WE ARE BUT LOVERS
Y después de 5000 años, finalmente me digné a terminar esta pequeña trilogía de one-shots que constituyen un mini fic (?) bueno, espero les guste y lo disfruten, perdonen que sea una autora tan floja e inconsistente pero se agradece su apoyo, lecturas, comentarios y votos. Gracias a mi amigo Pedro por avisarme que hay semana de Gladion x Moon, así que es una buena coincidencia mi pequeño aporte jajaja Sin más, ¡disfrútenlo!
__________________________________
Habían pasado unos cuantos minutos desde que colgué y aún me temblaban las manos que continuaban sosteniendo con fuerza el celular.
¡¿En qué carajos estabas pensando cuando aceptaste, Clarisse?!, me reproché mentalmente.
Han transcurrido dos meses desde que Lillie abandonó Alola para ir a Kanto con la finalidad de cuidar de su madre que aún se encontraba en coma desde el día en el que su demencia había alcanzado su clímax, fusionándose en el ultra espacio con los Nihilego. Pensar en ello aún me parece parte de un muy mal sueño combinado con alucinaciones. No obstante, para mi desgracia, fue real y fui yo quien logró sacarla de ese maldito embrollo.
Una risilla irónica se escapó de mis labios al pensar que, comparado con lo que tenía por delante, esa experiencia no había sido nada. El recordar todo aquello, no me causaba algún tipo de ansiedad, por extraño que parezca. Sin embargo, tan sólo pensar en lo que tenía que hacer ahora que accedí a la petición telefónica de Lillie, envió mi ritmo cardiaco al cielo y agitó mi respiración como si hubiese corrido un maratón.
Después de todo este tiempo... ¡volvería a ver a Gladion!
Maldije mil veces en voz baja mientras me preparaba para salir. Tomé mi bolsa de aventura con todo lo necesario y llamé a Charizard para que me llevara directo a Aether Paradise.
Por fortuna, mi madre no se encontraba en casa, así no tenía que darle explicaciones de por qué salía con la cara pálida y trastabillando rumbo a la puerta. Sí, a ese nivel llegaba mi nerviosismo...
¡Ay! ¿Qué voy a hacer cuando lo vea?
Durante el trayecto, prácticamente el 100% de mi tren de pensamientos fue similar a ese. Preguntándome qué rayos haré cuando esté frente a él, solo deseaba no cometer errores ni decir ninguna tontería, por lo que tendré que hacer mi mayor esfuerzo para intentar relajarme y presentarme en un estado mental y emocional mil veces mejor al actual.
¿Funcionó? Honestamente, no lo creo...
Una vez que llegué a la entrada principal de Aether Paradise, me quedé prácticamente congelada en mi sitio, reaccionando sólo por los gruñidos de Charizard a manera de despedida.
Una docena de empleados vagaba por las instalaciones, sin hacerme mucho caso, por lo que aproveché para buscar un lugar donde cambiarme. ¡Obviamente no iba a presentarme frente a Gladion usando mi equipo de seguridad para las pokémonturas!
Por fortuna, no me llevó mucho tiempo encontrar un tocador para damas y una vez que estuve más presentable aproveché para refrescarme el rostro con agua fría, esperando que me sirviera para sentirme menos perdida en mis pensamientos.
Regresé a los pasillos de Aether Paradise buscando un rostro conocido, sin ningún éxito. Pero cuando estaba a punto de hablar con uno de los empleados ataviados en blanco para pedirle que le anunciara a Gladion que me encontraba aquí, apareció la señorita Wicke en escena.
- ¡Miss Clarisse! ¡Qué gusto verte! ¿A qué debemos el enorme honor de tenerte de visita? – preguntó jovialmente extendiendo los brazos mientras caminaba hacia mí.
Antes de responderle, correspondí su gesto con un cálido abrazo, debo decir que Wicke siempre me ha parecido una mujer muy agradable y sincera, con la que estaba agradecida por haber cuidado de Lillie y ahora, de Gladion.
