53.- Más que un amigo

A la mañana siguiente me desperté, me puse el uniforme y bajé a la zona común, donde encontré a mis compañeros rodeando a Midoriya y Bakugo.

- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no os habéis puesto el uniforme? - les preguntó Jiro.

- Nos hemos peleado, y tenemos prohibido salir - farfulló Midoriya en voz baja, sin dejar de aspirar.

- ¿¡Os habéis peleado!? - exclamó Ashido.

Empezaron a insultarlos, diciendo que eran estúpidos e irresponsables.

- Al menos habréis hecho las paces tras la pelea, ¿No? - le preguntó Uraraka a Midoriya.

- ¿Hacer las paces...? No exactamente, pero, bueno,... Es difícil ponerle un nombre - respondió.

- ¡Buena la habéis hecho, os han castigado! - exclamó Iida - ¡Doy por hecho que ninguno de vosotros irá a la ceremonia de apertura!

Negó lentamente. Finalmente, todos nos fuimos al edificio principal, dejando solos a Bakugo y a Midoriya. Caminamos por los pasillos de la academia para dirigirnos a donde Nezu daría el discurso de apertura, pero una voz irritante nos interceptó.

- ¡Ey, clase A, me he enterado de las noticias! - dijo Monoma, con su típico tono de superioridad - ¡Dos de vosotros! ¡He oído que dos de vosotros habéis suspendido el examen de licencia provisional!

- Ay, Monoma, tan encantador como siempre - contestó Kaminari, sarcástico.

- Venga, no me lo digas. Vuelves a ser el único suspendido de tu clase, ¿A que sí? - apuntó Kirishima, recibiendo solo una risa como respuesta - ¿Ni siquiera vas a contestar?

- Se han cambiado los papeles, clase A - contestó - Todos y cada uno de nosotros hemos pasado el examen.

- Lo siento mucho... - suspiró Todoroki.

- No te disculpes, Todoroki... - dije, acariciándole la espalda.

Pony Tsunotori, la alumna de intercambio de 1B, se acercó a nosotros.

- Nuestro profesor Vlad ha dicho que participaremos en actividades juntos - dijo, con acento estadounidense - ¡Va a ser muy divertido!

Monoma se acercó a ella, y le susurró algo al oído.

- Y os vamos... ¿A moler hasta los huesos...? - añadió, girándose hacia Monoma.

Este solo se echó a reír, recibiendo un golpe por parte de Kendo.

- Que interesante, por fin puedo ver lo patéticos que sois en persona.

La clase de 1C acababa de llegar, incluido Hitoshi, el autor de tal comentario.

- Espero que eso no vaya por mí - contesté.

- Sabes perfectamente que no - respondió - ¿Cómo está mi heroína favorita?

- Uy, no me estarás poniendo al nivel de Eraserhead, ¿Verdad?

- Uuuuummmmmhhhh... Tal vez - rió.

- Oye, ¿Tienes algo que hacer esta tarde?

- Mis compañeros querían hacer una "tarde de juegos", pero creo que voy a pasar... - respondió.

- ¿¡Qué!? - exclamé - Ni de coña. Vas a estar con tus compañeros.

- Pero no me apetece...

- Me da igual, vas a ir sí o sí.

Se quedó un momento en silencio, pero luego mostró una pequeña sonrisa.

- Ok, me uniré a ellos en los juegos, pero solo si tú también vienes.

- ¿Por qué? Yo no pinto nada ahí.

- Mis compañeros te adoran - dijo, haciendo énfasis en la última palabra - Les hará mucha ilusión que vengas. No paran de preguntarme por ti.

- ¿En serio? - cuestioné, perpleja.

- Por supuesto - dijo, con una sonrisa - Anda, ven, por favor.

- Está bien, iré - suspiré, con una pequeña sonrisa.

- Genial. Bueno, yo me voy ya - me tomó por los hombros y me dio un beso en la mejilla, para después susurrar directamente en mi oreja - Nos vemos luego.

Se marchó de allí como si nada. Yo, por mi parte, estaba completamente paralizada, con el rostro rojo a más no poder.

