08
Lauren:
Desde que tengo memoria me esforcé para tener todo controlado en mi vida y si algo se desequilibraba inmediatamente lo acomodaba, pero ¿Cómo podía controlar a Camila Cabello? Desde el primer minuto en que la conocí me demostró que luchaba por lo que creía y que así moriría.
Al saber lo que me tocaba, quería correr y dejarla lo más rápido sin decir adiós pero Camila Cabello me amarró para siempre.
Cuando cometí el peor error que pude haber cometido en mi vida y vi que se cumplió lo que debía ser desde un principio, ya no quería que se fuera. Quería que me viera a los ojos y se diera cuenta de la tristeza que me abarcaba la situación y el no poder decir las palabras adecuadas o devolver el tiempo y hacer las cosas como debían. Si, fui una idiota.
Camila me enseñó una parte que desconocía de mí y era ser impulsiva. Protegerla a toda costa sin mirar atrás se convirtió en un trabajo de tiempo completo y lo único que gané con eso fue su odio y que contrajera matrimonio.
Demonios, Camila se había casado y eso me dejó en la mierda. Tomé un vuelo de interminables horas desde España hasta Miami solo para verla vestida de novia, sonriendo como una diosa y caminar al altar. A ese altar sin mí.
Fue una de las grandes maneras en la que la vida me dijo que por más que fuera el amor de mi vida, yo no era el de ella. No aguanté para escuchar sus votos y me largué de nuevo a España a seguir protegiéndola, sufrir y amarla a oscuras.
Ahora estaba de vuelta con una Camila muy desmayada en una camilla del hospital más cercano que encontré. De nuevo, soy una idiota por haber disparado pero no es de gran importancia porque tengo la puntería perfecta y no le dispararía en un millón de años. Lo que es relevante es que Camila al ser agente y entrenada para cualquier tipo de sucesos le haya dado un ataque de ansiedad al escuchar un disparo.
La habitación estaba en completo silencio, no quería encender el televisor que estaba en una esquina para no molestar. Su familia en ningún momento cayó en cuenta de lo que paso ya que nos alejamos considerablemente de la multitud y por consecuente, de sus padres.
El doctor dijo que fue un episodio que no tuvo consecuencias graves, solo cuidar de Camila y que no presente acciones fuertes en su vida. Bueno, eso no es posible ahora. Un rato después de estar ojeando las noticias en mi teléfono escuché un chirrido y al levantar la vista vi a Camila mirándome fijamente. Diablos, esa mirada mata.
Nos estuvimos mirando fijamente hasta quién sabe cuánto tiempo pero ya me estaba incomodando. Esa mirada no expresaba cosas gentiles.
—¿Recuerdas que te pasó?— Pregunté mientras guardaba el móvil rápidamente en mi bolsillo.
—¿Sobre todo lo que vivimos y me hiciste? Por supuesto. Ansió olvidarlo todos los días de mi vida y no se puede.— Habló entre dientes.
—¿Puedes por favor ya dejar ese tema atrás?
Al parecer lo que dije la hizo enojar más de lo debido porque de un salto se levantó de la camilla y se quitó el oxímetro de su dedo índice.
—Primero ¿Por qué carajos me pusieron esto? No tuve ningún ataque cardiaco, exagerados. Segundo ¡No puedo dejar algo atrás si no está inconcluso, Jauregui!
—Entiendo per-
—No— Me cortó— Ya deberías irte al demonio. No sé, vete de donde viniste y sigue con tus putas.— Caminaba de un lado a otro buscando algo, al parecer eran sus tacones pero al saber su estado decidí guardarlos en mi auto y comprarle unos deportivos.
—Tus tacones están mi auto. Te compré estos.— Le mostré unos converse de color negro muy parecidos a los que ella utilizaba cuando salíamos hace años. Levantó una de sus cejas y me los arrancó sin agradecer. Al momento que se los terminó de poner salió disparada a la salida. Si, debía perseguirla. Iba a gritarle pero la voz del doctor que nos atendió me detuvo.
