Capítulo 2
Wonhee selló la última caja con un pesar increíble, su corazón dolía un montón porque por más que quiso tener esperanzas en que las cosas mejorarían, al final de todo, su padre acabó falleciendo. Él siempre fue un hombre recto, muy especial y bastante carismático, era de los que solía ayudar a quien sea que lo necesitara sin importarle mucho si eso lo perjudicaba o no, no importaba qué fuera, él habría sido capaz de sacrificarse por los demás si eso era necesario; Wonhee lo admiraba más que a nadie en el mundo, era su padre, el único sobre la tierra que la comprendía, su mejor amigo, su héroe, su confidente y a quien más amaba ¿qué podría hacer sin él? No le importaba nada más en ese instante que el poder tener a su padre sano y a su lado, lo extrañaba demasiado, lo extrañaba a muerte, y no podía creer que no pudiera tocarlo y mucho menos hablarle nunca más.
La mujer de cabello negro se frotó los ojos con el dorso de la mano y sorbió la nariz totalmente desolada, sus pulmones le exigieron aire y cayó en el suelo derrotada; cuando su padre enfermó, no se imaginó que llegaría el día en que tendría que despedirlo de esa manera, no estaba lista y aún no podía creer lo que le estaba pasando.
No aceptaba que ahora se encontraba sola en el mundo.
Su amiga Yeojoo, que iba saliendo de la habitación principal de la casa con algunas cosas de su padre, la vio tirada en el suelo agarrándose el pecho llena de dolor, su vestido negro fúnebre y sus medias blancas hacían contraste con su piel pálida, y su llanto prácticamente no salía; sólo sentía ahogarse en el dolor debido al golpe de la realidad, las lágrimas salieron sin control alguno, así que Yeojoo dejó olvidada la caja que llevaba entre manos para correr donde se encontraba.
— Wonhee, lo siento tanto. Mi pequeña Wonhee. — La abrazó entre el llanto con el afán de consolarla, de calmar aunque sea un poco su dolor, pero la mujer de cabello negro corto soltó un lastimero grito porque realmente no podía soportarlo.
No más.
⚝⚝⚝
— ¿Dónde quieres que ponga esta mercancía, noona? — Wonhee despegó la mirada de las facturas y vio al chico que llevaba varias cajas con diferentes productos para vender; soltando un suspiro miró hacia dentro de la bodega y se animó a preguntar.
— ¿Puedo pagar por esta mercancía la próxima semana, Jinyoung? — El hombre de cabello negro negó con la cabeza apenado.
— Creo que no, noona. Lo que dijeron fue cobrar y dejar la mercancía, si no, tendré que regresarla de inmediato. Lo siento mucho.
La mujer de cabello negro soltó un lánguido suspiro analizando todo.
Necesitaba esa mercancía porque la tienda debía seguir en funcionamiento, incluso si eso significaba que tuviera que invertir todo el dinero que quedaba en su haber; asintió para que el joven hombre terminara de guardar los productos y por su mente nada más cruzó un "Tienes que trabajar más duro si quieres cubrir algún otro gasto este mes"
Trabajar más duro.
Su padre siempre le enseñó que el trabajo duro daba sus frutos a futuro, creyó que así era porque, hombre, su padre fue un terco que constantemente iba de un lado a otro sin detenerse ni un momento, siempre trabajando y cuidando de ella hasta en lo más mínimo, lo hizo desde el momento en que perdió a su madre estando muy pequeña; Wonhee no recordaba el momento exacto en el que ella falleció, pero su padre todo el tiempo hablaba de su madre como un tesoro invaluable y la quería gracias a que él la valoraba de una manera muy especial, así mismo, él la valoró y cuidó al ser el fruto de ese amor inconmensurable, siempre preocupado de que tuviera lo necesario y nunca le faltara nada. Lo admiraba mucho, tantísimo, que a veces se lamentaba al ser consciente de que buscaba en los hombres con los que salía, algún tipo de rastro que se le hiciera semejante al hombre que la crió siendo un padre soltero.
Su propio novio se lo había reclamado ya muchas veces antes.
No quería ser mezquina de ninguna manera, claro que no, pero era muy cierto que creció siempre viendo los esfuerzos de su padre por hacerla feliz y eso lo valoraba mucho más que a cualquier cosa en el mundo.
