Capítulo 5

Se podría decir que estaba satisfecho, aunque no sostenía ningún tipo de relación con Wonhee,  aún así disfrutaba de pasar el tiempo hablando con ella de cualquier cosa que se les ocurriera. Se detuvo un momento antes de tocar la calle que daba a la avenida principal donde quedaba ubicada su tienda, revisó de manera meticulosa su camisa de flores morada y sus jeans azules, acomodó su cabello negro alisandolo desde atrás y finalizó chando una mirada a su espalda antes de seguir hasta cruzar la calle; divisando desde la distancia el letrero luminoso sonrió y mordió su labio inferior por la emoción que le generaba el saber que pronto la vería.

Llevaba semanas enteras yendo a visitar a Wonhee sin ningún tipo de falta, le gustaba hacerlo, le gustaba tantísimo hablar con ella, verla, sentirla, escucharla diciendo cualquier cosa e incluso cuando no decía nada; Hyungwon terminó rindiéndose ante el sentimiento demoledor que lo tenía en el suelo, y ahora simplemente le era inevitable tomar un poco de tiempo de su loca agenda para ir a encontrarla y así estar con ella aunque fuera por un par de horas.

Resultaba ser completamente cierto que al principio fue una simple promesa de un hombre hecha a una mujer, también era real que él no rompía nunca sus promesas; pero ahora era mucho más que eso, lo movía un sentimiento mucho más grande y lo tenía bastante presente, era consciente de lo que le sucedía con ella.

Aunque, a pesar de todo lo que le sucedía, no se atrevía aún a pedirle nada. 

Persistía en el pensamiento sobre que tener una relación con alguien como ella sería problemático, no por ella que era tan dulce y gentil, sino por él, porque la vida que llevaba no era la más segura para ella, y que si se había mantenido tranquilo hasta el momento era porque no tenía que preocuparse de la seguridad de nadie más que la de él mismo; resultaba muy complejo para Hyungwon manejar todos estos aspectos, y sin embargo, en medio de su sensatez se le escapaba el querer ir a visitarla, aunque fuera por el momento en que cerraba la tienda y la llevaba a su casa.

 Era demasiado difícil controlar ese enorme sentimiento, de igual forma era la primera vez que sentía algo igual por otra persona.

Apoyándose en la pared miró la hora en el reloj, dándose cuenta que pronto serían las 11 de la noche; Wonhee cerraba la tienda demasiado tarde y el tramo de ahí a su casa no era muy corto y seguro como para dejarla ir completamente por su cuenta, incluso en algún momento le pidió a Hyunwoo su ayuda cuando estuvo lleno de trabajo y no pudo asistir a verla. Le resultaba gratificante al menos servirle de esa manera.

"Príncipe."

Ella le confesó aquella noche que se refería a él como príncipe y eso le pareció absurdo hasta la médula, era ilógico que alguien pudiese pensar que se asemejaba a algo igual, cuando en realidad era todo lo contrario. 

Ella era la reina y Hyungwon se consideraba a sí mismo como el plebeyo que cumpliría todas sus órdenes sin desacatar nada, lo pensaba así precisamente porque creció en un barrio bajo en una zona de Seúl donde, para sobrevivir, debías ser más ágil e inteligente que los demás; su padre siempre le enseñó que quien lanzaba el primer golpe era quien ganaba la pelea, y aunque se lo repetía todo el tiempo incluso hasta el último día de su muerte, Hyungwon supo modificar ese pensamiento y apropiarse de el de manera que lo beneficiara de una mejor forma. Para Hyungwon triunfar, ser poderoso y respetado no era sinónimo de en cuántas peleas estuvieras envuelto y cuántas ganaras, sino de la cantidad de problemas que pudieras evitar a lo largo de tu labor; no era un pensamiento cobarde, era una movida inteligente que prolongaba las posibilidades de hacer algo mejor que desperdiciar el tiempo en mínimas tonterías. 

Eso se lo inculcó a sus chicos. 

No le importaban los problemas de los demás, no le interesaba lo que sea que los otros estuviesen pensando o por lo que estuviesen pasando, lo único que le importaba era hacer lo que le pedían y hacerlo bien, no incumplir sus promesas hechas y ganar el dinero que le prometían por su buen desempeño. Sus pensamientos no iban más allá de eso, y aún así Hyungwon supo caer rendido ante ella que se le hizo tan atrayente desde la primera vez que la vio en esa red social, se dejó impregnar completamente por esa aura desoladora que rodeaba a la mujer, quería protegerla, ella le despertaba ese sentimiento de querer guárdala entre sus brazos y no permitir que nadie más arruinara su mente con alguna tonta idea que no servía de nada; Wonhee le dijo con palabras seguras que no era linda, por la mierda que juró en un principio que ella le tomaba el pelo, pero fue tan sincera como pudo y sólo le faltó salir a buscar a quien sea que hubiese dicho semejante disparate.

