✧❝ [08] SAY SOMETHING ¡! ❞
SAY SOMETHING
"di algo, estoy renunciando a ti, siento no haber podido llegar a ti, te habría seguido a cualquier lugar, di algo, estoy renunciando a ti, y yo me tragaré mi orgullo, tú eres a quien amo y te estoy diciendo adiós"
by a great big world ft. christina aguilera.
AUDREY DELPY HABÍA LEÍDO el mensaje antes de que River llegara. Su corazón latía desbocado, era apenas capaz de soportar la adversidad repentina que la había dejado atónita.
-Audrey, Audrey, gracias al cielo que estas aquí.
River llegó casi corriendo y hablaba agitadamente, todas sus intenciones estaban puestas en aclarar ese mensaje, que la desesperación se sumaba al tenso ambiente. Pero Audrey expuso mediante su rostro, una seriedad impecable.
-River, no deseo verte. Te lo pido de todo corazón.
-Déjame aclararte ese mensaje. Por eso corrí lo más rápido que pude para llegar aquí, quiero aclarar esto.
Delpy lanzó una mirada hacia el costado de las mesas, apretó sus labios y lo condujo a la oficina de Thomas, aprovechando que este no estaba. Cerró la puerta y se pegó a ella, con River al frente.
-Chantal vio que me mandaste el pastel y quiso ver los mensajes. Su reacción fue totalmente inesperada e impulsiva.
-Con justa razón, River. Creo que fue una equivocación enviar ese pastel.
-No, no lo fue. Nada de esto es una equivocación. Nada.
-No estuvo bien lo que pasó. Te vas a casar, River, con la chica que llevas una relación de muchos años. No puedo negar lo que sentí, así como tampoco se puede negar la dificultad que existe en esto. No deseo que sufras y tengas problemas por mi culpa. Es imposible que las cosas sigan un ritmo tal como lo queremos, la vida no es linda todas las veces, River.
-Audrey...
Su vista se le estaba nublando. A comparación del principio que no le alcanzaban los segundos para explicar todo lo que quería, ahora comprendía que si una sola palabra saldría de su boca, las lágrimas también lo harían de sus ojos.
-Lo siento River, pero no. No quiero decir algo más, aun no logro coordinar todas mis ideas. Sólo sé que esto no puede ser, aunque lo queramos.
Audrey se abalanzó sobre él para abrazarle. El gesto no duró demasiado. Luego ella se fue. Él duró unos minutos más allí y después se retiró del local sin mirar a Audrey. El camino a su departamento fue el camino más largo que había recorrido en su vida.
...
River sostenía una copa de vino en su mano mientras los créditos de Brief Encounter se reproducían en la computadora. Seguía pasmado con inmensidad, la voz de Audrey repitiendo la misma frase en su cabeza era un dolor que lo aquejaba. Y ese mismo dolor no lo hizo darse cuenta de la llegada de Chantal hasta que le comenzó a acariciar el cabello.
-Jeanne me contó sobre ella. No tiene pareja ni había hablado últimamente de algún interés amoroso con ella, pero tiene tantos pretendientes amorosos que podría elegir con una mano en la cintura. Le pregunté más y nuestra lealtad de primas me aseguró que me respondería con sinceridad. Esa mujer se la vive en todas las fiestas, se emborracha y sobre todo, tiene relaciones con el chico que se encuentre y le guste en cada fiesta. O hay veces en las que no pasan de besos.
"No quiero decir que las cosas que he hecho son buenas o dignas para que me lleven a la horca, pero las personas se quedan con la primera impresión que tienen. El salir a fiestas y no limitarme a lo que la sociedad impone fue suficiente para que al parecer tenga una mala reputación." Audrey regresó a su cabeza, pensando en aquella noche en la que estuvieron juntos.
