Stuck in the Middle

Sentado en el medio de mi cama con las piernas cruzadas, solté un largo y pesado suspiro.

Había comenzado a sentirme sin energía y lleno de fatiga, en definitiva, no debía haber ido a esa condenada fiesta a beber cuando ni siquiera me gustaba el alcohol y, además, luego de haber estado observando el block de notas en el que había escrito todo lo que Toru sabía sobre la desaparición de Taka, pude darme cuenta que no llegaría a nada en ese estado. Fruncí el ceño, frotando mi barbilla a la vez que pasaba por alto cosas no tan importantes (acciones fuera de su rutina y ligeramente sospechosas); sin embargo, el dia exacto de su fuga y cuándo consideraron prudente ir en su búsqueda, fueron datos que llamaron notablemente mi atención.

Era una coincidencia, por supuesto que lo era.

Aún así, terminé desviando la mirada al otro extremo de la habitación, mientras dejaba el pequeño block a un lado, ya que no tenía cabeza para estar resolviendo los problemas de otras personas y mucho menos las de mi hermano mayor, entonces, volví a pensar en la razón por la que había aceptado ayudar, porque si hubiera sido por mí, tan sólo me sentaría a esperar que el tiempo hiciera su trabajo... justo como estaba haciendo en ese momento.

La angustia que había sentido hace quince minutos se había esfumado... Él debía aparecer tarde o temprano.

No quise pensarlo más. Dejé mi teléfono sobre la mesita de noche que estaba a un lado de mi cama y ya, después de tanto tiempo, había vuelto a registrar el número de Taka por si en un futuro llegaba a necesitarlo; acto seguido, miré por un momento el reloj digital, pues para ese entonces mis párpados ya se habían vuelto tan pesados que empezaban a cerrarse por su cuenta. Eran las dos de la tarde y el sueño se estaba apoderando de mi cuerpo: necesitaba descansar, por lo que, sin pensarlo dos veces, nuevamente me recosté mientras cubría la mitad de mi cuerpo con las sábanas.

Tan sólo me olvidaría de Takahiro por un poco más.

"You never looked at me..."

¿La verdad?

Taka no siempre me desagradó.

Nadie nace odiando a su hermano mayor. Todo lo contrario, para mí era alguien realmente importante.

No tengo algún recuerdo de haberle visto una primera vez... sólo estuvo ahí.

Ambos convivimos casi toda nuestra vida bajo el mismo techo, compartiendo la misma mesa en la que almorzábamos, compartiendo los mismos juguetes -que en un principio eran suyos, pero que al final eran míos sin que supiera- y con los que jugábamos cuando ninguno de los dos estaba ocupado estudiando o recibiendo largas clases de música... y como era de esperarse, compartimos la misma infancia.

Yo era el menor de tres hermanos, al que solían sobre proteger y que excluían de las conversaciones de "gente grande", pero que de igual forma quería estar al tanto de todo y participando con interés en los asuntos familiares; no obstante, debido a que Tomohiro -el hermano del medio- siempre tuvo una salud delicada, era usual que lo mantuvieran aislado en una burbuja, sin que pudiera hacer a gusto cosas de niños. Fue así como, a pesar de la diferencia de edad, no había momento en que no siguiera a Taka para no aburrirme solo, y el también parecía disfrutar de mi presencia.

Él me enseñó los mejores escondites de la casa, cómo jugar fútbol y a lanzar el disco, a hacer aviones de papel que volaran lejos, a lanzarnos por las escaleras sobre un colchón; me mostró las guaridas de los escarabajos, y juntos creamos nuestros propios campamentos dentro de casa con sábanas, cojines y linternas... Ahora, ya más grande, no pude evitar pensar que él era un niño bastante extrovertido e inventador, gracias a eso nos metimos en problemas varias veces.

Nuestros padres eran personas ocupadas, también eran personajes importantes para la música japonesa de su época, y las pocas veces que mamá estaba en casa era para cuidar al pobre de Tomohiro que nuevamente tenía fiebre; papá en cambio, cuando regresaba de alguna gira, estaba encerrado en su despacho y sólo le veíamos durante la cena. Sin embargo, aunque eran padres no muy presentes en nuestro día a día, nunca descuidaron nuestra crianza y la educación siempre fue estricta, sólo la calidez de mamá era ese descanso en el que nos acurrucábamos como si fuera un lujo.