Supuso que era ese imbécil con el que salía. 

El sujeto era un grandísimo idiota que, sólo por ser hombre, creía que podía rebajar y abusar de una mujer cuanto quisiera, razón por la cual, luego de que los chicos le dieran un escarmiento, no le fue suficiente y lo buscó aprovechando que Changkyun había robado su billetera; el sujeto trabajaba en una empresa de imprenta bastante destacable, en un puesto bastante bien ubicado, pero eso le importó y fue hasta allá solamente para advertirle ferozmente que si volvía a acercarse a ella se las iba a pagar con su vida.

Y fue en ese momento cuando se dio cuenta de que el sentimiento era mucho más intenso que nada de lo que hubiese sentido antes. 

Haría lo que fuera por ella, en serio mataría por ella si eso era necesario y fue algo que nunca pensó antes; no le gustaba ensuciarse las manos porque en el tiempo que lo intentó fue un loco inconsciente que sólo lo hacía por hacerlo y eso le costó la vida de su padre, esa era una de las razones por las cuales no le gustaba ser cercano a nadie fuera de su círculo, pero suponía que ya lo era con Wonhee, y que le importaba tanto, que incluso iría por su propia cuenta a hacer un alboroto... Sólo por ella.

De ahí que Wonhee fuera su reina, y él, el plebeyo que obedecería hasta el final.

Suspirando miró su mano, la misma aún la podía verla a veces manchada de sangre, las pesadillas del momento en que encontró a su padre desangrándose todavía lo perseguían en la noche como horribles monstruos, y el mismo sentimiento le creó una enorme aversión a la sangre; cada vez que veía grandes cantidades del elemento terminaba por tener ataques de pánico y prácticamente perdía el conocimiento. 

Por eso le había encargado los trabajos pesados a Hyunwoo y a Jooheon; pero con todo y problema amenazó a ese hombre que salía con Wonhee. 

Empuñó su mano sintiendo un horrible fuego en su interior, porque el sentimiento de rencor hacia ese otro hombre era mucho mayor que su misma regla y comenzaba a ser consciente de que, sin importar si fuera él o alguien más, igualmente haría lo que estuviera a su alcance para alejar a quien sea que le hiciera daño, incluso si eso significaba tener que empuñar de nuevo un arma o cualquier cosa semejante... Todo por ella. 

— Hola. — Levantó la vista viendo cómo le quedaba aquella blusa amarilla, sus vaqueros azules lucían lindos en su atractivo cuerpo y su cabello negro estaba recogido en una coleta corta floja, algunos mechones se escapaban y se movían con el leve viento de verano. 

— Hola ahí ¿Cómo te encuentras hoy? — Ella sonrió y se cruzó de brazos acercándose. Absorto se quedó mirándola fijamente, sus ojos fueron a dar por un momento fugaz a sus enormes senos y luego de nuevo a su rostro. 

El corazón le latió un poco acelerado. 

— Yo estoy bien, para tu información, pero tú ¿Por qué insistes en quedarte aquí tomando el frío? — Su reclamo se le hacía tierno, nunca nadie se preocupó exactamente por si recibía frío o no, pero ahí estaba ella de pie mirándolo con esos ojos oscuros y seductores y reclamándole por algo tan tonto.

— Es mejor esperarte aquí — Le dijo para calmarla, al menos por el momento y continuó —¿Cerrarás pronto? — Se lo preguntó, pero ella negó con la cabeza de manera tierna y se soltó de brazos luciendo un tanto intranquila; eso llamó su completa atención.

— Verás... — Su mirada cayó al suelo y juró que antes de eso pudo ver un sonrojo en sus mejillas —No sé qué pensarás, pero mi amiga está dentro y quiere conocerte. Le dije que era una tontería, pero ella ha insistido y... 

— Y no quieres tener problemas con ella, supongo. — Wonhee asintió avergonzada y Hyungwon miró hacia el final de la calle, suspiró y se dijo a sí mismo que sería rápido; al fin y al cabo era algo que le pedía ella. — Claro que sí, vamos. 

— ¿Es en serio? — Por alguna razón ella no parecía creerlo, pero hablaba muy en serio; buscaba que entendiera que lo único difícil de cumplir para él, en ese momento, era alejarse de ella. 

