Capítulo 4
Al terminar la comida y la charla de sobremesa toda la familia se dirigió hacia la puerta para despedir a la pareja que iría nuevamente a su hogar. Con los mejores modales, los padres Schuyler le otorgaron los mejores deseos a ambos aunque sabían que los verían pronto pues Eliza no iba a ir tan lejos.
Los cuatro jóvenes se quedaron en la puerta. Se despedían hasta que Alexander se percató de algo.
-Oigan ¿Y Peggy?- preguntó viendo a los lados.
-Salió a la plaza mientras comíamos, pero ahora que lo pienso. . . Debía haber vuelto hace como una hora. Va a anochecer pronto.- contestó Eliza viendo al sol con la mano recargada en su frente.
Angelica miró hacia el mismo punto tratando de divisarla a lo largo de la calle. -Cierto. . . Creo que debería ir a buscarla-
-Déjanos acompañarte- pidió Alexander mientras sujetaba la mano de Eliza con dulzura, ella recargaba su cabeza en el hombro de su esposo. Un sentimiento melancólico la tomó al ver la escena.
Ella retrocedió y negó con la cabeza. -Me temo que no es buena idea, tengo entendido que deben acabar la mudanza.- buscaba ver hacia el suelo evitando a la pareja.
-Pero eso puede esperar. . . -
-Yo la acompañaré.- dijo John antes de que Eliza terminara la frase. -Ustedes deben atender ese asunto, ella no puede estar tan lejos, prometo que regresaran ambas a salvo.-
Ese tono seguro de caballero llenaría de confianza a cualquiera, ambos asintieron sin decir más y partieron en carruaje tras despedirse de ambos.
-Gracias por su ayuda- habló Angelica antes de empezar a andar -Es una pena para mi persona el que tenga que cuidar de mi, le prometo que estaré bien. Usted puede partir-
-Lamento informarle que le he prometido a su hermana que las llevaría a casa sanas y salvas, no dudo que usted pueda llevar el asunto por su cuenta, claro. Sin embargo, ya he dado mi palabra y tampoco tengo planes para hoy.-
Angelica volteó hacia el soldado. Era un hombre con una convicción envidiable y sus palabras estaban bien estructuradas, no había porque incomodarse ante su compañía, para nada.
-Bien. Busquemos a mi hermana- contestó presenciando la enorme cantidad de gente que salía del centro y de la plaza.
Caminaron cuesta abajo hasta llegar al lugar cuya fuente central era apenas perceptible por el túmulo de gente. Ambos hicieron una mueca por la dificultad que tendría encontrar a alguien tan. . . Pequeña.
-¿Deberíamos dividirnos?- preguntó Angie.
-No creo que sea conveniente, tal vez sí llegamos a la fuente. . . -
-Podemos subir y buscarla desde arriba- ambos se vieron mutuamente y asintieron con un gesto simple.
Apenas se acercó a la gente, John se detuvo. -¿Le parece inapropiado que le pida sujetar su mano? Mera seguridad-
-Señor Laurens, es usted un caballero- contestó ella poniendo su manos sobre la suya, se sentía menos rígida que la noche anterior en la que había bailado, pero su agarré era firme sin deseos de soltarla. Era casi dudoso que fuera solo por no perderla entre la gente.
Al llegar a la fuente uso la misma mano de Laurens como apoyo para subir y luego tirar de ella para ayudarle a él. Ambos empezaron a buscar entre el grupo de gente con los ojos entrecerrados buscando aquella prenda amarilla chillón, no importaba el diseño pues el color siempre era parecido.
-¡Por ahí!- apunto Angelica con el dedo firme viendo hacia un puesto ambulante de telas -¡No podemos perderla!-
Ambos bajaron de un salto para empezar a caminar a paso veloz hacia la menor de las hermanas que estaba de espaldas, mientras más se acercaban más ganas le daban a su hermana de exclamar su nombre para llamar su atención.
