Capítulo 53
Azul, azul y negro.
Dylan pensaba que esos eran los colores adecuados para describir la situación en la que se encontraba. Tristeza y dolor abatían a Thomas. Sorpresa molestaba a Kaya. Y los tres no dejaban de pensar en lo que acababa de ocurrir. Sangster estaba completamente destrozado, en cuanto recibió la llamada de una enfermera que atendía a su padre en el hospital, supo que habría problemas. Y en efecto lo fue. Lo único que recuerda fue haberse lanzado al piso y sufrir un ataque de pánico y ansiedad. Afortunadamente, Dylan y Kaya supieron actuar, pues mientras el castaño recostaba al rubio sobre sus piernas y Kaya llamaba a una ambulancia.
Solo es un ataque, Tommy, tranquilo, todo estará bien, le repetía Dylan con calma al muchacho mientras tomaba sus manos.
Lastimosamente nada estaría bien, su padre estaba muerto y no podía dejar de pensar en lo duro que sería para él. Ya ni siquiera podía escuchar a Dylan, pues un pitido se había apoderado de sus oídos hasta que su vista se nubló y no vio nada.
***
—Mira, está despertando.
Lo primero que vio Thomas fue a su hermana junto a Kaya frente a él, sus imágenes eran borrosas, pero poco a poco se aclaraban hasta tal punto de que pudo mirarlas con claridad.
—¿Cómo te sientes, Tom?
Esa pregunta solo lo hizo girar sobre su lugar y darles la espalda, había recordado el por qué de su desmayo, y no quería hablar de eso.
—¿Está... muerto? —apenas pudo pronunciarlo, pues un sollozo se escapó de su boca al final de la oración.
El llanto de su hermana fue suficiente para verificarlo, se sintió un completo imbécil por haber pensado que todo había sido una pesadilla.
Pero no, todo era real, su padre estaba muerto.
***
Como está?
No quiso hablar conmigo, nos sacó de la habitación a su hermana y a mí. Está hecho pedazos.
Mierda :( y ni siquiera puefo estar ahí para él
*puedo, maldito teclafo
*reclado
*teclado MI MIERDA :)
Me quiero reír, eres un inútil c:
pero no puedo
así que solo diré: ja
Ya, yendo a lo serio, ¿qué haremos con él?
Dylan, no se va a enamorar de ti estando así, peor te va a recordar
Maldita sea ya lo sé, ni siquiera puedo ir a visitarlo porque de seguro su mamá está ahí
Efectivamente
Y si pides una eutanasia para esa señora?
DYLAN!
Ya perfón:C
*perdón
Te escribo luego, la señora se está acecasdno
Se está qué?
Luego yo soy el inútil
Se tiró a la cama y suspiró pesadamente luego de haber apagado su celular.
Genial, justo esto debía pasar ahora, cuando estaba tan cerca. Pensó mientras se tomaba el rostro e ideaba un plan para poder verlo sin que la madre del rubio lo descubriera.
Era un suicidio, definitivamente.
¿Y si voy y lo secuestro rápido?
¿En serio vale la pena volver a la cárcel y posiblemente directo a la muerte por intentar hacerlo, estúpido? Le preguntó su mente.
—Es el amor de mi vida —murmuró con la voz quebrada—. Pero tampoco puedo arriesgar todo lo que hicieron Mick y Gino por mí. Algo se me ocurrirá.
Martes:
—Dylan, Tom no quiere ver a nadie, ya le dieron de alta del hospital, pero no quiere salir de su cuarto.
—Maldita sea —musitó tomando su rostro con ambas manos.
—Tenemos que seguir esperando, Dylan.
—¿Pero cuánto más?
—Lo que sea necesario...
Algo se me ocurrirá...
Miércoles:
—¿Y?
—Nada, Dylan.
—Intenta levantarlo por favor, cada vez se acerca el día.
—Tranquilo, algo se nos ocurrirá...
Jueves:
—¿Cómo está?
—Igual que ayer...
—Mierda, ¡sácalo de esa cama!
—¡No está bien, Dylan, entiéndelo!
—¿Y estás consciente de que solo tenemos hasta mañana?
