CYJ

——El doctor ya viene ——avisó mi papá ansioso, viendo hacia la puerta.

Si él estaba nervioso, yo estaba por vomitar lo que no había comido en un año.

Ese día sería la prueba, una prueba que atestiguaría y probaría mi condición física.

Mi mamá me explicó que si la pasaba, probablemente podría volver a casa, pues mis exámenes de sangre decían que todo estaba bien conmigo. Ella no podría estar en la prueba conmigo por trabajo, pero de verdad esperaba poder sorprenderla con la buena noticia.

Quería volver a casa, de verdad lo necesitaba, y haría todo lo posible porque eso sucediera.

Ya había estado practicando mover los músculos doloridos de mis piernas. Se sentía extraño, pero estaba bien.

En el momento que el doctor llegó, mi papá y yo lo saludamos cordialmente, los nervios en ambos siendo evidentes.

Mi papá cerró la puerta una vez ingresó el doctor junto a la enfermera, esa de colitas que siempre tenía una libreta y anotaba todo lo que el doctor decía.

——Tranquilo, Yeonjun ——intentó calmarme el doctor ——. Esta es solo la primera prueba de muchas. Es muy común que en la primera no se den los resultados esperados, así si es que no logras completarla, no te debes preocupar, ¿sí?

No era esperanzador en lo absoluto, pero asentí intentando no perder las esperanzas.

——Doctor ——habló mi padre ——, si él no logra completar la prueba, ¿no podremos llevarlo a casa con nosotros?

——Depende de su respuesta ——contestó sacando de su bolsillo un handgrip. Me fijé en su bolsillo y pude notar que era bastante amplio, guardaba en este otros objetos. Me pregunté si eran para la prueba.

——O sea... Incluso si no lo hago bien, ¿puedo volver? ——No quise sonar desesperado, pero era justamente lo que acaba de hacer.

El doctor me sonrió ladino, como si quisiera transmitirme paz.

——Si tus músculos responden al mínimo estímulo adecuadamente, y una vez tu cuerpo pueda digerir alimentos, podrás irte. Pero por lo que veo, serán necesarias fisioterapias. Puedes venir cinco días a la semana sí ese fuera el caso.

Sí, sonaba bien para mí. Solamente quería salir de ese hospital.

——¿Cómo has dirigido el agua, Yeonjun?

——Muy bien, casi siempre tiene sed. ——Mi padre respondió por mí.

——Eso es bueno ——dijo sonriente ——. Ahora, Yeonjun, vamos a iniciar, ¿de acuerdo?

Asentí tragando saliva.

El doctor me extendió el handgrip y dijo:

——Aprétalo.

Tomé el objeto entre mis manos, hice un poco de fuerza y lo hice. Sonreí al hacerlo.

¿Eso quería decir que ya podía irme a casa?

——Perfecto ——dijo el doctor y me quitó el objeto de nuevo, ajustó algo y escuché un click, me lo volvió a extender. Ahí entendí que era progresivo.

Lo intenté de nuevo pero esta vez era más difícil.

Pasó tres veces, eso del click.

A la cuarta ya no pude cerrarlo.

El doctor hizo una mueca con los labios al ver el fracaso de mi cuarto intento. Inmediatamente todo mi buen humor cayendo más rápido que mis buenas notas de la escuela.

El doctor me lo quitó una última vez, siempre sonriéndome ladino, quizás para no hacerme sentir mal.

——Samantha ——llamó a la enfermera ——, guarda esto y apunta para el músculo hipotenar, 2.4.

La enfermera recibió el handgrip. Cuando vi que por curiosidad ella intentó cerrarlo, y pudo hacerlo como si fuera algodón, me sentí frustrado, humillado por esa muñeca huesuda y tan delgada. Se supone que yo me ejercitaba. Jesús...

De pronto, frente a mí, había una caja de madera con varias esferas que parecían ser pesadas, plateadas, quizás acero. Eran un total de seis.

——Levanta una por una, inicia con las más pequeñas, si no tienes problemas, pasa a una más grande hasta que logres levantar las seis.

Lo hice.

Levanté la primera sin problema, luego la segunda, la tercera.

La cuarta...

Mi mano temblaba, dios mío. Pero al final pude levantarla.

Cuando intenté la quinta, pude levantarla dos segundos y luego esta cayó a mis piernas, rebotó y cayó al suelo haciendo un ruido sordo.

——Suficiente ——declaró el doctor levantando la esfera del suelo ——. Sam, anota.

Algo dentro de mí me decía que las cosas no iban a salir bien.

——Yeonjun, ¿has sentido dolor o incomodidad al levantar los brazos o cargar cosas menos pesadas, como una botella?