— Noona, he acomodado todo en la bodega para que no hagas ningún esfuerzo. — El joven quitó su gorra verde, se arregló el cabello desde atrás y sonrió nervioso; mientras tanto, Wonhee regresó de su profunda reflexión y sonrió agradecida de que el chico fuese tan amable.
— Gracias, Jinyoung-ah. Es muy amable de tu parte. A veces es difícil correr toda la mercancía yo sola.— Sonriendo le agradeció de nuevo y extendió el dinero junto a la factura para recibir el sello correspondiente; él presentaba algunas vetas de sonrojo en las mejillas y sonrió mientras sellaba la factura.
Sintiéndose con el corazón a mil, se lanzó de lleno a preguntar lo que quería preguntar desde hace algún tiempo.
— Noona, me preguntaba si te gustaría salir al cine en algún momento... O-o a comer algo, cualquier cosa que quieras... — Escuchándolo con atención se asombró de recibir tal proposición de él que era joven y muy atractivo.
Wonhee estaba muy apenada y asombrada.
— Oh... — Pensó bien sus palabras y al final optó por las más sencillas posibles, que hicieran que él entendiera su punto. — Lo siento, Jinyoung-ah, salgo con alguien ya. Estoy muy agradecida que hayas tenido en cuenta a esta Noona para salir, de verdad gracias, pero no puedo aceptar tu invitación.
Él chico se vio un poco decepcionado por su respuesta, más sin embargo, eso no fue suficiente para que su sonrisa se difuminara de su rostro.
— ¿Y cómo no voy a fijarme en ti, noona? Si eres lindisima, eres la mujer más hermosa que he visto. — Las palabras eran sinceras, muy sinceras y Wonhee supo apreciar eso de su parte; más no fue feliz del todo al escucharlo. Despidiéndose de él con una reverencia cortés, se quedó sola tras la caja pensando en las palabras del joven y aprovechó ello para tomar su teléfono, buscó entre sus contactos e hizo la llamada que necesitaba hacer.
— Wonhee ¿Qué sucede ahora?— La esperanza de sentirse comprendida y la emoción que pudo haber sentido en un principio al imaginarse de que tal vez él quisiera escuchar su voz, supo desaparecer casi por completo una vez escuchó aquél tono distante al otro lado del teléfono. Era complicado, amaba a su novio lo suficiente como para soportar ciertas actitudes de su parte, pero últimamente las peleas y los disgustos resultaban ser mucho mayores que cualquier excusa que usara para mantenerse viva la relación.
¿Hace cuánto no le decía que era linda? Honestamente ¿Siquiera alguna vez fue linda para él? Ahora sólo tenía la sensación de que los besos eran unos cansados, y las caricias débiles y distantes. Hasta el momento sólo suponía por qué podría ser, pero no quería aceptarlo, no quería verlo de esa manera; aún guardaba la esperanza de que su novio no le haría daño de ninguna otra forma, que él la valoraría tanto como su padre hizo con su madre.
Sólo excusas para no ver la realidad.
— Hola, mi amor ¿Cómo has estado hoy? — intentó ser dulce por los dos, pero un pesado y brusco suspiro la hizo arrepentirse casi al instante.
— Estoy muy ocupado, Wonhee. ¿Por qué estás llamando? ¿Sucede algo con la tienda? ¿Qué demonios es ahora?
Los ojos de Wonhee picaron y creyó que rompería en llanto debido a su hostilidad.
— Lo siento, no debí molestarte. — Se tragó sus palabras, lo hizo incluso cuando quería decirle lo muy imbécil que estaba siendo en ese momento, sin atreverse a culparlo más se mordió la lengua y se dispuso a disculparse por haber interrumpido el trabajo de su novio.
— Wonhee. — Atendió de nuevo antes de colgar, tomando aire soltó un sonido desde su garganta indicándole que le prestaba atención y él continuó. — Terminemos. — dijo sin ninguna vacilación — Quiero terminar, estoy cansado de todo esto. Es absurdo.
Ella se quedó sin aire de sólo escuchar lo que él decía tan fácilmente.
— Pero, por- ¿por qué, Yejun? — El corazón le martillaba en los oídos y el sentimiento de querer romper a llorar se hizo incluso más intenso que antes, estaba tan desorientada que no supo qué más hacer que aferrarse al teléfono en su oreja, esperando por el momento en que su novio dijera que estaba bromeando.