-River, solamente se estaba burlando de ti. Pobre River-El suspiro naciente de sus labios se produjo con aires casi irónicos, pero indicando tranquilidad-. Te iba a convencer de que dejaras tus planes y luego te dejaría. Sólo te quería para que fueras su tema de conversación de sus amigas sobre como conquistó al héroe del pueblo. No mereces eso. Y...sé que tampoco lo que te dije lo mereces. No quise, juro que no volveré a decirte esas cosas. Esto fue solo un desliz, lo sé.
Chantal fue caminando lentamente hasta dar la vuelta para cerrar la computadora e hincarse frente a River, con el único propósito de seguir hablando.
-Hay veces en las que peleamos, es parte de esto. Es una lucha que tenemos que superar, porque nos amamos. Hemos crecido juntos que nos conocemos el uno al otro como nadie podría hacerlo. River, te amo.
Sus manos se escabulleron por todo el cuerpo de River hasta tocar su pecho, el cuál desnudó desabrochando la camisa, aproximándose a besarle con ferocidad. Seguido a esto se quitó toda su ropa y también hizo lo mismo con la de él. Tomó su miembro para cometer una felación y después lo introdujo en su intimidad, sin darle tiempo siquiera de hacerle pensar o hablar, hasta que a punto de alcanzar el orgasmo, le preguntó:
- ¿Crees que ella podría hacer esto contigo? ¿Crees que ella te haría el amor como te gusta y como sólo yo sé hacerlo? Dí que no, River dí que no.
-Ah...
-Di que no. Dilo.
-N-n...n-no...
Chantal siguió besándole hasta que lo persuadió a seguir en la habitación. Al caer la madrugada, ella se durmió y él, sin embargo, estaba aun despierto, llorando, en un inmenso dilema del cual se sentía vulnerable.
Por eso, a la mañana siguiente, se apresuró a comprar un ramo de peonias y se dirigió a la casa de Audrey. Tocó por varios minutos hasta que prefirió dejar el ramo en la silla mecedora e irse. Segundos después salió la misma Audrey, encontrándose el detalle, sabiendo que River las había traído. Notó una hojita doblada:
"Sé que no soy merecedor de ni tu amistad luego de haber provocado que te metieras en líos. Lo peor de todo en esta situación es que los dos sabemos la maravillosa que fue esa noche y todas nuestras conversaciones, puesto que nos sentíamos como si fuéramos conocidos de toda la vida y que aun así lograba ser diferente a cualquier relación con otra persona. Aprendí tanto de ti que he logrado admirarte. Por eso me duele haberte lastimado y escuchar salir de tus labios que lo mejor es mantener una distancia.
Con estas flores te dejo en claro que nunca estaré de acuerdo con el destino por esto y también me encontraré en conflicto conmigo mismo por ocasionar tus heridas. No me cabe en la cabeza como algo tan maravilloso como ese beso y esto nos haya herido al final. Simplemente no logro aceptarlo. Por ello, quisiera que algún día pudiéramos charlar nuevamente, estar en la pastelería o caminar un rato. Tú siempre tendrás la última palabra, la cual bastará para que yo la obedezca con vehemencia"
-Mierda-Frunció sus labios al decir la única palabra que logró soltar en medio de su nudo en la garganta-. Mierda.
No estaba disgustada o indignada. La resignación de la realidad tarde o temprano caería como un balde de agua fría y ese día la recibió con esa carta y esas flores. Cualquier otro chico hubiera sido sola razón para que tirara las flores y ni siquiera leer la nota. Y luego estaba River, quién no le permitió hacer aquello por el simple hecho de todo lo que habían vivido y sentido. Audrey se había enamorado de él en el pasado y eso hizo traer de vuelta el sentimiento de una forma distinta, más madura a comparación de los años de antaño y todo había florecido de la forma más maravillosa, pero en las peores circunstancias.
Desde entonces, Audrey se propuso, por el bien de todos, a no hablarle nuevamente, se dispuso a alejarse por mucho que le doliera. Y así fue.
River tampoco intentó comunicarse con ella y reanudó su compromiso con Chantal como si nunca hubiera pasado absolutamente nada, o al menos así lo fingía, porque nunca se quitó de la cabeza a Audrey.
