Young And Dumb

Mientras sujetaba firmemente el teléfono táctil contra mi oreja, esperaba no muy paciente a que la línea fuera tomada de una buena vez. Estaba a punto de hartarme de ser ignorado, de perder mi tiempo por Toru, y no era como si necesitase algo de él en primera instancia, no, no, no. Por supuesto que no.

Había sido él quién me había arrastrado hasta este punto. Había sido él quien me pidió mantenerlo al tanto de lo que descubriera. Y ya no quería permanecer a la expectativa, esa misma mañana había tomado una seria decisión. Si no me devolvía la llamada, no me preocuparía por comunicarme con él en cualquier otro momento.

Se suponía que el mayor era el interesado en mis conclusiones o descubrimientos respecto a mi hermano..., aunque tampoco es que tuviera algo que notificarle. La conversación con Tomohiro no había llegado a nada relevante.

Terminaba siendo absurdo de todas formas.

Y si lo veía desde otra perspectiva, tal vez al otro lado del mundo era una hora comprometida, bien podía ser de noche o madrugada, pero no me importaba en realidad. En cuanto pudiera, vería de inmediato mis llamadas perdidas.
Pensar que estaría interrumpiendo sus horas de sueño me daba mucha gracia, como si tuviese disfrutando una especie de infantil venganza. Al fin de cuentas, si yo estaba ayudando a encontrar a Takahiro era porque su pegoste estaba en América durmiendo.

Solté una risa floja al recordar que Toru me había asegurado que Taka había regresado a Japón, y que yo debía encontrarlo mientras su persona resolvía junto a su mánager qué hacer con la agenda de One ok Rock.

Pero, ¿y si él en este instante estaba en México, Londres o cualquier otro lado, preocupando a todos y haciendo nada?. Yo estaría malgastando fuerzas y la de los otros, abriendo viejas heridas con la ilusión de por fin sanarlas correctamente, para que luego las cosas sean iguales o peores.

¿Qué beneficio terminaba obteniendo yo de todo esto?. ¿Hacer sentir mejor a mi madre?, ¿seguiría engañándome con lo mismo?.

Quizás había una parte de mí que se conformaba con traer de vuelta a mi hermano sano y salvo, esa que seguía escuchando los tonos del teléfono aunque los mismos amenazaran con volverse eternos.

Observé primero el dorso de mi mano izquierda que descansaba sobre mi regazo, luego continué arrastrando la vista lentamente hasta llegar a la taza de té verde que yacía sobre el mostrador de la cocina, esa en la cual se mostraba apenas e irregular una sombra en su contenido, era mi reflejo.

No quería admitirlo, de verdad hubiera preferido morir antes que hacerlo, pero ya no quería mentirme más a mí mismo.

No era sólo una parte de mi persona la que deseaba ver a Taka con fervor, era yo por completo. Añoraba saber qué pasaba por su mente, qué habría de estar sintiendo en este momento, ¿estaría levantándose o teniendo un gran sueño?. Estar tan lejos de su realidad era sofocante, sobretodo cuando sabía que Taka regresaría directamente a los brazos de su banda, de esos que amaba en más de un sentido.

A él no le importaría si fuese yo quién le encontrase, seguiría dando su atención y cada atisbo de su alma por un grupo del que ni siquiera era líder. Sin embargo, él era tan necesario para ellos que romperlos sería afectar a miles de personas, no sólo a ellos cuatro; su hermosa voz sólo existía para extasiar a quien la oyese, mereciendo ser reconocida en cada continente.

Tomohiro estaba en lo cierto al decir que había cambiado, a pesar de no saber la razón y de no perdonarle tal atrevimiento.

Cuando la llamada se cayó, no volví a intentarlo.

El té también se había enfriado.

Definitivamente, todo esto empezó cuando se volvió miembro oficial de la banda, ¿qué edad tenía en ese entonces?

Si le preguntasen a los Moriuchi qué significaba aquel cambio en el hijo mayor, ellos dirían que hubieran preferido evitarlo. Aún así, para él fue una transición muy importante, llena de positivismo, obteniendo la motivación para superarse a sí mismo y a aquellos que se opusieran, como nosotros.

One ok Rock fue el escape de una vida que no era suya.

¿Dónde entraba yo en todo esto?. ¿My First Story era igual de grandiosa?

Si ni siquiera pude notar que mi presencia le era incómoda. Si ni siquiera había podido comprender los sentimientos que tenía. Nunca había sido capaz de comprenderle y apoyarle. ¿Ahora qué lo hacía diferente?

Taka no se había vuelto alguien malo que odiara su familia o a algunos de los amigos que había formado mucho antes. Él bien podía salirse del camino, meterse en problemas y ser demasiado relajado, pero todo lo que hacía, lo hacía con pasión.

<<¿Acaso todavía te gusta?>>.

No podía recordar con claridad, pero era muy joven cuando comprendí que amaba a mi hermano mayor de manera diferente. Y quizás había sido demasiado tarde o muy pronto para descubrirlo, quizás hubiera sido correcto no hacerlo en un principio, porque mi grave error fue no sentirme avergonzado. Mi gran error fue no disimularlo con más fuerza.

Era muy feliz, creía que enamorarme de Takahiro era lo mejor que podía haberme sucedido.

Entonces de la nada se había ido de casa, y posterior a eso, habrían pasado más de seis meses sin hablarle. No llamó a nadie.

Lo extrañaba tanto como no tenía idea. Mi corazón dolía al querer estar con él, mi estómago se revolvía y perdía el apetito, adelgacé mucho en esa época. En ocasiones sentía de repente una inmensa adrenalina y emoción que se calaba hasta mis huesos, para que a los minutos me atacara una depresión enorme.