-¡Peggy!¡Peggy!- gritaba sacudiendo una mano en el aire con aquel castaño tras ella, se percató de que su hermana había volteado pero contrario a corresponder el saludo ella abrió los ojos con susto y caminó hacia el siguiente puesto casi corriendo.
-¿Acaso está huyendo?- preguntó Laurens siguiéndole el paso.
-¡Eso temo!- exclamó siguiendo a su hermana, parecía que iba con alguien más pero no distinguía nada por la gente que iba y venía. Al estar más cerca, un hombre cargando alfombras pasó interviniendo entre las manos de ambos haciendo que se soltaran.
-¡Señorita Schuyler!- gritó John tratando de pasar.
-¡Laurens!- volteó a ambos lados pero no podía dejar ir a su hermana, así que siguió la marcha hasta alcanzarla lo suficiente para tirar de su vestido.
Margaret tropezó ante ese jalón y cayó en un bulto de cajas para frutas vacías llevando a la mayor con ella tras un quejido.
Ambas se quejaron levantándose y sacudiendo sus vestidos sin voltear a verse.
-¡¿Ves lo que has causado?!- le regañó.
-¡Ya estaba por irme!- le respondió ella agitando las manos para quitar la suciedad. -¡No tenías que venir por mi!-
Ella se le puso frente a frente. -Vas tarde UNA HORA, ¿Cómo esperas que nadie se preocupe? Aún no puedes andar sola por la noche-
-¡Peggy!- exclamó una voz masculina cuyo acento francés era irreconocible. -Dios mío, que alivio. No vuelvas a correr así- le tomó por los hombros viéndola fijamente y quitándole una hoja de lechuga del pelo.
Angelica fulminó a Laffayette con la mirada, obviamente lo culpaba por la conducta de su hermana. -Marqués. . .-
-S-Señorita Schuyler. . . -
-¡Angelica!- la llamó Laurens apareciendo entre la gente. -Gracias al cielo que. . . ¿Laff?-
-Hey Mon amí.- le saludó algo incómodo.
-¿Estabas con John Laurens? ¿Por qué me regañas a mi entonces?-
-El coronel solo me ayudó en tu búsqueda y sus intenciones fueron meramente de seguridad. No entran en el mismo saco.- le contestó firme. -Anda. Iremos a casa.-
Caminaron en silencio hasta salir de aquella plaza, el aura que Angelica emanaba intimidaba bastante. Ningún se atrevía a decir mucho.
-Angelica, yo. . . -
-No, Margarita. ¿Entiendes que estamos en guerra? ¡Hay toques de queda y riñas, gente peleando a media calle y vagabundos completamente locos! ¿Y tú te escapas con un soldado francés con fama de sanguinario?-
Laffayette se encogió en sí mismo, no había sido para nada su intención ni buscaba meter en problemas a tan linda criatura. -Señorita Schuyler, le aseguró que jamás dejaría que algo como eso le pase a Margarita. Ella está bajo mi protección desde que pone un pie fuera de su hogar.-
-Pues bajó su protección, ella llegó tarde a casa preocupando a mi hermana y a mi. Se perdió entre un montón de gente y cayó sobre el piso sucio de los puestos.- dejó completamente en silencio al francés.
Margarita le cubrió con los abrazos como él lo había hecho la noche anterior. -Eso ha sido culpa mia, nada que ver con el Marqués. Yo decidí quedarme hasta exceder mi tiempo libre y le hice seguirme entre la multitud, yo huí cuando te vi en vez de ir contigo a aclarar las cosas por cobardía. Ha sido todo mi culpa, él es el hombre más caballeroso, confiable y protector que he conocido, hermana, por favor, no lo culpes ni veas con esos ojos errados ni le juzgues por mis acciones-
Ella observó a su hermana pequeña cuyo rostro acomplejado le demostraba que se esforzaba por decir la verdad y que ella le creyese. Suspiró y bajó la cabeza.
-Bien. No comentaré nada a nuestros padres pero te pido que pienses lo que has hecho. Ahora ve adentro y avisa que llegaste con bien.-
Margarita asintió y se apresuró a darle un abrazo rápido a su nuevo amigo por quien ya sentía mayor afecto. Se despidió de John y caminó hacia la entrada.