—¡¿Y por qué por una maldita vez no piensas en él antes de pensar en ti?!
Guardé silencio por un momento mientras mi mirada viajaba por todo el lugar y mis dientes mordían mi labio inferior, ¿pensar en mí? ¿Estaba siendo egoísta? ¡No! ¡No era así! Solo tenía miedo de quedarme solo. Mi problema era que ya me acostumbré a él e imaginarme una vida sin su presencia, me mataba, me sentía vacío, sentía que no podía continuar. Thomas era mi alma gemela, era mi motor para seguir, y sabía perfectamente que debía luchar hasta el cansancio para tenerlo conmigo, pues fue hecho para mí, nuestra conexión es tan grande que mi alma me dice que ambos debemos estar juntos. Es el destino. Somos la mitad del otro y merecíamos estar juntos después de tantos lindos momentos que pasamos juntos. No era egoísta, no pensaba solo en mí, pensaba en nosotros y en nuestro futuro, pues sé que Tommy no será feliz al lado de alguien que le hizo tanto daño.
—¿Y bien?
—Kaya... —suspiré—. Ya lo perdí todo... no lo quiero perder a él también.
Silencio.
—No se puede tener todo en la vida, Dylan.
—Ya lo tuve una vez y lo volveré a tener, no me importa si me ayudas o no.
—Suerte con eso.
Y la llamada se cortó.
—Mierda —musité aventando el celular a la cama—. ¡Gino!
—¡¿Qué quieres?!
—Necesito que me ayudes a vigilar a alguien...
Viernes:
—Sale por la puerta y camina hacia adelante, se nota desorientado —narraba Gino mientras observaba a Thomas mediante unos binoculares.
—Mhm, sigue.
—Mete las manos al bolsillo de su hoodie, se coloca un gorrito y camina con la mirada fija sobre el piso.
—¿Y?
—Camina dos calles, camina tres calles, ¡bingo!
—¡¿Qué?!
—¡Se detuvo en un parque vacío!
—¡Bien! ¿Bajo ahora? —pregunté emocionado
—No, idiota, cubre tu cara de criminal homosexual, sé perfectamente qué debemos hacer —encendió el auto y avanzó con lentitud hacia el parque, se estacionó lo más cerca posible a Tom, tratando de no alertarlo—. Bájate sin llamar la atención, acércate con cuidado e intenta traerlo acá, es menos posible que los vean si están aquí, además, pueden besarse a gusto.
—Besarlo no estaba en mis planes...
—¿Quieres recuperarlo o no?
—¡Obvio!
—Entonces, shalalalalalalala bésala —lo empujó para sacarlo del auto, tirando al muchacho al suelo y por lo tanto llamando la atención de Thomas por completo.
Dylan se levantó del suelo de inmediato, y, al sacudir el polvo de su ropa, levantó la cabeza y encaró a Thomas, quien lo miraba atento y confundido.
—¿Sandro?
—Ah, hola —le dedicó una sonrisita tierna.
—¿Qué haces por aquí? ¿Y por qué cubres tu cara con una bufanda? Está haciendo un tremendo calor.
—Ammm porque... estoy resfriado, es todo, ¡sí, eso! Y vine... estaba caminando y justo te encontré.
—Y te caíste.
—Soy muy distraído.
—Ya ve...
—¿Podemos hablar?
El rubio levantó una ceja ante la repentina pregunta del castaño.
—Claro, ¿por qué no?
Dylan lo guio hasta el rincón más oculto del lugar para no ser visto por nadie, se sentaron atrás de un árbol y el castaño ocultó aún más su rostro, tenía mucho miedo, pero se estaba jugando el pellejo por Thomas.
—Sandro, ¿pasa algo?
—Yo... bueno, primero quería decirte que lamento mucho lo de... tu padre.
—Oh —su semblante cambió de inmediato a melancolía—. Gracias... todavía me siento terrible por eso.
—Él está en un mejor lugar.
—Pero yo no —a Thomas se le quebró la voz—. Ya estoy cansado de fingir que estoy bien.
—Lo sé, yo también me siento así, pero tienes mi apoyo —inconscientemente tomó la delgada mano del mayor y la entrelazó con la suya.
