Mini Historia (parte 5)
(Continuación de la parte 3)
(Narra Pico)
Salí de la dulcería, lo antes que pude, y con suerte antes de que Lila pudiera pensar siquiera en lo que Keith decía... ¿Era ese su nombre, no? Bah, que más da.
Tenía pensado ir a comprar más pintura, pero acababa de pagarle al vende dulces ese, así que ya nada. Tendría que volver donde Ben entonces, al callejón donde él y yo solíamos hacer graffitis.
Fui caminando por una calle bastante oculta, por detrás del local donde solía actuar... Ugh, no quiero ni decir su nombre.
Por detrás de esa nave industrial convertida en un escenario, podían verse carteles que anunciaban las actuaciones de ese hombre.
"El gran show de Frank Fairest", "El cantante de éxito mundial, Fairest, vuelve con sus actuaciones", "Frank Fairest en su gira mundial"... Todos los viejos y nuevos pósters de las actuaciones de ese imbécil, puestos unos sobre otros.
Tomé la lata de pintura, y fui pintando esa masa de carteles mientras caminaba, sin mirarlos siquiera. Solo quería... Borrar cualquier sitio donde el careto de ese imbécil apareciera.
A veces pienso en realmente borrarlo a él
«¡Vamos! Mátalo, ¿a quién va a molestarle? ¿a sus estúpidas fans?»
Incluso... podía oír una voz en mi cabeza que me insistía
-Y no sería tan complicado- pensé en voz alta, mirando la pistola manchada de pintura que siempre llevo encima- Solo... Apretar el gatillo y ¡pum!. Problema solucionado...
«¡Claro! Así dejará de molestar a tu amigo, ¡Ves a la puerta del local donde canta y MÁTALO!»
¿Qué era eso, mi conciencia? No, que demonios. Era mucho más claro que eso. Era una voz.
«Vamos, dispárale. Todos sabemos que ya lo has hecho alguna vez...»
Y sonaba como...
«...¿No es así, Pricko?»
...ella
«¡JAJAJAJA!»
Putos traumas. Podía oír su risa de psicópata como si estuviera aquí mismo.
-Ugh, ¿qué estoy diciendo? No voy a volver a matar a alguien- me dije a mi mismo, guardando el arma- Cabeza fría, Pico. Cassandra no está, esa voz no es real, no pasa nada...
«Siempre atendiendo a todo lo que ese niño de cabello azul quiere. ¿Y tú a quien vas a llorarle? ¿Tienes a alguien, acaso?»
-No es real, no pasa nada...- me repetí en voz alta
«Claro que no. ¿Quién querría a un monstruo como tú?»
-C-Cállate...- dije de nuevo, aguantándome las lágrimas
«Por eso viniste a llorarme a mi, porque no tenías a nadie. ¿Y como acabó? En un tiroteo con montones de MUERTOS»
-¡Que te CALLES! -le dije a la voz, enojado, mientras la palabra "muertos" resonaba en mi cabeza. Tomé el arma y di unos disparos al aire, hasta que dejé de oírla.
-Esto no está bien...- me dije, volviendo a guardar el arma- Pero bueno... que se le va a hacer
(Narra Narrador)
-¿Por qué tenemos que irnos ya?- se quejó Skid, mientras Lila lo arrastraba afuera de la dulcería.
-Se nos ha hecho tarde- le contestó ella con pesadez- Y no querrás que mamá se enfade con nosotros por llegar tarde, ¿verdad?
-¡No es tarde! Mamá ni siquiera llegó a casa aún, está trabajando, como siempre...- replicó el niño
-Muy cierto, ehhh... Es que tengo tarea para mañana- respondió la chica rápidamente
Skid levantó una ceja, sin creerse ni una palabra, pero dejó de insistir, ya que por supuesto Lila no iba a admitir lo obvio.
Ambos siguieron andando, camino a su casa.
El edificio donde vivían estaba al lado de uno de los más famosos locales de música de la ciudad, el cual se había ganado su fama a causa de quien solía actuar ahí: Frank Fairest.
