71.- ¿Un festival?

- ¡Mirad esto! - exclamó Ashido - ¡Mirad! ¡Mirad!

Mientras esperábamos a que empezase la tutoría, Ashido se puso a un lado del aula, llamando nuestra atención. Se lanzó contra el suelo dando una voltereta en el aire, para luego ponerse a girar sobre sí misma en el suelo, alternando los focos y pesos. Sero, Hagakure y yo nos pusimos a animarla, mientras Aoyama y Mineta hablaban por un lado.

- Así que su hobby es bailar, ¿no? - preguntó Aoyama, llevándose una mano al mentón.

- ¿¡Qué sentido tiene la falda si debajo vas a llevar mallas cortas!? - exclamó Mineta.

- Para que los pervertidos como tú no le vean las bragas - respondí de mala gana.

- Así que el increíble control que tiene Ashido sobre su cuerpo procede de la danza... - observó Midoriya, sacando su libreta de apuntes - Utiliza todo su cuerpo en cada acción.

- Nunca podré olvidar cómo quemó mi capa en nuestro primer entrenamiento de combate... - suspiró Aoyama.

- Me pregunto si podría hacerlo... - comentó Midoriya.

- ¡Pídele que te enseñe! - propuso Kaminari, con su típica sonrisa.

- ¡Sí, chaval! - gritó Ashido, cruzando los brazos sobre su pecho - ¡Vamos a bailar!

- Uh... Um, sí - respondió Midoriya, nervioso - ¡Por favor, enséñame cómo!

Ashido intentaba enseñar uno de los pasos básicos de break dance, y Midoriya y Aoyama la imitaban como bien podían.

- Es como Sato con sus dulces. ¡Es genial cuando tus hobbies resultan útiles para las actividades heroicas! - comentó Kaminari, refiriéndose a Ashido y el baile, y se giró hacia Jiro - Hablando de hobbies, ¿cuáles son los tuyos, Jiro?

- ¡Ey, déjame en paz! - chilló como respuesta.

- Tu habitación parecía una tienda de instrumentos - prosiguió, haciendo caso omiso - Hasta diría que es más que un hobby para ti.

- ¡Sheesh! - le mandó callar, y su rostro empezó a tornarse rojo - ¡Solo olvidémonos de todo lo de "El rey de las habitaciones", ¿vale?!

- ¡No! ¡Tu habitación es la de una profesional, seguro! - insistía - ¡Lo digo en serio!

Kaminari se calló de golpe al ver como uno de los auriculares de Jiro se acercaba peligrosamente a su rostro.

- ¡He dicho que pares!

Dicho eso, volvió a su asiento, dejando a Kaminari asustado, y me acerqué a ella.

- Jiro, ¿estás bien? - pregunté.

- Sí, es solo que... Kaminari es demasiado insistente... - suspiró - Pero da igual.

El timbre que anunciaba el inicio de las clases sonó, así que todos volvimos a nuestros asientos. Aizawa-sensei entró en el aula y se colocó tras su mesa, mientras empezaba a ponerse su saco de dormir.

- Es la época del festival escolar - habló con voz neutra, casi sin emoción alguna.

- ¡Otro evento escolar normal! - exclamaron mis compañeros.

- ¿Y qué hay de visitar hoy a Eri, sensei? - preguntó Tsuyu.

Cierto, sabíamos que estaba mejor, pero aún no nos habían dejado ir a verla.

- Ah... Hablaremos de eso después - respondió.

Mis compañeros seguían emocionados, gritando sin parar.

- ¡El Festival Escolar!

- ¡Este va a ser el mejor evento normal!

- ¡Tenemos que escoger qué haremos!

Kirishima se levantó de su asiento, con una mueca de confusión.

- ¿¡En serio!? ¿¡Vamos a hacer esto pese a todo lo que está pasando en el mundo!?

- Kirishima... Has cambiado - comentó alguien.

- ¡Esperad, tiene razón! - saltaron en su defensa - ¿¡Incluso con todos esos villanos ahí fuera!?

