The Story Is My Life

—¿Qué...? — exclamé desconcertado, debía ser una equivocación —, ¿cómo que Taka desapareció? — repetí con la esperanza de poder entender lo que me decía, ignorando a su vez, que aquel nombre quemaba mi garganta.

—Toru, el amigo este de tu hermano, me llamó hace un par de días diciendo que no sabían dónde está — la voz de mi madre me indicaba que no estaba sobre actuando, también descubrí que había estado llorando porque, mientras hablaba, hipidos se le escapaban entre frases.

—¿Es una broma? Seguro está ebrio en algún bar, ya aparecerá —expliqué intentando calmarla, me negaba a creer que nadie sabía el paradero de alguien como Taka, aún así, en mi pecho mi corazón se había acelerado al mismo tiempo que mis manos se helaban.

—Ya lo han buscado y nada, dijo que lleva una semana perdido... mi pobre Taka, ¿dónde podrá estar?

¿Una semana?

Eso era mucho tiempo hasta para alguien como mi hermano: una estrella de rock japonés simplemente no podía desaparecer sin más, él era muy llamativo, destacando siempre en todo lo que hacía, amando la cámara, molestándose con las fans, haciendo alboroto por nada, subiendo a sus redes sociales fotos de sí mismo a cada hora... No era posible que algo malo pudiera haberle sucedido.

Boquiabierto, mi cerebro se desconectó del mundo por unos instantes, no sabía como reaccionar ante esta noticia; había estado tanto tiempo centrado en que debía odiarle, en molestarme unicamente por mi carrera y olvidarme de su existencia, ¿por qué mi pecho empezó a doler repentinamente?

—¿Hiro, sigues ahí? — insistió mi madre, haciéndome reaccionar, entonces parpadeé.

—... S...sí, aquí estoy — contesté vagamente, sintiendo como volvía a respirar.

—Hiro, bebé, ¿no te has puesto en contacto con él? — su pregunta era un tanto irracional, pues ella bien debía saber que no nos hablábamos desde hace dos años, evitando las reuniones familiares y eventos sociales donde pudiéramos toparnos, incluso hablar con ella no era algo muy usual... Y, ahora que él no se encontraba, ¿sólo así recurría a mí? — Hablé con tu otro hermano, Tomohiro, y tampoco sabe nada... ¿crees que puedas encontrarlo?

—Mamá... — hablé haciendo todo el esfuerzo del mundo por sonar natural, por que mi voz no se fuera a quebrar, y viendo tan innecesarios todos esos sentimientos, continué con un agudo dolor arraigándose en mi pecho— Lo siento, yo... — pero, sobre todas las cosas, amaba a mi madre — Veré que puedo hacer.

—Sí, por favor, hijo mío. Hazme saber si descubres algo — el que pudiera ayudarle a deshacerse un poco del peso que le oprimía el corazón, me reconfortó de alguna forma, pues mi madre pareció tranquilizarse. No le quedaba otra que confiar en mí cuando sus otros hijos no estaban disponibles, así fue siempre.

—Bien, ahora trata de descansar, no te preocupes, él estará bien.

Frustrado, era increíble como Taka era él único que se la pasaba haciendo sufrir de esta forma a nuestra madre, causando que no pueda dormir en las noches y que pierda el apetito por sus decisiones radicales, como la vez que se escapó de clases, o cuando se unió a una banda sin el permiso de nuestros padres, o aquella mañana que se fue de casa... y ahora desaparecía en un país al otro lado del mapa.

En esos momentos, era yo quién se quedaba a su lado, velando por no ocasionarle más problemas, preocupándome por ser un hijo correcto, pero siempre estando bajo la sombra del hermano mayor. Así había sido mi vida, aunque algo me decía que las cosas no habían cambiado en absoluto.

Al terminar nuestra conversación, Teru se apareció por el pasillo con la cara somnolienta, aparentemente, luego de haberse despertado, nos había escuchado desde hace un rato, pues su semblante lucía serio a pesar de la resaca, observándome comprensivo sin importar qué, mientras esperaba a que yo decidiera contarle.

—¿Sabes lo que hizo el estúpido de mi hermano? — pregunté con ironía, él ladeó la cabeza a la vez que se acercaba a mi.

—¿El enano de Taka?

—Sí. Ahora le dio por jugar a las escondidas en Estados Unidos — exclamé revolviendo mis cabellos, fingiendo que la situación no me inquietaba y que yo me encargaría... a veces sentía que yo era el más racional de los tres — Mi mamá esta muy preocupada, ¿todavía tienes su número?

—Seguro está tirando con unas cuantas rubias gringas, no querrás interrumpirle — comentó Teru yendo hacia la cocina, luego me dio su teléfono para que yo mismo buscara el contacto.

Su comentario no era malintencionado, pero, aunque no quisiera admitirlo, me hirió en el fondo de mi corazón, porque bien podría ser verdad, porque realmente no sabía que estaba haciendo en esos momentos. Taka se había vuelto alguien que lograba acostarse con quién quisiera, su día a día era una especie de vida loca y no muy mala en realidad; pero que, para mi desgracia, no me incluía en ella. Mirando fijamente la pantalla táctil de su celular, podía ver mi rostro reflejado en ella, con ojos decepcionados y ligeramente tristes.