Negué con la cabeza.

——Estás bien ——dijo el doctor con una sonrisa de labios cerrados ——. Solamente es debilidad muscular. Se soluciona con terapia, descuida.

Yo y mi padre exhalamos al unísono.

——Ahora, en cuanto a tus extremidades inferiores...

Palidecí, lo sentí. Eso era lo que más preocupado me tenía.

El doctor me destapó, revelando mis piernas cubiertas por el pantalón rayado aburrido de hospital.

Respondí una serie de preguntas antes.

"¿Has movido tus piernas antes? ¿Las sientes? ¿Sientes frío o calor en los pies? ¿Te duele cuando mueves tal y tal músculo?"

Pasó su dedo delicadamente por la planta de mi pie, me removí por las cosquillas.

——Sensibilidad, ok ——le dijo a Samantha, luego me pidió que moviera todo lo que pudiera las piernas.

Cuando lo intenté, para mi sorpresa hice algo grande. Era como si estuviera pataleando en una piscina.

Luego, el doctor tocó varias partes de mi pierna preguntándome si sentía su toque. La respuesta de cada pregunta era un sí.

——Debilidad muscular ——ultimó ——. Solo es terapia.

Eso fue como si la felicidad me hubiera dado una cachetada. Miré a mi padre y me sonrió aliviado.

——Yeonjun, ¿puedes intentar levantarte? Sam, Señor Choi, sosténganlo de los hombros en caso.

Me senté, sintiendo un ligero dolor en la espalda, pero supe que era por estar en la misma maldita posición durante horas.

Samantha y mi papá agarraron mis brazos.

——A la cuenta de tres, haz fuerza. Señor Choi, no lo levante, solo sosténganlo.

1... 2... 3.

De repente estaba de pie y mis piernas temblaban peor que gelatina.

Sin darme cuenta estaba haciendo fuerza sobrehumana para poder mantenerme de pie. Dos segundos después, estaba en los brazos de mi padre, él evitando que cayera al suelo.

Mis piernas siguieron temblando incluso después de que el doctor pidiera que me recostara, mis músculos pulsaban.

Jamás me había pasado algo así, era como si tuvieran vida propia. Algo asustado, con la mirada le rogué al doctor por una explicación.

Lo vi negar con la cabeza.

——Fue demasiado pronto. Es más complicado de lo que creí. Mmm... En las radiografías los nervios sacros estaban bien... No entiendo.

Mi pulso aceleró. ¿El doctor no sabía?

——¿E-Es grave doctor? ——inquirió mi padre.

Felizmente, este negó.

——El análisis neurológico del doctor Xinyu indica que todo está bien, lo mismo pasa con las radiografías. No es más que debilidad y atrofia muscular ——Mi padre y yo volvimos a sentir alivio ——. Pero es probable que no camines en unos meses, incluso si haces terapia diaria por lo que he visto ahora.

Bueno, por lo menos volvería a caminar. Pero escuchar el lapso de tiempo que t tendría que pasar para que sucediera, era desalentador.

——Puedes empezar con la terapia desde ya ——continuó el doctor ——. Sam, registra a Choi Yeonjun para los tres turnos, con Chan, de lunes a sábado.

——¿Tres turnos de terapia? ——preguntó mi padre. El doctor asintió.

——Si lo que quiere es volver a caminar en, a lo mucho, dos meses, es mejor acelerar el proceso de rehabilitación. Aunque también pueden ser menos turnos al día, si gustas uno, o hasta un par de veces a la semana si tienes otros compromisos, pero eso significaría más tiempo de rehabilitación.

No. Yo necesitaba caminar YA.

——Todos los días está bien ——establecí y todos me miraron ——. No estudio y no tengo nada más que hacer.

——Bien ——Sonrió el doctor ——. Entonces esperaremos a ver el tema de tu digestión, y si todo es conforme, podrás irte a casa.

Un poco entusiasmado por la conclusión del día, nos despedimos del doctor y de la enfermera. Cuando estos salieron, mi padre cerró la puerta y me observó con seriedad.

——Si vas a hacer las terapias los tres turnos, es mejor que te quedes en el hospital.

——Eso todavía no se decide hasta ver lo de mi digestión.

——De hecho, ya está decidido, incluso si él dice que puedes irte, no lo harás. Lo decidiste al decirle al doctor que estarías en los tres turnos.

No iba a quedarme, punto.

——¿Qué? Estás loco, no pienso quedarme ni un segundo más en esta apestosa camilla. Quiero volver a casa.

——Entonces elige uno de dos, o te quedas y haces la terapia los tres turnos, o vuelves a casa y como máximo vas una vez al día. Tu madre y yo estamos colmados de trabajo. Solamente nos han estado dando permiso para salir a verte por lo de tu caso.