Por favor que así fuera.
— Mierda ¿Quién en el mundo seguiría con una mujer con la que no puede tener sexo? — Le lanzó él sin ningún escrúpulo y el corazón de la mujer se rompió por completo al escuchar esas palabras — ¿Cómo en los cielos, Wonhee? No hay nada de normal en no poder tocar a la persona con la que sales ¿Cómo diablos quieres que siga aferrado a ti? Dime.
Al final si era lo que pensaba.
Dolía mucho tener que pensar en que en serio su relación se vio afectada por su incapacidad de tener sexo con nadie; no era su culpa, tampoco era culpa de él, solamente le temía demasiado al mismo acto, se sentía vulnerable y sólo sabía que no podía hacerlo de ningún modo. Estaba bien con algunos besos y caricias que le eran fáciles de tolerar, pero cuando los mismos cobraban una connotación diferente, lo primero que hacía con ligereza era huir de ello, evitarlo porque le aterraba lo suficiente como para echarse a correr.
¿Qué estaba mal en ella? En serio.
No sabía, no tenía idea, pero lo que si tenía muy presente era el dolor y la decepción de saber que su novio, el hombre en quien confiaba, no la comprendiera ni siquiera un poco en su dolor.
— Yejun, esto es... ¿Por qué lo haces? tú... lo sabes, sabes por qué.
— No quiero estar con una mujer a la que no puedo tocar, Wonhee, ya te lo dije. No voy a desperdiciar mi tiempo en algo que está totalmente perdido. ¿Qué hombre te querría si no puedes hacer lo que una mujer debe estar dispuesta hacer para un hombre? Ya deja de soñar.
Wonhee sintió enojo al escucharlo ser tan frio y desconsiderado con su sentir.
— ¿Tan malo fue para ti? — Lo preguntó con genuino interés, las lágrimas salieron y se pasó la mano por el cabello negro barriendolo hacía atrás; lo único que sentía era dolor. — Dímelo ¿tan malo fue, Yejun?
— Mejor dime tú a mí ¿¡Qué demonios más tengo que hacer!? — Él ya estaba falto de paciencia —¿Cuánto más tengo que esperar para que estés lista? o ¿Quizá tienes a algún otro? ¡Claro, eso debe ser!
Wonhee abrió los ojos altamente sorprendida de su deducción sin sentido.
— ¿Cómo puedes decir eso? No tengo a nadie más que a ti, Yejun. — Ella se movió por el recibidor y sorbió la nariz sintiéndose aún peor.
— ¿Crees que soy un tonto? — Le refutó — ¿Piensas que no te he escuchado hablar con Yeojoo sobre ese maldito miserable al que tanto admiras? — Él bufó totalmente enojado — Yak, Lee Wonhee, sé sincera conmigo y ya dime ¿Quién es él? ¡Incluso lo dibujas, lo he visto!
Ella palideció una vez recibió esa pregunta, no supo que responder exactamente y sólo ignoró cualquier cosa que Yejun quisiera saber sobre él; al final, tampoco había nada que pudiera decir si ni sabía su nombre, edad o dónde vivía.
No sabía nada de él.
Nada.
— Yo- yo... Yo sólo tengo miedo ¿Por qué es tan necesario para tí? El sexo no es importante si hay amor y yo te amo, Yejun ¿Por qué?
Él se quedó en silencio por varios segundos y sólo al final se escuchó un certero suspiro.
— No quiero estar con una mujer que satisface a cualquier sujeto, menos a mi. No vuelvas a llamarme. — La llamada se cortó y con la acción la respiración de Wonhee también se detuvo, sintió una opresión en el pecho demasiado angustiante y ahí de nuevo se rompió.
Se sentía tan sola y humillada...
⚝⚝⚝
— Ese inútil bastardo no sabe lo que dice ni lo que hace. Maldita sea, quiero cortarle todo su asqueroso pene y ver a quién va a cogerse después con esos aires de superioridad. Maldito, desgraciado sin corazón. — Wonhee se secó las lágrimas y bebió un largo sorbo de su lata de cerveza, cerró los ojos y golpeó su pecho al sentir algo grande atascado, era enorme y dolía mucho. — Tranquila. — Su amiga le frotó la espalda, así que hipó en el momento en que terminó de beber; tenía la nariz roja al igual que el contorno de los ojos.