Entonces, relamiéndome los labios y aspirando por la nariz, desbloqueé el teléfono para enseguida encontrar en la lista de contactos a quien estaba a nombre de Taka One ok tontos.

Por un segundo, recordé lo irónico que era no tener el contacto de mi propio hermano, pero, si lo había borrado hace mucho, había sido con la idea de no tener que utilizarlo nunca más en la vida. Estaba rompiendo una promesa, pero mi excusa en estos momentos era que necesitaba oír su voz, ni siquiera planeaba hablarle, sólo escuchar que estaba sano y salvo para decirle a mi madre que su hijo era un maldito infeliz.

Después de repicar y repicar, al fin la llamada fue atendida.

Sin embargo, la voz que oí no fue la de mi hermano.

—¿Hiro? — escuché decir del otro lado a una voz mucho más gruesa que la de Taka, me sobresalté ante el inesperado tono.

—¿Q... quien habla? — pregunté desorientado.

—Soy Toru.

Una extraña sensación me atacó al instante, una muy incómoda que hizo que mi corazón se acelerara y que los vellos de mi espalda se erizaran. No estaba seguro de si él era consciente o no, pero Toru era alguien a quien yo le guardaba un inmenso rencor desde muy pequeño: el que hubiera alejado a Taka de mi vida, el que se hubiera vuelto el centro de la suya, y que por su culpa yo fuera dejado de lado, me causaba una gran frustración que dolía, una impotencia a la que tuve que sobreponerme por la misma situación.

No sólo no me esperé que él fuera quien atendiera el teléfono de mi hermano, si no que también recordé lo desagradable que me hacía sentir conmigo mismo. ¿Estaría Taka con él? ¿tanto me odiaba como para dejar que alguien más atendiera el teléfono? Seguramente, también se había deshecho de mi número y sólo dejó que él atendiera...

¿Por qué debía ser así?

—¿Por qué...? ¿Dónde está mi hermano? — pregunté al mismo tiempo que me recuperaba del sobresalto.

—Eso quisiera saberlo, lleva desaparecido desde hace seis días — su respuesta había sido dicha con molestia, como si dijera lo más obvio del mundo. Deseé golpearle por idiota, estaba seguro de que todo era su culpa.

—Entonces, ¿cómo es que tienes su teléfono?

—Lo dejó... todas sus pertenencias están aquí en el hotel: reproductor de música, ropas, teléfono, tarjetas de crédito, todo... a excepción de su pasaporte y un bolso — en silencio, oía con los ojos abiertos cómo mágicamente mi hermano había desaparecido, era absurdo.

Carecía de sentido.

—¿Cómo es eso posible? ¿qué fue lo que pasó? — empezaba a alterarme, todo era su culpa, de él y de Taka.

—N... No sé, Taka... ¡Maldición! — exclamó de la nada, se oía dolido y cansado. No tenía derecho a estarlo — Takahiro la había estado pasado mal, bebía mucho, dejó de salir y también de componer... creo que ya no está en América.

—¿Así es como cuidas a los miembros de tu banda? ¿Dejas que se vayan y ya? — estaba enojado, pero no me dejó continuar.

—¡Ya está grande, maldita sea! — habló alzando la voz, alcanzando a espantarme a pesar de estar a kilómetros de distancia — Le buscamos en todos lados: bares, playas, parques, clubes; le preguntamos a todo el mundo y nadie sabe en dónde carajos está.

Con el dedo índice y el pulgar me sostuve el puente de la nariz, el dolor de cabeza aún estaba presente en mí pasando factura por las bebidas de ayer.

Si Taka ya no estaba en Estados Unidos, ahora sería mucho más difícil hallarle; no era tonto como para andar por la vida sin dinero, debió haber sacado efectivo con anterioridad para que nadie sospechara y así dejar las tarjetas de crédito, rastrearlo no sería posible.

Pero, ¿por qué haría tal cosa?

Si la estaba pasando mal debía ser por algo extremadamente importante, como para hacerle querer estar solo y dejar de creer todo lo que alguna vez había llegado a plasmar en sus canciones; entonces, palidecí ante la idea de que, por estar deprimido y desmotivado, haya hecho alguna locura.

Me entró el pánico de un segundo a otro.

—N... necesitamos encontrarlo — murmuré realmente preocupado.

—Iremos a hablar con las autoridades de aquí, pero no es como si podamos dejar el país tan fácilmente.

—Está bien... pero, ¿cómo es que supiste que era yo? ¿te encomendaste la tarea de ser su secretaria? — indagué con sarcasmo, pero en el fondo, quería la verdad.

—Sólo contesté porque vi tu nombre, si hubiera sido un número desconocido le dejo repicando.

Taka no había borrado mi número de su celular, a pesar de que nunca lo usó, lo mantuvo guardado...

¿En que estás pensando, Taka?

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¿Qué tal?

Wasop, pipol?

Espero les este gustando la historia uvu no es nada interesante o genial, pero me gusta mucho porque son mis bandas favoritas después de Falilv

denle mucho amor, pls jsjsjsjs

Graciaspor leer, haré mi mejor esfuerzo

<3    

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