- Eh... bueno... – tartamudeé un poco antes de poder responderle – vengo a visitar a Gladion... - hice una pequeña pausa para controlar el nerviosismo que nuevamente se había aparecido al observar la enorme sonrisa que Wicke me dedicó al mencionar el nombre de su joven jefe - ¡fue una petición de Lillie! Está muy preocupada ya que desde hace un par de días, él no responde sus llamadas y me pidió que viniera a ver si todo estaba en orden... –intenté ofrecer una explicación creíble, no quería que atara cabos en la dirección "equivocada".
- Oh... – respondió ella con un dejo de preocupación en sus ojos – entiendo. Al respecto, la verdad es que Miss Lillie tiene razón de estar angustiada...
- ¡¿Le ocurrió algo a Gladion?! ¡¿Es grave?! – pregunté de inmediato, interrumpiéndola. El tan solo pensar que algo malo pudo haberle ocurrido , me puso los nervios de punta.
- ¡No, no, no! – respondió ella al instante agitando las manos – Descuida, no es nada grave. Master Gladion se encuentra enfermo, sí, pero tampoco es para alarmarse – dijo en tono conciliador y yo suspiré de alivio - Con reposo y buena alimentación, estará en perfectas condiciones en poco tiempo. ¿Sabes? Ha estado tan ocupado sacando adelante Aether Fundation que descuidó su salud, pero... no diré más, ¡vamos! Te llevaré a verlo, estoy segura que le hará mucho bien el platicar con alguien conocido que no sea yo – terminó, soltando una risilla.
En cuanto acabó de explicarme la situación, Wicke me guió al elevador y presionó el número tres. Eso sólo podía significar que, naturalmente, nos dirigíamos a la mansión donde solía vivir Lusamine con sus hijos y que ahora, había pasado a ser la residencia exclusiva de Gladion.
Pensar en que estaría otra vez frente a frente con el chico que hasta el momento no he podido apartar de mi mente, me erizó la piel. Mientras caminábamos por los níveos y elegantes pasillos de Aether Fundation, me fue inevitable evitar que mi mente viajara al pasado.
El recuerdo del último encuentro que habíamos sostenido, poco antes de que lograra convertirme en Campeona, aún seguía vívidamente fresco. Y todavía más, la imagen de su rostro sonriendo y su serena mirada al dedicarme las palabras más amables que me dijo jamás.
Supe en ese momento, que aquella persona era y siempre había sido el verdadero Gladion y no la imagen ruda y hostil que había construido a su alrededor, intentando siempre mantenernos al margen tanto a Hau como a mí cada vez que lo encontrábamos, huyendo de nosotros antes de que pudiéramos siquiera intentar acercarnos a él.
Todos esos encuentros me dejaron con amargo sabor, desorientada y ansiosa. Su presencia me afectaba en formas que jamás había sentido, sin saber a ciencia cierta por qué. Y eso me molestaba mucho. Nunca he sido buena para lidiar con ese tipo de frustración y Gladion fue sinónimo de ello durante mucho tiempo.
Ahora, luego de haber vivido tantos momentos juntos, el lazo que me unía a él era más fuerte, al menos de mi parte, claro está. A pesar de que llegó a mostrarse más abierto y menos a la defensiva en cuanto todos los problemas provocados por su madre terminaron, hasta el día de hoy no he logrado descifrar sus pensamientos. No tenía idea de qué opinión tenía él de mí y mucho menos, si yo le inspiraba algo, emocionalmente hablando.
De lo único que puedo estar segura, es que él estaba agradecido conmigo por haberlos ayudado, tanto a él como a su hermana, hasta cierto punto... pero nada más. Es probable que él sintiera algo de admiración hacia mí como entrenadora, al final de cuentas, habíamos podido pelear en más de una vez, pero mis Pokémon siempre fueron superiores a los suyos, aunque debo admitir que, sabía cómo ponerme contra las cuerdas.
Sin embargo, más allá de todo eso, estaba totalmente perdida...
En más de una ocasión me encontré pensando si me extrañaría como yo a él ... o si el recuerdo de mi existencia llega a cruzar su mente de vez en cuando. Creo que me conformaría con tan solo con ese mínimo detalle.