- Es un punto de vista prudente. Pero recuerda que la UA consiste en algo más que solo el Departamento de Héroes - tomó la palabra nuestro tutor - En el Festival Deportivo, el foco está en los alumnos de este departamento. Así que el Festival Escolar realza a todos los demás. No recibe el mismo nivel de atención, pero está destinado a ser un evento divertido para el resto de la escuela. Eso sin contar que el sistema de dormitorios surgido a causa del Departamento de Héroes es una gran fuente de estrés para algunos.

- Si lo pones así... - dijo Kirishima, sentándose de nuevo - Sí, no sería justo para ellos.

- Exacto. Eso es por lo que no podemos cancelar el evento - continuó Aizawa-sensei, sentándose en una esquina del aula - No será como en los anteriores... A este solo podrán asistir estudiantes, profesores y un pequeño grupo de visitantes. No estamos compitiendo por ser el centro de atención, pero cada clase tiene que que hacer algún tipo de parada o exhibición. Y hoy vais a decidir qué haréis.

Se durmió con la espalda apoyada en la pared, así que Iida y Yaoyorozu se situaron al frente de la clase.

- ¡Yo, Tenya Iida, presidente de 1A, seré quien lidere este debate! - exclamó - ¡Trabajemos juntos para hacer que este proceso vaya lo más fluido posible! ¡Primero, las propuestas! ¡Aquellos con ideas, levantad las manos!

Casi todos los alumnos se pusieron a gritar "¡Yo!", alzando las manos con entusiasmo.

- Guh... Qué entusiasmo tan explosivo... ¡Debemos hacer esto en orden! - masculló Iida, y empezó a nombrar a gente para darles el turno de palabra - ¡Kaminari!

- ¡Hagamos un "Maid café"! - propuso.

- Maids... ¡Propones un servicio, supongo! ¡No está mal! - respondió.

- ¡Piensa más grande, Kaminari! - gritó Mineta, alzando la mano.

- ¡Mineta! - le dio la palabra.

- ¡Club de stript...!

En apenas un segundo, Tsuyu lo envolvió en una tela y lo ató con una cuerda al techo.

- ¡Uraraka! - llamó Iida.

- ¡Un puesto de mochi! - propuso.

Uno por uno, mi compañeros empezaron a proponer sus ideas, así como una competición de pulso, una casa encantada, un puesto de crêpes, un baile, un zoo para acariciar animales, un show brillante o un micro abierto de comedia. Cada una de las opciones fue escrita en la pizarra.

- ¿Solo hay 20 propuestas? - preguntó Hagakure.

- ¿Hay alguien que aún no haya dicho su idea? - llamó Yaoyorozu.

- Falta Himura - contestó Ashido.

20 pares de ojos se cernieron sobre mí, expectantes.

- Nunca he participado en ese tipo de festivales, así que no se me ocurre nada... - respondí.

- ¿No hacían festivales en tu antigua escuela? - me preguntó Hagakure.

- No, sí los hacían, pero mis compañeros no nos dejaban participar.

- Bien, pues eliminemos las irracionales, las inviables y las no específicas - declaró Yaoyorozu mientras las borraba de la pizarra, no sin alguna que otra queja.

- ¡Deshaceos de las presentaciones de la ciudad natal! - exclamó alguien, rechazando la propuesta de Iida.

- Eso seguro - secundaron.

- ¡La mayoría decide! - se lamentó el delegado.

- ¡Y siempre estamos haciendo fiestas de estudio! - se quejó otro.

- Solo intentaba ser de ayuda... - susurró Yaoyorozu.

- ¿No podríamos combinar todas las ideas de comida en una sola?

- El soba y los crêpes no van precisamente bien juntos.

Empezaron a discutir entre ellos, gritando y quejándose.

- ¡Como decía, los crêpes no se pueden mezclar con comida asiática!

- ¡Silencio! - pedía Iida.

- ¡Entonces, hagamos la casa encantada!

- ¡Silencio! - volvió a pedir.

- Esto es demasiado como para imponer orden de nuevo... - suspiró Yaoyorozu.

El timbre volvió a sonar, y la clase terminó.