Cuando volvió a aparecerse en casa, creí que moriría de felicidad. Sin embargo, la cara que puso fue de pura consternación.

Él estaba a punto de terminar la universidad, le había dejado muy en claro a nuestros padres que no se comportaría como un vago, pero que no seguiría viviendo bajo el mismo techo que nosotros.

Estuve tan aliviado de poder verle, pero aunque lo intenté, no pude volver a abrazarle.

Algo era muy diferente.

Los verbos formales que usaba para dirigirse hacia nosotros..., hacia mí, no eran los mismos con los que crecimos.

Eramos completos extraños.

Tomohiro se enojó mucho, como era usual con su mal genio. Él estaba en su segundo año de carrera y tampoco estaba mucho en casa, no quería saber de nadie y ni siquiera se había molestado en decirle a mamá de mi secreto: la locura que yo sentía por un miembro de la familia.

Estuve prácticamente solo.

Ahora sólo nos veíamos en reuniones familiares, en las cuales nunca estábamos solos como para intentar conversar más cómodamente. En ocasiones sentía su mirada sobre mí, eso causaba que mi corazón latiera desenfrenado, y cuando elevaba mi vista, enseguida la desviaba, volviendo su atención a la conversación de los más grandes.

También solían acompañarlo los miembros de su banda, que por extraño que fuera a mamá no le importó, siempre y cuando Taka no volviera a desaparecer. Irremediablemente yo me apartaba de los cuatro, aunque fuesen amables y muy bromistas, no pertenecía a su círculo. Por ello me había atrevido a invitar a Teru, mi amigo más cercano, para así no estar solo.

Era común que no me llamase en mis cumpleaños, a menos que mamá se lo pidiera –obligara–. Sin embargo, días después recibía un regalo de parte suya, aunque por supuesto, no era entregado en persona.

Incluso una vez pareció olvidarlo por completo, entonces me atreví a llamarle y del otro lado del teléfono pude oírlo reír apenado. Mi corazón se acongojó sin consuelo.

¿Cómo era posible que después de tanto tiempo, de tener muy claro que nunca sería correspondido, de ser alejado tan bruscamente..., me siguiera sintiendo de la misma manera? Como un adolescente enamorado. Eso era yo sin dudas. Aún cuando había dejado de verlo, aún cuando él era tan frío y reservado.

Él mismo propuso en esa ocasión una salida a comer y así compensar su olvido. La facilidad con la que acepté me hizo abochornarme, pero no importó. Ya nada importaba.

Para ese tiempo, yo también le había causado un dolor de cabeza a nuestros padres cuando yo mismo formé My first Story. Solo que a diferencia de mi hermano, no pareció causarle tanto revuelo, y cuando decidí vivir en un apartamento junto a los miembros de mi banda, tampoco se opusieron.

Siendo sincero, aquello me lastimó de sobre manera. ¿Por qué no se preocupaban como con el mayor de los Hiro?. Me sentí fuera de lugar, algo seguía faltando.

Por ello me emocioné cuando me reuní con Takahiro esa vez.

¿Qué fue lo que dijo en ese instante?

—Hey, Hiro — habló una voz de la nada. Levanté sobresaltado el rostro y me topé con Teru que acababa de llegar —. ¿Te sientes bien?

Parpadeé al perder el hilo de los recuerdos, dejé el móvil en un costado y suspiré rendido, haciendo un monumental esfuerzo por destensar los hombros. Lidiar con el radiante humor de mi compañero solía ser bastante agotador.

—Uhmm... — articulé en respuesta, no entraría en detalles.

—Perdona que interrumpiera tu gran meditación, oh gran Buda misericordioso — bromeó con voz grave a la vez que elevaba ambas manos en son de paz —. Pero no pienso dejar que mueras de hambre.

Me fijé rápidamente que traía consigo una bolsa con bentos de mercado y pollo frito listos para servir. Sonreí de lado al no poderme negar a hincarle el diente al ave bañada en harina y aceite, sabiendo que la había comprado justo por esa razón.

—¿Por qué tardaste tanto?, ¿cómo están todos en casa? — pregunté mientras me acomodaba mejor sobre la silla y haciendo lo posible por sonar natural. No podía volverme yo también alguien por quien preocuparse.

—Estamos en la condenada temporada de lluvia, mi madre no quiso que me fuera hasta que escampara — exclamó sacando los cubiertos y recogiéndose un poco los cabellos, empezando a servir la comida —. Como siempre ellos quieren que los visites, te extrañan mucho, ¿sabes?

Los padres de Teru siempre habían sido muy cálidos, eran como mi otra familia.

—En cuanto pueda iré — hablé tomando los bordes del plato frente a mi, no tenía tanta hambre como aparenté hace un momento.

—¿Y tú?, ¿cómo vas con él tema de Takatonto? — continuó con sus bromas antes de probar la primera pieza de pollo.

Fruncí el ceño involuntariamente y apreté los labios.

—No es gracioso — sentencié a secas, sorprendiéndonos a ambos mi mal humor repentino.

No quería que hablase mal de Taka, no en ese momento.

—Ugh, perdona, bro — se disculpó con una mueca extraña en su rostro —. ¿Todavía no sabes nada de nada?

Negué levemente, mientras jugaba con los palillos. En realidad estaba peor que al principio. Ese sentimiento constante de estar a la deriva, el <<no saber nada>>, era muy molesto. Tal vez no llegaría a comer nada tampoco.

–Hiro – me llamó para que subiera el rostro, pero ni me inmuté –. Bro...

En seguida mi teléfono móvil vibró y la pantalla se iluminó. Me estaban llamando. Seguramente era el molesto de Toru, entonces lo tomé con una mano.

Era un número desconocido.

**************🔆**************

Holaa, espero disfruten del capitulo, subiré el otro mañana por la tarde uvu 💝

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top