Porque... para ser honesta, si antes de saber quién era él en verdad, lo veía como alguien inalcanzable, ahora que estoy aquí en Aether Fundation, organización de la cual él ahora es el Presidente Ejecutivo, mi corazón se hunde al caer en cuenta que jamás podré aspirar a él. Simplemente, pertenecemos a mundos totalmente distintos.
- ¡¿Miss Clarisse, te encuentras bien?! – escucho de repente la preocupada voz de Wicke, sacándome de súbito de mis pensamientos y no puedo evitar sobresaltarme ante ello.
- Ehh... s...sí – digo en automático, sin mucha convicción – ¿sucede algo? – pregunto, desorientada.
- No, no. Sólo te avisaba que hemos llegado y que puedes tomar asiento aquí, mientras yo subo a darle la noticia al Presidente – dijo, apenada - pero al no recibir respuesta, tuve que subir la voz un poco, disculpa...
- ¡Oh! No es necesario que te disculpes, es sólo que no pude evitar recordar todo lo que ocurrió aquí hace ya algunos meses, ¿sabes? – me excusé, mintiendo – hace tiempo que no he estado aquí y... bueno... no pude evitarlo – finalicé, ofreciéndole una media sonrisa con el intento de tranquilizarla. Entendía la preocupación que mostró cuando regresé a la realidad, ya que es normal en mí hundirme en mis pensamientos por bastante tiempo.
- Entiendo, no había reparado en ello – dijo ella suavizando su tono – pero en fin, ya vuelvo, por favor, toma asiento.
Wicke subió a paso veloz las preciosas escaleras de madera fina y me quedé esperándola en la planta baja de la mansión. Era la primera vez que realmente contemplaba con tranquilidad el interior de la misma, sorprendiéndome ante el nivel de lujo y belleza de la misma. Era como estar en un museo, lleno de pinturas, esculturas y decoraciones elegidas por el más refinado gusto. Era claro quién había seleccionado cada una de ellas.
Me pregunté si Gladion se sentía a gusto viviendo aquí, en medio de estas paredes que seguramente le traían un millar de recuerdos, mucho más íntimos y dolorosos de los que era capaz de llegar a imaginar.
Al pensar sobre ello sentí una enorme tristeza. Por un instante, me puse en su lugar y pude darme cuenta de todo aquello que tuvo que soportar en silencio. Sentí culpa por no haber estado ahí cuando más necesitaba de un hombro sobre el cual sostenerse. ¿Realmente había sido necesario esperar a que enfermara y que fuera justamente Lillie quien tuviera que pedirme que viniese a corroborar que todo estuviese en orden para saber de él? ¡Vaya que era una vil egoísta!
Pero no es así... sin afán de justificarme, debo decir a mi favor que no fue egoísmo la razón de mi distanciamiento, más bien, miedo. ¿Cómo se supone que debía actuar o qué palabras debía pronunciar sin ser rechazada? Todo acerca de Gladion no es más que una espiral de frustración por no sentirme capaz de acercarme a él.
Además, la gestión de la recién creada Liga Pokémon de Alola también me han mantenido ocupada, lo cual no ha sido del todo negativo, pues de ese modo no me quedaba tiempo de estar perdida en la constante desazón de meditar sobre mi desastrosa vida sentimental. Bueno... si a esto se le puede llamar como tal. Sonreí con cierta amargura de tan solo pensar en ello... ¿tan patética he sido?
Suspiré con pesadez, mi ánimo empezaba a tornarse oscuro, un lujo que no podía permitirme, no ahora. En un intento de alejar de mi mente todos esos pensamientos, comencé a concentrarme en lo que tenía a mi derredor, hasta que algo en específico llamó mi atención. A mi lado derecho, sobre una pequeña mesita se encontraba un retrato familiar donde aparecía Lusamine con sus dos hijos y algunos Pokémon. Tanto Lillie como Gladion parecían no tener más de 7 años cuando la foto fue tomada y me sorprendió ver lo alegres y normales que lucían todos.
