Capítulo 24
—¡Dyl, espera!
No iba a tolerar más, me sentía usado y como un completo payaso sin dignidad. Quería salir de su casa y si es posible no verlo jamás. No estaba enojado por el hecho de que me haya rechazado, sino porque jugó conmigo por tanto tiempo a tal extremo que llegué a ilusionarme y terminé declarándome. Gran cosa, ni siquiera me imaginé algo así, él pretendía que siguiéramos besándonos y tratando como pareja, ¿pero sin dejar de ser amigos? Basura, yo no aceptaría algo así, ni me dejaría lastimar de esa forma, el poco amor propio que me queda no merece desperdiciarse con él. Fácil, si alguien no quiere estar contigo, no hace falta pedir más de una vez, lo correcto es alejarse y vivir tranquilos.
—Dyl, no te vayas —se paró frente a mí y me miró con los ojos llenos de lágrimas.
¡¿En serio?! ¡¿Por qué diablos llora si el afectado soy yo?!
—Hazte a un lado —ya habíamos llegado a la puerta y ahora me estaba obstruyendo el paso.
—No, de ninguna manera me quitaré, por favor, quédate... hablemos.
—¿De qué quieres hablar? —mi voz se quebró—. ¿De cómo jugaste con mis sentimientos? ¿De eso quieres hablar? Bueno, siéntate, ¿cómo te sientes? Yo completamente roto, pero me hago el fuerte para no llorar frente a ti.
—Perdóname... yo... no te quiero perder, te quiero demasiado como para perderte.
—Entonces, ¿qué quieres Thomas? —las lágrimas comenzaron a nublar mi vista—. ¿Tratarnos como amigos después de todo lo que hemos pasado? Yo no puedo hacer eso, me va a doler y obviamente ya no será lo mismo.
—Pero... no te alejes de mí.
—¿Y lastimarme otra vez? No gracias, podemos ser amigos después de que yo me sienta bien y pueda llamarte amigo.
—¿Y nuestros planes? ¿El canal? ¿El internado? Íbamos a estudiar juntos, Dyl, ¿ni por eso quieres quedarte?
—¡Thomas, yo no te quiero por todo lo material que me has dado, entiende! ¡Que tú tengas dinero para comprar un país entero no te da la obligación o el derecho de comprarme!
En el blanco, lo había herido con ese par de frases, porque a juzgar por su cara, se notaba que estaba completamente roto.
—Yo no te quiero por tu dinero, eso quiero que lo tengas claro, uno porque no soy interesado y dos porque vengo de una familia que sufre necesidades y se las ha arreglado para sobrevivir con una comida al día.
Guardé silencio por si decía algo en su defensa, me crucé de brazos y esperé a que hablara, mas ninguna palabra salió de su boca, además de los sollozos de su ridículo e infantil llanto.
—Bueno, si no tienes más que decir, me voy —entonces lo empujé para quitarlo de mi camino y salí de su casa.
Caminé a paso lento con mis manos en mis bolsillos, directo a la calle para buscar transporte de regreso a mi casa. Tenía dos opciones, llamar a Gino o tomar un taxi. Sin embargo, antes de poder tomar una decisión, sentí que alguien me abrazó por la espalda y me giró para inmediatamente besarme con dulzura.
Conocía esos labios a la perfección, finos y dulces carmesí, mi sabor favorito sin duda.
Pero no, ya no esta vez.
Sin parecer grosero, lo empujé con lentitud para separarme de él. Sus ojos abrumados por la tristeza se conectaron con los míos, podía notar arrepentimiento en ellos, pero ahora era muy tarde.
—Dyl, quédate por favor —su voz sonó terrible—. ¿Quieres ser mi novio? Está bien, acepto, pero no te vayas, por favor.
—No, Tommy —dije tocando su hombro—. No lo hagas por obligación solo porque quieres que me quede —suspiré—. Yo no soy juego de nadie. Sé que tienes miedo, y que de seguro me precipité y lo siento, pero creí que sería un lindo paso para los dos.
