Capítulo 3

— Vamos a la zona de bateo ¿Quieres venir? — Hyungwon levantó la vista y frunció el ceño totalmente amargado; Jooheon aguardaba por una respuesta en el umbral de la puerta, se sostenía del marco y lo miraba curioso. — ¿Entonces? 

— Vayan ustedes y diviértanse.

Jooheon bufó de sólo escuchar su respuesta.

— Hyungwon, no todo es trabajo y tampoco ganarás más por hacer unas cuantas extras. — Se lo  recriminó, así que suspiró cansado de tener que escucharlo y se tiró contra el respaldo de la silla. 

—¿Y qué me recomiendas? ¿Que salga y me divierta como lo haría cualquier joven? —La voz caprichosa de Hyungwon retumbó en la solitaria y sombría oficina, los acabados rústicos y la decoración en sí hacían de la misma un lugar frío y lúgubre, Jooheon ni siquiera podía estar más de cinco minutos en ese lugar sin sentir la necesidad de salir huyendo de ahí para tomar aire.— No quiero salir. No hay nada ahí afuera en lo que esté interesado.

Lo decía en serio.

— Te recomiendo que levantes tu huesudo trasero y vayas con nosotros a la zona de bateo. Ahora. — Dijo el pelirrojo como última instancia, dio la vuelta saliendo y cerrando la puerta tras de sí.

Él dio por sentado la discusión.

Hyungwon soltó el aire agotado, quejumbroso y aún más amargado que nunca; estaba estúpidamente aburrido, sí, pero eso no significaba que Jooheon tuviera el derecho de recordarle aquello como si realmente le preocupara. Mirando alrededor en su oficina consideró la opción que él le brindaba, era miércoles, un día de mierda donde no hubo mucho qué hacer, más que organizar las diferente fotos de las personas a las que debía buscar para que pagaran su deuda —Usaba fotos porque algún reporte escrito le sería inútil al fin y al cabo, lo único que necesitaba era una cifra y una cara; nada más. — No tuvo por hacer nada más que pensar en una que otra cosa que le fueron innecesarias, porque definitivamente no volvería verla.

Se amargó incluso más.

Derrotado se levantó tomando su chaqueta de cuero rojo, apagó la lámpara de luz tenue y salió de la oficina cerrando con llave. Caminando por el pasillo comenzó a escuchar el ruido característico de la fábrica, avanzó hasta pasar por una enorme sala donde se encontraban trabajadores armado y desarmando cajas de todo tipo, y algunos de ellos que se lo encontraban de frente hacían una reverencia y seguían; la misma fábrica parecía estar bastante movida esa noche. Al bajar por las escaleras metálicas buscó la pequeña entrada del personal y salió barriendo con la mirada el pequeño callejón, esperando saber dónde estaría el resto. 

— ¡Hyungnim! — Ese llamado en una voz profunda lo hizo girar a ver al lado derecho, a la calle principal; salió cerrando la puerta con fuerza. Caminó mirando atrás y continuó a paso firme hasta que hubo pisado la acera — Sube, seguiremos al resto — Le indicó el menor; Changkyun esperó a que Hyungwon subiera en la parte de adelante, le vio ponerse el cinturón de seguridad y arrancó el auto a una velocidad considerable. — Gracias a Dios te decidiste a venir rápido, no iba a esperar tanto tiempo. Estaba a punto de irme. 

— No me sorprende. — Hyungwon le mostró con su tono de voz que de verdad no estaba sorprendido de lo que escuchaba de su parte.— Sueles ser demasiado impaciente y por eso es que te falta mucho para ser de verdad bueno en este trabajo. Tienes que aprender a ser más paciente si quieres mantenerte en este mundo, chico. 

— Siempre dices lo mismo. — Changkyun sostuvo el volante con una mano y colgó la otra en la ventana sintiéndose relajado y seguro de que nada pasaría si la dejaba ahí. — No podré ser mejor que tú, Hyungnim,  pero definitivamente sí soy mejor que Jooheon. Sólo que no me dejan demostrarlo aún.

— ¿Hasta cuándo mantendrán esa estúpida rivalidad? Terminarán por matarse como dos perros enjaulados. — El menor chasqueo la lengua molesto sobre eso, metió la mano tomando el volante para girarlo con ambas manos, cuando al instante otro auto pasó a mayor velocidad de la que ya iban — ¡Aish, eso me asustó! — Dijo impresionado de saber que habría podido perder el brazo entero por lo cerca y rápido que iba el auto aquél. Sin pensarlo apretó la ruidosa bocina y sacó la cabeza por la ventana — ¡Muerete, hijo de puta! 

