CSB

Eran alrededor de las 5:00 pm, el sol se escondía en el horizonte; corría mucho viento en las calles de Seúl. Sabía del clima, pero por llegar rápido con Yeonjun, terminé olvidándome de equiparme un abrigo.

Sentí escalofríos por todo el cuerpo... Sabía que no solo se debía al frío.

Mi respiración se volvió cada vez más pesada mientras mis pies me dirigían hacia aquella casa cuyo dueño me hacía sentir afortunado y miserable a la vez.

Marqué por cuarta vez a Jungkook, rezando internamente por que atendiera. Lo necesitaba.

Cuando el pitido cortado fue reemplazado por su voz, exhalé aliviado.

—Bien, tú no eres de insistir —Fue lo primero que dijo. Es cierto, a lo mucho marco una segunda vez, no soy de presionar, entiendo que la gente tiene una vida y otras ocupaciones, pero esa vez fue diferente, Jungkook lo sabía —. ¿Qué sucede?

Cuanto más lo pensaba, peor me ponía. Traté de que no fuera obvio en la llamada. Trague saliva, pero aquel nudo que me asfixiaba, no desapareció.

—¿Estás ocupado? —pregunté. Había escuchado unas risas a lo lejos apenas atendió.

—¿Importa? Estaba en algo, pero ya salí al patio. Dime qué pasa.

《Respira, Soobin. Respira》

—S-Si estás ocupado no tienes que hacer esto ahora, te llam-

—Pura mierda —interrumpió —. Si no fuera realmente importante no hubieras llamado tantas veces. Ahora, deja de hacerte el buen amigo y habla, ¿qué pasó?

Intenté apurar mis pasos, pero mis piernas empezaron a fallarme, se me adormecieron, o por lo menos así lo sentí.

Ya más agitado, sintiendo debilidad al punto del desmayo, me sostuve de lo primero que encontré, un poste.

La mano que sostenía el celular estaba temblando, para que se no cayera, cerré los ojos, apoyé mi frente en el poste, suspiré, e hice un esfuerzo consciente: ordenándole a mis dedos que usaran más fuerza.

—Soobin, respira —Supe que Jungkook había escuchado mi respiración inestable, que había podido sentir mis nervios hasta la otra línea. —. ¿Dónde estás?

Si no me concentraba en respirar correctamente, iba a terminar sin poder hacerlo.

—E-En la calle. —De pronto estaba tan mareado que tenía miedo de abrir los ojos, es más, por mi propio bien sabía que no debía moverme. Escuché los pasos de gente ir y venir, lo cual no ayudó, pero intenté bloquearlo.

—Dime dónde.

—No quiero que vengas.

—Me importa un pepino lo que quieras o no. ¿Dónde putas estás?

—Tengo que hacer esto...T-Tengo que... Sino no... T-Tengo...

—Silencio. No hables —ordenó —. Escucha mi voz, solo mi voz, ¿ok? Estás bien, Soobin, no estás solo, ¿sí? Me oyes, ¿verdad?

—S-Sí...

—Eso es. Inhala... —mandó, y nunca fui más obediente —. Exhala... Muy bien, así.

Su voz me tranquilizaba de una forma en la que ninguna otra podía. Le hice caso sin dudar, siempre lo hice, porque en todo el proceso, Jungkook fue él único que pudo soportarme, aquel que no solo supo cómo controlar mis ataques de pánico, sino también supo cómo evitarlos.

Repetí esa acción más de veinte veces para poder restablecerme de nuevo, Jungkook en todo momento hablándome, haciéndome saber que estaba ahí para mí.

Un poco mejor, me sostuve del mismo poste y me enderecé, con cuidado abrí los ojos y luego me solté de él, tanteando. Claramente estaba mejor, pues no sentía que me desvanecería.

—¿Mejor? —preguntó.

—Mejor —suspiré limpiando las comisuras de mis ojos ligeramente húmedos --. Gracias Kook.

—¿Estás tomando tu medicación?

Iba a mentirle, pero me demoré mucho en tomar esa decisión, y como se trataba de Jungkook, pudo figurarlo sin dificultad.

—¿Por qué no estas tomándola? —preguntó con irritación.

—Se me acabó —mentí, terminando de estabilizar mi respiración.

—No mientas, hace siglos no te viene uno, y cuando fui a tu departamento hace unas semanas, había los suficientes blisters como para dos meses más. Habla, ¿por qué?

—Yo... —Cerré los ojos de nuevo, inspirando aire muy necesario —, ya no la necesito.

—Sí, yo no lo creo —De alguna forma lo dijo casi gracioso —. ¿Desde cuándo dejaste de tomarlas?

—A veces tomo, pero-

—Desde cuándo.

Su tono me lo decía todo: había enfurecido a la bestia. No me convenía mentirle. Jungkook se enojaba cuando no era honesto y directo con temas delicados, y según él, el tema en discusión era uno de esos.