Era un mar de lágrimas.
— Él - Él dijo que - que no quería estar con- con una mujer con la que no puede tener sexo, Yeojoo ¿Qué voy a hacer?
La mujer de cabello negro largo suspiró totalmente frustrada con la situación, pero ni por un segundo la culpó de absolutamente nada; Sabía lo que vivía su amiga a diario, la comprensión del idiota era lo único que necesitaba.
— ¿Es acaso eso importante? — Ella lo soltó en un tono profundo y señaló ofuscada la pequeña sala del departamento de Wonhee — ¿Quién en esta vida vive sólo de sexo? Aigoo, Se necesita más que eso para tener una relación saludable, gosh!
— Cortaré mi cabello.
Yeojoo palideció al instante.
— Yak! ¿Cortarás tu cabello cada vez que un hombre te deja porque no tienen sexo? Heol! Deja de decir tonterías, terminarás calva de aquí a mañana.
— No puedo creer que me haya terminado por algo así, Yeojoo, confié en él y le conté sobre mí; de verdad pensé que funcionaria esta vez. — Soltó un suspiro lastimero y estando segura de las razones adicionales para que su novio la dejara tan de repente, habló aceptando que así era. — Es porque soy fea, soy horrible y de paso no puedo tener sexo con nadie, Yeojoo.
— Wonhee, amiga, no trates de entender nada sobre los hombres. Ese idiota sólo te quería por tu cuerpo, es un sucio bastardo. Lo mejor que puedes hacer ahora es dejar de llorar — Yeojoo le tomó el rostro y limpió sus lágrimas con los dedos pulgares. — Vas a dejar de llorar, dejarás de pensar que ese lindo rostro es feo y fijarás tus fuerzas en tu carrera, la tienda y nada más. — Llorando ella asintió. — Todo sería mejor si los hombres fueran diferentes. Son un desperdicio total de aire, así que no te preocupes por ellos.
Algo igual a un cálido recuerdo llegó a la memoria de Wonhee.
— Él es diferente... — Sorbiendo la nariz miró a un punto fijo en la sala, bebió de su cerveza y agachó la mirada recordando al hombre alto de indescriptible atractivo que vio en tan sólo un par de ocasiones.
— ¿El príncipe misterioso? — Así lo nombró Wonhee. Su mente olvidó el dolor de manera fugaz en el momento en que lo recordó y abrió paso a la calidez que sintió en aquellos momentos claves en su vida.
Era muy difícil de explicar todavía lo que le sucedía con él.
Fue aterrador al principio, de camino a la universidad de artes un sujeto extraño la acosó y tocó de una manera desagradable, la cual aún le causaba náuseas cuando lo recordaba, pero aquél príncipe apareció como una galante caballero entre tanta gente, confrontó al pervertido y lo alejó con sólo su mirada.
¿Cómo no saldría huyendo?
Él en serio causaba miedo, era un tipo de intimidación embriagante, penumbrosa y exorbitante que no le era fácil de describir con exactitud, sólo supo que su corazón latió desembocado una vez lo vio directo a los ojos y que las palabras no salieron con la facilidad que hubiese deseado; al final se obligó a sí misma a decirle 'gracias', pero en seguida él se zafó regresando a su lugar sin tan siquiera verla otra vez. Se sintió sola e indefensa, por supuesto, pero aún así mantuvo presente en su mente lo mucho que hizo él en el momento en que decidió hacer lo que muchos pudieron, pero que nadie más se atrevió a hacer.
Y cuando creyó que jamás lo volvería a ver, apareció en la tienda como si nada.
Tenía hombros anchos, era tan alto que se sentía intimidada cada que se acercaba y su cabello negro largo le daba un atractivo maravilloso; aunque no podía decir lo mismo de su camisa de flores naranja. Sonrió al recordarlo, él poseía ese toque amenazante que la hacía sentir temerosa, pero aún con todo y eso, seguía defendiendo la idea de que aquél hombre misterioso tenía algo tierno y dócil que lo hacía ser ese príncipe brillante con el que alguna vez soñó.
Suspiró ilusionada sin darse cuenta.