Hyungwon sonrió negando con la cabeza. 

— Oye, hyung, ese sujeto casi se lleva mi brazo ¿y tú te ríes? — Siguió manejando pisando aún más el acelerador — Ese maldito bastardo. Juro que donde lo encuentre lo mataré.

— Eso te pasa porque eres un joven demasiado ingenuo con las cosas de la calle, Chang.— le regañó Hyungwon sin sonar tan siquiera como tal, parecía más bien una floja advertencia de las que se hacen al azar. Sin mucho esfuerzo lo señalo con su largo dedo índice y lo sacudió con cada palabra dicha— Los jóvenes como tú ignoran lo más esencial, son impacientes, sólo piensan en las apariencias, en verse geniales, todo porque son jóvenes; cosas banales que no te dan las herramientas para sobrevivir en la calle. Lo sé, tuve muchos chicos como tú a mi cargo y todos pensaban las mismas tonterías sin sentido.— Changkyun volvió a chasquear la lengua y giró a la derecha en la calle. 

— Suenas como si fueras un anciano moribundo, pero apenas y llegas a los 27 años, hyung. — para el menor le fue necesario resaltar que Hyungwon no era mayor sino por 8 míseros años; Changkyun siguió manejando y Hyungwon soltó una especie de risa y bufido al mismo tiempo. 

— Yo llevo recorriendo las calles desde los 13 años, Changkyun, mientras que tú a penas y has soltado la mano de tus padres por mera rebeldía. — Le recordó y miró hacia afuera cayendo en cuenta de nuevo que en serio era un niño.— Ahora ponte el cinturón. No porque te guste impresionar significa que te olvides de la seguridad, la seguridad siempre es lo primero. 

Se lo cuestionó serio. 

— ¿Y por eso no manejas tu propio auto? — Hyungwon lo miró impresionado de que pudiera deducir algo como eso a la primera, en seguida sonrió. 

— Eso es porque odio seguir instrucciones incomprensibles. ¿Qué diablos es eso de tome el volante y pise el pedal derecho? ¿Qué demonios? ¡Que les den!

Changkyun soltó una risotada y continuó manejando hablando con su jefe de forma relajada, mucho más de lo que acostumbraban cuando estaban trabajando. 

No era que Hyungwon sintiera que el menor no tenía la madera para la labor, Changkyun la tenía, era un chico con fuerza y con la personalidad suficiente para intimidar con la simple voz, pero una vez lo vio entrando a su oficina supo que él no pertenecía a ese mundo de ningún modo, no debía pertenecer a ese mundo, y sabía que tanto Jooheon como Hyunwoo estaban de acuerdo con el; era por eso que sólo le había asignado el trabajo de transportarlo. 

¿Por qué?

No era especialmente una buena persona, pero de algún modo Hyungwon no quería que el menor tuviera que ensuciar sus manos, no, cuando sabía que tenía un futuro incluso más prometedor que cualquiera de los que veía entrar a diario a ahí y no volver a salir sino muertos. Sabía que Changkyun podía dar más, asistía a una buena escuela, era inteligente, lo suficiente como para vivir de su conocimiento, además sus padres vivían para él; tenía muchísimas más opciones de las que jamás Hyungwon tuvo, y eso le daba las razones suficientes para insistir en que algún día el menor se diera cuenta y se fuera antes de hacer algo de lo cual se arrepentiría toda su vida. 

Esperaba que así fuera.

Estacionando en la calle frente al establecimiento de bateo, Changkyun apagó el motor, tomó los dos teléfonos que acostumbraba a usar y bajó siguiendo a Hyungwon que ya estaba afuera. Se encontraron con Jooheon y Hyunwoo que hablaban cómodamente fuera del lugar, Jooheon fumaba un cigarrillo con tranquilidad y el moreno se encontraba comiendo una hamburguesa, mientras estaba apoyado en la pared hablando con la boca llena. 

— Mira, es Hyungwon. Al final sí se animó a venir. Increíble. — Dijo el fornido hombre de piel morena.

— Que bueno que viniste, cariño. — Le dijo Jooheon con su tono de voz juguetón al cual estaba ya acostumbrado, le gustaba jugar de ese modo con el rubio porque tenían la confianza suficiente. 

— Hola, cariño, llegué ¿Entramos? — Los cuatro entraron, y apenas lo hicieron, el dueño del lugar se alertó todo. Saliendo del recibidor los detuvo de continuar y puso su mejor expresión al hablar. 

