🌚Extra pt2🌝
Antes de que regresaran, decidieron pasarse por el gran puente que yacía en la playa. Todo estaba mayormente oscuro a esa hora, pero las luces que lo iluminaba hacían que se viera realmente hermoso.
Este paisaje fue disfrutado al máximo por los hermanos, quienes tomados de la mano, se adelantaron hasta la punta del puente, mientras que los otros dos caminaban detrás, en un incómodo silencio.
—Tú no me engañas —empezó el pelinegro, mantenimiento la mirada en frente.
—No sé a qué te refieres —dijo el castaño, mirando como Sam y Emma se tomaban fotos haciendo caras graciosas, provocándole una sonrisa.
El pelinegro detuvo su andar al apoyar una de sus manos en el hombro contrario, y no borró su semblante serio.
—No creas que no sé lo que sientes —expresó, dejándolo confundido—. Y te voy diciendo que no me gusta para nada.
Él castaño soltó una leve risa y apartó la mano de su hombro.
—No tengo por qué prescindir de tu aprobación, ya que mis sentimientos son solo míos.
—Y él es mío —su voz se volvió aún más fría, demostrando que no estaba para juegos—. No sé ni me importa el tipo de relación que has tenido con Sam, pero no necesito que vengas a amargarme la vida; he lidiado con muchos que tuvieron tus mismas intenciones, y terminaron muy mal.
Él se quedó en silencio, mordiendo su labio inferior para no estallar en ese momento; enfrente de Sam.
—No tengo nada que ver con esos chicos que mencionas; yo nunca intenté conquistarlo —empezó, con aparente tranquilidad—. Y tampoco pretendo entrometerme en su relación —su vista se desvío a los hermanos—. Él se ve tan feliz ahora, y tan libre, que no quiero ser yo quien le quite esa felicidad.
Volvió la mirada a el pelinegro, viendo como su ceño estaba un poco más relajado.
—Es cierto que lo amo, con todo mi ser. Pero no he sabido protegerlo, solo pude consolarlo y apoyarlo desde la distancia, sin atreverme a confesarle todo lo que sentía —hizo una pausa, intentando contener sus lágrimas—. Admito que mi mayor deseo es estar junto a él y poder ser yo a quién ame, pero veo que tú eres el que ocupa ese lugar ahora.
Se podía sentir el dolor en su voz. Kris carraspeó levemente su garganta y metió ambas manos en su bolsillo.
—Siento que no hayas logrado lo que querías, pero de alguna manera agradezco que respetes nuestra relación. Tampoco quiero tener que deshacerme del mejor amigo de mi novio, se ve que te quiere —dijo lo último entre dientes, recibiendo una leve carcajada del contrario.
—Gracias, creo —Kris se encogió de hombros, desviando la mirada—. Solo te pido una cosa, no me separes de él. Estos últimos años no pude ni hablar con Sam porque perdí todo contacto con su familia, yo solo quiero tenerlo cerca.
Aunque la idea no era completamente del agrado de Kris, asintió levemente con la cabeza.
—Pero que conste que no dejaré que te le acerques demasiado, ¿entendido? —lo señaló con su índice.
—Bueno... —se adelantó para acercarse a los chicos con una sonrisa.
—Oye, ¡no estoy jugando, idiota! —lo siguió.
Estuvieron un poco más de tiempo en el puente, admirando el hermoso paisaje que se mostraba esa noche. Al rato decidieron irse, Denis volvió a su apartamento que se encontraba a unas cuadras de ahí, y los demás a casa de Sam.
Cuando fueron a dormir, Sam acabó entre su hermana y su novio, tratando de decidir con quién de los dos dormiría, y como creo que es evidente, Emma se ganó ese lugar, mientras que Kris... bueno, le tocó dormir en el suelo, en un pequeño colchón.