——¿N-No pueden llevarme?

——Hijo... ——suspiró ——Lo haríamos si pudiéramos, pero estoy seguro de que te acuerdas que salíamos de casa a las seis de la mañana y volvíamos a las nueve de la noche. Eso no ha cambiado. No vamos a poder llevarte todos los días.

Tenía que ser una broma.

——¿Esperas a que haga la estúpida terapia un año entero? ¿Retrasando más mi vida?

Sé que no debí responder así, pero estaba molesto y no pensé dos veces mis palabras.

——Entonces quédate aquí los dos meses, y listo ——respondió irritado ——. Ya no eres un niño, Yeonjun, ya puedes decidir. No seas carpichoso. Entiende que por más que queramos, no podemos. Porque alguien debe pagar todo tu tratamiento y ese dinero no llega solo.

Estaba tan centrado en mi mismo que olvidé por un momento a mis padres y sus necesidades. Recién me di cuenta de lo egoísta que estaba siendo.

——Papá...

——Tu mamá llegará dentro de unos minutos, habla con ella sobre esto. Debo volver a la oficina. Cuando hayas tomado una decisión, comunícamela.

Papá salió tomando su maletín.

Frustrado y culpable, resoplé sintiendo el dolor en mi espalda incrementar.

Quería salir tanto de este jodido lugar, pero también quería seguir con mi vida lo antes posible.

¿Qué carajos debía hacer?


Mamá llegó minutos después y nos quedamos conversando alrededor de una hora, antes de que ella volviera a irse al trabajo.

Cuando me quedé solo, una enfermera vino a darme (por fin) un poco de comida desabrida, me quedé viendo mi celular unos cuantos minutos antes de comer de nuevo: masticar, tragar y digerir. Supongo que la comida me dio sueño porque no sé en qué momento me quedé dormido.

Cuando desperté, sentía la boca más seca que nunca. Me enderecé con el objetivo de tomar de la botella de agua que estaba en la mesita de mi costado.

Me topé con tres pares de ojos viéndome.

Mamá sentada en el banquito blanco, papá de pie a sus espaldas, y Soobin, sentado al costado de mi mamá en otro banco.

——¿Dormiste bien, cariño? ——preguntó mamá.

Asentí a pesar del dolor creciente en mi cuello y espalda. Con pereza, froté mis ojos y finalmente me estiré para alcanzar la botella y calmar mi sed.

——¿Qué hora es? ——pregunté con la garganta menos seca, tapé la botella.

——Las ocho ——me respondió mi padre.

Bueno, eso explicaba porque ellos estaban ahí. Su jornada de trabajo había terminado, o bueno, más o menos; los estaban dejando salir una hora antes por mí.

Vi a Soobin un momento, nuestras miradas cruzaron un segundo, y tan pronto como pasó, miré a otro lado avergonzado.

¿Qué hacía él ahí a las 9:00 de la noche? ¿No trabajaba? ¿No debería estar descansando?

No queriendo sentirme incómodo por mis pensamientos acerca del pelimorado, recordé que tenía que contarle a mi papá lo que habíamos acordado con mi madre.

——Papá ——llamé su atención ——, hablé con mi mamá en la tarde. Acordamos que me quedaría con tal de terminar la terapia rápido ——El disgusto latente en mi voz podía ser hasta gracioso.

Yo de verdad queria salir de ahí. Pero quería más el seguir con mi vida, superar cuanto antes esta etapa tan traumática.

——Ya no será necesario ——habló sonriendo mi padre. Creo que no lo había visto sonreír así en años, literalmente.

Sus ojos naturalmente achinados desaparecieron por la sonrisa. De pronto recién saliendo de mi cansancio pude notar la atmósfera feliz de la habitación.

¿Me había perdido algo?

Mi mamá sonrió igual que papá.

——Buenas noticias, cariño. Tu pancita está bien, ya podemos volver a casa.

Todos se veían realmente felices, menos yo. Porque tendría que quedarme en esa camilla sesenta jodidos días más.

——Sí, pero yo me qued-

——Ya no ——interrumpió mi padre.

Ahí sí no entendí nada, intercalé una mirada confusa entre mis padres.

——Pero prefiero quedarme los dos meses...

——Cariño ——Sonrió brillantemente mi mamá y tomó mi mano con una suya, la apretó con estima ——, podrás volver a casa y hacer los tres turnos.

Fue como un shock eléctrico en el corazón.

——¿Qué? ¿Voy a volver a casa? ¿C-Cómo? ——Por más que estuviera confundido, una sonrisa gigante ya se había dibujado en mi rostro.

Gracias al cielo, gracias.