Thomas no hizo más que mirar sus manos juntas, no sabía cómo describirlo, pero se sentía completamente cómodo,, era raro, como si verdaderamente estuviera en casa.
—Tommy, yo...
—¿Sí, Sandro?
—Debo enseñarte y decirte algo —sacó su celular de su bolsillo y buscó el vídeo adecuado, a pesar de que muy muy el fondo sabía que era una muy mala idea.
—¡¿Me estás grabando?! ¡Oye, no hagas eso!... Te odio.
—Me amas.
—Sí, te amo.
—Dyl, aún estoy grabando.
—Eso no importa, ¿sabes por qué?
—¿Por qué?
—Dime tú. ¿Qué somos Tommyyyyy?
—¡Noviooooos!
El vídeo terminó y Thomas estaba completamente en shock, su vista seguía clavada sobre el celular, pues no quería volver a la realidad y preguntar qué diablos había visto. Tragó saliva y miró incrédulo a Dylan, a quien vio con un montón de lágrimas empapando su rostro, su nariz y ojos rojos, estaba roto completamente.
—N-no entiendo... ¿qué hice? Es tu hermano, ¿verdad? ¿Por qué no puedo recordar nada de esto? ¿Qué me está pasando?
Esas palabras lastimaron aún más al muchacho, el hecho de haberle enseñado ese recuerdo tan especial para ambos y que aún así no recordó nada, le partía completamente el corazón.
—Tommy... es hora de que sepas la verdad...
—Dime, por favor, todo esto me confunde tanto que hasta me duele la cabeza.
—Tranquilo —musitó suavemente mientras tomaba sus manos—. Necesito que te calmes para lo que te voy a decir, no es nada fácil de digerir...
—Te escucho, aunque tengo mucho miedo...
—Los del vídeo somos tú y yo —Thomas abrió los ojos muy grandes—. No existe Sandro, soy yo, Dylan...
—¿¡Eres Dylan!? —exclamó con terror y retiró sus manos de inmediato.
—¡Espera, espera, por favor! —logró mantenerlo quieto, pues sentía que escaparía en cualquier momento y llamaría a la policía—. Tommy, tú y yo éramos novios, nos amábamos —sollozó—. Pero a tus padres no les gustaba nuestra relación y nos separaron hasta tal punto de que te borraron la memoria para que me odies y me olvides.
—No... —negó con la cabeza varias veces—. Yo no puedo ser gay, esto es un error. Tú deberías estar en la cárcel, ¡eres un asesino! ¡Tú mataste a mi padre! ¡Por tu culpa él está en el hospital! —gritaba entre llantos.
—No, Tommy, él enfermó cuando se enteró de lo nuestro...
—¡Mientes! —golpeó el pecho del castaño—. ¡Deberías estar en la cárcel por lo que hiciste! ¡Me arruinaste la vida! ¡Eres un maldito mentiroso, y pensar que todos estos días conviví con el criminal! Dios, quiero llorar, quiero...
Antes de que el rubio pudiera gritarle otra cosa hiriente más, Dylan lo atrajo de su cuello para besarlo. Una corriente atravesó su cuerpo de inmediato, sentirlo otra vez lo llenaba de alegría, a pesar de que este no era su Tommy. Lo abrazó con su mano libre para tenerlo más cerca, pues sabía que luego de ese beso, lo más probable era que nunca más lo volvería a ver, pues debía esconderse de la policía de ahora en adelante porque había confesado todo. Él lo odiaba por algo que no hizo, por culpa de sus padres, lo que era muy injusto para ambos, ¿cuándo vivirían la merecida vida que tanto deseaban? Sollozó sobre los labios del rubio al pensarlo, mientras se preguntaba en por qué le había seguido el beso durante tantos segundos, parecía que ni siquiera le había disgustado, pues aún se mantenía pegado a él. Eso lo alegró en parte, pues creía que sus memorias habían regresado, hasta que el mayor se separó de él para tomar aire y luego miró al piso muy avergonzado, sabía que este era el fin, debía huir y dejarlo solo otra vez.
—Vete...
—Tommy, puedo ayudarte...