Lo que restó del mes, ciertamente, no presagió cambios. Solamente dejaban pasar sus respectivas vidas tratando de estar bien.
Audrey empezó un diario y reinició sus visitas al psicólogo por ello, algo que cambió su persona poco a poco. Las fiestas seguían en su itinerario y su amistad con Geneviève se hizo más estrecha cuando le confesó lo que había pasado.
La muchacha lo entendió y prometió no decirle a Jeanne, pues aunque también era su compañera de eventos sociales, su amistad con Audrey era más antigua y ambas estuvieron la una para la otra desde que eran unas niñas. A cambio de su comprensión, Audrey le ofrecía también la suya ahora que el novio de Geneviève, desgraciadamente la había dejado para irse a terminar sus estudios en Reino Unido.
Al mismo tiempo, River seguía viviendo para su trabajo. Había transformado la idea de su guión tras haber vivido su experiencia con Audrey. Cada mañana lo primero que se le venía a la mente seguido de la chica, era el tratar de convencerse de que su relación con Chantal era buena. Había dejado de ir con el psicólogo y por ello, su salud mental e ideas seguían al punto del deterioro lo sin duda lo conducía de vuelta a ese mismo River sin voz ni voto.
Si los alumnos de la Escuela de Actuación O'Donell y todos los maestros estaban más que seguros que River y Chantal no estaban bien como pareja, toda Marsella pensaba que eran el ideal perfecto de una relación amorosa.
Habían sido novios desde que eran unos niños y seguían juntos a los veintitantos. Él la había salvado de su padre violento y maduró tan rápidamente que se las arregló para llevársela a París, ¿Acaso no es de ensueño esa historia? ¿Cómo sería posible que después de tantas vivencias se dudara que no fueran el uno para el otro?
Todos pensaban lo mismo. Y el chisme que habían interpretado no tardó en difundirse, pero las escenas de amor -iniciadas obviamente por Chantal- que mostraban, convencía a todo el mundo de que sólo fue una de esas pequeñas peleas las cuales los testigos habían exagerado o simplemente fueron mentiras creadas por los chiquillos.
Hasta que todo sufrió un cambio en el cumpleaños número veinticuatro de Chantal, el ocho de noviembre, cuando recibió un arreglo de rosas en forma de corazón y una caja de chocolates frente a las narices de River y que claramente no eran de él.
-Se demoró la entrega, les pido una disculpa. ¿Puede firmar aquí?
-Sí−Musitó Chantal con su regalo en brazos y tras darle una sola mirada a Trask-. Gracias.
Ninguno de los dos dijo absolutamente nada. Estaban por irse a celebrar a casa de los padres del propio River la cena que le habían preparado a Chantal cuando llegó el exótico detalle. El hombre se dispuso a interrogar, aun con la impresión plasmada en su semblante:
- ¿Quién te lo trajo?
-Mi papá.
- ¿Tú papá?
-Bueno, un amigo-Contestaba Chantal sin mirarle ni voltearse hacia donde él se encontraba, estando solo absorta en el regalo que había recibido.
-Si fuera un amigo no hubieras mencionado a tu padre.
- ¡Ay, ya River! No te pongas paranoico, ¿Crees que si tuviera un amante estuviera contigo? Es un amigo, sólo eso.
Él parpadeó dos veces. Cerró los puños del coraje y no reclamó nada más. Recordó su beso con Audrey y supo que sería algo con lo que Chantal se defendería para reclamar.
Todo pareció olvidarse en ella cuando llegaron a la fiesta, cortaron el pastel y bailaron. En cuanto a River, siempre tuvo la mirada perdida. Quería estar en cualquier otro lugar menos allí.
¿Para que estaban juntos si verdaderamente no querían? ¿Por qué tenían que seguir con una farsa? El resto de la noche su aliento salía una y otra vez, y su corazón latía con mayor fuerza, como si estuviera a punto de hacer algo esa misma noche en donde todos se sorprenderían. Pero no. Lo único que era causa de su estado físico del que nadie se había dado cuenta en realidad, era el seguro hecho de que ya no quería estar con Chantal.