Mi mamá continuó hablando.

——Soobin se ofreció a llevarte y traerte a casa. ——Con la mano que no estaba sosteniendo la mía, ella tomó la de él y la apretó con la misma devoción que lo hizo con la mía, cuando los dos se vieron a los ojos, sus sonrisas se ensancharon ——. Muchas gracias, Soobin-ah.

Por fin volví a ver a Soobin.

Sonriendo, negó con la cabeza.

——Lamento que tengas que soportar los caprichos de mi hijo. ——Yo miré a mi padre con molestia por lo que dijo.

——No hay problema, Jooseok.

Mis ojos se agradaron al oír a Soobin llamar a mi padre por su nombre, cosa que no me permite hacer ni a mí.

——Entiendo perfectamente. Cuando desperté, también estaba desesperado por salir del hospital. Junnie que ha estado un año, no me imagino como se debe estar sintiendo él.

Junnie...

El apodo se escuchaba raro en sus labios.

——Da las gracias, Yeonjun ——pidió mi padre.

Yo estaba tan desconcertado...

Con torpeza hice una reverencia pequeña y le dije "gracias", todavía demasiado confundido como para sentirme nervioso y despegar mi mirada de sus ojos.

——Volvamos a casa ahora ——sugirió mamá, levantándose y colgándose su bolso.

De nuevo, mucha información de repente.

——¡¿Ahora?! ——casi exclamé.

——Bueno... sí ——respondió mamá ——. A menos que quieras dormir hoy más aquí...

Thank you, next.

——¡Vámonos sí! ——Me destapé y me senté en el borde, ya listo para irme, mis dedos de los pies ansiosos contra el frío suelo de hospital.

Mis padres rieorn por mi entusiasmo. También pude ver que Soobin me sonrió con los labios cerrados, como enternecido.

Llamaron a una enfermera pidiendo una silla de ruedas para mí, esta no demoró en llegar.

Dios, no podía creer que de verdad estaba volviendo a casa. Todo se sentía tan lejano... Aún me parecía que estaba viviendo un sueño.

——Oh ——Mi mamá se detuvo, pareció recordar algo ——, es verdad. Junnie, mi vida, debemos ir con tu padre a firmar los documentos de tu dada de alta. ——Luego miró a mi papá. Él parecía también haber olvidado ese detalle.

——¡Cierto! ——Le devolvió la mirada a mi madre ——. Es en el primer piso, ¿no cielo? ——le pregunto a mamá.

Ella asintió y volvió a verme.

——Nos vemos en la cochera entonces. ——Acomodó su bolso mejor sobe su hombro.

——Esperen ——Intercalé miradas entre mis padres ——, ¿quién me va a llevar hasta la cochera entonces?

——Soobin lo hará ——respondió mi padre.  Momentos después este ya estaba saliendo junto a mi madre de la habitación.

Soobin, verdad.

Cuando devolví mi mirada hacia su persona, noté que él ya estaba viéndome con una sonrisa ladina.

Cada vez que me miraba de esa forma, me hacía sentir cohibido, pero por lo menos ya no me sentía incómodo a su alrededor. Era algo bueno considerando que estaríamos viéndonos todos los días por el tema de las terapias.

——Voy a cargarte para dejarte en la silla, ¿ok?

Parpadeé dos veces y vi la silla de ruedas a un costado de la puerta.

¿Cargar?

La idea de que otro hombre, en especial Soobin, me cargara, tiño mis mejillas de rojo, lo sabía porque me sentía caliente.

Y eso pareció divertir a ese idiota, porque enmarcó una sonrisa, pero lo intentó disimular apretando los labios.

——N-no tienes que ——le dije sin verlo ——. Yo puedo solo.

——No puedes levantarte por tu cuenta. Tendrías que caminar más de tres pasos para poder sentarte, y es probable que te caigas. Te voy a ayudar.

De repente el idiota parecía tener demasiada confianza conmigo. Me hizo fruncir el ceño.

——No gracias, realmente creo poder solo. ——Recién busqué su mirada, quería que supiera que hablaba en serio.

——Si te caes o te pasa algo, tus padres van a matarme, además que yo no me lo perdonaría ——alegó. No me gustó el tonito exigente y duro que usó.

Por otro lado, mis pies rozaban con el frío suelo, impaciente por dejar la camilla.

——Ay vamos ——resopló con gracia ——. No seas dramático, solo te voy a dejar en la silla. Ven.

Ni siquiera pude responder.

Soobin ya estaba cargándome como princesita a pesar de mis reclamos anteriores. Inconscientemente tensé cada músculo de mi cuerpo. No demoró mucho en dejarme en la silla de ruedas.

Lo miré con desaprobación.