Al reparar en ello sentí una leve punzada de dolor en mi pecho. Realmente ahora todo era tan diferente que incluso yo, que no era más que una intrusa en la vida de esta familia, no podía evitar sentir pena por todos ellos. Por la forma tan surreal en la que las cosas se fueron al traste, por cómo se había destruido toda la confianza entre ellos y el amor entre madre e hijos se transformó en algo distorsionado, provocando consecuencias que podrían ser irreparables.
Suspiré con desgano y regresé mi mirada hacia mis manos. Estaban sudorosas y no dejaba de jugar con los pliegues de la falda azul marino que traía puesta, signos inequívocos de ansiedad. Hasta este momento no había reparado en los largos minutos que habían transcurrido desde que Wicke subió a avisarle a Gladion que me encontraba aquí, lo cual me hizo sentir aún más nerviosa. ¿Qué está pasando? ¿Por qué se tarda tanto?
Como si me leyera la mente, Wicke apareció en esos momentos, anunciando su retorno con el sonido de sus botas blancas sobre la madera. Me levanté de un salto de mi lugar y me acerqué a ella, expectante. Su rostro me preocupó, parecía avergonzada y supe de inmediato que algo había salido mal, aún así, tenía que confirmar mis sospechas.
- ¿Puedo subir? – pregunté, aun sabiendo de antemano su respuesta.
- Ehhh... – titubeó, mala señal – Master Gladion agradece tu visita, pero ha indicado que prefiere no recibirte por el momento, no desea que lo veas tan desmejorado – respondió ella con hilo de voz y agachando la mirada.
¡Maldito vanidoso! ¿Cómo es posible que sólo ese sea tu argumento?, pensé, molesta, pero intentando a toda costa mantener la compostura. Lillie me había encomendado una misión y no iba a salir de aquí hasta hablar directamente con él.
Además.... en esta ocasión ¡no voy a dejar que se salga con la suya! Siempre ha huído de mí, dejándome con todas las interrogantes del mundo sobre tantas cosas, manteniéndome al margen de todo y, honestamente, ya tuve suficiente de sus estupideces. Aquí, en la Isla Aether él podría ser el líder, con sus servidores dispuestos a obedecer cualquier orden que de su boca emanara, pero yo no, ya no más.
- Entiendo – dije con sobriedad – pero no me iré de aquí hasta verlo, Lillie me lo encargó – puntualicé y acto seguido, pasé de largo a mi interlocutora y comencé a subir las escaleras corriendo, decidida a dejar mi punto en claro.
Mi acto de imprudencia debió de haberla tomado por sorpresa, pues ya había logrado subir todos los escalones cuando corroboré con una mirada rápida que ella apenas comenzaba con la labor de alcanzarme, su ajustada falda blanca no le hacía más fácil la tarea.
En un vistazo rápido al segundo piso de la mansión me di cuenta que no tenía idea de cuál podría ser la habitación de Gladion, absolutamente todas las puertas en el largo y amplio pasillo lucían exactamente igual. Percatándome de que de nada serviría mi arranque de audacia si Wicke me alcanzaba y que no había tiempo para investigar por mi cuenta, decidí que sólo había una "solución".
- ¡Gladion! – grité – No me iré hasta hablar contigo, Lillie está muy angustiada y necesito informarle sobre tu estado de salud o al menos, prométeme que responderás sus llamadas – tomé aire rápidamente antes de continuar - ¡Vamos! ¿Acaso quedamos en tan malos términos para que ni siquiera me permitas saludarte? No recuerdo que haya sido así la última vez que nos vimos...
Un silencio total me golpeó con toda su fuerza después de que dejé de hablar. No había respuesta de ninguna parte, incluso Wicke se detuvo de golpe a mitad del camino. Por un instante, me sentí la persona más estúpida de la Tierra, pero ya no había vuelta atrás, no iba a salir huyendo presa de la vergüenza, ya he tenido suficiente de la Clarisse pusilánime y cobarde que alguna vez fui. Esta vez no me iría con las manos vacías, necesitaba verlo, de hablarle nuevamente para corroborar tantas cosas y erradicar miedos. Recordar, reafirmar creencias, sentimientos e ideas sobre él, sobre mí y... tal vez... sobre nosotros... lo que realmente importaba es que necesitaba este tiempo con él.