— Sí, estoy siendo muy serio en este momento, Wonhee. — Le recalcó — seré bueno frente a tu amiga y me ganaré su confianza, así no podrá molestarte más. 

— Oh, Hyungwon... — Acercando su delicada mano la pasó por su cabello, Hyungwon cerró los ojos ante el contacto y sintió la misma descender hasta acariciar su mejilla haciendo que se pegara contra ella para sentirla más y más. Se sentía sanador, cálido y acogedor, era un roce que nunca había sentido antes y eso lo mareó doblegándolo completamente. — Gracias... 

Abriendo los ojos la miró y tomando su mano la besó sin despegar la mirada de sus ojos oscuros que brillaban. — No me agradezcas por ser quién soy — Le dijo, porque incluso si ella creía que lo conocía, no resultaba ser así; lo que le había enseñado la vida en las calles es que nunca había que esperar nada de nadie y menos creer que siempre las personas serían las mismas.

 Era un simple hombre, nada más. 

— Por ser quien eres es que me siento segura de que puedo ser alguien mejor, Hyungwon. Tengo muchas cosas que agradecerte.

— La próxima vez, entonces... Cuando valga la pena. Por ahora entremos. —Entrelazando las manos la llevó consigo y empujó la puerta de cristal entrando. El ruido de las neveras en funcionamiento fue audible y Wonhee se hizo a su lado envolviendo su brazo por completo. 

— Está ahí. — Señaló a las mesas destinadas para los clientes que querían comer dentro de la tienda y vio directamente a donde estaba sentada una mujer de cabello negro largo, ella giró viéndolo y agrandó los ojos de forma dramática.

Su impresión no fue ninguna broma.

— Yak! Ustedes dos ahí ¿¡No van a venir aquí de una maldita vez!? — Hyungwon levantó las cejas al escucharla hablar sin vacilación y miró a Wonhee, ella le pidió comprensión, pero no era necesario porque más o menos comprendía. 

La mujer parecía bastante malhumorada. 

Caminando hacia la mesa sostuvo la mano de Wonhee con fuerza, llegando le indicó a ella de sentarse primero y luego lo hizo él quedando frente a frente de la otra mujer; Hyungwon no se sintió temeroso o nervioso en ningún momento, simplemente le causaba mucha curiosidad que era la primera vez que vivía algo igual. 

— Ahora los dos van a tener que explicarme lo que pasa aquí — Demandó ella, primero mirando a Wonhee y luego a Hyungwon. — ¿Están saliendo? 

— No. — Respondió fresco y Wonhee  lo miró con su rostro preso de la tristeza, así que se apresuró a aclarar todo. — Aún no le pido salir. 

— ¿Por qué? ¿Pretendes jugar con ella a caso? — Negó con la cabeza cualquier falsa acusación y volvió a tomar la mano de Wonhee poniéndola sobre la mesa; la mujer estaba aún más huraña que al principio. 

— Sólo pretendía conocernos un poco más, — Era cierto — Quería que ella se sintiera cómoda conmigo, y... — Todavía le faltaba el motivo más grande por lo cual había retrasado su declaración, cuando fue interrumpido por Wonhee.

— Pero yo me siento bien contigo, Hyungwon. — Ella juntó las cejas en un ruego y enseguida cayó en cuenta de lo que dijo tan a la ligera; Hyungwon casi suelta a reírse feliz por su forma tierna y tímida de ser.

— Cállate, Wonhee. Aún no termino. — Volvió a prestarle atención — ¿Cómo te llamas? 

— Hyungwon... — Dijo simple y eso no paró a la ofuscada mujer de seguir indagando sobre ello, incluso pudo ver en su expresión la intención de preguntar su apellido. — Chae Hyungwon. — completó haciéndola asentir satisfecha. 

— ¿Y a qué te dedicas, Chae Hyungwon? ¿De dónde eres? — Hyungwon al fin sintió una punzada de incomodidad. Miró hacia el pasillo que daba directo a las neveras que contenían las sodas y volvió a ver a la mujer que estaba en frente cruzándose de brazos. — ¿Y bien?

— Negocios... — No vio a Wonhee a los ojos, no giró a verla en ningún momento porque le avergonzaba; nunca esperó que en serio su trabajo algún día le avergonzaría.

— ¿Negocios? — Replicó ella en un tono de pregunta intranquila — ¿Qué clase de negocios? —Atacó de nuevo haciendo que la paciencia se le fuera un poco al traste.

— Sólo negocios, mujer... 