De cerca el hombre de cabello negro largo era incluso más atractivo, más enigmático y fascinante, Wonhee se perdió totalmente en sus labios gruesos, en su mirada e incluso su fragancia a cigarrillo y algo más; en el momento en que sus miradas se cruzaron fue cuando se perdió por completo, quiso decirle tantas cosas, preguntar su nombre, él por qué la ayudó y mucho más, pero en su lugar el regresó a sus asuntos y terminó por perder la oportunidad de hacer cualquier cosa que estuviera pensando. Viéndolo desde el recibidor confirmó que él le atraía demasiado, se sintió avergonzada incluso de pensar que quería acercarse mucho más, pero fue así, odió el recibidor porque la separaba demasiado.
Cuando fue el momento de recibir el pago de los productos pensó en hacerle un descuento en son de agradecimiento, más sin embargo él se negó totalmente, por más que insistió en decirle que era en agradecimiento él simplemente deslizó el dinero sobre el recibidor, tomó sus cosas y salió sin decir nada en específico; nunca sintió una desesperación más grande que esa. No estaba bien de su mente, quizá, creía amar a su novio lo suficiente, pero de manera extraña no pensó en él ni una sola vez y sin dudarlo dos veces prácticamente le rogó a aquél extraño que regresara...
De eso ya hacía 4 meses.
Nunca más volvió a ver al príncipe de mirada enigmática y voz tenue.
Luego de ese encuentro soñó con él noche tras noche sin falta, su mente divagaba constantemente en la clase de hombre que sería, su nombre, edad, su tipo de trabajo, su forma de vida, sus gustos; Wonhee nunca tuvo un interés desmedido en cuanto a hombres, es decir, si se daba la oportunidad de estar con una buena persona que le correspondiera se sentía satisfecha, compartirían y daría lo mejor de ella para que funcionase la relación, más sin embargo no entendía qué le pasaba con aquel hombre de mirada penetrante. Cuando soñar y divagar sobre él ya no le fue suficiente, comenzó a plasmarlo en sus bosquejos, sus pinturas e incluso escribía en su diario sobre un príncipe que era tan oscuro como brillante, además de eso se atrevió a decirle a su amiga de toda la vida lo que pensaba sobre él, dejándola de una pieza.
Recapacitando un poco sobre eso, tuvo que aceptarlo.
Si se ponía a pensarlo con calma, daría con el hecho de que después de ese encuentro su relación con Yejun comenzó a presentar los mayores problemas, las discusiones eran más grandes y la relación se enfrió por completo, aunque no lo aceptase; algo de razón tenía él de estar tan enfadado. No lo había engañado, no físicamente, no obstante sentía que si ese hombre hubiese aparecido de nuevo en cualquier momento, habría dejado todo con tal de ir con él y eso era demasiado aterrador.
Porque nunca pensó en nadie de esa manera tan intensa.
— Sería bueno si los hombres fueran más como él. — Susurró con la voz ronca de tanto llorar, limpió su nariz con el dorso de la mano y miró a su amiga. — Él es... — Sus ojos alumbraron al tiempo en que iba rememorando cada detalle que lo componían. —Es tan alto, Yeojoo. Es muy atractivo, y aunque es delgado, se ve fuerte y varonil.
— Cuéntame más, ya no debes temer a decir todos los detalles. Anda, dime. — Su amiga se acercó fascinada; a ella desde un principio le interesó mucho la manera en la que hablaba de aquel hombre, y sinceramente no le importaba hasta exagerar una que otra cosa, sólo con tal de mostrar lo tan diferente y maravilloso que él era ante sus ojos.
— Él es así de alto. — Elevó su mano libre sobre su cabeza tanto como pudo, recordando lo tan alto que era. — Sus ojos son enormes y tienen algo...No sé cómo explicarlo...
— ¿Atrayente? ¿Sexy?
— ¡Sí, sexy! — Wonhee rio y Yeojoo la acompañó. — Él es demasiado sexy cuando mira como algo así. — Hizo un intento de imitación y Yeojoo soltó a reír incrédula.
— ¿Cómo puedes hacer eso justo ahora, Wonhee? Debería golpearte.
— No miento, él era demasiado... Misterioso. No lo sé, era increíble. Su voz era profunda también — La miró y sonrió al punto de parecer tierna con la nariz aún roja y congestionada — Cada vez que habla te hace sentir cosas aquí. — Señalando ampliamente su estómago, se removió sintiendo como una sensación de calor se alojaba en su parte baja del vientre de sólo recordar esa voz masculina tan sensual.