— No quiero molestarlos, pero espero puedan mantener el orden. Hoy tengo clientes y no quiero problemas. — Hyunwoo levantó las cejas limpiando su boca con el dorso de la mano, Jooheon alargó un silbido y Hyungwon soltó una risa abrupta continuando sin prestarle atención al viejo que manejaba el lugar. 

— Ya sabes qué hacer. — El hombre alto de cabello negro largo siguió caminando hacia la zona de bateo y escuchó en el camino la fuerza con la que bateaba la persona que permanecía en uno de los espacios; continuó hacia el fondo y se detuvo justo frente a la primera zona. 

— Vaya, con que a eso se refería con "clientes". Mira la fuerza de esa mujer — Jooheon lanzó otro silbido cuando escuchó la fuerza con la que bateaba. — ¿Oyeron eso? Esa mujer debe ser una fiera en la cama. 

Hyungwon volteó a ver al pelirrojo disgustado por su comentario, luego volvió la vista y se quedó viendo a la mujer de cabello negro, hasta que sintió a alguien llegando desde atrás. 

— Lo siento, sé que no les gusta que haya nadie más mientras están aquí. Ya mismo le diré de retirarse. — Él hizo una reverencia y Hyungwon se quedó viéndolo. El anciano se portaba prácticamente dócil porque esa misma tienda pagaba dinero a su jefe a cambio de mantenerla segura y fuera del alcance de los robos; Hyungwon miró de nuevo a la mujer que seguía bateando concentrada e ignorante de lo que sucedía, así soltó un suspiro. 

— Déjala. — Su voz fue contundente al decirlo y continuó a la siguiente zona que estaba prevista; Jooheon le alcanzó. 

— ¿Qué pasa, cariño? ¿Te gustó esa mujer? — Le hizo burla — Alguien como ella te daría un buen momento en la cama, lo sé. ¿No estás curioso? Anda, yo mismo la traeré aquí y...— Hyungwon se detuvo viéndolo y Jooheon casi se ahoga con su propia saliva. 

— ¿Vas a seguir, hijo de puta? — Jooheon negó con la cabeza y dejó al más alto seguir su camino en santa paz. 

— Eso te pasa por ser tan cerdo, Idiota. — Changkyun pasó por el lado del rubio haciéndole burla y Jooheon intentó alcanzarlo para golpearlo antes de ser detenido por Hyunwoo. 

— Ya basta, has hecho suficiente. Sabes que odia que hablen de esa manera de las mujeres ¿Qué necesidad tenías tú de ir a comentar algo igual?

— Aish, eso en serio me asustó. Maldito, Hyungwon ¿Qué diablos le pasa tan de repente? —Jooheon tembló de sólo recordar los castigos impuestos por Hyungwon cuando se enojaba en serio, estaba sudando a mares.

— Quizá tuvo un mal día. — Hyunwoo golpeó el hombro de Jooheon, quien a su vez se golpeaba el pecho debido al susto; el pelirrojo miró una vez más a la mujer de prominente cuerpo confirmando que era muy linda, y después de eso continuó ignorándola como había hecho Hyungwon en un principio. 

El delgado hombre estaba ahí en cuerpo, pero su mente y todos sus sentidos estaban centrados en la zona de al lado, en los bateos y los jadeos de la mujer que seguía golpeando sin parar; Hyungwon de verdad no esperó tener que volver a verla después de tanto tiempo. 

¿Cuánto había pasado ya? ¿6? ¿7 meses? 

Aunque el tiempo pasó tortuoso desde aquella vez en la tienda, él aún podía sentir muy vívidamente cada sensación de esa noche; los labios gruesos de la mujer aparecían en su mente cada tanto, los mismos se movían lentamente de manera provocativa diciendo algo sin emitir ningún sonido en especial, y sus ojos, oscuros como la noche, también pestañeaban con una lentitud hipnótica...

 Una que lo mareaba completamente. 

— ¿Cariño? Cariño, es tu turno. — Regresó del mundo en el que se encerraba seguido y miró hacia su lado izquierdo. Changkyun golpeó su hombro y señaló hacia la zona con su cabeza. 

— El idiota te está llamando. Es tu turno de batear. — dijo con su voz profunda. Hyungwon miró a Jooheon y este sacudió el bate, levantándose limpió una suciedad inexistente en su trasero y volvió a su calma habitual. 

La misma de siempre.