En medio de la noche, Kris daba vueltas en todas direcciones sin poder conciliar el sueño, así que terminó despertándose por la incomodidad que sentía, queriendo buscar a su novio para poder abrazarlo y sentir su olor, pero al mirar la cama, Sam no se encontraba en ella.
Caminó hasta el baño y tampoco lo encontró, así que decidió ir a la cocina, viéndolo con un pequeño álbum entre sus manos.
—¿Amor? —susurró.
El rubio se dió la vuelta y al verlo, le sonrió un poco y cerró el libro que antes estaba viendo.
—Kris, ¿qué haces despierto a estas horas? —este lo miró por unos segundos, sintiendo un fuerte dolor en el pecho, el cual lo hizo acercarse a él, para rodear su cintura con suavidad y esconder el rostro en su cuello.
—¿Cómo eres tan fuerte, ah? —le preguntó, en voz baja, sorprendiéndolo.
—¿A qué viene eso, amor?
—Yo.... de verdad siento haber sido un completo idiota en el pasado —se separó un poco para acariciar su mejilla, pero Sam se percató de que sus ojos estaban llorosos—. No sé cómo pudiste perdonarme, pero te lo agradezco profundamente, Sam.
—Kris —este lo miró, viendo su ceño ligeramente fruncido—. ¿De dónde vino esta sensibilidad repentina? Ya hablamos de esto muchas veces, sabes que te perdoné porque te amo, tan simple como eso.
—No es simple —volvió a abrazarlo con fuerza, intentando que no lo viera llorar—. Aún si es porque me amas, nunca tuviste las cosas fáciles y yo solo te las empeoré en ese entonces. Me siento como una basu...
—¡Kris! —el mencionado se sobresaltó un poco al escucharlo, y se alejó con lentitud—. Ya basta. Deja de decir esas cosas, ¿no acordamos que todo se quedaría en el pasado? ¿Por qué estás así ahora?
El pelinegro no respondió, sino que su mirada permaneció en el suelo; se sentía regañado y un tanto patético.
—Oh, creo que ya lo sé —eso lo confundió—. Hablaste con Denis, ¿cierto? Claramente él te habló de mi pasado.
—No me dijo nada que no supiera, pero me hizo recordar.
—Aish, a veces eres un tonto, Larsen —revolvió su cabello entre risas—. Solo deja de pensar. Estoy aquí, ¿no? Contigo, y eso no va a cambiar.
—Está bien —dijo al asentir lentamente, para después secar sus lágrimas.
—Mm, ahora, ¿que te parece si duermes a mi lado? —le propuso al sentir el ambiente un poquito más relajado.
—Aja, y la pequeña loca me va dejar hacerlo —expresó con sarcasmo.
—Ella está dormida, solo te pones del otro lado y ya está. ¿O no quieres? —no tenía que decir mucho para convencerlo, ya que en serio extrañaba tenerlo en sus brazos.
—Vale, entonces vamos a dormir —el rubio asintió, y ambos volvieron a la habitación.
Con mucho cuidado, se acomodaron de manera en que Sam lograra acurrucarse en su pecho, sin dejar que Emma se despertara, para así caer en un profundo sueño. Sin embargo, a la mañana siguiente, Kris amaneció en el pequeño colchón con un gran dolor de espalda y una pequeña nota que decía:
Espero entiendas que tuve que usar la fuerza porque parecías una roca al dormir. Sabes que no iba a permitir que me quitaras la oportunidad de abrazar a mi Sami, cuñadito.
—Esa niña —dijo entre dientes, mientras comprimía aquel trozo de papel.
Miró en dirección a la cama, y ambos hermanos se abrazaban cariñosamente; aunque ante sus ojos, era como si ella lo acorralara para así evitar que se le acercaran. Esto no le dejó más opción a Kris que ir a darse una ducha para evitar formar una escenita de celos infantiles, como Sam siempre le decía.