- Menudo debate más desastroso... - se quejó Aizawa-sensei mientras se quitaba el saco de dormir y se dirigía hacia la puerta del aula - Mejor que lo decidáis para mañana por la mañana. Porque si no... Haréis clase normal ese día.

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Al final de la jornada lectiva, Kirishima, Uraraka, Tsuyu, Midoriya y yo nos dirigimos al aula suplementaria para hablar con Aizawa-sensei sobre las vistas a Eri: al parecer, la niña solo quería vernos a Midoriya, Togata y a mí, así que fuimos con Aizawa-sensei al hospital.

- ¡Eri! - la llamó Midoriya - Sentimos haber tardado en venir.

- He traído frutas, puedes comer las que quieras - dijo Togata, enseñándole una cesta de frutas - ¿Cuál te gusta más? Déjame adivinarlo: creo que el melocotón.

- La manzana - dijo ella, con la cesta entre las manos.

- ¡Lo sabía! - bromeó Togata - Te pelaré una manzana.

Togata dejó la manzana recién cortada en un plato, los 3 cogimos unas sillas y nos sentamos frente a la camilla. Entonces nos dimos cuenta de que Eri intentaba tapar las cicatrices de sus brazos.

- Ey, no hace falta que tapes tus cicatrices, todos nosotros tenemos - comentó Midoriya.

La niña negó con la cabeza.

- Pero no son el mismo tipo de cicatrices... - miré a Eri - ¿Puedo acercarme un poco más?

- Sí... - respondió ella.

Me puse de pie, me coloqué junto a la camilla y me recogí las mangas de la camiseta de manga larga que llevaba.

- ¿Ves esta cicatriz? - le pregunté a Eri, señalándome la muñeca, y ella asintió - Tuvieron que operarme para arreglarme la muñeca cuando mi padre la golpeó con un martillo - bajé un poco el cuello de la camiseta - Esta es de cuando mi madre me tiró al suelo y me dio más de una patada en la clavícula; parte del hueso me atravesó la piel, por eso la cicatriz es así - me puse de rodillas frente a la camilla - Y deberías poder encontrar fácilmente las cicatrices de cuando me tiraron por las escaleras, me golpearon con una botella, me lanzaron contra un mueble,...

- ¿Tus papás te hicieron todo eso...? - preguntó Eri.

- Sí, y más cosas - respondí - ¿Y sabes lo que decían cuando alguien les preguntaba cómo me había hecho esto?

- "Suele emocionarse mucho cuando juega y acaba haciéndose daño"... - susurró ella lo mismo que nos dijo Overhaul al cruzarnos con él por primera vez.

Asentí con la cabeza.

- ¿Pero sabes qué es lo bueno? - pregunté, y ella negó con la cabeza - Que ahora estamos a salvo, y no volverán a hacernos daño; ni a mí mis padres, ni a ti Overhaul.

Tomé sus manos entre las mías con cuidado.

- Me cae bien, pero no le hagas caso respecto a esto - dije, refiriéndome a Midoriya - ; puedes taparte las cicatrices si quieres, yo lo hice mucho tiempo y con algunas aún lo hago, pero con el tiempo son pruebas de por lo que has pasado, y de que has salido de ahí - expliqué - Pero podemos hacer un trato; las veces que te vea y que te tapes las cicatrices, yo dejaré que se vean las mías para que no te sientas tan mal. ¿Te parece bien?

Eri pareció dudar un momento, pero finalmente asintió con la cabeza.

- S-sí - respondió.

Volví a mi silla y me senté.

- Estuve pensando todo este tiempo en cuando me salvaste - dijo Eri a Midoriya - Pero no sé tu nombre. Solo sé el de Lemillion, pero no el tuyo.

- Soy Izuku Midoriya, mi nombre de héroe es Deku - explicó él - Deku es más corto y fácil de memorizar. Sí, Deku, soy Deku.

- ¿Nombre de héroe? - preguntó la niña.

- Es un apodo - expliqué - El mío es Lightning, pero mi nombre es más fácil, así que puedes llamarme Anzu.

- Deku y Anzu - repitió ella.

- Así es - asintió Midoriya.