—Señorita Jauregui, necesito darle instrucciones sobre cómo manejar la ansiedad para que ayude a la señorita Cabello, mire-
—Mándemelo por correo. No hay ningún problema, voy con prisa.— Le dije mientras sonreía y veía al amor de mi vida desesperada por encontrar la salida de ese hospital.
Toda mi vida parecía un ida y vuelta con improvistos que no podía controlar y era gracias a Camila Cabello.
~~~
En alguna otra parte de Miami:
Cambiar tu estilo de vida de la noche a la mañana no era fácil. Entrabas en un mundo desconocido en el cual sabias que sería para siempre. No había vuelta atrás.
La casa donde me encontraba era gigante con vista a la playa pero sin chicas exóticas con las cuales estrenarla. Apenas tenía seis horas y ya la sala estaba desordenada con mi ropa tirada en cada mueble. Comí una manzana ya que el viaje en auto había sido agotador y para estar cómodo solo me quedé con los pantalones puestos, no tenía ánimos de nada. Paseé un poco sin saber qué hacer, esperando el momento exacto para hablar del siguiente paso.
Escuché el timbre de la entrada principal justo en el momento que daría un vistazo a la playa y eso no me gustaba en lo absoluto. Agarré el suéter más cercano que vi y agradecía que tuviera capucha, no era el momento.
Él paso como si yo fuera un mayordomo, sin gratitud ni aires de querer saludar. Entendía que era su casa pero se podía ser un poco educado. Sin esperar respuesta tiró la ropa que estaba en uno de los muebles dobles y se acostó allí, mirándome con una ceja alzada.
—¿Desde cuándo haces ejercicios?
—El trabajo lo amerita— Reí un poco.— ¿Por qué apareciste ahora? Estaba en mi mejor momento— Ahora era turno de él reírse y lo hizo muy sarcásticamente.
—¿Tu mejor momento?— Se levantó para enfrentarme, era cuatro centímetros por debajo de mi pero igual tenía un aire muy superior.— Estabas en el peor, hermanito y ni cuenta te diste.
—Claro que no. Todo iba a la perfección. Ya tenía la confianza de todos.
—Al carajo, ese no era el plan.— Me empujó haciendo que cayera al piso y gimiera de dolor. Sentí sus pasos acercarse e inclinarse a mí— Enamorarse no era de Camila no era el plan, Agustín.
~~~
Camila:
Estudié en una de las mejores universidades del país la carrera de investigación policiaca y actualmente siento que fracasé. El momento en el que escuché ese disparo sentí que toda mi vida se había ido por la borda sin razón alguna. Dejé el departamento de policías sin ningún tipo de trauma, de hecho, finalicé mis misiones sin algún problema y me causaba estragos lo que aconteció con Lauren hace menos de una hora.
Lauren...
Despertar y verla allí fue literalmente una patada en el trasero. Una parte de mi la odiaba con todo su ser y la otra solo quería sonreír y rogarle que me diera besitos en toda la cara para dejar de pensar la mayoría del tiempo. Una semana había pasado desde la muerte de Agustín y el regreso de Lauren y yo sentía que habían pasado meses. En una semana no podía con mi vida y lo sentía fatal.
No conocía el hospital y mientras buscaba una manera de salir y tomarme el día entero sin saber de Lauren, fracasaban. Escuchaba su risa a unos cuantos metros de mí, la idiota me seguía y disfrutaba de ver cómo me perdía. No le pediría ayuda, primero muerta.
Al salir de mis pensamientos me fijé detalladamente en el piso que me encontraba. Pediatría. El piso era mucho más grande y colorido que la sala de emergencias donde me encontraba hace nada. Normalmente al estar en estos lugares era de todo menos alegres, de hecho, se podía considerar uno deprimente gracias a que era un lugar especial para cualquier problema médico o enfermedad de un niño pero este lugar se sentía agradable que en parte me hizo sentir incomoda.
—Buenas tardes—. Volteé hacia el lugar exacto de dónde provenía la voz y me encontré con una mujer pelirroja de mi edad uniformaba de enfermera que tenía dibujos de series animadas muy reconocidas y noté que era un poco más alta que yo. Podría decir que más alta que Lauren— ¿Desea algo?