- Tierra llamando a Himura - dijo Ashido, riendo - Himura, contesta.

- Creo que ha imitado a Kaminari y se ha cortocircuitado - rió Jiro.

- Himura.exe no responde - añadió Hagakure.

- D-dejad de reíros...

- ¿Es cosa mía, o parece más "musculado" que en el Festival Deportivo? - comentó Sero.

- Ahora que lo dices, parece que sí... - afirmó Ashido - ¿Tú sabes algo, Himura?

- Está entrenando, ya está... - respondí, omitiendo a Aizawa-sensei.

Tras el discurso de Nezu y las advertencias de Hound Dog en cuanto al comportamiento en los dormitorios (obviamente por lo ocurrido entre Midoriya y Bakugo), volvimos al aula de 1A.

Aizawa-sensei nos explicó lo del trabajo heróico fuera de la escuela, que consistiría en algo como las prácticas que ya hicimos antes del verano, pero más oficiales y serias gracias a que obtuvimos las licencias provisionales.

...........................................................

Ya bastante entrada la tarde, me quité el uniforme para ponerme una camisa negra de manga corta y unos vaqueros. Dejé mi móvil cargando y me dirigí a la residencia de 1C. Llamé a la puerta, y fui recibida por uno de los compañeros de Hitoshi.

- ¡Himura, que bien que has venido! - me saludó Takeda, con una sonrisa - Shinso está en su habitación, ahora bajará.

- Genial - respondí, recorrí el salón con la mirada y susurré - Aunque creo que no todos están muy alegres por mí presencia...

- No te preocupes, van a tener que aguantarse - rió - Anda, sígueme.

Fuimos al salón de la zona común, donde varios alumnos de 1C me saludaron. Poco después se abrió el ascensor, mostrando a Hitoshi hablando con Nakano. Cuando Hitoshi me vio sus ojos se iluminaron, y una sonrisa se dibujó en su rostro, haciendo que mi corazón diera un leve vuelco.

- Sabía que vendrías - dijo, acercándose a mí.

- P-pero si yo misma te lo dije - inquirí, extrañada.

- Ya, pero algunos dijeron que te echarías atrás - rió.

- Pues ya ves que no - dije con una sonrisa.

- ¿Quieres subir a ver su habitación? - me preguntó Nakano.

- No, lo que quiero ver no está - dije, sacándole la lengua a Hitoshi.

- No puedes ser tan infantil - rió él.

- Tú calla, que me sigue pareciendo mal que te hayas dejado a Gashadokuro en casa - respondí, cruzándome de brazos.

- ¿"Gashadokuro"? ¿Como el esqueleto gigante de la mitología? - preguntó Miyazaki, algo asustada.

- Gashadokuro es el esqueleto falso que tengo en mi habitación, en casa, en el que mi padre nos enseñaba a Anzu y a mí los nombres de los huesos cuando éramos más pequeños - explicó Hitoshi, suspirando - Lo llamamos así porque para nosotros era enorme, aunque simplemente era de tamaño adulto.

- Hitoshi se sabe prácticamente todos los huesos del cuerpo de memoria - dije con una sonrisa - No lo admitirá, pero os juro que es cierto.

- Por favor, Himura, cuéntanos más cosas de Shinso de pequeño - me pidió Yoshida - ¿Siempre ha sido tan serio?

- No - contesté, riendo - Cuando lo conocí era aún peor.

- Eso no es verdad - contradijo él.

- Uy que no - contesté.

- ¿Cómo os conocisteis? - me preguntó Watanabe.

- Pues hasta ahora, siempre habíamos ido a la misma clase. Cuando teníamos 7 años él siempre almorzaba solo, sentado a la sombra de un árbol, así que yo iba con él a preguntarle si podía quedarme con él. Siempre me decía que no, me decía cosas como "¿Es que no sabes lo que es el espacio personal?" o "Deja de molestarme tanto, Himura" - dije entre risas - Pero supongo que en cierto momento se hartó de echarme y empezó a soportar mi presencia, así que me dejó quedarme.