Ahora Sam preparaba el desayuno, mientras que Emma jugaba con el gato blanco que Kris le había regalado a Sam desde sus tercer mes de relación. Este poco después salió del baño.
—Buenos días, cuñadito, ¿dormiste bien? —su tono irónico hizo que Kris la mirara con los ojos entrecerrados.
—La próxima vez, tú dormirás en el suelo, escuincla —continuó su camino.
—¡Que mi nombre es Emma!
—¡Pues no me importa!
Esta dejó salir un suspiro de frustración, al mismo tiempo que Kris se dirigió a la cocina, en la cual Sam reía en silencio por el comportamiento de esos dos. Él se acercó y lo abrazó por detrás, dándole un beso en el cuello segundos después.
—Realmente ella es peor que tú cuando está celosa —confesó, volviendo a oír su risa.
—Deberían llevarse bien, solo tiene 14 años, no es tan difícil de manejar.
—Ja, lo dices porque eres su hermano. Yo creo que tiene cierto resentimiento hacia mi, y eso que no me conoció antes —murmuró la última parte.
Sam suspiró, girándose hacia él con una sonrisa de boca cerrada, colocando ambas manos en sus hombros, mientras que Kris las puso en su cintura.
—Amor, estoy seguro de que le caes bien y solo quiere molestarte.
—Tss, pues lo está logrando. ¿Sabes el dolor de espalda que tengo? Hasta tengo la marca de sus dedos en la piel —reprochó, mostrando aquel lado infantil que se guardaba en lo más profundo y solo le mostraba a su novio.
Y como era costumbre, Sam sonrió ante esa extrañamente adorable actitud y se acercó a él, juntando sus labios. Subió ambas manos a su rostro, para profundizar más el beso lento y cariñoso que se estaban dando, a lo que el pelinegro respondió reforzando el agarre en su cintura, dejándose envolver por la suavidad de sus labios. Poco a poco se fueron separando, Sam empezó a rozar sus narices mínimamente y luego lo miró.
—Ten un poco de paciencia, ¿si? Hace tiempo que no está conmigo —le pidió, acariciando los mechones de su cabello.
—Vale, trataré de soportarla por ti —esto plantó una pequeña sonrisa en el rostro contrario—. Pero quiero que sepas, que esta situación me hace replantearme lo de tener a un adolescente como hijo en el futuro, son muchos problemas.
—Bueno —cruzó los brazos por encima de sus hombros—, quién sabe si en un futuro llegas a tener que soportar uno.
—... Quién sabe.
Kris empezó a acercarse a Sam, con la intención de volver a sentir sus labios.
—¡Sami, tengo hambre! —se oyó la voz algo chillona de Emma desde la sala, esto hizo que Kris se detuviera y que ambos rieran.
—Ella de verdad sabe arruinar el momento.
—Mm, ayúdame a llevar la comida a la mesa, ¿si?
—Ay, vale.
Llevaron los recipientes con tostadas, huevos fritos y demás a la mesa, y cuando los empezaron a acomodar, se oyeron tres toques en la puerta.
—Voy yo, de seguro es Denis —se ofreció Emma, pero al acercarse a la puerta y abrirla, se encontró con una pareja un tanto mayor en esta—... Mamá... Papá.
—Tenemos que hablar seriamente, jovencita —empezó la mujer, la cual lucía un vestido blanco de encajes por debajo de las rodillas, junto a su marido que vestía un conjunto azul oscuro.
Estos entraron y Emma cerró la puerta aún nerviosa, así que se apresuró a colocarse al lado de Sam, sujetando su mano.
—¿Mamá? ¿Qué están haciendo aquí?
—Queremos hablar contigo, Sam —empezó el hombre, con total tranquilidad.
—Si es por lo de Emma, ella solo quería verme, ¿vale? Así que por favor..
—¿Quién es él? —la madre lo interrumpió, refiriéndose a Kris.
—.. Yo..