—Y-yo—. Demonios, no era momento de tartamudear. ¿Qué la chica es muy hermosa? Sí. ¿Qué soy viuda desde hace semana? Sí pero al final no podía ocultar lo increíblemente bisexual que soy.— Me encantaría saber dónde se encuentra la salida del hospital— Le sonreí y celebré internamente porque la pelirroja me devolvió la sonrisa.
—Al parecer tenemos a otra persona perdida—. Incliné un poco mi cabeza a la derecha en señal de confusión— Tranquila, te guiaré. Diría que tienes suerte ya que hace...— Miro su reloj de mano— Tres minutos empezó mi hora de almuerzo y...
—No es necesario— La voz de Lauren se escuchó a mi lado interrumpiendo a la chica y al verla rodé mis ojos.— Ella está aquí conmigo, yo la guiaré ¿Verdad, cielito?— La mire incrédula. Ella sabía cuánto odiaba ese apodo.
—Oh— La pelirroja se sonrojó y si, fue una imagen tan tierna que me hizo sonreír.— Perfecto. Entonces ya no estás perdida y encontrarás tu camino de vuelta. No las interrumpo más, mi estómago gruñe, disculpen.— Se despidió pasando por el medio entre Lauren y yo haciendo que le volteara a ver y mirara como casi iba corriendo como un corderito humillado.
No me entendía a mí misma. No era momento de pensar en otras cosas que no fuera mi esposo en un cementerio enterrado pero mi cerebro me jugaba muchas bromas y terminaba pensando en Lauren o en la chica pelirroja del área de pediatría.
—¿En serio? ¿''Cielito''?— Le pegué un poco duro en el brazo haciendo que gruñera de dolor.
—¿En serio? ¿Coqueteando con la mujer del hospital?— Me devolvió el golpe y repetí su queja de dolor.
—¡No me pegues!— Exigí.
—¡Tú empezaste!
—¡Lo que acabas de hacer es un acto de suma violencia a la mujer, Jauregui!— Contesté indignada.
—¡Yo también soy mujer, Cabello!— Contraatacó.— ¿Qué esperabas? ¿Qué no te devolviera el golpe?
—¡Pues si!— La miré frunciendo el ceño.
—¡Pues no!— Respondió mirándome con su peor para de perro y si, saqué el lado de pelea de Lauren.
—¡Pues...!
—¡Señoritas!— Nos llamó una señora que estaba vestida igual que la pelirroja solo que era mucho mayor y de cabello castaño— Están en un hospital. Peor aún, en el área de pediatría donde debería haber mucha más calma, así que les agradecería que hagan silencio o si quieren seguir con su pelea marital, salgan del edificio, por favor.— Nos dijo señalando el pasillo por donde llegue hace rato.
Toda la situación era imposible. Tengo 26 años y me corren de un hospital por regañar a mi ex novia por violencia porque si, fue violencia. Agarré a Lauren de su codo izquierdo y la arrastré por el pasillo sin antes pedirle unas disculpas a la mujer, la cual no se molestó en responder y siguió atendiendo a un niño. Al no saber por dónde irme, las posiciones se invirtieron y esta vez fue Lauren la que me agarró por el codo y me dirigió a la salida de aquel edificio.
Nota mental: Aprenderme el camino de salida para prevenir en un futuro.
No pasaron diez minutos cuando ya estábamos en el estacionamiento del hospital y nos detuvimos al frente de un mustang clásico negro. A Lauren le encantaba mucho ese tipo de autos, no la quiero imaginar cuando tenga hijos y se dé cuenta que ese auto ya no es apto para una familia.
—Veo que sigues teniendo una afición por los clásicos— Comenté para desviar la absurda pelea de hace un momento atrás.
—Creo que ya no es una afición, es mi estilo de vida.— Me guiñó un ojo.
—Al igual que para ti ya es un estilo de vida ser una mujeriega y tener mujeres por doquier al mismo tiempo ¿No?— Si este no era el momento, no sabía cuándo.