- La verdad es que cuadra con su personalidad... - comentó Watanabe.

- No fue así - dijo Hitoshi.

- ¿Cómo que no? - inquirí.

- Bueno, la mayor parte sí, pero te dejas algo... - suspiró - Es cierto que me incordiabas bastante cuando éramos pequeños. Además, siempre te rugía la tripa, cosa que me sacaba de quicio. Por eso no quería que estuvieras conmigo.

Me sonrojé levemente ante el comentario de que me "rugía la tripa", avergonzada, pero Hitoshi volvió ha hablar.

- Pero... Un día tardé algo más en ir al árbol bajo el que almorzaba, y te vi hablando con dos chicos que te sacaban una cabeza, seguramente de algún curso superior. Me entró curiosidad, y me acerqué lo bastante como para oír vuestra conversación sin ser visto, y me enteré de la verdad; llevabas semanas dándoles tu almuerzo a esos chicos a cambio de que no me molestaran durante los descansos, ¿No es así? Pero nunca esperabas nada a cambio, por eso nunca me lo dijiste. Y... Fue ahí cuando empecé a considerarte mi heroína... - dijo, acabando la frase con una leve sonrisa.

- N-no sabía que lo supieras... - comenté, con un hilo de voz.

- Nunca vi necesario contártelo, la verdad...

Nos quedamos en silencio unos segundos, mirándonos a los ojos, sin saber muy bien qué decir.

- Venga, venga, que no tenemos toda la tarde - habló Takeda, con una sonrisa - Anda, vamos a empezar el primer juego. Coloquémonos en círculo en el suelo.

Extrañada, iba a sentarme junto a Hitoshi, pero Iwasaki me agarró del brazo.

- Ven conmigo, Himura - dijo con una sonrisa - Ni que Shinso fuera el único alumno de 1C. Ven con los demás.

- V-vale, vale - reí.

- Y tú te vienes con nosotros - dijeron Takeda y Fujii, agarrando a Hitoshi uno por cada brazo.

- Está bien... - suspiró.

Nos sentamos en el suelo de la zona común en círculo, y empezaron a explicar en qué consistiría el primer juego.

- Entonces, a quién apunte la botella ¿Tendrá que llamar a la persona que le gusta delante de todos? - pregunté, y susurré para mí misma - Aunque es un juego algo extraño...

- ¡Exacto! - afirmó Sakurai.

Giró la botella, que tras dar unas cuantas vueltas, frenó frente a Shinso. Su rostro se tornó rojo, y su expresión, nerviosa.

- Venga, Shinso, te ha tocado - dijo Ando.

- ¿N-no puedo hacer otra cosa? - preguntó.

Sus compañeros negaron con la cabeza y él suspiró, desistiendo.

- Recuerda que sé quién te gusta, y como vea que no marcas su número, pienso decir aquí y en voz alta quién es - le dijo Takeda, sentado a su lado.

- Joder... - masculló Hitoshi.

Sacó su móvil del bolsillo, lo miró durante unos segundos y negó con la cabeza.

- No, no voy a hacerlo - dijo, con la intención de volver a guardar su móvil - Esto no acabaría bien.

Pero Fujii, que estaba a su otro lado, se lo arrebató de las manos y lo desbloqueó.

- ¡Por favor, tu contraseña es demasiado obvia! - rió ella.

- Ey, devuélvemelo - se quejó Hitoshi, intentando cogerlo.

- Nop - respondió.

Entonces el móvil apareció en las manos de Takeda, sorprendiéndome.

- Es el kosei de ella - me explicó Iwasaki, que estaba a mi lado - Puede trasladar objetos pequeños hasta un rango de 4 metros.

- Es muy guay... - comenté - Aunque también me sorprende un poco que ella haya contestado a Hitoshi.

- ¿Y eso? - me preguntó.

- Nuestros antiguos compañeros tendían a no responderle nunca porque pensaban que él usaría su kosei en ellos - expliqué - Obviamente él no lo hacía, pero ellos eran unos capullos...

