Capítulo 13

Thomas:

La llegada a casa fue tranquila, pero a la vez no, Jaime fue a verme en el aeropuerto en nuestra limosina lujosa, de inmediato corrió a ayudarme a cargar mis maletas y llevarlas hacia la guantera del auto. Me abrió la puerta después de limpiar mi ropa con un pañuelo y entré al auto. Bajé el vidrio para respirar aire fresco, error mío, ya que de inmediato los ojos de Dylan se cruzaron con los míos. La preocupación se apoderó de mí al verlo tan golpeado y en tan mal estado, se veía terriblemente mal, parecía que un camión le había pasado encima. Su mirada era triste y perdida, parecía que le habían quitado cualquier rastro de brillo y felicidad de sus ojos, pero, ¿qué le había pasado? Asumía que de seguro Garrett lo había golpeado junto al imbécil de su hermano, pues yo había huido después de lo que pasó entre ambos.

Decepcionante. Esa era la palabra para la situación. 

La mirada de chocolate de Dylan suplicaba perdón, rogaba a gritos que lo perdonara, de hecho, llegaba a convencerme y me obligaba a abrir la puerta y decirle que subiera para ir a comer una hamburguesa de Mani a escondidas de mi familia.

Pero no, no podía hacerlo, mi pellejo se encontraba en riesgo en estos momentos por juntarme con Dylan e incluso estaba comprometido con el idiota de Garrett para que nada de esa noche saliera a la luz. Debía mantenerme fuerte y no ceder, seguir mi camino y dejar que él siguiera el suyo, no podíamos ser amigos, éramos polos completamente opuestos y no merecía la pena. 

Entonces cerré la ventana polarizada sin mirarlo a los ojos, puesto que no soportaba ver a Dylan triste, si hay algo que lo caracterizaba es el brillo que tienen sus iris por toda la felicidad que demuestra todo el tiempo. Pero ahora él estaba apagado y roto, todo por mi culpa. Creo que nunca debimos conocernos, aunque si no fuese por él, posiblemente yo estaría tres metros bajo tierra en estos momentos. Le agradecía por todo, pero sinceramente prefería no continuar con nuestra amistad.

El auto avanzó de imprevisto y dejé de ver cualquier rastro del aeropuerto, saliendo de la realidad de uno de los viajes más bonitos y horribles de mi vida. 

***

El portón se abrió lentamente y emitiendo un chillido irritante, ni siquiera me inmuté en levantar la mirada para observar mi morada, nuevamente volvía a mi vida monótona y cómoda. Jaime abrió la puerta y bajé sin más, deseando subir a mi habitación, encerrarme y escuchar canciones en mi cama todo el día, la verdad, mis ánimos estaban por el suelo y no tenía ganas de revisar cosas interesantes en internet. 

Sin embargo, mis planes fueron directamente a la basura cuando escuché música proveniente de mi casa, levanté la mirada y vi un montón de decoraciones en la entrada y a Isabella ahí con un pastel en sus manos junto a mis padres y mi hermana que aplaudían contentos.

Por Dios, ¡qué exageración! Solamente llegué, no es que el Papa vendría conmigo. ¡¿Y qué diablos hacía Bella en mi casa?!

Bella dejó el pastel en manos de mi madre y corrió a abrazarme, no correspondí, pues aún sentía rabia por lo que me hizo, y no puedo creer que mi familia la recibía con los brazos abiertos.

Aunque... quizás podía usarla para llenar el vacío que siento en este momento... no, no, no, Thomas, ¿qué mierda dices? ¿Dónde está tu dignidad?

Isabella se separó un poco sin soltarme y me miró emocionada y feliz, pero al ver el brillo de sus ojos, lo primero que atravesó mis pensamientos fue Dylan. Dylan, Dylan y esa estúpida fiesta donde por beber tanto mi vida se arruinó. Mentiría si dijera que algún día olvidaré ese beso.

—¡Mi amor! —chilló ella muy emocionada— ¡Te extrañé tanto! ¿Cómo la pasaste?

Maldita sea, ni siquiera puedo mirarla a los ojos porque la detesto.

—Me fue bien, gracias, pero tú no deberías estar aquí —respondí mirándola mal y sin dejar de pensar en esa fiesta y en el beso.

—Ven con mamá, Tommy —entonces mi madre me tomó por sorpresa al abrazarme contra su pecho y moverme de lado a lado muy exageradamente, de seguro lo hacía para que no me porte mal con Bella—. Bienvenido a casa, mi bebé.