—¿Acaso la palabra ''Mujeriega''— Hizo el gesto de suposición con los dedos.— es correcta?— Rió tratando de hacer un chiste pero al ver que no reí, suspiro y miró al piso preparándose para hablar y al momento de estar lista, clavo su mirada verde en mi.— Ese día nunca me diste oportunidad de contarte las cosas. Nada de lo que crees hasta hoy pasó de esa manera. En primer lugar, yo no quería que te hicieran daño y muy bien sabes que no lo permití— Su cara reflejaba miedo, no tanto con ese día pero algo me transmitía que volviera a interrumpirla de nuevo.— Sé que aún éramos jóvenes y ya teníamos planeado tener un bebé a pesar de todo y yo...
—No.— La interrumpí.
—Camila...
—¡No! No vuelvas a mencionar aquellos planes— Le dije con lágrimas en los ojos— Cada vez que pienso en eso, todo mi cuerpo me hace entender que no he cerrado ese maldito capitulo que tengo contigo. No era y no es el momento para hablar de esto... No aún.— No me di cuenta que una lagrima había corrido por mi mejilla hasta que Lauren la limpió. No esperaba respuesta, la conocía perfectamente. Cómo ella misma dijo: No me haría daño. Y lo está demostrando en su mejor manera: Hacer silencio y darme espacio. Ese espacio esta vez fue abrirme la puerta de copiloto de su auto y dejarme entrar.
Familia. Esa palabra era fuerte para mí.
Con los pensamientos locos en mi matrimonio con Agustín le mencioné en muchas ocasiones que no era necesaria una gran casa si no me interesaba tener hijos a largo plazo. Ese tipo de cosas que en ningún momento fue detonante de alguna pelea con él, si le notaba en su rostro la tristeza que abarcaba al hacer hincapié en no tener hijos.
Cada pequeño reflejo de las cosas que no quería con él, eran gracias a Lauren. No quería hijos, no quería una casa grande, no quería peligros, no quería una vida en base a riesgos y calculaba mí alrededor con mucho cuidado.
~~~
Hace cinco años atrás:
Ser joven es una de las etapas más increíbles del ser humano. No hay grandes responsabilidades como sustentar una familia o estar en un trabajo hasta que casi mueras. En parte ser joven se trataba de experimentar y una de las cosas que decidí fue estudiar en un estado totalmente desconocido para mí. Sí, había visitado Nueva York en un par de oportunidades con mis padres y mi hermana menor pero vivir en ella me demostró una perspectiva diferente. Me había enamorado por completo de sus edificios, las aventuras que descubrías y claro, el peligro pero no me había enamorado lo suficiente como para quedarme permanentemente y eso era porque estaba enamorada de Lauren.
Dos meses después de declararnos nuestro amor y de que ella pensara que me quedaría en Miami para estudiar investigación, me tocaban las visitas guiadas a la universidad. Lo que significaba que estaría en constante movimiento entre Miami y Nueva York.
Al momento de contarle la noticia a mi novia no se lo tomó para nada bien y claro que me enojé y me largué a mi casa pero todo pasó, ya que al rato apareció en esta con un iPod reproduciendo ''I'm a Mess'' de Ed Sheeran.
Recuerdo lo enojada que estuve por el hecho de que al final de la letra hace referencia a que eran amantes (Cosa que no somos) y sí, me explicó con todo el cariño del mundo que no era su culpa, era de Ed por como escribió la canción.
Lauren no estudiaba, trabaja en cosas que no entendía y no importaba mucho. Quedamos en que yo viajaría dos fines de semana a para estar con mis padres y ella y los otros dos ella me visitaba a Nueva York y por el momento, con casi un año de ser novias, las cosas funcionaban increíblemente bien.
Este era el fin de semana que le tocaría venir a Lauren y de ella solo tengo un mensaje enviado en la mañana diciendo que iba camino al aeropuerto para viajar y llegar a mis brazos pero eran un poco más de las 7 de la noche y mi novia no había llegado. No sabía si preocuparme o enojarme.
Mi compañera de habitación, Ally Brooke, me trataba de relajar diciendo que quizás el vuelo se atrasó y no se ha podido contactar conmigo y aunque ella hacia su mejor esfuerzo, no funcionaba.