—¡¿Ayudarme en qué, joder?! ¡¿Quieres arruinar más mi vida?!
Dylan guardó silencio sin dejar de mirarlo, las lágrimas no cesaban.
—¡Te amo! ¡Eso quiero que entiendas! ¡Ya lo perdí todo, no puedo vivir sin ti!
—¡Pues yo no te amo! —aquel grito dejó plasmado al castaño—. ¡¿Contento?! ¡Ahora lárgate si no quieres pudrirte en la cárcel por haberme besado sin mi consentimiento!
El muchacho otra vez no dijo nada, simplemente se limitó a mirarlo cómo marcaba el número de la policía. En el fondo, apenas podía escuchar el claxon del auto de Gino, quien al observar con detenimiento toda la escena, supo que era hora de partir, o su primo pararía en la cárcel otra vez. Ahí permaneció, mirándolo llevar el celular a su oreja, llorando frente a él y sin poder moverse, deseando por milésima vez que todo fuera un sueño. Parecía irreal, sentía que tanto dolor no era posible para una persona tan frágil y pequeña como él, pero era verdad, lo estaba viviendo. De pronto, sintió unas manos tomar sus brazos y tirar de ellos para alejarlo del rubio, el castaño no hizo más que gritar para que no lo alejaran de él, a pesar de que ya había llamado a un montón de patrullas que vinieran por él. Gino empleaba todas sus fuerzas para sacarlo de ahí, pero Dylan resistía e intentaba correr de vuelta hacia Thomas, un total necio cegado por amor. Cuando escucharon el sonido de las alarmas de las patrullas, Gino se aterró.
—¡Dylan, maldita sea, coopera y sube al maldito auto, ya vienen por ti!
—¡Quiero quedarme con él! —lloriqueó.
—¡Abre los ojos, maldito idiota, no te quiere, vámonos ya! —y de un buen empujón, logró subirlo al auto.
Dylan se asomó por la ventana y vio a Thomas mirándolo con rabia y asco, sin duda una mirada que jamás olvidaría y quedaría clavada en su corazón para siempre, causándole un dolor increíble, ese no era su Thomas, se negaba completamente, y deseaba con todo su corazón volverlo a ver. Ese ser tan dulce que en vida fue...
Agachó su cabeza en cuanto escuchó las sirenas de los policías y se escondió para no ser visto. Gino conducía ferozmente por las calles, giró a la derecha, luego dos veces a la izquierda y así tantas veces como fueran posibles para escapar de las patrullas que querían a Dylan tras las rejas.
El castaño sabía que había errado, quedarse con alguien que no lo quería era egoísta de su parte, consigo mismo y con su primo, a quien ponía en riesgo a ser encerrado por ser cómplice. Pero no podía, era su alma gemela y si debía luchar hasta el cansancio para tenerlo a su lado, lo haría sin pensarlo.
Afortunadamente, Gino fue muy astuto y rápido, pues cuando el castaño dejó su pequeño estado de trance, se dio cuenta de que la policía se había perdido y ambos habían escapado con éxito.
—Los perdimos —suspiró su primo—. No vuelvas a hacer algo así, imbécil, ¡casi nos atrapan!
—Lo siento —dijo en voz muy baja y agachó la cabeza para continuar en silencio todo el camino a casa.
***
—¡Aceleren el paso que ya casi anochece! ¡Hay que dejar todo listo y perfecto para mañana! ¡¿Hijo?! ¡¿Dónde está mi Tommy?!
Thomas descansaba en la última escalera de la iglesia donde se llevaría a cabo su boda, sus manos reposadas sobre su rostro y sus codos sobre sus rodillas. No dejaba de pensar en lo que había pasado en la tarde, Sandro... o Dylan le había mostrado ese vídeo donde él salía, y no recordaba haber vivido algo así jamás. Su mente era un torbellino de confusión, por más que intentaba hacer memoria de ese vídeo, no lo conseguía, pensaba que se estaba volviendo loco, que quizá tenía un clon que lo estaba suplantando y mantenía una relación con Dylan, o quizás... sí pasó. Pero era ilógico, eso jamás sucedió, ni siquiera lo conocía ni se le hacía familiar como para que lo recordara. En medio de su confusión, vio a su madre pararse delante de él, quien le ordenó que fuera con Jaime directo a la limosina para que regresara a casa, pues ya era algo tarde y Tasha quería que su hijo durmiera bien para el gran día. Entre reproches, el rubio subió al auto y fue a su morada, sin dejar de pensar en Dylan durante todo el camino, de seguro esta noche no dormiría a causa de eso.