- Perfecto - añadí yo.

- Lemillion, Deku, Anzu y... - dijo la niña - El señor de las gafas.

Creo que no me equivocaba si decía que a los 3 se nos heló la sangre; ya nos habían informado de que Eri no sabía lo de Sir NightEye, pero seguía siendo difícil asimilar lo sucedido.

- Os hirieron por mi culpa... Sufristeis por mi culpa - dijo Eri, al borde de las lágrimas - Lo siento mucho. Por mi... Por mi culpa perdiste tu kosei, Lemillion...

Togata se acercó a ella y le puso una mano en la cabeza.

- Eri, nadie piensa que nos hayas hecho sufrir. Solo pensamos que nos alegramos de que estés a salvo - trató de consolarla - No te disculpes por algo que no es así, tú tranquila. Peleamos porque queríamos verte sonreír.

Togata se sentó de nuevo en su silla y Eri empezó a hacer muecas con la cara, en un vano intento de esbozar una sonrisa.

- Lo siento, no sé cómo se sonríe... - dijo, con los ojos llenos de lágrimas.

Por si ya no me sentía bastante mal, aquellas palabras terminaron por romperme el corazón.

- Aizawa-sensei - lo llamó Midoriya mientras se levantaba de la silla y caminaba hacia nuestro tutor - ¿Eri podría salir un día?

- No es imposible - respondió él - De hecho, están pensando en dónde...

- ¿Puede venir ella también al Festival Cultural?

- Pues no es mala idea... - comenté - Al haber menos gente será un entorno algo más seguro, y mientras Aizawa-sensei esté cerca no debería haber ningún problema.

- ¿Qué es un Festival Cultural? - preguntó Eri.

- ¡El Festival Cultural es una celebración que se hace en nuestra escuela! - le respondió Togata, emocionado - Todos se esfuerzan para que el resto de la escuela disfrute. Hay espectáculos, puestos de comida,... ¡Tal vez haya manzanas de caramelo!

- ¿Manzanas de caramelo? - repitió ella, extrañada.

- Son aún más dulces que las manzanas normales - explicó Togata.

- Más dulces... - dijo Eri en voz baja mientras se le hacía la boca agua.

- De acuerdo, hablaré con el director - anunció Aizawa- sensei.

- ¿Qué te parece, Eri? - le preguntó Midoriya.

- He estado pensando en cuando me salvasteis, y en quienes me salvaron - comentó ella - Quiero saber más cosas de vosotros.

- Siento no haber podido ayudar... - comenté.

- Pero tú le plantaste cara a Chisaki aquel día e intentaste defenderme - negó Eri - No había visto a nadie hacer eso hasta que lo hiciste tú... Gracias...

Noté algunas lágrimas brotar en mis ojos, pero me las sequé rápidamente.

- Te contaré tanto que te aburriré - dijo Togata con una sonrisa - Hablaremos con el director para que te permita ir. Yo ahora no voy a la escuela, así que será una cita.

- ¿Una cita? - preguntó Eri, extrañada.

- Una excursión entre dos personas íntimas - explicó Togata - Seguro que Anzu sabe de eso.

- ¿Q-quién, yo? - pregunté, sonrojada - ¿P-por qué yo?

- ¿El chico ese de pelo índigo no era tu novio? - me preguntó.

- S-sí, pero no hemos ten-nido citas.

- ¿Una excursión entre dos personas íntimas? - preguntó Eri.

- ¿Qué estás diciendo, Togata-senpai...? - le preguntó Midoriya.

Seguimos hablando hasta que finalmente llegó la hora de irnos.

- Sigo pensando que yo estaba de sobra - le comenté a Aizawa-sensei - No sé porqué he venido, a fin de cuentas a Eri la salvaron Midoriya y Togata, yo ni siquiera estuve cerca de ella.

- Eso es cierto, sí - asintió él - Pero ninguno de ellos hubiera podido conectar con ella como tú.

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¡Gracias por leer!

¡Hola, siento mi desaparición, ha sido por los exámenes! Aunque voy a seguir algo desaparecida.

¿Cómo estáis?

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