—¿Quizás, Ally? ¡Me importa un carajo el quizás! A lo mejor la muy estúpida se quedó dormida en la sala de abordar o ni se apareció por el aeropuerto y está durmiendo muy tranquila en su casa.— Dije mientras caminaba de un lado a otro por el dormitorio. Apenas terminé de hablar, Ally dejó de leer su libro ''Maneras de sobrevivir a los no creyentes'' para mirarme.
—Mila, creo que estás precipitando las cosas. ¿Intentaste llamarla?— La miré incrédula. Tanto fue el enojo que tomé mi celular y casi se lo pego a la cara mostrándole las treinta llamadas sin éxito que le hice a Lauren.— Oh...— Fue lo único que respondió.
—Si, ''oh.''— Gruñí y me tiré a la cama.
—Deberías dormir un poco. Te despertaste temprano hoy para esperarla y ya tu mal humor está saliendo a flote.
—¿Solo por no dormir, Ally? También es gracias a ese demonio de ojos verdes que no aparece.— Volví a gruñir.
—Basta de gruñir y más a dormir, vamos.— Me empujó literalmente a la esquina de mi cama y me arropó, no sabía lo cálida y lo necesitada que estaba por dormir hasta que sentí el calor que desprendían las cobijas.
A pesar de que Ally estudiaba informática y era mayor que yo por cuatro años, éramos compañeras de cuarto. No sabía con exactitud del por qué pero al final no importaba ya que era una gran amiga y necesitaba ese amor maternal teniendo a mi madre lejos.
~~~
Sentí como alguien se acostaba en mi cama haciendo que despertara enseguida. Ojalá no sea uno de esos amigos de Ally que tenía un crush conmigo o tendríamos graves problemas.
—Josh, si eres tú, por favor aléjate, no quiero implementar lo que me han enseñado en este tiempo.— Hablé firmemente esperando que quién sea que estuviera a mi lado se fuera.
—¿Quién demonios es Josh, Camila?— Una voz ronca sonó a mi lado y nunca me había sentido tan feliz.
—¡Lauren!— Grité apenas voltee mi cuerpo y vi a mi novia acostada a mi lado con una cara muy enojada— Hey, la enojada debo ser yo y mírame, estoy feliz de que estés aquí a las...— Vi mi reloj de mesa que estaba en el lado de Lauren— diez de la noche.— Fruncí el ceño.
—Oh no, no me mires así. Tuve muchos inconvenientes al llegar ¿Sabías que en esta época del año hay muchas marchas contra la discriminación racial y los derechos a la mujer? Porque las hay y el tráfico es una mierda y el señor de los taxis tenía una música muy horrible y al final no sabía la dirección de esta universidad y menos yo, sabes que soy horrible para las direcciones. Entonces me aventuré con ese señor de horrible gusto musical a buscar la universidad preguntándole a la gente ya que tu querida amiga Dinah se divirtió jugando Candy Crush con mi teléfono y no me di cuenta, apenas llegué a la ciudad ya estaba sin batería. ¿Sabías también que tu mejor amiga decidió visitarme en la mañana solo porque Normani le comentó que tenía helado? Te aseguro que le quedaba más cerca el supermercado, Camz— Solo veía como divagaba muy concentrada en su historia y agradecía tenerla conmigo, así fueran las diez de la noche y nos quedaba un día y medio juntas.
—Laur— La llamé pero seguía concentrada hablando— Laur— Me confundí escucharla saltar el tema a los pingüinos y decidí parar definitivamente— ¡Lauren!— Grité logrando que se callara y me mirara.
—No, Camz, déjame terminar porque cuando llegue a la entrada de los dormitorios, tu vigilante dijo que no me conocía. ¡Por favor! Si ya tiene siete meses conociéndome y sé que se llama Gabriel. Ya para la próxima vez no le traeré esos dulces que venden en la playa de...
—Ya, Lauren. Interrumpes mi lectura.— Esta vez la cayó Ally y reí viendo su interacción.
—No, monja. Mira...
—¡Camila! Dile que deje de decirme monja.— Reclamó Ally desde su cama.
