente, idiota. No sé si lo recuerdas. También trabajamos juntas— Se cruzó de brazos.
—Se suponía que estabas en casa de tus padres.
—No confíes en todo lo que te digo, Lauren—. Sonrió arrogantemente y caminó rápidamente a uno de mis muebles sentándose— ¿Hablaremos pacíficamente o discutiremos? Es tu elección.
Prefería hablar ''Pacíficamente'' con Camila que discutir. En toda nuestra historia, es obvio que el discutir nos lleva casi a matarnos. Me senté con ella a un lado sin despegar la mirada de la carpeta.
—No quiero hablar de tu historial personal. Es algo en lo que me sentí muy excluida desde que nos conocimos y no tengo porque hablar de eso y si no me lo contaste antes menos lo harás ahora, te respeto en ese aspecto pero...— Suspiramos al mismo tiempo, cosa que me sorprendió.— Si te vas a las misiones especiales y lees detalladamente, sabrás que hago aquí.
—No quiero que esto de un pase directo a tu mente para que pienses que jugué contigo, Camila, no fue así, nunca lo fue y-
—Si jugaste conmigo, Lauren. Aquel día tú-
—¡No! ¡Yo nada!— Me levanté para caminar rápidamente hasta donde estaba la cerveza que dejé en el mesón y de un tiro tomé casi la mitad que restaba haciéndome sentir con más valor—. Yo no estuve con Daniela, en ningún momento lo estuve y si creías que era una alcohólica y una estúpida drogadicta espero que te hayas tragado esas palabras porque en esa carpeta—. La miré fijamente y me di cuenta que estaba comenzando a llorar. Corrí hacia ella, agachándome para dejarla en su regazo—. Con esta carpeta te diste cuenta que no soy ni nunca fui una fría rompecorazones que solo quiso jugar contigo. Aprovecharé esta oportunidad para contarte todo. Tampoco te vendí a esos mafiosos, Camz. Ese día casi me matan y lo sabes cuándo te busqué por todo el lugar y me di cuenta que casi te violan. Ese día no pude conmigo misma por lo de mi padre pero aun así saque las fuerzas suficientes para salvarte. No me drogo y nunca lo hice. Me drogaron y en esos papeles lo dicen perfectamente. Michelle Ronavoog si fue una delincuente. Si tuvo que robar, traficar y matar gente pero Lauren Jauregui no. Era una misión pero mi misión nunca fuiste tú porque desde el primer maldito día te mostré mi identidad sin importarme quién eras y que me podrías hacer en un futuro.— El silencio se instaló en el apartamento. Camila estaba llorando igual que yo. Quizás ella más fuerte.
—¿Me vas a decir que no sabías quién era yo? Claro...
—Camz, créeme. Admito que si lo supe meses después cuando me presentaste con tus padres. Reconocí primero a Sinuhe porque fue mi profesora de entrenamiento visual y a tu padre por el nombre pero a ti nunca.
—Olvídalo, Lauren. Yo-
—No. Viniste aquí buscando respuesta y te las estoy dando—. La detuve cuando vi que limpiaba sus lágrimas y caminaba hacia la salida.
—Me diste las respuestas. Suficiente.
—No fue suficiente para que me creyeras ¿Verdad?— Sollocé.
—Te creo, Lauren. Pero cuando terminaste de hablar sentí como si la Camila de hace años pudo respirar por fin y salió de mi mente finalmente para dejar ir el pasado pero estoy llorando porque te estoy dejando ir— Camila se rompió completamente frente a mí y camino abrazándome fuertemente. Le devolví el abrazo importándonos un comino la carpeta que yacía en el suelo con los papeles desparramados.
—No me dejes ir, Camila. Te lo estoy pidiendo.
—Debo hacerlo. Por el momento debo hacerlo, mi amor.
Separé el abrazo viéndola sorprendida. La besé tratando de transmitirle todo mi cariño y pasión que sentía por ella.