La madre de Lila, Lydia, siempre había sido una gran fanática del cantante, así que cuando ella no tenía mucho trabajo iban a ver las actuaciones de Fairest. Por supuesto, Lila no soportaba a ese hombre, sabiendo lo que este le hacía a Benjamin.
El local estaba lleno de carteles de sus viejas actuaciones, los cuales estaban... ¿Pintados?. Como si alguien hubiera tratado de ocultarlos, todos los pósters estaban llenos de pintura morada.
«-Que raro -pensó Lila, deteniéndose un momento frente a los carteles- Parece pintura en spray, pero... Dudo que Ben hiciera esto»
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un fuerte ruido.
¡BANG, BANG, BANG!
-¡AHH!- la chica gritó a causa del estruendo- ¿¡Q-Que fue eso!?
-Parecieron unos disparos- dijo Skid, en absoluto asustado- Pero de seguro no fue eso, claro. ¿Te dio miedo?- añadió inocentemente.
-Pfff, ¡claro que no!- respondió ella, disimulando su hoplofobia- De hecho, voy a ver que es... Tu ves yendo a casa- añadió, haciéndose la valiente, señalando un edificio cercano.
Skid asintió, con una sonrisa, y caminó rápidamente hacia la casa. Lila, en cambio, fue a la parte trasera del local de música, en busca de lo que fuera que había producido ese ruido.
-Venga Lila, de seguro no fue nada...-se dijo a si misma en voz alta. Después, se asomó a la parte trasera del local, y preguntó en un tono más alto- ¿Hay alguien ahí?
No hubo respuesta, pero si pudo distinguir a alguien, vestido de verde y con el cabello naranja, que le daba la espalda. Era, por supuesto...
-¡Pico!- dijo ella, más calmada al ver que era él- Emm... ¿Oíste ese ruido? Eso que sonó como... Disparos- preguntó Lila al chico, caminando hacia él
-Vete- dijo él, con un tono autoritario. Lila se detuvo.
-Oye, tampoco hace falta ponerse así- dijo ella, cruzándose de brazos- ¿Que te pasa?
-No te importa, fuera- le dijo Pico, con el mismo tono serio de antes. Ella ignoró estas palabras, y siguió caminando hacia el pelirrojo.
-¿Y yo que te hice para que te comportes así?- dijo la chica, poniéndose enfrente de él con paso decidido... solo para ver que Pico estaba sollozando.
-T-Te dije que te fueras...-le dijo este, un poco enojado, mientras seguía lloriqueando
-¡Pico!, ¿que te ocurre? -dijo Lila, preocupada- ¿Estás bien?
-Si, si, no es nada...-respondió Pico, pero ella no cambió su expresión de preocupación- Solo es... por lo del tiroteo.
-Oh, si, eso...-respondió Lila- Fue difícil para todos... Pero hey, tranquilo, no fue culpa tuya- añadió, dándole un amistoso golpe en el brazo.
-C-Claro...-respondió este, tartamudeando un poco
Por supuesto, Lila no sabía que Pico había sido uno de los participantes del tiroteo. Por supuesto, él no fue el causante, pero... El haber matado a alguna que otra persona lo había dejado algo trastocado.
-Bueno... ¿Necesitas algo más?- preguntó ella con una sonrisa dulce, que la hizo ver bastante linda... Al menos a ojos de Pico
-Pues, quería pedirte algo...-el chico se lo pensó antes de responder. Hizo una pausa y dijo- Podrías... ¿Darme un abrazo?
-¿U-Un abrazo?-repitió Lila, nerviosa- E-Eh, bueno, si tú quieres...
Antes de que poder acabar la frase, Pico la tomó de la cintura y la estrechó contra él, envolviéndola en un gran abrazo. Lila lo correspondió, nerviosa.
-Gracias- le dijo Pico, en un tono más calmado, y sin soltarla.
-N-No es nada!- respondió ella, con toda la cara roja y una risa nerviosa.
E ignorando todo y a todos por un momento, ellos dos siguieron abrazándose en medio de la calle anochecida, sorprendentemente... felices.
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