Y bueno, su reacción no fue lo que buscaba.

El idiota sonrió ladino claramente con un dejo burlón.

Iba a agregar algo, pero Soobin ya había girado la silla y había empezado a empujarme fuera de la habitación.

Todas las palabras que tenía en mente fueron desapareciendo conforme iba viendo a mis costados; doctores que iban y venían, personal de limpieza, muchas personas, algunos pacientes que también vestían el mismo bodrio que yo.

Nos dirigimos al ascensor. Ya dentro de este, que felizmente tenía un espejo, pude ver mi aparecía. Dios, era un desastre, todo era un desastre. En especial el color de cabello tan chillón y horrible.

Sin poder aguantármelo, lo saqué de mi pecho.

——¿No pudiste elegir un color más horrible?

Soobin me vió en el reflejo y tuvo el coraje de soltar una carcajada.

——Por fin estás dejando este apestoso hospital y, ¿eso es lo que tienes para decir? ——Enarcó una ceja.

Antes el chico me daba pena, pero en ese momento, que esa expresión triste ya no estaba, su excesiva confianza me irritaba como la mierda.

——Bueno, es lo que estoy viendo. ——Señalé el espejo del ascensor ——. De verdad tienes malos gustos para las combinaciones de colores. ——Hice una mueca.

Al parecer yo era un payaso ese día, porque Soobin volvió a reírse.

——¿Ah sí? ——Sonaba ya divertido el idiota.

Él estudiaba artes, era un artista. Bien dicho, Yeonjun.

——Volviendo me quitaré este tinte horrible. ——Bufé y crucé mis brazos.

Yeonwoo siempre me dijo que yo nunca lucía intimidante por más que lo intentara, que siempre parecía un sumiso y tierno gatito descontento hasta cuando estaba enojado. No quería imaginarme que tan peor sería con ese cabello.

Tal vez por eso Soobin me vió con ternura.

——Como desee, su alteza.

Otra burla. Estaba por flotar y levantarme a golpearle, lo juro.

Lo bueno era que lo veía más feliz, mucho más feliz. Siendo honestos prefería a ese Soobin, el sin vergüenza y burlón, y feliz, que el triste que me taladraba una culpa fantasma.

Nunca me gustó ver a la personas tristes.

Cuando salimos al primer piso, tuve la impresión de que todos estaban mirándonos atentamente.

Pero no era una impresión mía, de verdad estaba sucediendo.

El personal médico, todos voltearon a vernos.

Mi confusión aumentó cuando sonrieron y empezaron a aplaudir conforme nos acercábamos cada vez más a la salida.

Levanté la cabeza para ver a Soobin, quería una explicación; pero tan solo lo vi sonreír abiertamente, una sonrisa real, y era muy bonita, maldita sea. Yo también quería tener una sonrisa así de preciosa.

Vi a mi doctor que estaba hablando con una señora, pero tan pronto pasamos cerca, su vista se dirigió hacia nosotros, una sonrisa amable apareció en su rostro y sacudió su mano alegremente, despidiéndose, lo mismo hizo Soobin.

Los aplausos cedieron una vez salimos por la puerta trasera, al estacionamiento al aire libre.

——¿Qué fue eso? ——pregunté.

Cuando Soobin respondió, este se había acercado un poco para casi susurrarme al oído.

Mis oídos siempre fueron mi zona más sensible, por lo que su respiración al susurrar me estremeció un poco.

——Nuestro caso se hizo bastante conocido en el hospital.

Se enderezó felizmente, siguió empujando la silla en silencio, silencio en el que estuve recuperándome de ese raro contacto, el cual ignoré, por supuesto.

——¿Por qué?

——Bueno, los doctores creían que por tu poca respuesta cerebral, podrías despertar en cinco años o más, luego cuando mejoró esta, se redujo a tres. Y mírate, tan solo un año después aquí estás. ——Sé que no fui solo yo al reconocer que había dicho eso con cariño tintando en su voz.

——Todos parecían fijarse más en ti que en mí.

Era la verdad, la mayoría de enfermeras le hacían ojitos y él fue quien se llevó la mayoría de miradas. Y bueno, Soobin era guapo, eso no podía negarlo nadie. Muy guapo, casi injusto.

——Conocí muy bien a muchos del personal. Algo así como que me hice amigo de algunas personas ——admitió riendo avergonzado.

Su sonrisa era tan bonita que me estresaba su brillo, en serio.

——¿Cómo así te hiciste amigo del personal médico? ——pregunté curioso.

——Venir todos los días por todo un año y tres meses... Creo que de alguna forma eso me hizo cercano a algunas personas.

Mis mejillas se volvieron a colorear de rojo. Mi mamá me lo había mencionado, pero no creí que fuera en serio.