— Cariño, voy a enseñarte a cómo golpear. — Dijo y Jooheon soltó a reírse. 

— Claro, cariño. Sólo intentalo. — Hyunwoo se rio mientras preparaba el ramen para todos junto a Changkyun, y Jooheon salió de la zona luego de pasarle el bate. 

La máquina estuvo lista y la primera pelota fue expulsada con fuerza extrema, el alto preparó su cuerpo en una posición específica, rodó sus caderas y dejó que la fuerza del bateo enviara a la esquina del lugar él elemento; el sonido del impacto fue estridente y el primero en celebrar emocionado fue Changkyun. 

— ¡Eso es jefe! 

— Cállate, enano. Eso no fue nada — Jooheon fanfarroneo y Hyungwon le envió un saludo desde su punto, regresando pronto a su posición después de ello. Volvió a batear con fuerza en cuanto estuvo listo y dio en el punto creando otro estruendoso ruido producto del impacto del bate contra la pelota; así fue por un tiempo más, diez minutos exactos en los que se dedicó a simplemente dejar ir su frustración, la frustración producto del hecho de que definitivamente quería acercarse a esa mujer que permanecía ahí enseguida, pero de lo cual no se encontraba completamente seguro. Ella era muy hermosa, delicada, dulce inclusive.

¿Qué podría hacer con una mujer de tan alto estándar? 

Ella no pertenecía a una vida como la suya y Hyungwon juraba por los cielos que no podría tratar de ser un mejor hombre para nada ni nadie; simplemente era lo que era. 

 Salió de la zona de bateo, secó su sudor y Hyunwoo entró tomando el bate esta vez. Sentándose de lleno tomó aire y recibió un elogio por parte de Changkyun quien saltaba alegre en su puesto, en un momento de lucidez intentó escuchar a la persona en la  zona de enseguida, pero ningún sonido provino de ahí; intuyó que debía haberse ido, cuando escuchó un claro esfuerzo en su voz y un batazo de los mil demonios lo hizo sonreír. 

— Dame algo de ramen. —Lo pidió y siguió fingiendo que estaba atento a sus amigos que disfrutaban del breve descanso, cuando en realidad todo era sobre ella. 

Un poco más de una hora pasó, todos estaban prácticamente con los brazos destrozados, y se levantó dispuesto a irse cuando la discusión entre Jooheon y Changkyun le pareció de lo más tonta; habían pasado unos diez minutos desde que no escuchaba nada provenir de la zona vecina y eso captó su entera atención. 

Necesitaba confirmar.

— Nos vamos. — Indicó. Changkyun fue el primero en levantarse dejando a Jooheon olvidado y Hyunwoo tomó de los hombros al furibundo rubio que seguía alegando. Pasando por el estrecho pasillo que daba a la zona del recibidor miró hacia donde se suponía debía estar la mujer, pero ahí ya no se encontraba nadie; fue un enorme pesar para Hyungwon, pero uno que no se permitió mostrar a los demás. Continuó caminando como si nada y el viejo de antes los recibió. 

— Espero que se hayan divertido. Gracias por venir. —Haciendo una reverencia intentó despedirlos, pero una vaga idea hizo a Hyungwon mirar a todos lados. 

— La mujer que estaba en la primera zona... — Lo dijo sin terminar de hablar, sin embargo el señor de edad comprendió a lo que se refería Hyungwon. Changkyun miró al viejo sin una expresión en específico y los otros dos se quedaron hablando atrás, totalmente ajenos a  lo que sucedía. 

— Ella- ella se fue hace un muy buen rato. — Mirándolo fijamente, Hyungwon supo que el señor de edad le mentía, su forma nerviosa de hablar y hasta la manera en que evitaba verle a la cara se lo decía; además, estaba seguro que hace veinte minutos atrás ella aún se encontraba ahí. 

Hyungwon suspiró cansado. 

— ¿Viene seguido? — Lo preguntó dándole otra oportunidad y él anciano vio que el alto delgado ya se veía aún más atemorizante que antes. 

Mucho más.

— Solía venir con su padre seguido, pero es la primera vez que la veo después de un tiempo. — dijo él, y la preocupación, una genuina, se vio reflejada en su rostro. — Por favor, es una buena chica. —Entendía lo que le estaba pidiendo con esa voz temblorosa, sin embargo, no tenía intención de hacer nada más que saber. 