—Un poco más de una quincena —musité derrotado. Yo no era una persona muy dócil que digamos, los únicos que lograban eso eran Yeonjun y Jungkook, por supuesto. A ellos nunca les ganaría una pelea; fueron, son y serán siempre, mi talón de Aquiles.

—Cuando despertó Yeonjun —aseveró. No dije nada, y eso le dio el espacio para regañarme, bastante airado—. Idiota, eres un grandísimo imbécil.

Cualquiera ajeno a nosotros hubiera pensado que su tonalidad, sus palabras e intención, eran inoportunas considerando que apenas había escapado de tener un ataque de pánico, y bueno, razón hay en ese argumento. Sin embargo, Jungkook me conocía y conoce tan bien, que incluso sabía cuándo enojarse conmigo, qué hacer, el momento, cómo: Lo sabía todo.

Jamás hubiera explotado de la forma en la que lo hizo si hubiera creído que yo no hubiera podido soportarlo. Era de los amigos que primero te limpiaban las heridas, se aseguraba que estuvieras a salvo, y luego te daban una buena cachetada más un sermón de media hora que te hacía arrepentirte hasta de haber nacido. Jungkook siempre fue así, noble como nadie.

Si yo era el asertivo, él era el impulsivo. No pensaba dos veces en decir las cosas, podía ser suave conmigo a veces solo porque era yo, pero el alcance de su verdadera personalidad era revelada cuando estaba molesto, no podía retenerlo ni conmigo. Como yo ya estaba acostumbrado a eso, una vida, literalmente, no tuvo mucho efecto en mí, pero siguió siendo mortificante que me señalara mis errores de esa forma, tan hosco.

Mordí mi labio inferior con fervor, preparado para la cátedra.

—No puedes hacer que tu mundo gire alrededor de ese niño, ¿entiendes? No puedes vivir a sus expensas, idiota. No me importa lo que tengas que decir, simplemente no funciona así, joder.

<<Si Yeonjun despertó, eso NO significa que puedes dejar de tomar tu medicación. El niño NO es una pastilla mágica que de repente va a desaparecer la depresión y ansiedad con la que fuiste diagnosticado. Es un tema serio, es complejo, es más grande que él y que tus ganas de vivir y mejorar por él. Es mucho más grande que el deseo de estar bien, Soobin. Si fuera tan fácil, nadie sufriría de eso, ¿entiendes?>>

Detestaba sentirme como un niño regañado. Comencé a caminar hacia mi destino de nuevo, la irritación provocada por sus palabras disminuyó la ansiedad que me carcomía.

—Como siempre exageras todo —resoplé, guardé mi mano libre en el bolsillo de la camisa, esperando que pudiera calentarla un poco —. No quería preocuparte así, pero sabes que nadie más puede ayudarme con ese tema. Gracias más bien. Y mi vida no gira en torno a Yeonjun tampoco, sigo yendo a clases, sigo trabajando y haciendo lo que puedo. Si dejé de tomar las pastillas es porque me siento mejor. Además, esa depresión y ansiedad empezaron desde el accidente, precisamente porque él supuestamente no despertaría en años luz, ahora ya está bien, despierto y más vivo que nunca, tú no tienes idea de lo jodidamente feliz que me hizo esa noticia —contrarié algo irritado también.

Un largo silencio se extendió a través de la línea.

—Aun así, tu tratamiento no termina hasta noviembre. Quieras o no, vas a terminarlo, te voy a obligar a hacerlo. ¿Quieres que vaya todos los días a meterte la pastilla a golpes? No hay problema, porque me da igual. Tengo tiempo.

Como dije, no podía contra Jungkook.

—Ugh, bien, las tomaré. Te odio.

—Es mutuo, Choi.

Nuestra amistad fue un enigma para los demás, pero funciona para nosotros, eso es lo importante.

—Te dejo hacer tus cosas, los demás deben estar preguntando por ti. Hablamos. —La verdad solo quería escapar de esa conversación.

—Me valen mierda absoluta los demás. No he terminado contigo, responde a lo primero que te pregunté.

—¿Qué? —pregunté desganado.

Reconocí el camino por el que iba cuando paré por el semáforo en rojo y vi en la esquina de la cuadra a aquella tienda donde solíamos comprar helado y alquilar películas viejas con...

Tragué saliva con dificultad y desvié la mirada, me concentré más en la voz de Jungkook para evitar el episodio de antes. Debía distraer mi mente.

—¿Qué pasó? Tú no te pones así de la nada. ¿Pasó algo con Yeonjun?

Suspiré, no iba a dejarme tranquilo.

—¿Viste la fecha?

—23 de enero, ¿y qué?

—No, idiota, el día.