Sus ojos se posaban sobre ella, bailando con su hermana Pauline, charlando con la madre de ella y la de él, abriendo los regalos y hablando sobre la boda con todos. Todo era una completa mentira. Justo allí supo lo que siempre quiso.
Todo el tiempo sentía miedo de terminar su relación, por eso se quedaba callado, se dejaba golpear y aprendió a vivir con el recuerdo del día que no lo apoyó cuando pasó lo de Antoine, callando su pesar. Antes no quería que supieran todo lo que ella le hacía y vivía con ello. Pero ese día todo cambió. En un momento cerró los ojos e hizo una ferviente lucha consigo mismo para no llorar en el rincón en el que se encontraba, y agradeció que las veces que hubiera ido a terapia y el conocer a Audrey, que le hizo llegar hasta ese momento.
No había vuelta atrás. Rompería su compromiso con Chantal.
...
- ¿Estás oyendo lo que dices?-Fue lo que Chantal pudo contestar cuando River le dijo que quería terminar, logrando vencer todo temor, desde ser ridiculizado hasta golpeado por ella-. No. Todo Marsella sabe de nuestro compromiso, personas muy importantes irán a la boda y sobretodo... ¿Casi diez años de nuestras vidas tirados a la basura? ¿Es en serio? Diez años, escúchalo, diez años.
-Siete, Chantal.
- ¡Casi son diez, carajo! No puedo aceptar eso. No, River.
-Chantal, no mientras. Hablas de esto como si fuera un estúpido negocio-Tras mucho soportar, River se reveló con las palabras exactas que sentía y deducía todos esos años, aun con el sudor en su frente y su respiración agitada. Se levantó y sin apartar su atención de ella, le dijo-: No hay que mentirnos. Esta relación ha sobrevivido por el qué dirán y sobre todo, porque queríamos resolver todo con besos, ¡Haciéndolo!
- ¡Te prohíbo que me grites!
-Y todos esos problemas se fueron acumulando y por eso estamos así. ¿Quieres estar toda tu vida de esta manera? ¿Eso es lo que quieres para ti? Porque yo ya me di cuenta que no lo quiero. Los dos tenemos graves errores, los dos somos los malos del cuento.
- ¿Entonces aceptas que si tuviste algo con esa tal Audrey? Maldito cínico.
-No es solo eso, Chantal. Es todo, incluyendo también el regalo que te enviaron en tu cumpleaños.
-Otra vez con eso...mira, ¿Por qué no resolvemos esto después?
-No. Esto ya está resuelto. Puedes quedarte con el departamento.
Al percibir que en efecto, River estaba hablando en serio, Chantal lo siguió hasta la habitación, donde él comenzó a guardar todas sus cosas en dos maletas.
-River, no puedes dejarme. No puedes hacerlo. ¿Crees que esa niña te querrá? No, nadie lo haría como yo.
-No me interesa.
Chantal le observó y empezó a rascarse con desesperación la sien, sin saber que decir o que hacer.
-No me abandones, te lo suplico. Ya lo resolveremos.
-No, entiéndelo de una vez por todas. No quiero.
- ¡Ya sé! Hay que darnos un tiempo, pero por favor no lo hagas.
-Cielos, levántate, levántate.
Chantal se había arrodillado ante él y este se precipitó a hacerlo mismo para sentarla en la cama. Ahora la que hablaba era ella, pero al contrario que él, Chantal estaba comenzando a llorar:
-Hay que darnos un tiempo. Hasta seis meses si quieres y después hablaremos de todo y sé que lo resolveremos.
- Quédate con el departamento.
- ¿Pero si quieres hablar pasando esos meses? Ya decidiremos.
River guardó toda su ropa con sus labios sellados, escuchando en ciertos instantes la chillona voz de su mujer haciéndole la misma pregunta. Lo único que articuló fue cuando miró por su hombro la figura femenina sentada en la cama, ahora desconocida:
-Adiós, Chantal.
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