Necesitaba desviar el foco del tema.

——¿Soy... Soy algo así como un milagro clínico?

——Mmm... El caso de Beomgyu se acerca más a eso. Pero sí fue sorprendente.

——¿Beomgyu?

——Uno de los chicos que se accidentó con nosotros, los del otro carro.

Ahora ya sabía porque se me hacía conocido ese nombre.

Soobin se detuvo frente a un carro gris, se veía un poco viejo. Supuse que era su carro.

——¿Lo conoces? ——continué.

Soobin soltó la silla y sacó su celular después de que el sonido de notificación interrumpiera, lo revisó y respondió distraídamente.

——Sí.

Cómo odiaba que hicieran eso.

——Tu mamá me ha escrito ——explicó guardando el aparato en su bolsillo de nuevo ——, han ido a comprar cosas para la cena, ya están llevando muchas cosas además de la otra silla. Te dejaré en casa.

——¿Otra silla?

——Tienes dos, la vamos a armar allá.

Gracioso ese "vamos".

——Oh, espera, ¿iré contigo?

——Sí, ¿no escuchaste lo que te dije?

——Oh, yo.... ¡Oh espera! ——Soobin me había cargado como princesita, de nuevo.

——No te muevas así. ——Finalmente me dejó en el asiento de copiloto en menos de dos segundos ——. Listo, ¿ves?

Soobin subió también después de acomodar la silla en la maletera.

Manejó en silencio unos minutos hasta que prendió la radio. Y felizmente lo hizo porque odio los silencios largos.

Mayormente estuve viendo las calles, pero no pude evitar observarlo de reojo. Se veía tan mayor, mucho más maduro que yo, lo único que no cuadraba era su carita de bebé.

¿De verdad había llegado a amar a ese hombre? Me lo preguntaba mientras lo veía manejar, sus brazos fuertes, manos grandes y venas marcadas. Su cuerpo tan varonil, pero acompañado de una carita de bebé que te hacía cuestionar si en realidad tenía la edad que decía...

——¿Tienes hambre? ——Soobin interrumpió mis pensamientos.

Desvié la mirada avergonzado por haber estado observándolo tanto tiempo.

——Un poco...

——No le digas a tu madre que hice esto, me matará.

——¿Qué cosa?

——Abre el cajón.

Lo hice por curioso.

Gomitas de osito Haribo. Mi boca cayó ligeramente, pero la cerré de inmediato. Era mi dulce preferido.

——Gracias, son mis favoritas ——agradecí tímido tomando la bolsita.

——Lo sé. ——Claro que Soobin lo sabía ——Muerde de a trocitos y come despacio. Y por si te lo preguntabas, investigué lo necesario para saber que esto no te hará daño.

——G-Gracias...

Creí que la conversación terminaría ahí, pero no.

——Y... Mmm, por favor, no quiero que creas que estoy haciendo eso de llevarte a tus terapias porque quiera que me debas algo. Lo hubiera hecho de todas formas, con la amnesia o no, lo hubiera hecho de todas formas. Tus padres son adultos ocupados. Ellos... han hecho mucho por mí, es lo mínimo que puedo hacer por ellos.

¿Qué habían hecho mis padres por él para que uno se refiriera al otro con tanto cariño?

¿Qué tan profundo llegó a ser el alcance de nuestra relación? ¿Qué tan íntimo?

Pensar en todo aquello era un dolor de cabeza.

No se por qué carajos estaba sonrojado de nuevo. Sin saber qué decir, solo asentí, volviéndonos a sumergir en el sonido de la música y en los ruidos molestos de la calle.

Me terminé las gomitas antes de llegar a casa. Ojalá no me hicieran daño, pero no me preocupaba mucho, pues yo sabía que Soobin jamás haría algo que me lastimara. De alguna forma, ya confiaba en él.

Llegamos a mi casa y Soobin sacó la silla de ruedas de la maletera, asentándola antes de cargarme como antes, provocando un rubor natural en mis mejillas.

Dios, era un hombre. Otro hombre no debía estar cargándome así...

Entonces, yo ya estando sentado, coloradito y ansioso, entramos por la puerta ya abierta.

Realmente yo sentía que la casa la había visto el día anterior, pero tan solo era una ilusión producto de la amnesia. En realidad habían pasado muchos meses, y eso en parte lo pude notar.

La pintura por fuera se veía más prolija, como si la hubieran pintado hace poco. Las flores que decoraban parte del pórtico se veían más bonitas, eran diferentes. Ya no había una maceta con flores marchitas.

La casa se veía con más vida desde fuera, pero no había punto de comparación con como se veía por dentro. Cuando entramos ahogué un suspiro.