Los segundos transcurrieron con dolorosa lentitud y por un momento me sentí perdida. Wicke se encontraba ya a mi lado, aguardando, de igual modo, alguna respuesta. En algún momento volteé a mirarla, consciente del sonrojo que decoraba mis mejillas por haberla desafiado de esa manera, pero ella tan sólo me regaló una sonrisa y una ligera palmadita en el hombro izquierdo, diciéndome de esa manera que estaba bien, que lo entendía todo.
El tenue sonido de un picaporte abriéndose nos sacó de golpe de nuestra conversación silenciosa. Ante nuestros ojos y para mi gran sorpresa, la delgada figura de Gladion apareció en una de las puertas de la derecha, a unos cuantos metros de nosotras.
- Adelante – fue lo único que dio con un tono seco que denotaba molestia.
Acto seguido, ingresó de nuevo a su habitación, apoyándose en todo momento en el marco de la puerta para no perder el equilibrio. Al ver esto, Wicke salió disparada en su dirección para ayudarlo, dejándome atrás, mientras intentaba controlar la oleada de emociones que se me vino encima después de tal escena. Me sentí feliz de poder verlo de nuevo, pero al mismo tiempo, sumamente preocupada y asustada por su condición. No se veía bien en absoluto, ni física ni emocionalmente.
La vergüenza volvió a apoderarse de mí. ¡Solo a ti se te ocurre ser tan estúpidamente inoportuna, Clarisse!, me maldije, deseando que la tierra se abriera y me tragara ahí mismo. Es probable que Gladion me odie en estos momentos por molestarlo de esa forma... pensar en ello hacía que se me encogiera el corazón de dolor.
No obstante, el daño ya estaba hecho y me repetí que no saldría huyendo. Si Gladion accedió a verme y hablar conmigo, podría aprovechar esta oportunidad e intentar enmendarlo. "Estoy segura de que le hará mucho bien el platicar con alguien conocido que no sea yo"; las palabras de Wicke retumbaron en mi cabeza, inundándome de valor y decisión. Si yo podía hacer algo para ayudar a Gladion, para que se sintiera mejor y así se recupere lo antes posible, lo haré sin dudar....
Consciente del tiempo transcurrido desde aquella escena, me forcé a recuperar el aplomo para ponerme en marcha de nuevo y al fin encontrarme con él. En cuanto di los primeros pasos, me percaté de que mis piernas me temblaban y que mi corazón amenazaba con salirse del pecho por lo rápido que latía. Pero, a pesar de la lucha interna que se estaba llevando a cabo, hice el enorme esfuerzo por mostrar una fachada de tranquilidad para hacerle frente a Gladion.
Cuando entré en la habitación, Gladion se encontraba sentado sobre un amplio y mullido sillón blanco. A su lado, Wicke se aseguraba que tuviera todo indispensable, pero a juzgar por la expresión de su rostro, el ser tratado con tanto cuidado le resultaba molesto. No me resultó difícil imaginar que detestaba sentirse tan vulnerable y dependiente cuando siempre había luchado por ser todo lo contrario. Cuando lo conocí, se valía por sí mismo, sobreviviendo por sus propios medios en un ambiente muy hostil. ¡Qué gran contraste esa imagen del Gladion del pasado con el del presente!
Una vez que todo estuvo en orden, Wicke se despidió cordialmente de ambos y salió de la habitación, dejándonos solos. Cuando ella cerró la puerta para brindarnos mayor privacidad, los nervios volvieron a hacerse presentes. Agradecí que Gladion tomara la iniciativa de hablar.
- Por favor, Clarisse, toma asiento – me pidió, su voz apenas audible, lo que hacía imposible para mí corrobar si estaba molesto conmigo o no.
- Gracias, Gladion... – respondí apenada, mientras obedecía su petición – disculpa... por mi actitud de hace un momento, yo...