—Entra, hijo. Bienvenido —habló papá abrazándome y dirigiéndome adentro mientras tomaba mi mano, ese gesto me recordó a Dylan.

—Papá, ¿por qué trajeron a Bella? ¿No se enteraron de lo que me hizo? —le susurré enojado, pero él me ignoró y empujó mi espalda para que caminara.

En cuanto cruzamos la puerta, salté del susto cuando un montón de personas gritaron al unísono la palabra: "¡Sorpresa!"

Diablos, solamente quería llorar, subir a mi habitación y encerrarme hasta que mis recuerdos de esa horrible fiesta juntos con el miedo de que mis padres y mi familia se enteraran, desaparecieran. Pero al parecer debía aguantar la enorme cena que había frente a mis ojos gracias a los fastidiosos que conformaban mi familia.

***

Los pensamientos no me dejaban tranquilo, el miedo me mataba todo el tiempo, mis padres se miraban serenos y felices disfrutando del banquete y hablando de mi viaje con mis tíos, mas jamás se imaginaban lo que había pasado en él, todas las estupideces que cometí. No podía dejar de temblar, ni siquiera me daba hambre a causa de toda la intriga que sentía en este momento. Quería levantarme y salir corriendo directo al baño a vomitar, porque eso sentía, náuseas, ganas de esconderme bajo tierra y jamás salir, sin embargo, no quería alarmar a nadie, ni arruinar la sorpresa que me habían preparado. Suficiente tenía con el chistecito que me mandé.

—Y dime, Thomas —en cuanto mi tía habló, solté de golpe los cubiertos sobre mi plato, provocando un ruido horrible—. Tranquilo, cielo, parece que viste un fantasma.

—Pe-perdón, tía Margareth.

—¿Te sientes bien? —preguntó mirándome preocupada.

—Sí, ¿por?

—Estás pálido. No has tocado tu comida ni has hablado de tus cosas científicas. Eso no es muy característico de ti, por lo general eres un loro en la mesa, sobre todo cuando Louis y yo venimos.

—Es cierto, Brodie —habló papá mirándome raro—. ¿Qué tienes, hijo?

—Nada, no es nada —musité devolviendo mi mirada a mi plato lleno.

—Ey, tranquilo, Tommy —dijo Isabella acariciando mi muslo con delicadeza—. Estoy para apoyarte, ¿ok? Si te sientes mal, dímelo.

—Tú ni siquiera deberías estar aquí, ni decirme eso después de lo que hiciste —le hablé entre dientes mientras retiraba su mano de mi pierna.

—Anda, hijo, cuéntanos —insistió mi madre y mi paciencia y cordura mezclada con mis nervios me hicieron explotar.

—¡He dicho que no me pasa nada! —grité levantándome de mi silla, de la fuerza que utilicé esta cayó al suelo.

Todos permanecieron callados y mirándome asustados, mi reacción había sido tan repentina que jamás se esperaron algo así de mí. Tragué saliva y observé a todos con los ojos muy abiertos, nadie movía ni un músculo, sus miradas decían mucho.

—Perdón... iré a mi cuarto, lo siento, en serio —musité con la voz quebrada y sin más, corrí escaleras arriba.

Cerré la puerta detrás de mi espalda y le puse seguro. Descendí hasta el suelo y abracé mis rodillas para comenzar un llanto interminable. Era increíble, antes de viajar estaba tranquilo, era amigo de Dylan y me agradaba, pero después, solamente por una irresponsabilidad, sabía que todo cambiaría en mi vida. No me gustaba desear el mal, pero espero que Dylan estuviera sintiendo lo mismo que yo, ese estúpido beso arruinó mi vida y creo que jamás me perdonaré por ser tan estúpido, y a él sobre todo por no detenerme.

Sin embargo, además del coraje, me daba curiosidad de qué estaba haciendo y sintiendo Dylan en estos momentos, y muy en el fondo de mí deseaba que de la nada apareciera por mi balcón y me abrazara y dijera que todo estaría bien a pesar de que cometimos ese estúpido error.

Pero, ¿por qué pensaba eso? En mi sano juicio había deseado sentir la compañía y el afecto de un amigo, menos de alguien que ni siquiera estaba a mi nivel económico; es decir... nunca me interesó que Dylan sea pobre, al contrario, me encantaba pasar tiempo con él y disfrutar de su compañía, a tal punto que en todo el viaje jamás pensé en el dolor que me provocó la infidelidad de Isabella. Con él podía reír a carcajadas hasta que mi estómago no pudiera más, podía hacer cualquier cosa mientras sea con él...