—Pero... entonces, ¿mantendremos el contacto?
—No lo creo —le sonreí con absoluto dolor en mi interior—. No me llames ni me escribas hasta que yo decida aparecer en tu vida, ¿ok?
—Está bien, respetaré tu decisión.
—Gracias —dicho esto, di media vuelta dispuesto a irme.
—Por lo menos déjame llevarte a tu casa —giré sobre mis talones harto de la situación—. Digo... no quiero que te pase nada.
—Llamaré a Gino, gracias. Ya vete a tu casa y no me molestes más —creo que el tono de voz que utilicé fue tan duro que no volví a escucharlo más, lo único que pude percibir fue cómo un llanto disminuía su volumen con el pasar de los segundos hasta que desapareció y se convirtió en un completo silencio.
Una vez que me percaté que estuve completamente solo, me senté en una banca que estaba cerca de ahí y hundí mi rostro en mis manos para comenzar a llorar. Mi corazón estaba tan destrozado en este momento, que lo único que deseaba era llegar a mi casa y llorar abrazando mi almohada. Todavía no puedo creer que todo había terminado, cuando hace unos minutos nos imaginaba un hermoso futuro para los dos, una relación envidiable por todos y admirable por muchos. Pero lastimosamente a veces no siempre había luz en todos nuestros deseos.
Suspiré después de soltar un puñetazo a la banca y tomé mi celular para marcar a Gino, no tenía mucho dinero como para tomar un taxi; mi casa estaba muy lejos de aquí y la tarifa me saldría carísima por el simple hecho de que era de madrugada en un feriado.
—¿Dylu? ¡¿Me llamaste a desearme feliz año?! ¡Qué hermoso, te amo! ¡Feliz año, Dylu!
—Feliz año, Gino, espero que este año no tengas problemas con la policía.
—Y yo espero que puedas andar con el niño rico.
Solté un suspiro, ¿es en serio?
—De hecho, tengo que contarte algo sobre eso, ¿puedes venir a verme? Estoy en su casa.
—Algo me dice que uno de los dos la regó, pero descuida, voy enseguida.
***
—¡Pero es que no entiendes que yo atraparía una granada por ti! —cantaba entre llantos al son de la canción Grenade de Bruno Mars, ya estaba un poco mareado y esa canción describía mi situación sentimental a la perfección—. ¡Tiraría mi mano a un cuchillo por ti! ¡Saltaría delante de un tren por ti!
—¡Dylan, ya cállate y cuéntame qué pasó! —exclamó Gino mientras conducía su camioneta algo molesto.
—¡Sí yo moriría por ti! ¡Pero tú no harías lo mismo!
—¡Ya, hombre, cállate o te boto en este río de cabeza!
—Oye ese río está bien bonito, ¿y si te cuento mis desgracias cerca de ese río mientras nos acabamos nuestras botellitas?
—Trato hecho.
***
—¡Desgraciado hijo de puta!
—¡Cálmate por Dios!
—¿Qué me calme? ¡Te rechazó! ¡A ti! ¡Después de toda la cursilería de ambos! ¡¿Qué se cree?!
—No lo sé, creo que yo tuve la culpa —le di un trago a mi botella de ron y fruncí el rostro—. Digo, él tenía miedo y yo me aceleré declarándome.
—No, Dylan —se paró delante de mí y me miró—. Por más que esté un poco mareado, puedo decirte que cualquier persona que en verdad quiere estar contigo, no le importa nada y acepta sin dudarlo —bebió de su botella—. Este niño, ¿qué se cree? Porque Brad Pitt no es.
Suspiré y guardé silencio mientras balanceaba mis pies sobre el puente en el que nos encontrábamos.
—No te desanimes, tú no perdiste sino él. Claro que te quedaste sin tu sugar baby que te dé dinero, pero eso es lo de menos.