Una vez le respondió aquello la mujer en frente frunció el ceño, luego miró a Wonhee luciendo angustiada y supo de inmediato lo que debía estar ella sintiendo e incluso pensando; no iba a entrar en detalles, no ahí y no de esa forma. 

— ¿Por qué estás entonces con Wonhee? 

Aunque su pregunta y la fuerza con la que lo preguntaba fuera menos que al principio, Hyungwon supo mirar a la mujer a su lado, afirmó con un movimiento en la cabeza primero y enseguida respondió.

— Porque la quiero. — Habló viéndola,  sin vacilar se lo confesó y su corazón comenzó a sentirse lleno de un algo especial. — Logro entender lo importante que debe ser Wonhee para usted, pero quiero estar con ella tanto tiempo como me sea posible, haré lo que sea para protegerla, para hacerla sentir bien, cumpliré lo que sea que me diga sin cuestionar y trataré de no lastimarla; sólo soy un hombre, pero daré lo mejor de mi para que eso no la afecte demasiado... Si ella acepta, claro. 

Wonhee sonrió de manera espléndida y la pequeña mujer se quedó mirándolo con la boca abierta, luego se recuperó del enorme shock y finalmente suspiró. 

— Está bien, está bien. — Ella se levantó haciendo que Hyungwon la mirara curioso sobre lo que haría o diría — Ya veo porque le dices príncipe, es mejor hombre de lo que podría haber imaginado jamás. — Comentó ella, así que levantó las cejas sintiéndose asombrado de escuchar eso. 

— ¿Debería alegrarme entonces? 

— No tan rápido, príncipe encantador. Aún estaré vigilándote, y si encuentro algo fuera de lo común o tan siquiera veo que le haces daño a Wonhee, juro que terminaré rompiendote las piernas con un bate. 

Parecía capaz de intentarlo, a decir verdad.

— Como si pudieras...

— Vamos, sólo retame.

Se miraron retandose y soltaron a reírse sin más. 

Hyungwon se sintió diferente en ese momento, un sentimiento cálido y dulce lo cobijó durante el tiempo que estuvo ahí compartiendo con ambas mujeres.


⚝⚝⚝


— Gosh... Últimamente el trabajo se está tornando como un verdadero dolor de cabeza.— Se tiró en el sillón oscuro, y Jooheon que estaba en frente revisando varios papeles levantó la vista viendo la manera lánguida en que Hyungwon se había tendido en el sillón, la cabeza prácticamente le colgaba del respaldo del sofá y las piernas las tenía estiradas en su totalidad. 

Quizá por esa razón también era intimidante, porque era enorme. 

— Ve a descansar, te lo he dicho un montón de veces. — Le recalcó de nuevo y siguió revisando el listado de personas que estaban retrasadas con los pagos. 

— ¿No te parece algo aburrido el trabajo por estos días? — Hyungwon se lo preguntó con ese tinte de curiosidad acuosa, Jooheon solamente siguió viendo la lista de nombres. — ¿ah, Jooheon? 

— No lo sé. — Refunfuñó cuando lo escuchó insistente, no tenía idea a dónde diablos quería llegar con todo eso. 

— ¿No has pensando en...En sentar cabeza? — Eso fue suficiente para hacerlo detener de mover los ojos sobre el papel. — ¿No has pensando en casarte con una buena mujer? ¿Tener hijos? ¿Una vida mejor? 

— ¿Estás alucinando? — Le expecto totalmente abrumado— ¿Qué buena vida podemos llevar las personas como nosotras, Hyungwon? Ya deja de soñar y ponte a hacer algo, además de decir tonterías. Aigoo, este jefe loco...

Pero Hyungwon no quiso rendirse en su lucha por expresar lo que sentía desde hace días.

— Yo si quiero intentarlo. — Lo comentó y siguió mirando hacia el techo sin ningún propósito, más que el de rememorar el rostro de quien lo tenía completamente hipnotizado. — Quiero intentar estar con alguien por un largo tiempo y dejar de jugar.

— ¿Es de verdad? — Jooheon estaba muy curioso, mucho. Hyungwon se sentó con normalidad y lo vio directo al rostro. 

— Sí. — De verdad lo quería y no se negó ante el sentimiento. — Mi plan es trabajar más duro en los próximos meses,  venderé todo lo que he adquirido estando aquí, me retiraré y comenzaré una nueva vida. Te lo digo a ti primero para que no sea una sorpresa si quizá te cedo el cargo.

Jooheon parpadeó varias veces comprendiendo de qué iba todo.