Con mi persona, ambos fueron especialmente firmes, y fui el único que recibió clases particulares por mucho más tiempo. En ese entonces, Takahiro estudiaba en un instituto de renombre -recuerdo que fue el tercer colegio en el que estudió durante la secundaria-, y en el cual hizo usual el saltarse las clases y llegar antes a casa; no me costó imaginar que se debía a que no se sentía a gusto en el nuevo ambiente. Cuando eso sucedía, generalmente yo aún no había salido de casa para ir a ver las lecciones de piano en la escuela de música, por lo que un día decidí recibirle con una sonrisa.

Nos volvimos más cercanos.

Sin darnos cuenta, buscábamos con afán rendir el tiempo libre para jugar juntos, disfrutábamos compartir todo lo posible para no sentirnos solos. Era genial que los dos pudiéramos luchar y competir entre nosotros sin que alguien más nos llamara la atención, pues nunca había nadie en casa.

Él era increíble para los ojos del pequeño Hiro, siempre tan radiante y alocado... siendo tan cálido ante mis ojos. Mientras que yo era tímido y callado, nada sobresaliente.

-Eres muy gracioso, Hiro.

Me dijo una vez durante la merienda entre sonoras carcajadas, cuando después de hacer una mueca con los ojos mientras se jalaba la punta de las orejas, la leche achocolatada se me saliera por la nariz por reír y beber al mismo tiempo. Obviamente, mi torpeza le era muy divertida, pero no me molestaba en absoluto.

Su risa siempre fue muy ruidosa e hipnotizante, nada a lo que yo estuviera acostumbrado o hubiera visto en otra persona. Incluso, una vez me sorprendí a mi mismo queriendo verlo sonreír a cada momento, queriendo compartir su felicidad.

Queriendo ser como él.

"... not even once, even once."

Nunca imaginé que todo cambiaría tan drásticamente.

¿Cuándo dejó Taka de sonreírme de la misma manera?

Lo recuerdo muy bien.

Al despertar de la grata siesta, la habitación ya había oscurecido considerablemente, mi cuerpo estaba relajado y en mi cabeza habían cesado las pulsaciones que causaban tanto dolor. Siendo casi una rutina, fui al baño a lavarme el rostro; el agua fría contra mi piel terminó por espantar el sueño que hacía que mis ojos se vieran pequeños y que tuviera una mejor imagen. Me fijé con especial atención en el espejo, en el cual me reflejaba con los cabellos un poco revueltos y las gotas de agua escurriéndose por mi barbilla, luego tomé la toalla entre mis manos y sequé mi rostro.

Mi yo pequeño y mi yo actual ya no eran los mismos.

Había crecido, tal como lo había deseado.

-Así está bien - dije para mi mismo, mientras que con una mano alzaba mis cabellos para observar mejor mi frente, y por suerte, la espinilla que había salido en mi piel ya había desaparecido, aunque no me hubiese referido precisamente a eso.

No tenía sentido dudar o tratar de convencerme, por supuesto que estaba satisfecho con la vida que tenía. Peinando mi cabello con los dedos hacia arriba, intenté darle un look diferente: un tanto occidental para mi gusto, pero al final este caía nuevamente sobre mi frente hasta cubrir mis cejas.

Otra vez dirigí mi atención a mí mismo -dejando de lado la idea de cambiar mi imagen para mi otra vida, amaba mi cabello largo- y una remembranza del pasado logró despejar un poco más mi mente.

Sí, estaba mejor.

Hace tiempo que creía haberlo superado, había vuelto a sentirme bien conmigo mismo, y aunque fuese temporal, las viejas desesperaciones ya no me pesaban sobre los hombros. Con esfuerzo, había aprendido a sobrellevar las frustraciones y a desahogarme en los conciertos, disfrutando de mi carrera, a sólo contar conmigo mismo mientras llevaba adelante mi nueva vida junto a la música... Tanto había avanzado como para volverme a derrumbar.

¿Por quién era que cantaba?

Salí del baño y rebusqué en el armario un conjunto sencillo, pero nada muy llamativo. Una vez listo, coloqué en mi cabeza un pequeño sombrero, el cual había acostumbrado a cargar conmigo, y respiré profundo, seguidamente ni me molesté siquiera en verme en el espejo para irme enseguida.

No volvería a estancar mi vida en un sólo sentimiento, haría un pequeño esfuerzo para apoyar la búsqueda de mi hermano, sí; pero lo dejaría hasta ahí porque, volver a involucrarme en la vida de Taka, era un riesgo que no correría nuevamente.

"Cause you hate me."



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Disculpen la tardanza pero me he quedado sin internet :'v

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