-Marqués.- llamó al hombre moreno sobresaltándolo. -Sí lo que dice es verdad y mi hermana cuenta con su cuidado, le suplico no falte a su palabra. Se ve que lo estima y al ser menor creo que ya lo considera un héroe, no la desilusione-
Lafayette hizo una reverencia. -Ya he dado mi palabra, le pido su perdón por lo de esta tarde-
-No tenga cuidado, yo lamento expresarme mal de usted. Le aseguro que quedo sin remordimiento alguno- correspondió a la reverencia con una sonrisa que aligeró el ambiente, era como si la tensión se hubiera desvanecido.
Él respondió la sonrisa y acomodó su chaqueta. -Me alegra escucharlo de usted. Ahora partiré sí me lo permite- ella asintió -Mon ami, te veré en la cantina, Mulligan nos espera ahí.-
Ambos vieron partir al hombre, de verdad tenía porte militar e intimidante, era admirable que fuera una persona gentil.
-¿A beber de nuevo?- preguntó Angelica viendo a Laurens.
-No por hoy, no me apetece- se encogió de hombros recargándose en el muro que rodeaba la mansión.
-Oh, lamento haberle dejado un mal sabor de boca, fue mi error-
-Para nada, usted ha hecho lo que mejor sabe hacer: Proteger a sus hermanas. Es bastante admirable.-
La sonrisa que el comentario provocó en ella desapareció al voltear hacia su hogar. -Aunque me halaga, dudo que Margarita lo vea así por un tiempo. Estará molesta de seguro.-
-Muy seguramente. Apenas tuve experiencia con mis hermanos pero recuerdo que su mayor objetivo es llevarle la contraria al mayor cuando es conveniente.- rió ante los recuerdos de peleas con sus hermanos pequeños. -Es el precio que se paga por nacer primero-
Ella rió con él -Si. . . Seguro que si.-
-Cabe añadir, que Lafayette es sin duda un hombre de buenas intenciones, y no lo digo por el hecho de que sea uno de mis amigos más cercanos. He presenciado su gentileza y amabilidad desde cerca, a pesar de su reputación como "soldado sanguinario" puedo asegurarle que jamás faltaría el respeto a una dama como su hermana.-
-Me he excedido ¿cierto? No debí vasarme en prejuicios y acusarlo de ese modo.-
-Insisto en que hizo lo correcto como hermana. Además, en esta época casi todo se sabe por rumores prejuiciosos, pero de ser usted completamente prejuiciosa no le hubiera hablado de esa forma a un Marqués de Francia.-
- . . . Mierda, de verdad le he hablado así a un Marqués de Francia. . . Lo siento John pero creo que lejos de hacerme sentir bien solo haces que me arrepienta.- desapareció las formalidades recargándose en el mismo muro y llevando su palma a su frente con vergüenza.
Él rió ante su actitud cambiante. -No busco que lo veas así, quiero recalcar que eres muy educada y respetuosa pero capaz de hablar con la verdad ante una persona de tan alto rango sin perder el valor de tu opinión. No dudo que más de una mujer pueda hacerlo pero la única que conozco con ese don eres tu.- llevó sus manos al los bolsillos y se estiró.
El rubor tenue se apoderó de las mejillas de Angelica. ¿Tanto había visto ese hombre en una sola tarde? Era reconfortante saber que se había fijado en sus acciones y había ocupado su mente en deducir su personalidad. Mucha más de lo que podía decir de otros hombres, incluso más de lo que podría decir jamás de Benjamin Franklin.
-Eres un gran hombre John, lo digo de corazón. -Sí lo que dices de tu familia es verdad, creo que ya les honra la persona en la que te has convertido-.
-Significa mucho viniendo de usted, gracias- le sonrió él mientras también se coloraba un poco.
Ambos permanecieron en silencio un momento viendo a direcciones opuestas, trataron de hablar pero lo intentaron al mismo tiempo interrumpiendo al otro con vergüenza volviendo a la incomodidad.