- Pues nosotros no somos así - dijo - Sabemos que Shinso no nos haría eso, y confiamos al 100% en él.

- Me alegro de que haya encontrado a gente como vosotros - contesté con una sonrisa.

Tras varios intentos fallidos de Hitoshi por recuperar su móvil, Takeda finalmente encontró el contacto que buscaba.

- Que mono, si hasta la tiene guardada con un corazón - comentó - Voy a llamarla.

- No lo hagas, Takeda - gruñó él.

- Tarde - respondió, sacando la lengua y solicitando la llamada.

Se puso el móvil a la oreja, y pude ver lo nervioso que se puso Shinso. Esa chica debía gustarle mucho... Takeda esperó un rato, hasta que negó con la cabeza y apartó el móvil.

- No contesta, debe tenerlo apagado o algo... - suspiró, y le devolvió el móvil a Hitoshi.

- Ya te vale - masculló él, guardándolo en el bolsillo.

Seguimos con los juegos y preguntas, cada una más tonta que la anterior. Se empezó a hacer de noche, y sus compañeros se iban yendo gradualmente a sus respectivas habitaciones. Me despedí de Shinso y volví a mi residencia.

Subí a mi habitación y agarré mi teléfono, para ver la hora, pero vi las notificaciones, entre las cuales vi una llamada perdida.

- ¿Quién me ha llamado? - pensé.

En cuanto vi el nombre, me quedé sin aliento. La llamada perdida venía del móvil de Hitoshi, y por el tiempo, estimaba que se había hecho durante aquel juego.

Lancé el móvil contra la cama y salí corriendo de mi cuarto. Usé mi kosei, atravesando toda la residencia de 1A y llegando a la de 1C en apenas unos segundos. La puerta estaba cerrada, así que me coloqué bajo su ventana.

- Hitoshi - lo llamé.

Pese a que su habitación estaba en la primera planta, no parecía oírme.

- ¡Hitoshi! - exclamé.

La puerta de su balcón se abrió, apareciendo él.

- Anzu, ¿Qué pasa?

- Necesito subir.

- C-claro.

Lanzó su arma de captura hacia mí, rodeando mi cintura, y tiró de ella hasta que estuve en su balcón.

- ¿Necesitas algo?

- Acabo de ver una llamada perdida en mi móvil - contesté - ¿Es en serio? ¿S-soy yo?

- L-la llamada, pues verás...

- Solo dime si es verdad o no, Hitoshi - susurré - Por favor...

- N-no entiendo por qué te interesa tanto - tartamudeó él.

- ¡Porque te quiero, imbécil! - exclamé, haciendo uso de toda la valentía que pude - ¡Te quiero como más que un amigo!

Hitoshi se quedó helado y con la boca abierta durante varios segundos, sin decir nada. ¿La había cagado?

- ¿D-de verdad? - habló al fin.

Asentí con la cabeza, y noté como unas lágrimas amenazaban con caer de mis ojos. Se acercó poco a poco a mí, hasta que apenas unos centímetros separaban nuestros cuerpos. Llevó una mano a mi rostro, acariciando mi mejilla. Su expresión facial parecía relativamente tranquila, pero le temblaban las manos y sus ojos denotaban nerviosismo.

- ¿Puedo besarte? - susurró.

- Por favor... - suspiré.

Su mano pasó a mi barbilla, levantándola un poco. Él agachó la cabeza, y yo me puse levemente de puntillas. Cerré los ojos, y cuando sentí sus labios sobre los míos, me derretí. El beso empezó suave, tranquilo y tierno. Era tímido e inexperto, pero poco a poco soltó mi mentón y rodeó mi cintura con sus grandes manos, por lo que yo rodeé su cuello con mis brazos. Después empezaron a ser varios besos, cortos pero cargados de sentimientos. No podía evitar sonreír y mirarle a los ojos cada vez que nuestros labios se separaban.

- Yo también te quiero - susurró entre beso y beso.

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¡Gracias por leer!

Tenía unas ganas de publicar este capítulo... Espero que os haya gustado 💜🧡

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