—¿Miércoles? Mierda, es cierto —Él lo había olvidado, lo sabía, era de esperarse: Jungkook tenía mala memoria y no era algo tan importante para él tampoco —. Lo siento, estuve ocupado, se me pasó. ¿Ya fuiste o recién vas a ir?

—Estoy en camino.

—¿No vas en auto?

—Lo dejé en el estacionamiento del hospital, tengo que volver después por Yeonjun y dejarlo en su casa, no demoraré.

—¿Estás yendo a pie a la casa de Kai? Estás loco, hombre, ¿has visto a cuántos grados estamos? Espero que mínimo tengas un abrigo de los grandes.

—Obvio. —Tuve que volver a mentirle para evitarme otro sermón, si le decía el porqué no tenía uno, definitivamente habría terminado en pelea.

—Igual no me convence, literalmente está helando afuera, peor ahora que ya no hay sol. Si te enfermas, el que va a tener que cuidarte soy yo, ahórrame ese trajín y pide un taxi.

—Igual ya estoy cerca.

—¿Cuánto tiempo vas caminando?

—Veinticinco minutos quizá. En realidad, no es demasiado lejos. Kai quería vivir cerca de su centro de trabajo, por eso se mudó acá.

—Ex centro de trabajo.

Pasaron dos segundos, muy largos.

—Eres una mierda —inculpé.

—Ok, eso fue bastante innecesario, lo siento. No puedo conmigo mismo a veces, ¿sabes?

—Si tú no puedes contigo, yo que te aguanto todos los días, ¿dónde está mi premio?

Otro silencio.

—Casi lo digo, pero hasta yo sé cuándo callarme.

—Estás aprendiendo, me enorgullezco —me burlé.

—Deja de burlarte de mí, imbécil.

—El día que dejes de maldecir o insultar en cada frase, lo haré.

Escuché a Jungkook exhalar y eso me hizo sonreír, hacerlo renegar era genial.

¿Ven? Así como así Jungkook me arregló la tarde. No me quitó por completo los nervios, pero tenerlo, aunque sea por llamada, me hizo sentir seguro, mejor.

—¿Ya pensaste en lo que le vas a decir?

—Sep.

—No vas a ir solo por la polera, ¿verdad?

No lo iba a engañar esta vez, igual él hubiera adivinado la verdad.

—Precisamente.

—Se dulce con él chico, por favor. Sabemos que no lo merece.

—No pido demasiado, solo quiero ver su sonrisa, saber que estamos bien. Ese será mi final feliz con él.

Jungkook chistó.

—Tú y tus finales felices. Eres un bebé tan inocente...

—Quizá, pero la fe es lo que mueve al mundo, amargado.

—Es porque soy viejo, ¿verdad?

—Somos, Kook, somos.

—Oh cállate, cara de muñeca —rió —. Ya te escucho mejor, será mejor que me vaya, ¿a menos que haya algo más que agregar?

—Mmm... En realidad, he estado preocupado por otra cosa.

—Escúpelo.

—Hoy estando con Yeonjun, ocurrió algo raro.

—¿Qué pasó?

—Mientras estaba en llamada contigo, de repente Yeonjun se congeló, fue extraño.

—Así que por eso cortaste... ¿Cómo así se congeló?

—Sí, se veía asustado, como si le hubieran puesto pausa, algo así como un shock.

—¿Y no le preguntaste?

—Obvio sí, pero ni él mismo sabe qué fue. El doctor lo iba a revisar. esperaré un par de horas y llamaré para que me explique Woo o él, yo recién iré a recogerlo a las 9:00 pm aprox después de ir a la galería a dejar un pedido, pero no quiero esperar hasta entonces. Como sea, espero que no sea nada grave.

—¿Crees que sea por algo de sistema nervioso?

—Eso es lo que más me preocupa —me sinceré y de nuevo comencé a sentir esa molestia en la garganta —. La amnesia retrógrada se debe al daño en el cerebro, por más que sus primeros exámenes neurológicos hayan salido bien, me aterra pensar que algo haya ocurrido estas últimas semanas. Me da mucho miedo, investigué mucho de estas cosas, una trombosis cerebral se puede formar en cuestión de días. Yo sé que le hacen exámenes con regularidad, pero no es suficiente para mí, necesito que sean diarios.

—No te estreses de más, ¿quieres? No te hagas un mundo sin suficiente información. Más tarde lo conversas y te quitas la duda, pero no creo. Se positivo.

—Si no lo fuera, no estaría hablando aquí contigo.

—Deja el drama, hombre, todo estará bien. Ahora en serio debo irme.

—Y yo ya llegué a la casa.

—¿En serio?

—La estoy viendo ahora mismo.

La misma casa: paredes grises, ventanas grandes, muy grande para una sola persona. No podía creer que estaba de vuelta.

—Suerte Bin —deseó —, ten compasión. Me llamas cualquier cosa.

《Vamos Soobin, no la cagues》

—Adiós, la necesitaré.



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