Cuando intentaba decirle al viejo de guardar silencio sobre todo, escuchó a una mujer gritar afuera, todos los hombres dentro se alarmaron, pero más Hyungwon que había sabido reconocer esa voz. Sin dudar un segundo dio varias zancadas hacia afuera y empujó la puerta de cristal mirando a un lado y al otro, hallando en el último a la mujer de cabello negro ser sostenida desde los brazos por un hombre alto de cabello castaño. 

— Wonhee, tienes que escucharme. — Dijo él rogándole, mientras la sostenía con fuerza; ella frunció el rostro por el dolor. — Tenemos que volver, fui un tonto. Me equivoqué. No podemos terminar así, sólo escúchame. 

— ¡Suéltame! ¡Dejame ir! — Gritó ella de vuelta e intentó zafarse de su agarre. 

— Vamonos jefe, no es nuestro problema.  — Changkyun dijo lo evidente y fue en dirección a su auto;sin embargo, cuando Hyungwon dio un paso, lo dio en dirección a la pareja que discutía sin cesar.

— Suficiente, sueltala. — Dijo tomando el brazo del sujeto y mirándolo directamente al rostro, el tipo se impresionó de verlo llegar como un tornado, pero no se inmutó más cuando se dio cuenta de que estaba interviniendo en su problema. 

— ¿Quién demonios eres tú? —Que le hubiese preguntado algo igual no tenía interés, no cuando él seguía aferrado a ella de esa manera que lastimaba sus delicados brazos. 

Apretó más el agarre sobre los de él para que supiera lo que se sentía. 

— Sueltala ¿O es que hablo otro idioma? Tú, hijo de puta.— Lo repitió con voz más profunda, más impaciente, más cabreado que antes. Él se alejó un paso atrás y sin perder tiempo Hyungwon se hizo frente a ella, hasta el momento no la veía al rostro, pero sin duda se imaginaba la expresión que tendría; asustada, como aquella vez en el tren. 

— ¿Quién es él, Wonhee? — Le reclamó con descaro.— Es por eso que no querías volver ¿no es así? ¡Por eso te niegas a acostarte conmigo! ¡Es él, el de tu pintura! — Ella no dijo nada, más sin embargo Hyungwon ya comenzaba a perder la paciencia, una que por cierto no manejaba seguido.

— Ey, Hyungwon ¿Necesitas algo? — Hyunwoo le habló desde su posición y el tipo quien tenía su mirada resentida fija en el hombre alto de cabello negro, se dio cuenta de inmediato que no estaban solos; incluso si pensaba que podía hacerle frente a Hyungwon por sí mismo, jamás podría contra otros tres que lucían igual o más atemorizantes. 

Sin pensarlo dos veces, se echó a correr.

Viéndolo huir como un cobarde, Hyungwon soltó el aire levantando una ceja y con un movimiento de la cabeza le indicó al resto de seguirlo; Changkyun fue primero en ir tras él, Jooheon corrió con la intención de que el muchacho no hiciera una tontería, mientras que Hyunwoo, quien tenía más recorrido de los tres, los siguió a paso relajado levantando su brazo y mostrándole un "O.k." 

Estando seguro de que se liberaría de ese sujeto, giró a ver a la mujer que yacía tras suyo de pie, la miró dándose cuenta que  tenía los ojos bien abiertos, el rostro lo tenía lleno de lágrimas y respiraba de manera irregular. — Oye, tú ¿Estás bien, mujer? — Se lo preguntó, pero aquello tenía una respuesta evidente. Su cabello negro se pegaba a su rostro, quiso apartarlo y así ver sus rostro que se le hacía incluso más lindo desde tan cerca, pero no pudo hacerlo porque ella saltó a abrazarlo de la nada. 

Hyungwon se quejó por la fuerza del impacto del cuerpo de la mujer contra el suyo, sus delicados brazos lo rodearon enteramente y la escuchó sollozar, con cada sollozo sentía el cuerpo femenino convulsionar y apretarlo incluso más. Sin dudar el hombre regresó el abrazo, pasó su mano que era enorme por la cabellera negra sedosa y dio un beso en su cabeza esperando que se calmara. 

— Tranquila, ya estoy aquí. 

Le dijo sin saber por qué exactamente.... 

__________________

Hola mis queridos amigos y amigas.

Aquí está un nuevo capítulo de esta interesante historia, espero que les guste y que lo disfruten tanto como yo disfruté escribiéndolo. Recuerden que pueden dejar sus dudas en los comentarios, tablero de mensaje o por inbox, yo estaré atenta a responderles lo más pronto posible.

Las y los amo un monton. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top