-Yo. . . Creo que ya debo irme, me estarán esperando los chicos.-
-Claro claro, que pases buena noche y por favor, no te metas en problemas- se despegó de la pared viéndolo de frente.
Él se puso a su altura igual y vio a un costado. -Tal vez no lo haga-.
La otra le tomó de ambas manos y las elevó a la altura de su torso, le dirigió una mirada algo preocupada. -Por favor. . . -
Este sintió un vuelco en su corazón y sin poder resistirse por mucho aceptó. -Bien, ningún problema.-
Ella sonrió en respuesta y le soltó para pasarlo y dirigirse hacia su hogar por el camino de piedra directo a la enorme puerta de madera.
-¡Señorita Angelica!- ella volteó rápidamente. -¿La veré mañana? Claro que espero sean mejores circunstancias-
Ella vio hacia un costado dudosa para redirigirle la mirada con una sonrisa. -Mañana iré al mercado por la mañana, ya me dirá usted si le apetece acompañarme- acto seguido, caminó nuevamente hacia la puerta y la abrió para entrar sin mirar atrás.
Laurens se quedó ahí en la acera, sentía algo en el pecho que lo hizo respirar fuertemente, ignoró aquello y caminó sin prisa donde había quedado con sus amigos.
-¡Mon ami!-
-¡Laurens!-
Los amigos de John ya lo esperaban sentados en una de las mesas del lugar, no había mucha gente pues era temprano aunque ya había oscurecido. Se sentó con un semblante pacífico pidió un vaso de agua, de verdad estaba sediento.
-¿Agua? ¿Tu?- preguntó Mulligan con la ceja arqueada. -No sabía que ahora eras un buen chico.-
-Para nada amigo mio. Solo que hoy no tengo ganas de beber o meterme en problemas.- comentó encogiendo los hombros para tomar el vaso que le llevaron y beberlo. -Pero si que tenía sed-.
-Bastante sospechoso creo yo- comentó Lafayette.
-Lo único sospechoso aquí es que tu salgas a escondidas con la Schuyler menor-
-¡No buscaba esconderme de nadie! Solo me la encontré en la plaza.- se defendió ante las miradas acusadoras de sus amigos.
Hércules le vio más de cerca. -Hmmm. . . Si, es sospechoso-
-Basta ya. Ella es bastante agradable y gusto de charlar con ella, además es hermosa y pura- dijo con toda seguridad. -Pero John, ¿Sabes quien si me causa sospecha? Tu y Angelica Schuyler-.
-No no no, yo . . . Ella es una mujer demasiado poderosa para mí. Además saben que no es mi fuerte.-
Hércules rió y le dio un golpe en la espalda. -¡Ella es mucho de lo que buscas! Una señorita de alto nivel social cuyo corazón no puede pertenecerle a nadie más que a quien de verdad vea su valor y comparta con ella mismas ideas.
A mi me suena mucho a ti.-
-Sobre todo por la parte de "Señorita"- se burló el francés riendo con el más grande. -Pero tiene un punto, hoy pude ver en ella tu mirada en varias formas y eso no lo puedo decir de ninguna otra dama- aseguró.
Un pequeño cosquilleo le pego justo en el pecho, no sabía como sentirse al respecto, hace unos días podría jurar que estaba enamorado de otra persona y jamás podría pensar así de su amiga. Solo la había conocido por 2 días. Era extremadamente apresurado pensar así . . . Aunque bueno, Alexander decidió casarse en 2 semanas. . . De todas formas, sabía que ella estaba fuera de su alcance.
- Para ser honesto mis amigos. . . Creo que ella jamás pensaría así de mi- sostuvo el vaso de agua y se lo terminó de un solo trago.
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¡HOLIS! Me tomó tiempo pero AL FIN tengo la historia estructurada, ahora solo falta escribirla pero la idea ya es clara. Agradezco que sigan aquí y espero que compartan la historia.
Deberían compartirla en el grupo de "Hamilton México" alv, creo que es grupo más activo en español xdd.
¡LLL!
-Annie 💕
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