El beso con los segundos se volvió con hambre y ansias así que no tardé en colocar mis manos en cada muslo y alzarla para que la castaña enredara sus piernas en mis caderas.
Nos guiamos torpemente a mi habitación quitándonos los zapatos sin caernos y reímos en medio del beso por lo estúpidas que éramos buscando de desnudarnos sabiendo que era un poco imposible porque la tenía cargada y pegada a mí.
La castaña cortó el beso y respiro dificultosamente.
—¿Has estado con otra persona aparte de mi aquí?— Alzó una ceja muy seriamente. Demonios, era tan sexy. No podía pronunciar palabra alguna ya que buscaba aire así que solo negué con la verdad y volvió a besarme sin esperar.
Al final terminamos en la cama y comencé a desvestirla con amor. Por cada zona donde le quitaba una prenda la besaba con ansias y terminaba en sus labios. Sus gemidos siempre habían sido pequeños y bajitos, lo cual me encendían más porque mientras más placentero era el momento, mucho más bajitos se volvían.
Acaricié sus senos por un corto momento ya que las ganas eran muchas y no creía aguantar mucho tiempo. Por lo cual hice un camino de besos hasta llegar a su zona íntima donde permanecía su ropa interior y le soplé con delicadeza haciendo que se revolviera en las sabanas.
Le haría el amor esta noche a Camila Cabello.
Jugué un poco con su zona mordiéndole su clítoris despacio buscando de no hacerle daño y volvía a la acción. Sabía que la castaña no aguantaría mucho por la manera en la que le hacía presión a mi cabeza para que aumentara el ritmo de la estimulación. Era hora, introduje en ella dos dedos lentamente para que en menos de cinco segundos comenzara a sacarlos y meterlos a un ritmo muy rápido.
Fijé mis ojos en ella y estaba con los ojos cerrados, sus puños en cada lado de la cama apretando las sabanas que casi sus nudillos se volvían blancos y su cabeza echada hacia atrás. Sonreí antes de volver a estimular su clítoris y eso detonó todo porque de su garganta salían bajitos grititos casi agudos que me indicaban que estaba teniendo un orgasmo.
Subí para darle un beso corto en sus labios y morder su punto débil. El cuello.
Eso al parecer le dio una apertura a la castaña de que se excitara más porque me volteó rápidamente y se sentó en mi regazo para besarme con una gran hambre, podría decirse que superaba a la de hace un rato y eso me hacía gemir.
Comencé a buscar contacto entre nuestras intimidades y la castaña entendió perfectamente porque las alineó y comenzó a moverse a un ritmo muy despacio, haciendo que conectáramos mejor.
En un segundo todo cambió porque se movía más rápido. Nuestros gemidos se oían en conjunto por toda la habitación hasta que se detuvo teniendo su segundo orgasmo e introduciendo sus dedos en mi zona haciendo que diera un grito ahogado y tuviera mi orgasmo casi tan rápido como el de ella.
—Quédate conmigo. Podemos resolver esto junta.— Hablé cuando pude respirar mejor y la castaña me vio con ojos tristes.
—Te amo— Mis ojos se iluminaron y enseguida la besé pero duró poco porque se separó— Pero ya te dije que no puedo.
—Si es por Agustín prometo que te daré todo el tiempo que quieras.
—No es por Agustín, mi familia o tú. Es por mí. Me necesito, cariño—. Me dio un corto beso para después levantarse de su lugar en la cama y recoger sus ropas— No volverá a pasar como antes ¿Está bien? La otra noche con esta cambia un montón y ¿Sabes por qué?— Negué—. Porque en esta te digo que te amo, te amo, te amo, te amo y te amo más que hace años— Lo repitió mientras se acercó y me repartió besos por todo mi rostro— Necesito y quiero que entiendas esto.
Esta vez mi corazón no se sentía roto. Se sentía esperanzado y con ansias de saltar en el tiempo para poder ver si tenía un final feliz con Camila.
Al rato cuando terminó de arreglar su cabello en mi baño, salió y nos estábamos besando cuando su teléfono sonó. Era un mensaje que leyó muy rápido, tecleó y volvió a bloquear.