—Sabes perfectamente que él es mi novio, madre. Así que ahórrate el sermón por favor y di lo que tengas que decir —la mirada neutral de su madre se posó en él.
—Queremos hablar a solas contigo.
—Por favor, no hablemos de lo mismo, lo digo en serio, basta. No por mis preferencias soy una mala influencia para ella, y saben que nunca permitiría que alguien le hiciera daño por mi culpa —les pidió.
—No eso Sam, solo danos unos minutos —habló su padre.
Sam estaba en duda, no quería que sus padres le hablarán de lo mismo una y otra vez; ya tuvo suficiente con oírlo durante todos esos años que vivía bajo su mismo techo. Kris puso la mano en su hombro, para que lo mirase.
—Sam, está bien. Puedes hablar con ellos sin problema, nosotros iremos a la cocina, ¿cierto, escuincla?
Ella asintió rápidamente; entendía que tenían mucho que platicar, además de que temía que la regañaran y castigaran con no volverlo a ver. Sam terminó accediendo a dejarlos ir y estos se fueron a la cocina.
—Hablen —empezó con neutralidad.
—Te dejaremos ver a Emma cuando quieras —anunció la de blanco—, lo mismo puedes venir a casa o se puede quedar aquí, en la tuya.
—¿Qué? —escuchar esa autorización, lo desconcertó—. ¿De verdad me dejaran pasar tiempo con ella?.... ¿Por qué?
—Denis habló con nosotros, Sam —esta vez habló su padre—. A decir verdad, aún no lo aceptamos por completo pero, tampoco queremos seguir haciéndote sufrir, hijo.
Sam no creía lo que oía, era muy irreal...
Su madre se le acercó y llevó las manos a su rostro; con cierto miedo a un posible rechazo.
—Siento mucho todas las cosas que te dijimos —su voz se entrecortó ligeramente—. No sabes cuánto me arrepiento de cada vez que dije que no quería que fueras mi hijo. Solo es que, cuando lo confesaste, el miedo a lo que dirían nuestras familias y amigos nos hizo sentir que debíamos cambiarte o esconderte hasta que aceptaras una relación con una chica y lograras tener una familia "normal" en el futuro. Pero no tomamos en cuenta tus sentimientos; también queremos disculparnos contigo por haberte pedido ayuda cuando ingresaron a tu hermana en el hospital, y después te volvimos a a rechazar. Hemos sido unos padres terribles contigo, Sam. Y lo sé, sé que no será fácil perdonarnos, pero queremos que nos des la oportunidad de ser unos mejores padres y... —Sam la interrumpió con abrazo; uno que estuvo necesitando durante años.
—Eso es lo que más quiero —ella se lo correspondió entre lágrimas—. Solo necesitaba saber que me aún me querían y estarían a mi lado. Y si de verdad están intentando aceptarme, estoy seguro de que los perdonaré, no soy bueno guardándole rencor ni odio a los demás —admitió, sin separarse del cálido cuerpo de su madre, sintiendo sus sollozos. Su padre también se les unió.
—Te queremos mucho hijo, de verdad lo hacemos —ahora su padre también lloraba—. Queremos empezar de nuevo contigo, y prometemos tratar de aceptarte, sin importar la pareja que prefieras.
—Muchas gracias por venir y decirme esto... de verdad se los agradezco.
Se abrazaron por unos segundos más, compartiendo lágrimas y promesas de un futuro mejor en el que estuvieran todos juntos, sin ningún tipo de discriminación.
Mientras tanto, en la cocina se encontraba Emma mirando fijamente a Kris, el cual se ahogaba con la incomodidad del silencio y la intensidad de su mirada.
—Ok, ya vale, niña. Si vas a decir algo dilo ya —esta asintió, inclinado un poco su cuerpo al acomodar los brazos sobre la barra.
—¿Cómo fue que enamoraste a mi hermano, eh? Él ha tenido novios mucho más amables que tú, ¿acaso lo amenazaste?