— Por Dios, estás hablando en serio. — Lo musitó aún con un poco de incredulidad. No estaba en ese estado porque se negara a la idea de su jefe de retirarse, sino que no veía a Hyungwon haciendo nada más que no fuera eso; quizá estaba siendo un maldito egoísta al creer que alguien como él no estaba hecho para una vida fuera de las calles, sin embargo, fue ahí dónde lo conoció, fue él quién le enseñó todo lo que sabía y él mismo era quien se mantenía mostrándoles el camino para mantenerse en el negocio tanto como quisieran. 

Jamás lo esperó así. 

— Encontré a alguien — Comenzó de nuevo Hyungwon sin previo aviso.— Es una buena mujer, hombre, es maravillosa. — Jooheon dejó olvidado los papeles y se centró en escucharlo. — Ella necesita a alguien bueno a su lado y mientras me mantenga en este mundo estará expuesta a que cualquier idiota quiera hacerle daño. No quiero que suceda lo mismo... No como lo que sucedió con papá. 

— Entonces vas a retirarte... — Hyungwon levantó una ceja viendo a Jooheon tomar la lista de papeles sin decir nada más e intuyó que estaba molesto. 

— ¿No estás de acuerdo a caso? — Frunció el ceño y esperó por su respuesta, Jooheon negó con la cabeza mirándolo de nuevo al rostro. 

— Cariño, siempre te he dicho que hagas una vida diferente a todo esto. Sólo me sorprendí que me hubieses escuchado demasiado al pie de la letra. — Le dijo y la seguridad en su voz le regresó la confianza. — Sabes que te apoyo. No sé cómo se tomará las cosas el jefe, pero estoy seguro que aceptará, después de todo eres su trabajador más fiel ¿No? Él debería estar más que agradecido. 

— Quizá... — Jooheon no lo escuchó muy seguro de ello.

— Vamos, no vas a creer que va a ponerte alguna trampa para no dejarte ir ¿O sí?

— Siempre he sabido que la primera regla de la calle es no confiar en nadie. Hasta que no reúna lo suficiente para darle una buena vida a ella no diré nada y tú tampoco lo hagas. 

— Te estás contradiciendo. — Jooheon soltó a reírse — ¿Cómo sabes que no iré corriendo a decirle al jefe sobre esto? — Le preguntó y Hyungwon soltó a reírse. 

— Entonces habré fallado en mi juicio, cariño. — Sonrió y Jooheon negó con la cabeza. 

— Estás loco. — Soltando un suspiro el pelirrojo miró alrededor. — Habrá una persona que no se sentirá bien con la noticia. 

Hyungwon no entendió a quien se refería exactamente. 

— ¿Quién? 

— Changkyun. — Respondió. — Ese niño te tiene como su mayor figura, te sigue a todos lados y estoy seguro que cuando lo sepa será duro para él. — Jooheon se detuvo, y saliendo un poco más a la orilla del pequeño sillón habló con un tono más serio. — Changkyun no pertenece aquí, Hyungwon ¿Cuando le dirás que renuncie a esto? No creo que deba seguir exponiéndose y menos cuando es un tonto cuidándose en la calle. Pelear con niños en la escuela no es lo mismo a enfrentar un peligro real. 

— ¿Te preocupas por él? — Le hizo un poco de burla y Jooheon mantuvo su seriedad al límite. 

— Hablo en serio. — Puntualizando soltó el aire por la nariz.— Si sigue aquí, llegará el día en que ya no pueda regresar y no es justo.

— Hablaré con él, no te preocupes. — Se lo dijo  y miró su reloj notando que pronto serían las tres de la tarde. — Debo irme, tengo una cita con mi novia. 

— Espera ¿hablabas en serio sobre la buena mujer? — Hyungwon se levantó buscando su teléfono y sonrió sin dedicar más palabras al asunto. Jooheon insistió varias veces en que respondiera, pero él simplemente optó por callar e irse sin decir más nada. 

Tal y como acostumbraba a ser. 

Sin preocuparse más por ello volvió al listado, se detuvo pensando en que esa había sido la primera vez que hablaba con Hyungwon de algo igual y negó la cabeza sonriendo por haber vivido hasta ese entonces para experimentarlo. Volvió a la lista y siguió ordenando los nombres y cantidades de los cobros con mora que tendrían que comenzar a hacer pronto. 

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¡Hola!

Aquí está una nueva parte de esta interesante historia, espero que la disfruten tanto como yo disfruté escribiéndola. Espero sus comentarios, y tambien espero que si tienen alguna duda, me la hagan saber por cualquier medio.

¡Muchas gracias por leer!


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