Era un lugar totalmente diferente de como yo lo recordaba. Inmensamente diferente.

Mi casa siempre fue aburrida; colores monótonos y fríos que le daban el toque "moderno".

Mis padres nunca fueron demasiado fanáticos de los cuadros que escapaban lo vanguardista. Pero al parecer, eso también había cambiado.

Porque no es broma cuando digo que cada diez centímetros, había un cuadro en la pared.

Cada maldito rincón de mi casa tenía cuadros coloridos en ellos, coloridos algunos, abstractos otros, de paisajes, retratos. Era fascinante, hermoso.

Para nada era la casa aburrida en la que había vivido toda mi vida. Era la misma, pero estaba tan diferente... Era como tener un museo de arte en mi propia casa, era bellísimo. Cada cuadro tenía su propio encanto, y si te quedabas viendo uno, te podías perder horas, en cada uno de ellos.

Tenían vida, me hablaban.

Sabía que mi rostro reflejaba mi fascinación y asombro, porque mi papá, quién en algún momento llegó a la sala, habló.

——Impresionante, ¿no? Sé que no lo recuerdas así.

Oh, bastante impresionante.

——Es hermoso... ——admití. Mi vista fija en un cuadro de un océano, se veía tan realista y profundo... Increíble. Yo tampoco fui un gran fan del arte, pero vaya que podía apreciarlo y disfrutar de este.

——Todos son de Soobin.

Entonces miré al nombrado; cabizbajo, sonrojado, y por un demonio que tenía que verse tan bonito tímido.

Por primera vez admiración fue lo que sentí al verlo.

Tenía arte en las manos.

——Nuestro Binnie todo lo que toca lo convierte en arte, en algo bonito y maravilloso ——dijo mi madre sonando cariñosa, enganchando su brazo con el de Soobin. Sonaba como toda una madre orgullosa.

Dios, realmente quedaba estúpido cada vez que veía a mis padres interactuar con él... En serio lo amaban, hasta parecía que más que a mí.

Celoso de mi ex novio, fabuloso.

Soobin negó riendo avergonzado y dijo que era un regalo para él ver sus sonrisas.

Ugh, que tan meloso puedes ser, ¿huh?

——Siéntate, cielo, vamos a comer. Pondremos la mesa. ——Mi sonrisa decayó cuando me di cuenta de que mamá se dirigía a Soobin. ——Compré la cena del mejor restaurante de la ciudad para celebrar la llegada de Junnie. También un vino.

En ese momento mi papá llegó con un vino y con tres copas. Cuando me senté junto a todos en la mesa y mi papá terminó de servir, tuve que esperar unos segundos para entender que era mi sitio el que seguía vacío, sin plato ni copa.

——¿Por qué no hay un plato para mí? ——pregunté con molestia.

——El doctor dijo que no puedes comer como si nada, poco a poco, Junnie. ——Claro, y ella lo dijo cortando un trozo de bife ——. Una comida al día y con el tiempo iremos aumentando tu ración. Pero es mejor que en la noche no comas nada. ——Claro que tenía que decir eso llevándose el trozo de carne tierna a la boca.

Estaba por babear, y no, no es una hipérbole.

——P-pero tengo hambre. ——Debo admitir que el puchero que hice fue intencional.

——Te estamos cuidando, hijo. Comerás lo que quieras después, por el momento empezarás con pura sopa ——apoyó mi papá.

Bufé y me recosté en la silla. Tan injusto.

——Me hubiera quedado en el hospital en ese caso.

Odié tanto que mis padres me miraran con lástima...

Hubo un silencio incómodo, roto por Soobin.

——Supongo que quieres ver tu habitación, ¿verdad Yeonjun?

No lo había pensado, pero prefería eso a tener que babear por comida que mis labios no podrían tocar.

——Mmm... Sí.

Soobin se limpió delicadamente con la servilleta que había puesto mi madre, y la miró a ella.

——Muchas gracias por la cena, Suyeon, pero justo ahora no tengo demasiada hambre. Llevaré a Yeonjun a su habitación, ¿sí?

——Cariño, pero tú mismo me has dicho que no has comido nada desde el desayuno. No seas modesto, ve-

——No te preocupes, estoy bien. ——Le sonrió.

Mi madre no le respondió de nuevo, más bien le hizo caso.

Mis familia siempre fue exigente, dura, mandona, gente de trabajo, ocupada.

Rara vez eran cariñosos. ¿Soobin podría ser una clase de hada que transformó absolutamente cada aspecto de mi vida?

Mi casa, mis padres, a mí...