—Ja, para que sepas, el fue el que empezó a perseguirme.
—¿En serio? Eso es muy difícil de creer —dejó caer su cuerpo en el espaldar de la silla, con una expresión de total incredulidad.
—Pero es verdad. Después tantos intentos que hizo, logró que me enamorara de él.... Aunque, al principio no podía aceptarlo porque, de verdad lo traté muy mal y le hice demasiadas cosas que lo lastimaron —su mirada decayó, con vergüenza —. Pero a pesar de eso, nunca se rindió conmigo, y me alegro de eso. Me alegro de que me ame tanto como para perdonarme. Estoy tan orgulloso e impresionado por lo fuerte que logra ser, por como solo guarda amor en su corazón y desecha el odio y el recor. Él me enseñó a amar, Emma, me hizo comprender lo que era adorar cada fragmento de una persona, incluidos sus defectos y cicatrices. Yo realmente amo a tu hermano, y haría cualquier cosa por él.
—Mm —ella debía admitir que lo sorprendió, y de buena manera—. Bueno, tal vez no eres tan idiota después de todo.
—Tss, sobre mi duda lo que sea, menos de mi amor incómodo por él —le aclaró, recibiendo una mueca de desagrado.
—Blah, ya eso es demasiado para mis pobres oídos.
Kris levantó los hombros, restándole importancia a lo que dijo.
—Yo creo que es muy sincero —intervino una tercera voz.
Sus miradas se posaron en Sam y en sus padres, quienes estaban entrando en la cocina en ese momento; aunque habían escuchado técnicamente toda la conversación.
—Ah... ¿lo escucharon? —habló la voz nerviosa de Kris.
—Cada palabra —admitió la mujer, con una sonrisa—, y nos alegra que quieras tanto a nuestro Sam.
Kris sonrió, algo avergonzado, pero se relajó cuando vió la felicidad que había en el rostro de Sam, Emma se acercó a sus padres.
—Ma, ¿esto quiere decir que ya se arreglaron? —preguntó con emoción.
—Sí, cariño. Y haremos todo lo posible por enmendar nuestros errores con Sam, ¿cierto, amor?
—Cierto, también queremos que vayan a comer a casa uno de estos días, para conocernos mejor, Kris.
—Lo haré encantado.
—Perfecto, Emma, recoge tus cosas, cariño, dejemos que tu hermano tenga algo de privacidad.
—Mamá —dijo Sam, a lo que ella sonrió y se fue a buscar las cosas de Emma junto a su marido.
—¿De verdad se arreglaron? —se atrevió a preguntar el pelinegro cuando estuvieron solos.
—Se podría decir que sí —se le acercó—. Por ahora simplemente lo están sobrellevando, pero de cualquier manera, me alegra que empiecen a considerar mis sentimientos.
—Oh, eso es bueno.
—Umhu.... pero también me gustó mucho lo que dijiste. Te estás ablandando cada vez más, mi cascarrabias —le dio un pequeño golpecito en el hombro.
—Ah... eso... solo dije la verdad —Sam asintió con una sonrisa y lo abrazó.
—Estoy muy feliz de tenerte conmigo, Kris. Lo digo en serio.
—Yo también lo estoy —se lo correspondió—. Solo quiero quedarme a tu lado hasta que dejes de quererme, cosa que no dejaré que pase.
—Tss..... yo también te amo, bobo —rompieron el abrazo para darle paso a un pequeño beso.
Luego se despidieron de sus padres y se sentaron a desayunar, ese día solo querían quedarse en casa y pasar más tiempo juntos, ya que por ahora, era su único deseo.
¡Y finitoooooo!
Ay dió mío, después de tantos arreglos ya quedó, espero hayan disfrutado mucho de la historia así como yo lo hice escribiéndola.
¡¡¡Muchísimas gracias por leer!!!
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