- No tienes nada por qué disculparte – interrumpió – agradezco tu visita, y siento mucho si mi negativa inicial te pareció grosera, no fue mi intención. – tomó un par de segundos para recuperar el aliento - Como podrás ver, me encuentro en un estado deplorable... no quería que me vieses de este modo – explicó, dejando salir un gran suspiro al finalizar.
- Entiendo, pero no tienes nada de qué avergonzarte – respondí, esbozando una sonrisa para intentar animarlo un poco.
Gladion dejó escapar una risita ante mi comentario, lo que hizo que me sonrojara de inmediato, podía sentir claramente el ligero aumento de temperatura que me lo indicaba.
- No me burlo por lo que dijiste... – contradijo, como si hubiese leído mi mente – si te soy sincero, no pude evitar reaccionar de este modo porque en definitiva, no has cambiado. Sigues siendo tan optimista y alegre como siempre, la Clarisse que conocí... – terminó y en su tono de voz logré percibir un ligero toque de nostalgia en esa última frase, lo que hizo que mi corazón se saltara uno o dos latidos.
- Eh... gracias... – respondí sin poder ocultar mi nerviosismo, no esperaba en absoluto que me dijera algo así, aunque evidentemente, no me quejaba, ¡al contrario!
El silencio nos golpeó a ambos por unos cuantos segundos en los que incluso nos costó trabajo mirarnos a los ojos o siquiera en nuestra dirección. Mi mente quería creer que Gladion se sentía un poco nervioso o intimidado por mi presencia, como yo me sentía ante la suya, pero, por otro lado, no quería hacerme falsas ilusiones. Lo más probable es que le diera vergüenza estar en su ropa de cama y con el cabello algo revuelto frente a mí. Pero... ¿acaso eso importaba a estas alturas? Siendo muy sincera, incluso así me parecía tremendamente hermoso.
- Al contrario, gracias a ti por venir, debió ser una gran molestia volar hasta aquí. De haber sabido que planeabas visitar Aether Paradise, habría enviado un helicóptero por ti, así habrías viajado de forma más cómoda y segura – ofreció, dibujando por fin, una tímida sonrisa en su cansado rostro.
- No hay problema, independientemente de cumplir con el favor que Lillie me pidió, hacía tiempo que tenía curiosidad por saber cómo estabas pero... – me callé de súbito al darme cuenta que estaba hablando de más. No obstante, ver la curiosidad en sus ojos me animó a continuar –temía ser inoportuna. Imaginaba perfectamente que estarías sumamente ocupado tratando de sacar adelante Aether Paradise ante la ausencia de Lusamine.
La sola mención de su madre impactó negativamente su estado de ánimo, ya que frunció el ceño de forma autómatica, pero de inmediato lo corrigió. Era notorio que no se encontraba en buenos términos con ella y que, a pesar del delicado estado de salud de su madre, aún no le perdonaba todas sus locuras. Anoté en mi lista mental el no mencionarla si me era posible.
- Bueno, en eso no te equivocaste – concedió él – el trabajo aquí no ha parado y hay muchas cosas que atender y no soy capaz de encargarme de todo. Afortunadamente, Wicke y el personal de más experiencia me han ayudado en todo lo que pueden. – de nueva cuenta, se tomó una pausa para inhalar oxígeno - Pero, aunque tuviera mil pendientes, te habría recibido con todo gusto. Aquí siempre serás bienvenida – terminó, sin apartar su mirada de la mía, como queriendo convencerme de que sus palabras eran totalmente sinceras.
- Te lo agradezco – dije, con un evidente alivio – ten por seguro que me tendrás por aquí más seguido
- ¿Lo prometes? – preguntó él con un repentino tono de voz ligeramente más alto, denotando expectación, lo que hizo que sintiera un apretón en mi pecho - ¿prometes que te veré con mayor frecuencia? – su esmeralda mirada no se apartó de la mía en ningún instante, desarmándome por completo, haciendo que solo tuviera fuerzas para asentir – ¡No tienes idea de cómo me alegra el saberlo! Tu compañía definitivamente hará mucho más ligera la carga que significan esos días de infinitas actividades y responsabilidades en la Fundación – finalizó, aliviado ante mi respuesta.