—Si, Lolo. Deja a la monja en paz.— Mi novia soltó una carcajada haciendo que yo riera también y Ally me tirara una almohada haciendo que esta me golpeara justo en la cara y tosiera ya que me cortó la respiración un momento.
—No mates a la futura madre de mis hijos, Ally.— Esta vez fue Lauren la que reclamó dándome palmaditas en la espalda para que pudiera respirar.
—Uy, ahí si me dices Ally, eh.— Rió— Lo siento, Mila. No era mi intención dejarte sin respirar.
—Está bien, Als— Le resté importancia y le devolví su almohada. Me acomodé con Lauren en la cama abrazándonos de frente y nos mirábamos, si, solo eso.— Con que futura madre de tus hijos.— Le susurré.
—Sí, eso quiero que seas y mucho más.
—No me habías hablado de eso— La miré con ternura. En realidad, al principio la relación fue ruda gracias a ella pero con los meses y el te amo, todo eso fue olvidado.
—Tenía un poco miedo de eso pero ahora veo tan normal imaginarte siendo mi esposa y con dos hermosos bebés.
—¿Dos?— Pregunté.
—No quiero tener solo uno, sería injusto. Quiero que tenga una hermana o hermano con el cual pelear y tener una hermandad, esa que yo nunca tuve.
Otro dato curioso es que Lauren nunca me hablaba de su familia y me sorprendía el hecho de saber que era hija única. No sé ni de mis suegros.
—Entonces tendremos dos, Lolo.— Respondí un poco somnolienta
—¿Pronto?— Preguntó y la mire con expectativa.
—¿Qué tan pronto quieres una familia?
—Tan pronto mientras sea contigo, Cabello.
No dije más nada y solo me acerque a besarla con ternura y cuando el beso se tornó flojo entendí que se estaba durmiendo. Que gran día había tenido.
—Entonces tendremos una familia después de que me gradué como la gran agente Cabello, mi amor.— Le acaricié su cabello que se veía un poco más castaño ya que decidió no volvérselo a teñir sino hasta dentro de un tiempo.
—Así será, buenas noches, Camz.— Me abrazó fuerte.
—Buenas noches, mi amor.— Le di un beso corto.— Ally ¿Al terminar de leer puedes-
—Si si. Apagaré las luces. Buenas noches, tórtolas.— Reí con su comentario y cerré los ojos.
~~~
Actualidad:
—Camz— Apenas escuché el apodo abrí los ojos y miré directamente el asiento del conductor donde estaba Lauren. Tenía años que no lo escuchaba y el solo hacerlo me dolía.
—No vuelvas a decirme así— Hice contacto visual sin ninguna expresión en mi rostro.
—Lo siento. Y-yo te llamé por tu nom-nombre completo pe-pero no me hacías caso y...
—¿Por qué el tiempo no se detuvo aquel día que tuviste un día de locos para ir hasta mi universidad y hablamos de tener una familia? Hicimos planes a largo plazo ese día, Lauren— Las lágrimas ya corrían por mi rostro y los ojos de Lauren ya estaban rojos.
—Al final no me contaste quien era Josh— Hizo una mueca—. Pero la mejor respuesta que encuentro ahora es que la vida es una mierda.
—Ya veo— Miré al frente y me di cuenta que estábamos en la entrada de la casa que fue participe de mi matrimonio.
—Iré a buscar tus tacones en la maletera y te abro la puerta, dame un momento— Apagó el motor del auto y se dispuso a salir pero la detuve y me miro expectante.
—Aquella casa que ves ahí— Señalé donde vivo—. Al venir con Agustín al estar comprometidos, cada lugar lo imaginé contigo. No lo quise aceptar por todo el dolor que me causaste pero hoy lo acepto y creo que es el momento de no solo dejar ir a Agustín, sino también dejar todo lo que mentalmente me ata a ti, Lauren, y un gran ejemplo es esa casa que sentí hogar por aferrarme a mis sueños contigo.
Y lo único que hizo Lauren ese día fue asentir con la cabeza gacha y buscar mis tacones.
~~~
Tres meses después:
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top