Dios no, Thomas, no pienses esas cosas.

¿Por qué? ¿Por qué me siento tan raro? Ni siquiera sé por qué pienso todo esto, jamás me había pasado algo así y en serio me asusta. Tengo miedo de... ¿ser gay? 

¿Soy gay? 

No... no puedo ser gay, mi familia me odiaría, ellos me educaron bien; todos me mirarían mal, de por sí me hacen bullying por ser nerd, no quiero imaginarme siendo gay... siento tanto miedo y confusión.

De repente, mi pecho comenzó a doler, comenzaba a faltarme el aire. Al llevar una de mis manos a mi pecho, me di cuenta de que ambas me temblaban involuntariamente; traté de detener el temblor sosteniéndolas con firmeza, pero fue inútil, eso solo lo empeoró. Mi respiración se volvió pesada, mi cabeza dolía y mi cuerpo no dejaba de temblar; lo peor de todo era que no podía controlarlo y se sentía horrible. Comencé a llorar de la desesperación e intenté levantarme para caminar con dificultad al baño y lavarme la cara. No funcionó, esa sensación seguía ahí. Intenté beber agua, pero solo conseguí atorarme con la misma, la sensación de ahogo fue horrible. Me miré al espejo y de inmediato las lágrimas salieron de mis ojos.

Eres una basura... mírate, llorando porque tienes miedo, qué patético.

—Cállate —musité tomando mi cabeza con ambas manos.

Eso es lo que obtienes por ser gay, nadie los quiere y si sigues así, todos te van a rechazar, quedarás solo toda tu vida. Tu familia estará decepcionada de ti, ya no serás el modelo a seguir, es una pena para alguien tan engreído como tú. Qué desperdicio eres, en serio.

—¡Por favor, ya cállate! —cerré los ojos con fuerza y salí llorando del baño.

Fui a mi balcón y tomé el pasamanos con fuerza mientras lloraba sin control e intentaba respirar, cada vez se me hacía tan complicado. Nada me calmó, mi pecho seguía doliendo, solté el pasamanos y apreté mis puños con fuerza, sintiendo cómo mis uñas me hacían daño; luego fui con mis brazos, los rasqué inevitable y rápidamente hasta que percibí sangre en las yemas de mis dedos. Al mirar mis manos, me asusté y caí al suelo inevitablemente, ahí lloré hasta que esa sensación horrible pasara.

¿Qué me está pasando?, pensé mientras cerraba mis ojos con fuerza.

Esa noche nadie subió a mi balcón. Lo único que me acompañó fueron los cantos de los pajaritos sobre los árboles y mi familia afuera riendo, mientras yo me sentía peor con el paso del tiempo y lloraba desconsoladamente esperando ser abrazado por alguien, porque joder, necesitaba un abrazo en este momento.

Narrador omnisciente:

----------------------En un lugar algo lejano de ahí------------------------------

—¡Todos se callan y se me relajan! —Garrett cayó a toda la multitud—. Muy bien, solo quiero dejarles algo muy claro. Tenemos las fotos y los videos de Sangster y su novio besándose, ¿no?

—¡Yo los grabé cuando se besaron afuera! —exclamó uno de los amigos del grupo.

—¡Excelente, Tobie!

—Pero, ¿y cuándo las vamos a subir o qué?

—Eso es lo que no quiero que hagan —todos se mostraron sorprendidos ante esa orden.

—Garrett, no entiendo, se supone que quieres hundirlo, ¿por qué no sacar a la luz esas fotos? —preguntó Travis.

—Porque vamos a sacar provecho de eso, miren ustedes mismos —entonces les enseñó el chat que había tenido con Thomas hace unos días.

—¿Pero nos vas a pasar la tarea de Sangster a nosotros también? O sino yo subo mis fotos y listo, incluso podría venderlos a la prensa.

—Sí, Tobie, la tarea será para todos obviamente, pero siempre y cuando ustedes no sean idiotas y no difundan las fotos —hizo una pausa para mirarlos serio—. De ser así, les juro que los golpearé hasta que no quede rastro de vida en su carita, ¿entendido?

Silencio, nadie dijo nada.

—¡He dicho ¿entendido?!

—Sí, señor —respondieron todos con mala gana.

—Muy bien, tienen permiso de hacerle la vida imposible a Sangster por esas fotos y vídeos, aprovechen que tienen control sobre él con eso, úsenlas para cualquier cosa que necesiten de él. Cuando regresemos a clases, se terminará su hermosa vida privilegiada.

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Admito que Thomas me cae mal, pero sentí pena por él, bye :C

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