—Es que yo no lo quería por su dinero. Thomas es...
—Un pendejo, sí, ya sabemos —rio mientras tiraba su botella al río—. Yo te voy a demostrar cómo ganar dinero fácil sin necesidad de que tengas un noviecito rico.
—¡Que no lo quiero por su dine...! ¿Dijiste ganar dinero?
—Sí —entonces sacó de su bolsillo una funda transparente con un polvo extraño en su interior.
—¿Bicarbonato de sodio? —pregunté levantando una ceja y Gino me pegó.
—Mira, mucho estuviste juntándote con el nerd de Sangster por lo que veo —repuso negando con la cabeza—. Este bebé puede hacerte ganas miles de euros en cuestión de horas.
—¿Con harina?
—¡Sí, idiota! Vamos por cada panadería vendiendo de estas funditas a precios muy elevados y seremos ricos —me volvió a pegar—. ¡Droga, Dylan! ¡Droga!
—Ahhhhh... ¿de dónde la sacaste?
—Contactos —me guiñó un ojo—. ¿Quieres unirte a la venta de estos bebés?
—¿En qué me beneficia?
—Dinero, mucho dinero, obviamente. Y unos viajesotes.
—¿A dónde? ¿Puedo ir a Dubai?
—¿Quieres probar a dónde te llevarán? —preguntó enseñándome la bolsa.
—¿No es peligroso?
—Ay, pareces el nerd de Sangster. Lo mismo dicen del alcohol y del tabaco y nunca te has muerto de una borrachera.
—Pero esto es diferente.
—No es nada del otro mundo, es más, con esto puedes obtener la felicidad absoluta.
—¿Cómo?
—Además del dinero, te ayudará a olvidar las cosas malas, como lo es Sangster en este caso. Imagínate, una probadita y podrás olvidar toda la amargura que te causó el día de hoy. Y lo mejor de todo es que tendrás en tu poder cualquiera de estas bolsitas a cualquier hora del día.
—Suena bien, ¿creo?
—Fuma rápido antes de que te deje aquí tirado.
—Bueno, pero enséñame cómo se hace, no quiero cagarla.
—Con gusto.
Bueno posiblemente esto era una mala idea, pero creo que mientras no consuma en exceso, estaba bien, de todos modos quería ser como Gino, él tenía tanta popularidad y era tan cool que su estilo y su forma de vida eran tan envidiables para alguien como yo. Además, en parte me beneficiaba, si entraba a este negocio, por así decirlo, ya no tendría que aguantar a estúpidos clientes en el restaurante de Manu, creo que era una buena oportunidad para mi vida tan fracasada, mi familia dejaría de pasar necesidades y podría pagar mis estudios sin necesidad de que el niño rico lo hiciera.
Oh sí, definitivamente lo haría.
—¿Listo? —preguntó mirándome con una sonrisa.
—Siempre —le sonreí y entonces aspiré con cuidado como me había indicado.
Permanecí unos segundos mirando a la nada y fruncí el rostro al sentirme completamente bien, no sentía ningún mareo o algún efecto en mi visión, todo seguía normal.
—¿Y esto cuándo funciona? No siento nada.
—Espera —me sonrió—. Ya llegará el efecto.
Suspiré y me crucé de brazos, la curiosidad por saber qué pasaría me mataba, quería experimentarlo de una vez por todas para saber si valía o no la pena. Continué esperando hasta que, después de algo de tiempo, comencé a sentirme relajado, como si mi cuerpo no pesara y pudiese caer al suelo como una ligera pluma. Levanté la vista y me asusté al ver que los colores de las cosas ahora se veían más intensos. Miré a Gino y de inmediato solté una carcajada al verlo, no sabía por qué, pero me daba tanta gracia ver su cara de imbécil.
—Ya te hizo efecto —dijo riendo también—. Bienvenido a mi mundo, Dylan.
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Pinche vato, por su fracaso amoroso ya le entró al vicio jsjs
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