- Gladion... – atiné a decir finalmente, haciendo mi mejor esfuerzo por ocultar mi creciente emoción.. ¿Acaso esto significa que tú...? , pensé, pero no quise dejarme llevar por completo y tan solo continué con el ofrecimiento que tenía en mente – Si deseas que te visite mientras terminas de recuperarte, será un gusto poder hacerlo. Si puedo ayudarte a que no la pases tan aburrido o incluso con los pendientes que tengas dentro de la Fundación, solo tienes que decírmelo. Estos días han estado muy tranquilos en la Liga y he tenido más tiempo libre del usual. Así que puedo utilizarlo para ayudar a alguien tan importante para mí, me hará muy feliz – finalicé, dándome cuenta de que ahora sí, había hablado de más, pero ya era muy tarde para intentar corregirlo, después de todo solo dije la verdad.
- ¿Lo soy? – volvió a cuestionarme, manteniendo ese tono expectante que había mostrado previamente y sin dejar de mirarme fijamente. Fue gracias a ello que me di cuenta que en sus ojos otra vez se hacía presente ese brillo que ya antes había podido ver, aunque fuera fugazmente.
Gladion... ¿será que tú también sientes algo por mí?
Por un instante me quedé congelada y pensando en cómo responder propiamente... pero, ya era muy tarde para negar lo que yo misma había asegurado hace unos segundos atrás, ¿no? ¿qué caso tenía intentar hacerme la loca si ya había dejado salir parte de lo que eran mis verdaderos sentimientos respecto a él? ¡Vaya que eres bocona, Clarisse!
Sin embargo, la reacción de él no hizo nada más que animarme a continuar, esta era una oportunidad de oro, que ni en mis más alocados sueños podría haber imaginado. Desperdiciarla y fingir que no pasaba nada sería la más grande estupidez. Era todo o nada, yo permanecería fiel a mi promesa de visitarlo a diario, aunque resultara que él no me veía de otra forma más que como su eterna rival, aunque doliera profundamente el no poder estar con él como yo quería, lo más importante ya no era yo, ni mis sentimientos, sino que él estuviera bien y fuera feliz.
- Lo eres, Gladion – respondí, mirándolo directamente a los ojos, intentándole transmitir todo aquello que tenía guardado y que, por cobardía y falta de oportunidad, no había sido capaz de decirle.
Gladion sonrió como nunca al escucharme y el rostro que estaba cansado y demacrado unos momentos atrás, se llenó de luz, alegría y vitalidad como si de un milagro se tratase. Verlo así me inundó de una calidez que rápidamente se propagó desde mi corazón al resto de mi cuerpo.
Acto seguido, y como si hubiese sacado fuerzas de donde no las tenía, Gladion se levantó del sillón para acercarse a mí e inclinándose, me abrazó.
El gesto me tomó con la guardia baja y aunque en un inicio fui incapaz de reaccionar, pronto, la inmensa felicidad que ahora me invadió, me ayudó a superar las dudas que llevaba comigo desde hace tiempo hasta que finalmente, lo envolví con mis brazos.
Al principio intenté no ser muy brusca por ejercer demasiada presión con mi abrazo, pero, conforme Gladion tomó la iniciativa de acercarme más a él, yo también me dejé llevar y lo abracé con más ímpetu, disfrutando por completo de ese contacto tan cercano e íntimo, donde nos dijimos tantas cosas que no habíamos podido expresar con palabras hasta este momento.
Perdida en su calidez, en la suavidad del tacto de su rostro sobre mi cuello y en la paz que me transmitía su esencia, encontré finalmente la respuesta a mis preguntas...
- Clarisse, ¡no sabes cuánto te extrañé!
Las lágrimas brotaron de forma automática sin que pudiera hacer absolutamente nada para frenarlas en cuanto lo escuché susurrar esas palabras en mi oído.
Nunca imaginé que la felicidad tuviera un sabor tan dulce...
__________________
Agradecimientos especiales a @PaulinaSturluson por su valiosísima ayuda para ayudar a pulir este desastre.
Y queden pendientes, aún falta un pequeño epílogo para terminar bien con esta trilogía.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top