Cayó la noche, el rubio se encontraba en su cama mirando el techo en silencio e inmóvil, no podía dormir a causa de los pensamientos, ni siquiera se sentía cansado como para caer en los brazos de Morfeo. Se sentía nervioso por la boda, pero confundido y ansioso por culpa de Dylan, estaba tan mal que deseaba que la policía lo hubiese atrapado por tenerlo así. Pero en el fondo deseaba que estuviera bien, que ese chico loco encontrara paz en su vida y lo dejara en paz, porque cualquier cosa que tuvieron en el pasado, si fue real, quedó en el ayer y ya no existirá jamás.
Entre tanto pensar y pensar, se quedó dormido a las dos de la mañana.
***
Emmm... ¿cómo te llamas? ¿Quién eres?
Me llamo Dylan... Dylan O'Brien, ¿y tú?
Un gusto. Me llamo Thomas Brodie-Sangster.
Parece que alguien amó las hamburguesas de Mani.
Tommy, tranquilo, la primera vez que bebes es horrible, pero no es siempre. Una fiesta sin alcohol no tiene sentido, pero si no quieres beber está bien, yo sí voy a divertirme un poquis.
—Acabo... acabo de besar a un amigo.
—Oh... ¿eres gay?
—Ni siquiera lo sé... estoy muy confundido, me duele el corazón, porque... él ni siquiera hizo algo, por eso... vine hasta aquí.
—Ay, mi Tommy. Yo también te extrañé como no te imaginas, cada día fue una agonía sin ti. Me alegra poder abrazarte en este momento.
¡Vamos a estudiar juntos nuestro último año! ¡Nos graduaremos juntos! Y sobre todo, ¡estudiarás!
Eres el niño más precioso que mis ojos pueden contemplar, y puede que suene cliché, pero lo digo porque en verdad este niño hermoso hace que mi corazón haga una fiesta en mi interior.
Eres un amor, por eso nunca dejé de quererte. Tú también eres un tesoro para mí. El más grande que puede existir, nada se compara a todo lo que me haces sentir.
—Entierra tus deditos en él. Hazme cariñitos mientras te hago el amor.
—¡Rompimos la cama! ¡Y tú sigues rojito! ¿Verdad que soy una bestia en la cama?
—Tommy
—Dime, Dyl.
—Mírame, por favor. Nunca te respondí... Yo también te amo.
—Esto es... ah... una cita, ¿verdad?
—No tienes de qué disculparte, cielo. Ve y péinate un poco y disimula que casi cogemos en este baño.
Dylan . Puedo casarme con cualquier persona, así sea a la fuerza, pero a ti jamás te olvidaré así me borren la memoria.
—Huyamos. Vámonos lejos, donde nadie nos encuentre, vivamos nuestra vida soñada.
—¡Aaaaaah esos pájaros conchudos! ¡Déjenme dormir!
tú eres mi decisión y no voy a cambiarla, yo te elijo a ti y si debo pasar por un infierno para que al final de la línea haya un hogar feliz junto a ti, créeme que lo soportaría.
—In spite of all the danger
—¡Déjenlo! ¡Es mi bebé, no le hagan daño!
—Nunca me olvides, te amo.
No hagas nada que te ponga en peligro, ¿ok? No me voy a morir aquí, descuida, no creo que sea tan malo, lo único horrendo será ya no verte todos los días. Sé que no saldré de aquí, así que quiero que me prometas algo.
—Dime, Dyl.
—Sé feliz, por favor. Vive, vive una vida. Mereces mucho más de lo que yo te puedo dar.
T-Tommy, viniste, no lo puedo creer
—Estás tan lindo como el día en el que te perdí.
—Te extraño, Dyl...
—Yo también, Tommy, cada segundo que paso en este maldito encierro.