——Bien ——exhaló mi mamá, rendida ——. Pero te la alistaré en un taper para que puedas comertela en casa. Y no hay discusión ——sentenció levantando el índice, tierna y demandante a la vez.

Soobin rió suavemente y asintió, dándole las gracias.

Su risa y sonrisa, ugh, los favoritos de Dios.

Luego se dirigió a mí.

——¿Vamos?

Lo siguiente que ocurrió fue vergonzoso.

Mi casa consistía de dos pisos. En el primero estaba la cocina, el baño de visitas, la sala y el jardín; en el segundo, los baños propios, las habitaciones, y también el estudio.

Las escaleras que conectaban ambos pisos, estaban a pocos pasos de la mesa del comedor. Así como así, como si yo fuera de su propiedad, menos pesado que una pluma, Soobin me cargó de la silla del comedor hasta la de ruedas. No preguntó antes de actuar, mis ojos se abrieron mucho y sospecho que fue mi cara la que hizo a mis padres reír.

Para no hacerlo más incómodo, me callé. Ya le reclamaría cuando mis padres no estuvieran mirando. Me aferré a su espalda, y bajé la mirada porque de verdad no quería mirarlo.

Apenas llegamos al segundo piso, pude notar que había otra silla de ruedas esperándonos, me depositó en ella y empezó a empujarme como si fuera el dueño de la casa. Bueno, claramente la conocía bien.

——Así que para eso eran las dos sillas...

——Es más práctico así, pero para bajar las gradas, alguien tiene que cargarte.

——¿Y cuando esté solo?

——No hay demasiada necesidad de estar intercambiando de pisos, ¿verdad?

——No, pero, ¿y qué si tengo hambre?

——No puedes comer aún, no mucho.

Triste, pero... Tal vez si me hacía el dulce con él, podría convencerlo.

——P-pero tú me diste gomitas... ——Internamente rezaba por que funcionara y que me viera adorable.

Soobin resopló.

——Tu falso aegyo es realmente malo, y no, fue suficiente con lo de hoy. Además, se supone que era un secreto.

Ok, mala idea. Resoplé rendido.

Bueno, ya para qué. Me rendí y esperé en silencio a que me llevará a mi habitación.

Me sentí ansioso al ver la puerta de madera pulida y barnizada, cerrada.

Como si Soobin supiera, preguntó:

——¿Nervioso?

Era increíble su facilidad para leerme. Asentí.

Entonces abrió la puerta, y tuve la misma sorpresa que con el piso de abajo.

Mi habitación era muy distinta a como yo la recordaba. Empezando por las paredes que ya no era blancas.

Cada pared era de un color diferente; rojo azul, verde y amarillo. Parecía un cuarto de niños. Mis estantes con libros habían desaparecido, ahora en las paredes habían más cuadros, dos en cada pared.

Se veía... Extravagantemente bonito.

Si las pinturas de abajo me habían gustado, los de mi habitación me fascinaron. Gritaban Yeonjun por todas partes. Eran míos, claramente.

——Supongo que tú eres el autor de esto ——comenté intentando sonar neutral y no fascinado por un cuadro que parecía tener manchas aleatorias de pintura.

No tenía nada de especial, literalmente lo podía haber hecho un niño de cinco años, pero mi atención se desvió primero a ese por alguna razón.

——En parte. El que estás viendo ahora, de hecho, fue trabajo de los dos.

Oh, genial.

Para variar, mi mirada se desvió hacia mi mesita de noche por los objetos que habían en ella.

El tupilan y el cuadro del bosque, también el álbum.

Soobin también miró a esa dirección, pero nadie dijo nada.

——¿Has estado aquí antes? ——le pregunté con curiosidad a Soobin, girándome para verlo.

——Sí, muchas veces. ——Pero Soobin en vez de mirarme a mí, miró la cabecera de mi cama por alguna razón, la pared donde chocaba la esquina estaba descascarada. Miraba ese punto con una sonrisa cálida y un poco melancólica en el rostro, levemente sonrojado.

No entendí su reacción.

Iba a preguntar, pero mamá justo subió y le dijo a Soobin que ella se encargaría de cuidarme y que él se fuera comer tranquilo a casa. Por fin aceptó.

——Vendré mañana por la mañana para llevarte a las terapias. Descansa, Yeonjun ——dijo y salió.

Cuando se fue, me sentí ansioso por alguna razón. Quería meterme un puñetazo por sentirme ansioso de la nada de nuevo.

Esa noche, dormí con un nudo de inquietud en el pecho. Esperaba que se fuera una vez iniciadas las terapias.

Necesitaba retomar mi vida, a como de lugar.

Nota:

Espero que les esté gustando esta mini historia. Besos, mwah <3

Lamento errores, corregiré cuando tenga tiempo TT.









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