CSB
No podía verlo más.
Salí de la habitación sintiendo que el aire que entraba a mis pulmones quemaba dentro.
Apenas cerré la puerta, caí desbaratadamente sobre mis rodillas, mis piernas sin fuerza, comencé a llorar de nuevo.
Estaba tan jodidamente harto de las lágrimas... Las desgraciadas me habían acompañado toda la vida, por su recorrido estaba mi camino de vida.
Pero todo cambió desde que te conocí. Me pintaste con los colores del arcoíris a tu gusto, una combinación perfecta de tonalidades, hiciste que dejara de llover, me diste vida, Yeonjun. Creo que un simple "te amo" es poco para expresar lo que siento por ti, la palabra amor no te hace justicia, pequeño.
Y duele, duele como el infierno haberte perdido dos veces. Pero ya me decidí; Choi Yeonjun, no me voy a rendir contigo, yo sé que vas a poder recordarme, porque nuestro amor es indeleble, lo prometimos, lo sé en el fondo de mi corazón.
Tuve la necesidad de salir de ese maldito hospital que me hacía sentir enfermo, ahora más que nunca. Joder, como odio los malditos hospitales.
Salí y caminé dos cuadras, era una tarde ventosa por lo que sentía a mi cara congelarse debido a la humedad en ella provocada por mis lágrimas silenciosas y casi imperceptibles.
Recibí una llamada, saqué el celular del bolsillo de mi casaca, y al ver quién era, contesté de inmediato, carraspeando antes para asegurarme de que mi voz saliera estable cuando abriera la boca.
——¿Soobin? ——Se escuchaba ansioso.
——Hola Beomgyu.
——¿Despertó? Tae me dijo que despertó, dime por favor que es cierto ——Emoción en su voz.
Antes de responder, suspiré y seguí caminando por las solitarias calles hacia casa.
——Él está despierto ——respondí sonriendo al pensar en sus ojitos abiertos.
——¡Eso es maravilloso! ——chilló ——Creí que el doctor había estimado por lo menos unos tres años.
——Nuestros chicos son fuertes, Beomi. Ellos nunca siguieron las reglas.
——¡Verdad que sí! ¡Ah, estoy tan feliz! ¡De verdad lo estoy! Apenas vea a Tae, le diré para celebrar los cuatro juntos.
——Beomgyu, no cre-
Beomgyu estaba tan contento, que por la euforia seguía interrumpiéndome
——Bueno, él aún no nos conoce, pero cuando lo haga vamos a ser amigos todos y podremos salir a citas dobles y, ¡ay sí! De verdad creo que fue destino que-
——Beomgyu ——espeté.
Pequeño silencio.
——¿Q-Qué sucede? ¿Por qué no suenas para nada emocionado? ——El volumen de su voz fue considerablemente más bajo.
No quería decirlo, dolía en serio, mucho.
——Y-Yeonjun despertó con amnesia.
Otro silencio, esta vez más largo.
Tragué saliva, mi garganta escociendo una vez más.
——¿O-O sea que no recuerda nada?
——No sabe quien soy, Beomgyu.
Unas simples palabras podrían doler tanto, huh.
De nuevo el mismo doloroso silencio, roto por Gyu esta vez.
——Oh... Pero es normal durante los primeros días, cuando yo desperté, también me sentía muy perdido y confundido, con los días todo fue esclareciéndose, ¿acaso tú no te sentiste así al despertar?
No.
——La diferencia, Beomgyu, es que nuestro periodo de coma fue mucho más corto, y al despertar, ambos recordábamos casi todo. Con Yeonjun no es así, él simplemente ha borrado años de su memoria, ¿entiendes?
Sé que sonaba como un cretino pesimista, pero después de la desilusión que sentí al saber la verdad, preferí pensar lo peor desde ahora.
——De todas formas, mantente positivo. Estoy seguro de que en los siguientes días va a recordarte. Algo tan bonito como lo suyo no se puede olvidar así de simple. Tranquilo, ¿ok?
Ojalá así fuera. Odio a las lágrimas, las aborrezco.
Te amo y extraño tanto.
——G-Gracias ——El hilo de voz quebrándose.
——Tae y yo estamos aquí para lo que cualquiera de ustedes necesite. Tranquilo hyung, todo estará bien, ¿ok? Te queremos, llámame para lo que necesites.
——Gracias Beom, de verdad lo aprecio ——Apenas pude decir con voz legible.
——Cuídate hyung.
——Igual tú, pequeño.
Colgué sintiendo una bola gigantesca de metal en mi pecho y garganta.
Sin darme cuenta ya había llegado a casa.
Suspiré deseando que el peso extra en mi corazón se fuera, miré al cielo celeste grisáceo unos segundos y cerré los ojos aspirando, respirando conscientemente, sintiendo el aire entrar a mis pulmones que por alguna razón se sentían disfuncionales, quizás por el incesante dolor.
Debía estar agradecido de salir con vida de aquella traumática experiencia, de que los cuatro lo hiciéramos. Pero no podía disfrutarlo si es que yo seguía siendo un don nadie en tu memoria mientras tú lo eras todo para mí, mi amor.
Yo era un egoísta, un jodido, infausto, desgraciado, y penoso egoísta.
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