¡Volverás a ser el chico que solías ser antes de conocer a Dylan, no dudarás de tu sexualidad y aceptarás tu destino y matrimonio con Isabella Melling!
—¡No, no, mi Dylan no, no me hagas esto! ¡No lo quiero olvidar!
—¡Olvídalo ya!
—¡No!
Desperté de golpe al escuchar las últimas voces que de hecho fueron gritos aterradores. Miré a mi alrededor y sentí una presión horrible en mi cabeza. Todas esas voces se repetían una y otra vez en mi cabeza y no paraban, era mi voz y la voz de Dylan que me atormentaban. Parecía que mi cerebro quería decirme algo, porque cada que escuchaba las voces, tenía una vaga visión apenas visible dentro de mi mente que cada vez me confundía más y más. Me bajé de mi cama y me miré al espejo, en cuyo reflejó alcancé a ver a Dylan parado detrás de mí. Sacudí mi cabeza y su figura desapareció de inmediato. Me agarré del lavamanos con fuerza mientras me veía en el espejo e intentaba concentrarme, pero me era difícil con tantas voces e imágenes rodando en mi mente. Solté un pequeño grito mientras me tomaba la cabeza, caí al piso de rodillas y cerré mis ojos con fuerza. En mi mente apareció el recuerdo de lo que pasó ayer con Dylan, el beso, sentía sus labios y una corriente recorría mi cuerpo, me sentía... ¿bien? ¿Amado? Continué con esa sensación, entonces las vagas imágenes se volvieron visibles:
Emmm... ¿cómo te llamas? ¿Quién eres?
Me llamo Dylan... Dylan O'Brien, ¿y tú?
Un gusto. Me llamo Thomas Brodie-Sangster.
Somos Dylan y yo en una especie de... ¿hoyo?
—Esto es... ah... una cita, ¿verdad?
Ambos en un restaurante, comíamos alitas y café.
Dylan . Puedo casarme con cualquier persona, así sea a la fuerza, pero a ti jamás te olvidaré así me borren la memoria.
¡Dios, ¿cuándo dije eso?! El llanto no tardó en hacerse presente a causa de la confusión.
-¡Aaaaaah esos pájaros conchudos! ¡Déjenme dormir!
Estábamos en... en la cabaña de los padres de Dylan...
—Nunca me olvides, te amo.
A nuestro alrededor habían policías, ambos estábamos destrozados. Tomé mi pecho a causa del dolor que sentí al ver esa imagen.
—Te extraño, Dyl...
—Yo también, Tommy, cada segundo que paso en este maldito encierro.
Mi... mi pobre Dyl sufriendo en la cárcel.
Volverás a ser el chico que solías ser antes de conocer a Dylan, no dudarás de tu sexualidad y aceptarás tu destino y matrimonio con Isabella Melling!
—¡No, no, mi Dylan no, no me hagas esto! ¡No lo quiero olvidar!
—¡Olvídalo ya!
—¡No!
Esa fue la gota que derramó el vaso. La señal suficiente para que todas las piezas del rompecabezas encajaran. Me sentía completamente nuevo, capaz de pensar por mi cuenta. Miré mis manos, estas no dejaban de temblar al igual que mi cuerpo a causa del shock que sentía.
Sonreí al darme cuenta de todo. Dylan y yo éramos novios, Dylan y yo tuvimos una linda historia de amor, podía recordarlo, y me sentía tan feliz por ello, a pesar de que me desanimaba la idea de que todo terminó por culpa de mi madre. Tanto daño que ambos sufrimos por luchar para estar juntos. Todo se había ido a la basura por su culpa, había llegado al extremo de borrarme la memoria solo por su conveniencia, nunca vio por mi felicidad.
Pero ahora que lo recordaba todo, podía ir tras Dylan, no todo estaba perdido aún, ¡podía recuperarlo! Rápidamente regresé a mi cuarto y empaqué algunas cosas importantes, para salir a buscarlo.
No lo tenía planeado, pero hoy será el día en el que ambos al fin podremos escapar juntos.
Solo espero que esta vez las cosas sí salgan bien, no voy a mentir, tengo mucho miedo...
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