—Debo irme, cariño— Otro beso— Te amo demasiado, recuérdalo por mucho tiempo.
—Nos veremos el lunes de nuevo, no hay problema— Le guiñé un ojo y ella hizo una mueca que no pude pasar por desapercibida—¿Qué pasa?
—Nada. Ahora sí, debo irme.
—Te llevo— Me levanté al igual que ella como hace unas horas.
—Para nada. Debes descansar, tuviste más acción que yo hoy.— Reímos al mismo tiempo por su chiste y asentí diciéndole que se cuidara mucho y que me llamara apenas llegara a casa.
Al irse mentalicé quedarme un rato esperando por su mensaje pero a los cinco minutos me dormí.
~~~
Narrador omnisciente:
Horas antes:
El hombre se reía de su hermano menor mientras este recorría la casa de playa con enojo y echaba maldiciones por aquel lugar. Los dos casi vomitan cuando vieron a las dos mujeres quitándose la ropa en aquel monitor y decidieron esperar unas horas hasta que éstas terminaran de hacer el amor.
Agustín se sintió deshecho ¿Cómo Camila pudo engañarlo de esa manera?
Apenas llevaba cinco meses de muerto y ya aquella mujer había tenido relaciones sin importarle nada cuando su ex novia se le apareció.
Era obvio que no sabía cómo controlar la situación pero quién si sabía cómo hacerlo era su hermano. Por algo estaban en esa situación ¿No? Miró a aquel hombre de ojos mieles riéndose y su ira aumentó.
—¡Debes hacer algo!— Gritó haciendo que su hermano mayor lo mirara e hiciera una seña hacia sí mismo diciendo: ''¿Quién? ¿Yo?''
—No tengo la culpa que ese par de asquerosas lesbianas se hayan revolcado sin algún repudio o respeto a ti.— Rió más fuerte.
—Pues una de esas asquerosas lesbianas, como tú le dices, era tu gran amor hace años y deberías hacer algo.
El mayor de ellos dos dejó de reír y miró al otro con ira contenida. No era necesario que le recordara su amor no correspondido.
—Para que lo sepas, hace mucho rato que ya tengo algo planeado. En cambio tú lo que haces es enojarte y hacer las cosas con improvisación. Ya se sabía que el segundo hermano salía más tonto pero debes ocultar un poco de eso.— Se levantó y se acercó a su hermano con intenciones de seguir burlándose— ¿Y tú? ¿Cómo te hace sentir que tus años invertidos en Camila se fueron al caño apenas Lauren apareció?
—¿Y a ti como te hace sentir que apenas tomaste confianza en ti mismo para conquistar a Lauren, llegó una inocente Camila en pleno apogeo y sin mucho coqueteo te la robó?
Los hermanos se desafiaban el uno al otro recordando sus errores pero uno de ellos tenía más valentía que el otro gracias a su anterior trabajo y sin pensarlo sacó su arma guardada en la espalda y jaló el gatillo disparándole al otro en el muslo derecho.
—¡¿Qué parte de que no hablemos de ese tema no entiendes?!— Le gritó mientras el otro se desgarraba por dentro y gritaba por ayuda— ¡¿Cuántas veces Agustín?!
Mientras trataba de que la adrenalina abandonara su cuerpo, escuchó como llamaban a su teléfono de casa y le informaban por nombre y apellido que debía presentarse a trabajar el domingo y este gruñó.
—Mierda, deja de usar el apellido de nuestra madre.
—Me vale muy poco. Llamaré a nuestro médico para que te cures pero esta es mi última advertencia. Para la próxima esa bala irá a tu cráneo.
***
Le quiero agradecer a mi yo del pasado por haberse tomado el tiempo de leer 50 Sombras de Grey, de algo me sirvió.
Siento que esta historia es un asco pero hago el intento de terminarla. Disculpen si no es detallada como acostumbran a leer y es corta, es lo que me sale.
Twitter: @skylojoregui
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