¿No era una locura?
Por supuesto que lo era.
Nunca pensó que un hombre podría ser exactamente "sensual", atractivo tal vez, pero ¿sensual? Wonhee no comprendía qué sucedía con su mente y su cuerpo entero cada que recordaba los detalles que componían a ese príncipe de sus sueños, pero en cuestión de segundos se vio estando incomoda porque su ropa interior se sentía húmeda.
— Aish, tengo envidia. — La mujer de cabello largo abrió otra lata de cerveza y dio un sorbo arrugando el rostro. — Me gustaría poder encontrar también un hombre que me salve de todo y me haga sentir bien. Ya sabes, como debería debería ser.
La sonrisa de Wonhee se difuminó al recordar lo más importante.
— Quizá él también quiera una mujer que se adapte a sus gustos. Yeojoo, él era demasiado atractivo — Suspiró sintiéndose penumbrosa de nuevo. — No estoy segura de que le gusten las mujeres como yo, sólo mírame Yeojoo, debo parecerle horrible. Él ni siquiera volvió.
— Por Dios, no te castigues de esa manera. Mira que él puede estar, no sé, demasiado ocupado con su trabajo o algo así ¿no? Ten más fe en ti. — Pero para Wonhee eso no era suficiente para apaciguar su inseguridad y ansiedad respecto a su príncipe.
— ¿Y cómo si no puedo tener sexo, Yeojoo? — Lo preguntó llorando de nuevo. — Incluso si le gustara, estoy segura de que cuando él quiera algo más de mí no podré hacerlo y él saldrá huyendo como todos los demás. — Usó su brazo para limpiarse el rostro, sollozó desconsolada y Yeojoo mostró compasión en su máxima expresión.
— Ya verás cómo ese príncipe misterioso aparecerá y te hará la mujer más feliz, Wonhee, y si es igual a los demás, entonces estoy dispuesta a golpearlo por ti. No te preocupes por eso, tú eres muy bonita y definitivamente mereces ser feliz también.
Wonhee no lo creía del todo, pero sí deseaba poder tener la oportunidad de ver a su príncipe al menos una vez más.
⚝⚝⚝
Saliendo de la universidad, Wonhee bajó por la acera arreglando su abrigo color caramelo, lo ajustó y continuó caminando acomodando en su hombro la pequeña maleta en la que llevaba su cámara y algunas fotos recién reveladas. Al cruzar la esquina se detuvo abruptamente, los ojos de Wonhee no podían creer lo que veían y retrocedió un paso totalmente aturdida.
— Yejun... — Miró a la mujer que iba a su lado, era una linda mujer de cabello largo castaño que la miraba curiosa.
— ¿Sucede algo, Yejun? — El hombre aclaró la garganta, evitó verla a los ojos, y tomando el brazo de la delgada mujer continuó pasando por su lado ignorándola y pretendiendo que no le conocía de nada. El aire se le atascó en el pecho, intentó respirar con normalidad un par de veces, pero era como si le fuera imposible.
Todo le dolía.
Sin hacer mayor cosa siguió caminando por la acera derrotada; viéndolo bien, aquella mujer era mucho más bonita, más alta, más delgada y quizá ella si le daba a su ex novio lo que nunca podría haberle dado. Sentándose a esperar el autobús dejó que un par de lágrimas se le escaparan porque, aunque no era su culpa, aún así se sentía miserable de no poder hacer lo que cualquier persona normal haría; en su mente ella era la única culpable de que ninguna de sus relaciones dieran frutos.
Eso, añadido al hecho del fallecimiento de su padre, las deudas con el hospital debido a lo mismo, los problemas para mantener su carrera, la tienda y lo difícil que estaba siendo a manejar todo; Wonhee se sentía demasiado desolada, muy poco comprendida, y lo único que buscaba en ese instante era un alto, un instante de paz, ocultarse de todos y todo, no soportaba más su vida y el sentimiento comenzaba a hacerse más fuerte cada vez.
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¡Hola a todos!
Aquí les dejo un nuevo capítulo de esta interesante historia. Recuerden que si tienen alguna duda pueden dejarlas en los cometarios, tablero o en la bandeja de mensajes, que yo estaré atenta a responderles lo más pronto posible. Los y las amo mucho.
¡Gracias!
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